Imágenes de páginas
PDF
EPUB

de 30.000 escudos. Están allí los sepulcros de los Reyes Don Alonso VII y su hijo D. Sancho, D. Sancho el Bravo y el Infante D. Pedro, hijo de D. Alonso X. Como el coro se había trasladado al centro de la iglesia, segun la moda poco ántes introducida, costeó la magnífica sillería inferior, en que Felipe Borgoña talló escenas de la reciente conquista de Granada. En un costado de la capilla mozárabe, tambien obra suya, está pintado el asalto de Oran, más bien de un modo alegórico que histórico. Las obras de la capilla mayor se concluyeron hácia el año 1496, y por el mismo tiempo emprendió y concluyó la del cláustro alto de la catedral, pues el inferior era obra de D. Pedro Tenorio. Hizo allí habitaciones para la Reina, con tribuna á la catedral para ésta, y capilla, donde le decía misa el mismo Arzobispo.

La catedral de la Seo de Zaragoza fué ampliada por Don Alonso de Aragon hácia el año 1490, alzando las naves y aumentándolas. Por desgracia, habiéndose hundido en 1470 uno de los pilares que sostenían el cimborio octógono, construido por el antipapa Luna á guisa de tiara, se estremeció todo el edificio, retrasándose las obras de ampliacion, que no se concluyeron hasta el año 1550, por la munificencia del Arzobispo D. Fernando de Aragon.

Por el mismo tiempo se emprendieron las obras de las catedrales nuevas de Salamanca y Segovia, gemelas, por haberlas dirigido el mismo arquitecto Juan Gil de Hontañon, y ser muy parecidas en su planta y arquitectura. La de Segovia padecía mucho por su proximidad al alcázar, siendo á cada paso ocupada militarmente; por lo que, y á fin de hacerla más grandiosa y próxima al centro de la ciudad, se ideó construirla donde hoy está. El proyecto de la nueva obra comenzó hácia el año 1510, pero la ejecucion en 1522.

La de Salamanca se proyectaba desde 1508, en cuya fecha estando allí D. Fernando el Católico, aprobó los buenos deseos del Obispo y cabildo de hacer nueva y más grandiosa catedral, conservando la antigua; gran honra para aquel cabil

tos, al frente de un ejército que acaudillaba con más valor que pericia. Estaba enterrado con un pontifical riquísimo. Cisneros tomó y usó la preciosa mitra de aquel Prelado, que luego devolvió á su Iglesia

do, que no destruyó lo viejo para hacer lo nuevo, y enseñó á la posteridad á edificar sin destruir. Púsose la primera piedra en 12 de Mayo de 1513, segun consta de la piedra que hay en un ángulo de la fachada principal ó inferior. El arquitecto Juan Gil, que dirigia la construccion de estas dos cate-. drales, tenía á su cargo al mismo tiempo la del cimborio de la catedral de Sevilla, y otras restauraciones no ménos importantes.

Por aquel mismo tiempo se concluyó tambien la catedral de Palencia, ampliada considerablemente, y muy parecida á las de Salamanca y Segovia, aunque mayor que ellas y de gusto gótico más puro. Todavía los arquitectos Egas, Hontañon, Covarrubias, Alonso, Campero, y otros, que trabajaron en estas obras, se mostraron partidarios de las buenas tradiciones antiguas y del estilo gótico ú ojival, siquiera éste fuera ya algun tanto degenerado y de cuarta clase.

Tambien era de la misma escuela Francisco de Colonia, arquitecto de la catedral de Búrgos desde 1511, y que en ella hizo varias obras por aquel tiempo. En 1540 fué llamado á inspeccionar la nueva catedral de Astorga, coetánea de las anteriores. Hablar de las muchas obras que por entonces se hicieron en casi todas nuestras catedrales, llevaría muy lejos nuestro propósito, que sólo es dar una idea muy ligera de lo mucho que por entonces se hizo.

La conquista de Granada, restauracion de sus antiguas catedras episcopales y creacion de nuevas colegiatas, hizo que por allí se construyesen tambien por entonces no pocos y buenos edificios religiosos.

La de Málaga comenzó á edificarse en 1522, y se atribuye á Diego de Siloe, que se halla citado en las construcciones de aquel país por entónces. De por el mismo tiempo son las colegiatas de Ronda y Antequera. La de Granada, que estaba en una mezquita, no principió hasta el 15 de Marzo de 1529, bajo la direccion del citado Siloe, y no se concluyó hasta fines de aquel siglo (1). El mismo hizo el precioso monasterio de San

(1) La catedral que hizo Talavera, y de que se habló en el §. 6.o era sólo de una nave y pequeña, por lo que en 1513 se trasladó á una mezquita antigua.

Jerónimo, que no concluyó hasta el año 1519, y al que se trasladaron más adelante los restos del Gran Capitan.

y

La catedral de Almería no se principió hasta el año 1524, duró su construccion hasta el de 1543. Por entonces se principió tambien la de Guadix, arruinada por un furioso terremoto en 1522.

Muchas de estas catedrales, y las obras que se hicieron durante las regencias de D. Fernando el Católico y Cisneros, estaban enriquecidas con preciosas vidrieras de colores, entre las cuales eran muy notables las que puso Cisneros en Toledo, no ménos que las de Sevilla, Leon, Búrgos y Avila, más antiguas. Las esculturas de altares y sillerías de coro por Felipe Vigarny (Borgoña), Berruguete, y otros escultores muy notables, son tambien de gran nombradía. Citarlas todas no es posible ni oportuno.

Los destrozos hechos en la catedral de Córdoba; la decadencia de la vidriería; la escultura picaresca y la sustitucion del gótico por el plateresco, son de época más posterior, y á que será preciso descender en otro capítulo. Pero si son de este tiempo las malhadadas traslaciones de coros al centro de las iglesias, punto tambien demasiado prolijo. Esta manía principió en el siglo XV, como queda dicho. Fué causa de ello en gran parte el aumento de personal y bienes, que por entónces tuvieron los cabildos, pues los prebendados no cabian en los antiguos reducidos presbiterios. Como por via de muestra se citará solamente lo ocurrido en Búrgos.

El cabildo pensó en hacer sillería nueva el año 1499. Construíase ésta por el año de 1507 y estaba concluida en 1512, en cuyo dia el cabildo dió al convento de San Agustin la vieja de limosna (1). El coro había estado hasta entónces como en todas partes, en el presbiterio ó capilla mayor. Cerrábase ésta de tal modo, que los fieles apénas podían ver los oficios por una mezquina puerta. La traslacion al centro de la nave real disgustó á los canónigos, en tales términos, que trece años despues mandaron hacer nuevo proyecto para volver al presbiterio. Hecho este en 1527 surgieron desavenencias sobre la

Historia del templo catedral de Burgos, por D. Manuel Martinez Sanz, Chantre de aquella Santa Iglesia: un tomo en 8.o, 1866.

TOMO V.

8

colocacion. Allanadas estaban ya las dificultades en 1534, cuando el Cardenal-Arzobispo tuvo el depravado gusto de aconsejar al cabildo se trasladase nuevamente á la nave central, como lo hizo en 1535, por desgracia.

Todavía el cabildo pugnó por volver á su debido sitio en 1550, pero los árbitros nombrados cometieron la torpeza de emprender las obras nuevas en la nave central, dejando una puerta posterior para entrar en el coro, y echando así á un lado la silla episcopal. Llevaban esto á mal los Arzobispos, y al cabo, en 1601, se cerró la puerta, colocando en aquel paraje, más digno, la silla episcopal.

Narraciones parecidas se pudieran hacer de discordias habidas en los cabildos con este motivo y por aquellos tiempos. Basta con este para formar idea.

[ocr errors]

CAPITULO VII.

ASUNTOS ECLESIASTICOS DURANTE LA REGENCIA

DE CISNEROS.

§. 39.

Segunda regencia de Cisneros en compañía del Dean de Lovaina.

Si no tenía cariño á Cisneros el Rey Católico, siempre le tuvo mucho respeto: salíale á recibir cuando venía á donde estaba la corte, y le acompañaba hasta la salida del pueblo cuando se marchaba. Achacoso de salud y escaso de recursos llegó el Rey á Madrigalejo, donde murió el dia 23 de Enero de 1516.

La noticia de la muerte le cogió á Cisneros en Alcalá. Como ya había sido Gobernador à la muerte del Rey D. Felipe, los Grandes y los del Consejo le instaron acudiese á Guadalupe, tanto más que los partidarios de disturbios pretendían que fuese Gobernador Adriano de Utrech, Dean de la catedral de Lovaina, que tenía poderes del Rey D. Cárlos como Embajador, y había sido maestro suyo. Era de carácter bondadoso, y esperaban dominarle como extranjero y poco conocedor de nuestras cosas. Repugnaba algo á los verdaderos españoles someterse á un extranjero, por bueno y autorizado que fuese. Los Consejeros de Estado manifestaron que por el testamento de Doña Isabel, D. Cárlos no podía gobernar en España hasta que tuviese veinte años, y por tanto que ménos podía nombrar Gobernador; mucho más cuando aquella y el difunto D. Fernando habían nombrado por Regente al Cardenal-Arzobispo de Toledo. Los aragoneses se negaban à reconocer por Rey á Don Cárlos en vida de su madre, aunque estuviese loca: el Consejo de Castilla opinaba lo mismo, y Cisneros llevó á mal que su hijo hubiese tomado prematuramente el título de Rey, en afrenta de su madre. Pero los flamencos allá en Bruselas y los cortesanos le principiaron á aclamar por Rey de España, al

« AnteriorContinuar »