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honestos y sus desahogos inocentes, sin verse oprimido á cada paso, sin hallarse en medio de sus mismos regocijos humillado y asaltado por la brutal intervencion de una odiosa policía.

Por tanto esta obra, á pesar de la detraccion de sus diversos opositores y enemigos, ofrecía á los españoles un sistema íntegro de órden y administracion pública con que suplir un inmenso espacio cubierto solo de ruinas y escombros. Cuando otra utilidad no trajera que haber abierto entónces una senda, si no tan llana y espedita como pudiera desearse, á lo ménos practicable y segura para salir de tanta confusion y desconcierto, harto se había conseguido. La nacion así lo consideró sin duda alguna, pues no solo no fué necesario usar de violencia, ni superchería para que aclamase la constitucion en todas partes con entera libertad, sinó que hizo ademas espontáneamente demostraciones, que no dejaron duda de sus verdaderos sentimientos.

Frustrada la esperanza de estorbar en las Córtes la aprobacion del proyecto, los enemigos de reformas apelaron á una nueva conjuracion para que la constitucion no se publicase con solemnidad. Aunqué no Aunqué no se dudaba de sus maquinaciones, sin embargo la circunspeccion

de las Córtes jamas se había dejado sorprender por rumores y anuncios tan frecuentes en todas las épocas de reforma, confiadas en que la necesidad y urgencia de las que habían emprendido no podían ménos de protegerlas, por decirlo así, contra las asechanzas de sus enemigos.

Continuaban los debates sobre el proyecto de constitucion con la mayor calma y reposo, cuando en la sesion pública de 14 de octubre de 1811, se denunció y leyó uno de los libelos mas violentos que se habían escrito todavía contra ellas. Tenía por título: "Manifiesto que presenta á la "nacion el Consejero de Estado Don Miguel de "Lardizabal y Uribe, uno de los que com

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pusieron el Supremo Consejo de Regencia de España é Indias, sobre su conducta política en "la noche del 24 de setiembre de 1810."

El autor, en sustancia, declaraba que la regencia, de que había sido miembro, nunca quiso que las Córtes se juntasen; que estas habían sido convocadas contra su voluntad, á instigacion de clubs compuestos de comisionados de las juntas provinciales que se hallaban en Cádiz; que eran ilegítimas y usurpadoras, y que la regencia en la noche de la instalacion no pudo contar con la tropa, ni con el pueblo para hacerse

obedecer; que las Córtes estaban dominadas por una faccion formada de los diputados suplentes, de eleccion ilegítima; vomitando al mismo tiempo contra ellos todo género de ultrages y odiosas imputaciones á fin de promover la desconfianza y desunion entre ellos y sus colegas propietarios. El estilo en general era tan incendiario y virulento, que parecía imposible que hubiese salido de la pluma de un funcionario de avanzada edad, y cuya vida pública había esperimentado demasiados contratiempos para dejar correr sin freno sus pasiones y resentimientos personales. Si su objeto era la vindicacion propia, ó de la regencia á que había pertenecido, cegarse de furor y saña, en lugar de hacer una defensa noble y decorosa, solo podía perjudicar á la misma causa que intentaba sostener, aunqué hubiera sido evidentemente justa*.

* En la sesion de 15 de octubre de 1811, se leyó una representacion de Don Antonio de Escaño, individuo del anterior Consejo de regencia, en que desmentía solemnemente el contenido del manifiesto de Lardizabal, concluyendo en los términos siguientes: "Finalmente, como ciudadano español ; "como libre; como amante de Fernando VII, y de sus dere

chos, y como odiador de Napoleon y de su insana tiranía, "mi espada sobresaldrá entre cuantas se distingan en defender

Entre los puntos que comprendía el escrito, ninguno causó mas indignacion que la malignidad de su autor en promover dudas sobre la legitimidad de los diputados suplentes, despues de haber sido, él mismo, miembro de la regencia que decretó que se eligiesen. Y este cisma ¿quién lo fomentaba? El que había sido regente en virtud de un acto de notoria ilegalidad, y por tanto usurpado el poder que ejerció en aquella magistratura. Sin embargo el deseo de conservar entonces la union y concordia de los ánimos hizo que se disimulase, y que todos sacrificasen en aquella ocasion sus opiniones en este punto al interes de una causa tan sagrada como la que se defendía. ¡Qué contraste!

Este escritor, entre otros hechos notables, descubría que el obispo de Orense había enviado, contra lo que aseguró á las Córtes, copia de su famosa protesta de 3 de octubre de 1810 á la regencia á que ambos pertenecieron, y al Consejo real, á fin de que constase su resistencia en todo

"la patria y el augusto congreso que la representa."-Diario de las Cortes estraordinarias, tomo ix, pág. 262. Mas adelante el general Don Francisco Javier Castaños, en una carta, que fué leida tambien en las Córtes, desmentía igualmente á Lardizabal.

tiempo. Esta singular revelacion; el arrojo de publicar las audaces tentativas de la noche en que se instalaron las Córtes, al cabo de dos años, y existiendo en ejercicio la autoridad nacional contra quien se habían dirigido; el lenguage insolente y decisivo que usurpaba, semejante al de los conspiradores despues de triunfar en la conjuracion, no dejaban duda de que este libelo estaba enlazado con el plan vasto y atrevido denunciado tantas veces como próximo á ejecutarse, desde que se halló tan débil y tan ineficaz la oposicion, dentro de las Córtes, á la reforma constitucional.

Para que nada faltase á la irritacion y encendimiento de los ánimos, mientras se deliberaba sobre esta sediciosa composicion, se denunció como próxima á salir á luz una consulta acordada en sala plena por el Consejo real contra la autoridad y competencia de las Córtes para establecer la constitucion que se discutía. La efervescencia á que habían llegado los espíritus con los debates dió lugar á que se asociasen por su coincidencia y analogía todos estos incidentes.

Las Córtes despues de mucha discusion pidieron todos los documentos que existiesen en la materia. El Consejo real aseguró que no había

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