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Varios judíos encubiertos de la Guardia, del Quintanar y Tembleque se pusieron de acuerdo para hacer un hechizo, con el cual debían hacer morir á los inquisidores y muchos cristianos nuevos. Esto acredita lo grosero de su ignorancia y fanatismo. Uno de ellos, llamado Juan Franco, carretero de la Guardia, logró robar á un pobre niño, cuya madre, ciega, pedía limosna en la puerta del Perdon de la catedral de Toledo. En viernes 31 de Marzo de 1491 concurrieron á su martirio once conversos de varios pueblos de la Mancha, repartiéndose los papeles para crucificarle, como sus antepasados hicieron con Cristo. Hizo de Pilatos Hernando de Ribera, vecino de Tembleque, contador del Priorato de San Juan. En una profunda cueva le azotaron cruelmente y le clavaron en una alta cruz. Uno de los más hipócritas y sanguinarios, llamado Benito García de las Mesuras le sacó el corazon, estando aún vivo. Con este horrible despojo, puesto en sal, y con una hostia consagrada, que compró á un sacristan necesitado, marchó el malvado Mesuras para Zamora, en donde un célebre rabino debía hacer el específico supersticioso con aquellos ingredientes. Al verle en la catedral de Avila orando con gran recogimiento, y leyendo fervorosamente en un devocionario, nadie le creyera sino un fervoroso católico y cristiano viejo. El resplandor que salía del libro en que guardaba la forma consagrada le hizo notable. La Inquisicion trató de indagar aquello; turbóse y quedó descubierto el crímen, que pagaron en público cadalso él y sus cómplices. Libróse por entonces con buenas recomendaciones el contador Ribera, pero cogido más adelante en otros actos de supersticioso fanatismo, pagó con la vida. El cuerpo del inocente niño no se logró encontrar, por más diligencias que para ello se hicieron.

§. 12.

Informaciones de limpieza.

Tan orgullosos estaban los cristianos nuevos con el favor que tenian en los tribunales, dependencias del Tesoro y en el Consejo mismo, que no solamente no se recataban en su desprecio de las cosas de religion, sino que se burlaban tambien de las tradiciones honrosas de la patria.

TOMO V.

3

En el colegio de San Bartolomé habían logrado entrar algunos de ellos, cuyas costumbres depravadas contrastaban con las de los otros colegiales, modelos de aplicacion y austeridad en la universidad de Salamanca. Santificada aquella casa con la presencia de San Juan de Sahagun, su capellan, con las virtudes del Tostado, Prexamo y otros colegiales de venerable memoria, tenía además aire de monasterio, pues hasta el traje y varias ceremonias de comunidad recordaban algo de los Jerónimos de Lupiana, entre los cuales había estado el fundador. Burlábanse los colegiales cristianos nuevos de estas ceremonias y prácticas monásticas, de las tradiciones del Colegio y del fervor y austeridad de los colegiales viejos. Alguna vez estuvieron para venir á las manos.

Súpolo la Reina, quien tenia en gran estimacion aquel colegio, pues muchos, y los mejores magistrados, habían vestido aquella beca y su capilla (1). Mandó que los expulsáran: resistiéronse ellos, alegando las constituciones y el derecho adquirido. La Reina, poco afecta al parlamentarismo y que no consentía resistencias, contestó secamente, que si no salian al instante por la puerta, los echáran por las ventanas. Para impedir la entrada de otros conversos acordaron entónces los colegiales que se tomasen rigorosas informaciones acerca del origen de los pretendientes, de sus padres y su raza, no permitiendo entrara ninguno que no fuese hijo de cristianos. viejos, ni de penitenciados por el Santo Oficio. Siguieron esta práctica los otros colegios, y áun los conventos y monasterios opulentos; y como de los colegios salían los mejores prebendados para las catedrales, bien pronto principiaron éstas á introducir las informaciones llamadas de limpieza de sangre, que luego se convirtieron en noblezas.

La Iglesia de Toledo introdujo el estatuto de limpieza en tiempo del Arzobispo Guijarro (Siliceo), colegial de San Bartolomé, aunque de familia pobré, pues á pobres y no á nobles y ricos llamaban los fundadores á obtener las becas. Las demas catedrales fneron haciendo lo mismo.

(1) Decíase entónces que España estaba gobernada por los Bartolomicos. El trage de los colegiales era pardo como el de los jerónimos: no usaban bonete sino una rosca á modo de capilla colgada de la beca.

Que los monasterios tenian necesidad de esta cautela lo acredita el triste suceso del monasterio de Guadalupe, donde tuvo que proceder tambien la Inquisicion contra varios Jerónimos, acusados de judaizantes en 1486. Dióse tormento á varios de ellos, y especialmente á un fray Diego de Marchena, que confesó que había sido judio, y que no consagraba 1. No era él solo, ni aquel monasterio el único donde esto pasaba.

Aislados así los conversos ó cristianos nuevos, viendo cerrados para ellos los colegios, los tribunales, las catedrales, y áun los cláustros de universidades y monasterios, reconcentraron su saña, y en vez de abatirse procuraron vengarse por todos medios, haciéndose pesimistas y difamadores, calumniadores de oficio (2,, aduladores de las pasiones de los Grandes y fomentadores de sus vicios, hipócritas descreidos, sin fe religiosa y sin patriotismo: consecuencia forzosa de la distincion de castas.

Vióse la Reina tambien por entonces en el caso de hacer un expurgo en su Consejo 3, y en la Chancillería de Valladolid, si por cohechos ó por protectorado de judíos y judaizantes no se sabe á punto fijo. Créese que entonces trajo a su lado á Palacios Rubios, catedrático de Salamanca; y á otros colegiales de San Bartolomé.

§. 13.

Expulsion de los judíos y moriscos (1492-1502).

Consecuencia fué de esta mútua aversion el tener que expulsar á los judíos, instigadores principales de esas pasiones.

(1) Se ha encontrado este expediente poco há y se me han dado noticias copiadas de él. Lo conservaban los monjes de Guadalupe con un rótulo que decía «pena de excomunion al que abra este libro.»

(2) Por ese motivo conviene admitir con cautela ciertas noticias procedentes de manuscritos de aquel tiempo, que desde luego revelan su apasionamiento en la saña ó el sarcasmo con que estan escritos. Los impíos los acogen con avidez, el católico debe proceder con cautela.

(3) El diario chismográfico de D. Pedro de Torres, colegial de San Bartolomé, que se conserva en la Academia de la Historia dice 1498: — In mense februario echó la reina del Consejo á cuatro ó cinco letrados, inter quos Doctor Talavera, Doctor de Huesca, Alonso del Mármol de Madrid y á Chacon contador mayor.»

En vez de compendiar este importante suceso, parece preferible copiar lo que sobre él escribía el candoroso Gonzalo de Illescas, escritor casi coetáneo (1):

« Porque restaba en España otra gente infiel, no tan molesta como los moros (porque servía y estaba sujeta y de ellà se sacaban grandísimos provechos), que eran los judíos, pérfidos y endurecidos, acordaron los Católicos Reyes de quitar de en medio de sus fieles las rancias y envejecidas ceremonias judáicas... Mayormente que sabían de cuando doce años antes introdujeron el Oficio de la Inquisicion, que muchos de los herejes que se convirtieron, y de los que se castigaron, habían bebido la infidelidad, y se les había pegado de la demasiada conversacion que con los judíos tenían. Aunque ya los habían hecho salir del Andalucía y mandado que viniesen en Castilla, en juderías aparte, donde no conversasen con cristianos. Pero todavía, sabiendo que muchos de ellos se ingerían y trabajaban de hacer á los cristianos que judaizasen, determinaron echarlos de todos puntos de sus reinos y señoríos, posponiendo todo provecho temporal que de ellos se pudiese recibir, que cierto era grandísimo, por los muchos tributos que sobre si tenían. Estando, pues, los gloriosos Príncipes en su nueva villa de Santa Fe, libraron y pronunciaron, último dia del mes de Marzo del feliz año de noventa y dos, una ley y premática. universal, por la cual mandaron que dentro de los cuatro primeros meses siguientes hasta el postrero de Julio, saliesen fuera de sus reinos todos los judíos, con sus mujeres, hijos, criados y esclavos, que no fuesen cristianos, y que no parasen ni volviesen jamás á ellos de vivienda ni de posada, so pena de muerte y confiscacion de todos sus bienes. Y porque no pareciese tiranía, y que se hacía esto por tomarles lo que tenían, dióseles á los tales judíos facultades y libre poder para que en estos cuatro meses vendiesen sus haciendas á quien visto les fuese..... Con esta santa y rigorosa ley salieron de Castilla pasadas de 24.000 familias y casas de judíos. Vendie

(1) Segunda parte de la Historia Pontifical y Católica, libro VI, §. 2.o Imprimióse este libro por primera vez hácia el año 1564 en que se dió la licencia. Illescas era entónces beneficiado de Dueñas.

ron todo lo que tenían (1), y si pasaban la mar pagaban al Rey dos ducados por cabeza. Fueron muchos de ellos á Portugal, de donde despues acá tambien los han echado: otros se fueron á Francia, Italia, Flandes y Alemania. Y aun yo conocí en Roma alguno que había sido vecino de Toledo. Pasȧronse muchos á Constantinopla, Alejandría, el Cairo y á Berbería. Llevaron de acá nuestra lengua, y todavía la guardan y usan de ella de buena gana.... Es grandísimo el provecho que el Gran Turco saca de esta gente por los tributos que le pagan, y ansi dicen que Bayaceto, que vivía cuando estos judíos se fueron á sus tierras, solía decir cuando le alababan á los Reyes Católicos: « Yo no sé cómo los Reyes de España son tan sábios, pues tenían en su tierra esclavos como estos judíos y los echaron de ella..... »

>>Algunos de estos judíos y de otros que había por el mundo tornaban á Castilla, y si acaso los querían castigar por la premática, decían que no eran ellos de los de España, sino extranjeros, y que la premática no se entendía con ellos. Para remedio de lo cual, siete años despues, que fué á cinco dias del mes de Setiembre del año del Señor de 1499, echaron otra segunda premática, declaratoria de la primera, por las cuales extendieron las mismas penas de muerte y confiscacion, y las mandaron ejecutar en cualquiera judío que en estos reinos entrase y fuese hallado, aunque probase que no era de los desterrados, y dijese que se quería tornar cristiano. Y que si acaso alguno quisiese entrar, fuese obligado á recaudar primero licencia para ello, prometiendo de bautizarse. Y que habida la tal licencia fuese obligado so las mismas penas á bautizarse en el primer lugar de estos reinos á donde entrase.»>

<< Y porque no bastaba haber vencido los moros y dester

(1) Tambien fueron expulsados de Francia. Dícese que entónces inventaron las letras de cambio para sacar sus caudales con más seguridad, entregando el dinero á varios comerciantes para cobrarlo de sus deudores en Lombardía y otros puntos del extranjero.

Los judíos de España ofrecían á los Reyes una gran suma porque los dejase acá. Torquemada se presentó en la Real Cámara con un crucifijo, y dijo á los Reyes Católicos: los ascendientes de los judíos vendieron á ésTE por 30 dineros: vean vuestras Altezas si están en el caso de venderle por 30.000 maravedises.

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