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fanta de España, y al mismo tiempo hermana del rey; introduciendo, como aliciente, la reunion eventual de las dos coronas, mucho mas fácil y próxima, si se nombrase regente á esta señora, que si se dejase á la incertidumbre de una sucesion remota, y tal vez disputada.

Los que contradecían este proyecto oponían, que la nacion había obedecido con gusto y entera confianza á todos los gobiernos insurreccionales, á pesar de no estar presididos por ninguna persona real. Al contrario, que bajo la autoridad

y

direccion de sus magistrados había hecho sacrificios desconocidos en épocas anteriores, llevándolos todavía mas allá de lo que esperaban los espíritus mas ardientes y atrevidos :-que ninguna ambicion peligrosa se había dejado de contener hasta aquí por los medios comunes, y ordinarios de las autoridades y las leyes:—que ninguna necesidad había de tranquilizar á los gobiernos estrangeros despues de la conducta moderada y prudente que se había observado por parte de las Córtes, y de la regencia :—que bien fácil era comparar el espíritu que estos cuerpos habían sabido inspirar á la nacion que dirigían, con el de otros paises de Europa, con cuyos gobiernos tantas y tan infructuosas coali

ciones habían formado los gabinetes á quienes se quisiese aludir en la invectiva :-que era inútil apelar á una princesa que no podía traer consigo al encargarse de la regencia del reino, ejércitos, escuadras, tesoros, conexiones poderosas ni otros medios que no hubiese ya sin este nombramiento; y que tampoco podía suplir con ninguna de aquellas raras cualidades personales, á lo que se

sabía, que suelen compensar su falta :-que si su

prestigio era de tanto influjo no se concebía porque así le desperdiciase Portugal, gobernado tambien por una regencia compuesta como la de España de personas particulares:-que el derecho eventual de la infanta á suceder en el trono, interrumpido por la existencia de los príncipes cautivos, no se mejoraba con nombrarla para el gobierno del reino; y que suponer que se acelerase de este modo lo que se quería dar á entender, aun en sesiones secretas era tan indiscreto como incongruente :-que semejante eleccion daría orígen á un nuevo partido, tanto mas peligroso, cuanto aumentaría obstáculos en la administracion pública; multiplicaría gastos superfluos, abriendo otra vez una ancha puerta á la irrupcion de cortesanos y aduladores.

Para ganar la buena voluntad de las Córtes

TOM, II.

K

mano.

solía esta princesa escribirles cartas todas de su Comenzaban siempre, Mis queridos españoles, y terminaban, Vuestra Infanta Carlota Joaquina, llaneza que no estaba bien se usase con un congreso general y representativo de la nacion de quien no era ciertamente superior bajo de ningun aspecto una hermana del rey; llaneza en fin que no hubieran disimulado las Córtes de ninguna época, si en semejante familiaridad hubiesen echado de ver que se desconocía la autoridad y poder de que estaban revestidas. Como infanta de España no podía desentenderse de la fórmula adoptada para hablar á las Córtes, sin espresar en la omision, ó desprecio de sus decretos, ó una indiscreta censura. Pues que no se desdeñaba de aspirar á los favores de un congreso que merecía á la nacion las mayores demostraciones de respeto y lealtad; pues que el dirigirse á él era un acto libre y espontáneo, no parecía prudente aventurar lo mismo que deseaba por no ceder en su orgullo y altanería.

La correspondencia estaba conducida sin destreza ni tacto, desconociendo totalmente el espíritu y carácter de las Córtes. En algunas ocasiones les daba menuda cuenta de las mas frívolas gestiones de agentes de las juntas in

surreccionales de América, sin reparar que se faltaba á la reserva necesaria en semejantes revelaciones, las cuales en todo caso debían hacerse á autoridad competente: que no estaba bien, ni correspondía al decoro de una princesa espiar con escrupulosa policía personas, cuando ménos toleradas por el gobierno de su reino en el Brasil; y que descubrirlo en un cuerpo numeroso en que había tantos diputados de aquellos mismos paises, no podía ménos de aumentar embarazos, complicar y tal vez comprometer las relaciones de dos paises vecinos, empeñados ademas en la misma empresa.

Las Córtes todavía hubieran llevado adelante las consideraciones á una princesa poco versada en la práctica de negocios de esta clase, y de cuya inesperta facilidad se veía que abusaban personas ambiciosas y poco circunspectas. Mas habiéndoles prevenido en una carta que no la revelasen al príncipe su marido, al ver tan singular incongruencia se consideraron obligadas á encargar á la regencia rogase á esta señora, que siempre que quisiese hacer algunas comunicaciones tuviese á bien participarlas al gobierno, que era la autoridad encargada de la administracion del estado en ambos mundos.

El objeto de este plan estaba tan mal disimulado; los medios de conducirle contrastaban de tal modo con la conducta de los que le impugnaban, que fueron inútiles todos los esfuerzos para arrancar en secreto la aprobacion de las Córtes. En realidad, cuando no hubiera sido descubierto por los principios y máximas que dirigían la política de sus agentes, bastaba para penetrarle conocer quienes eran sus parciales. Los enemigos de la libertad que se había proclamado; los que resistían las reformas mas deseadas y mas justas; los que vivían de errores y de abusos, todos eran partidarios y promovedores de este proyecto, aspirando á restablecer con él la forma idolatrada de gobierno que había perecido entre sus manos.

Mas al ver el poco fruto que se sacaba de agitar este negocio en secreto, revelado ya por haberse pedido que se discutiese públicamente toda proposicion de nombrar persona real para la regencia, los afectos á este plan se resolvieron al fin á probar fortuna en la sesion de 29 de diciembre de 1811. Eligieron para la empresa á un diputado*, que si bien estaba animado de

* Don Alonso de la Vera y Pantoja, diputado por la ciudad de Mérida.

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