Imágenes de páginas
PDF
EPUB

paso que se formaba un pequeño partido á favor del Infante D. Fernando, que había nacido en Alcalá de Henares, y por consiguiente era español (1). Cisneros, á vista de esto, hubo de sobreponerse á todo, y con su carácter enérgico y resuelto, principió á obrar y disponer desde luego sin vacilacion: por no romper con Adriano, se lo asoció al gobierno. En tal concepto trajo la corte á Madrid, y cuidando del decoro de la Reina viuda Doña Germana y del Infante D. Fernando, los aposentó en el alcázar, y él se retiró con el Dean de Lovaina á las casas de D. Pero Laso, donde vivió veinte meses con bastante estrechez y poca comodidad (2). Bien es verdad que nunca dejó de llevar el hábito de San Francisco, ni se olvidó de que lo llevaba.

Confirmó D. Carlos la gobernacion única de Cisneros, pero mandando que diese crédito y cumplimentara lo que por conducto de Adriano se le dijese.

La regencia de Cisneros, muy útil para España, no lo fué menos para la Iglesia, aunque el cuidado de los negocios seculares le dejaba poco tiempo para entender en los de aquella, y no pudo hacer más que continuar, sostener ó concluir las que tenía comenzadas anteriormente, y no fué poco.

Su secretario y sobrino Fr. Francisco Ruiz, Obispo de Avila, resumía lo que había hecho en pocos meses, diciendo que en tan poco tiempo apagó los tumultos de Málaga y otras partes de Andalucía; defendió á Navarra contra todo

(1) Cisneros le tuvo siempre por este motivo en su compañía y muy vigilado, pues temía que los díscolos tomasen de ahí pretexto para una guerra civil, como en tiempo de Enrique IV.

Además trabajó mucho para que los aragoneses reconociesen por Rey á D. Cárlos, pues no querían darle más que la lugartenencia en vida de su madre. Felipe II honró más á esta, pues al poner los escudos de ella y de Doña Isabel en los edificios de la hermosa sala del alcázar de Segovia, mandó que no se les pusieran de losange ó lisonja, sino de reinas propietarias, y así lo dice Garibay.

(2) La anecdotilla de que enseñó unas compañías de tropas y piezas de artillería, á los que le preguntaban con qué poderes gobernaría á España, está reñida con la historia y con los hechos. Podían habérselo preguntado en Guadalupe, mas no en Madrid. El cuadro de Manzano que representa esta tradicion vulgar y anecdótica, está lleno de impropieda→ des y anacronismos.

el poder del Rey de Francia; armó una buena escuadra contra los berberiscos; envió otra contra Barbaroja y los argelinos, la cual se perdió por mala direccion; defendió contra aquel corsario las plazas de Bugía y Melilla; socorrió á los portugueses de Arcilla, que estaban en grande apuro; levantó 33.000 hombres de guerra en Castilla, y los equipó y organizó con el nombre de gente de la ordenanza, y puso en Madrid dos compañías de arcabuceros y artilleros como milicia fija, y con sueldo del Estado (1). A pesar de todos estos necesarios gastos desempeñó el Tesoro, que estaba tan exhausto á la muerte de D. Fernando, que apenas hubo con hacerle el entierro (2). Remitió á Bruselas grandes sumas, que que de allí se le pedían; principió á reunir en Simancas los papeles del Estado, debiéndose á él esta gran idea y el principio de la ejecucion, é hizo que pasasen á Indias tres frailes jerónimos para examinar y fallar lealmente las causas y atropellos cometidos con Colon.

La construccion de la escuadra fué muy aplaudida por todos los católicos, y hasta por el Papa. Abandonadas completamente las atarazanas de Sevilla, mandó meter gente en ellas, y en poco tiempo hizo habilitar y tripular una escuadrilla de veinte galeras y barcos, bergantines y fustas, con los que se principió á perseguir á los corsarios. A poco de haber salido al mar tropezó esta escuadra, á la vuelta de Ibiza, con cinco galeotas turcas y varias fustas argelinas, que se trajo á Cartagena con 600 moros cautivos. Esta victoria hizo tanto eco, que por ella le felicitó el Papa Leon X, el cual tuvo siempre á Cisneros en el más alto aprecio (3).

El coronel Villalba derrotó completamente al mariscal de Navarra, que había entrado allí con ejército francés,, y le

(1) Hace esta recopilacion Alvar Gomez (lib. VI, fól. 36), al tenor de una carta del citado Obispo, y lo reproduce Quintanilla, pág. 256.

(2) Al llegar á Córdoba acompañaban el cadáver unos pocos criados, algunos de ellos aragoneses, y por tanto, mal vistos. Compadecidos algunos nobles y el Obispo, salieron con sus familias y criados á recibirle, y le acompañaron hasta Granada olvidando agravios y desdenes. El Obispo hizo que fueran á su costa cuarenta sobrinos suyos á caballo hasta aquella-ciudad.

(3) Véase en los apéndices la carta de Leon X,

trajo preso al castillo de Atienza : cogió presos tambien á otros caballeros navarros, acusados de traicion, y les demolió varios castillos.

§. 40.

Priorato de San Juan: reforma de abusos en las Ordenes militares.

Aunque la Corona se había apoderado de los Maestrazgos en administracion, quedaban todavía las encomiendas, que se disputaban los personajes políticos. Había tambien grandes prioratos de la Orden de San Juan en Aragon y Castilla. Al tiempo de morir el Rey estaba vacante la dignidad de Comendador mayor de Calatrava, por muerte de D. Gutierre de Padilla. Había grandes diferencias y empeños sobre su provision; pero Cisneros logró que se diera á D. Gonzalo de Guzman, Clavero y ayo del Infante D. Fernando. Un año despues fué preciso quitarle este cargo, por ser uno de los que fomentaban el partido del Infante D. Fernando, lisonjeando sus esperanzas, y llegando á tramar una conspiracion para llevársele á Aragon, donde le querían por Rey (1).

Pero fué mucho más grave el asunto del Priorato de San Juan. Poco antes de morir el Rey Católico había sido puesto en posesion de él D. Diego de Toledo, hijo del Duque de Alba, por nombramiento del Gran Maestre y recomendacion del Rey Católico. Pero D. Antonio de Zúñiga, hermano del Duque de Bejar, logró ser provisto por el Papa en aquel Priorato, y prévia renuncia de su tio. Habiendo acudido á la Rota ganó este pleito, mandando al Arzobispo-Gobernador le diera posesion. El Duque de Alba con su numerosa parentela decidieron acudir á las armas y meter la cuestion á barato. Reconvinoles Cisneros, y contestaron á su mensajero «que no estaban de

(1) Cazando en el Pardo, hicieron que se le apareciese un santo ermitaño algun bribon), que le profetizó sería Rey de España. La profecía salió falsa como casi todas las profecías políticas. Baracaldo decía en una de sus cartas, citada por Quintanilla, y aún se conserva, que los aragoneses le querían porque estaba criado á las tetas del Rey Católico.>

humor de servir al fraile.» No era hombre el fraile que en cuestiones de órden y de gobierno aguantase demasías ni de los Toledos. Envió al Conde de Andrade con buen golpe de gente de la ordenanza para que guardase á Consuegra, con órden de batir á la gente del Duque si se acercaba, y dió posesion á D. Antonio de Zúñiga. Avinose el Duque á tratar con el fraile: éste le enseñó las Bulas de Su Santidad y las Reales cédulas cuyo cumplimiento no podía eludir; y trató de tal modo al altivo Duque, que logró su amistad. Cisneros, por su parte, intercedió para que transigieran, como lo hicieron, partiéndose la renta, pues la devocion era por ésta.

Finalmente, sabiendo que las rentas maestrales de las otras Ordenes militares andaban perdidas y saqueadas, por la poca pericia económica de D. Fernando, y sus achaques en los tres últimos años de su vida, víctima de gran melancolía, hizo que le diesen cuentas, y halló que robaban todos los años 12.000 doblas, sin lo que por servicios de lanzas debían pagar los Comendadores, y no pagaban.

§. 41.

Coadjutoria de D. Felipe de Urries: cohecho ruidoso en aquella época de mercantilismo (1517).

Uno de los hechos más tristes y que caracterizan aquella época de venalidad y corrupcion, que contribuyó al protestantismo, fué el de las coadjutorías de Huesca. Al hablar de la venalidad de los destinos en aquella época aciaga, nuestros escritores claman contra las infamias de Xebrés y los flamencos, pero no tienen en cuenta que los españoles de entónces eran tan bajos y ruines como aquellos, pues en aquel mercado infame, tan iumorales eran los vendedores como los compradores, y aquellos no se hubieran echado á vender si los españoles no se hubiesen presentado á comprar. Es preciso decir la verdad de esta manera seca y desnuda, pues el hablar contra la corrupcion de los flamencos y callar las bajezas de los españoles, por un espíritu de mal entendido patriotismo, es adular á los vicios de nuestros compatriotas y hacer que éstos

continúen, no desenmascarándolos y presentándolos en toda su repugnante fealdad.

Una bandada de pretendientes españoles había ido á Bruselas á traficar con su honra y con su patria. Había allí no solamente nobles castellanos, hidalgos y titulos, sino tambien juristas aragoneses de sangre israelita y catalanes traficantes en privilegios y arbitristas. Los castellanos estaban furiosos contra los aragoneses. A cada destino que se daba á los de un país bramaban de coraje los otros. En España, además de Adriano, Embajador y Plenipotenciario del Rey, por decirlo así, había venido Laxao para hacer negocios, pues se quejaban en Bruselas de que Adriano por debilidad de carácter estaba supeditado por Cisneros. Pero el Rey siempre reconoció á éste como único Gobernador, y así le escribía.

A su vez Cisneros tenía en Bruselas por agente y representante suyo á D. Diego Lopez de Ayala, canónigo y provisor de Toledo. La correspondencia de Cisneros y sus secretarios con éste, que se conserva en la universidad de Madrid, descubre muchas miserias de los cortesanos (1).

Un suceso ruidoso y complicado sobre la administracion del obispado de Huesca revela el carácter y bajeza de los sórdidos manejos de aquel tiempo. Era Obispo de Huesca D. Juan de Aragon y Navarra, hijo del desgraciado Principe de Viana, Prelado generoso y de grandes alientos. La catedral de Huesca le debió su conclusion. En 1488 hizo imprimir el Misal diocesano; dotó las cátedras de la universidad, y dejó memoria de otros muchos beneficios hechos en su obispado.

Su prelacía fué larga (1484-1526), pues entró á ser Obispo á la edad de 27 años. Los ambiciosos que deseaban ser Obispos llevaban á mal que no se muriese, aunque sólo tenía 54 años. El Preboste de la catedral, D. Felipe de Urries, valiéndose de la proteccion de su pariente D. Hugo de Urries, secretario del Emperador, y uno de los españoles que traficaban en Bruselas, engañó al Papa Leon X, ó por mejor decir á sus cu

(1) Véase el tomo de cartas autógrafas de Cisneros, publicado por el autor de esta historia, en compañía de D. Pascual Gayangos y por cuenta del Gobierno. Hay otro tomo sin publicar que revela aún mayores miserias.

« AnteriorContinuar »