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la fe á sus ovejas. Dirigirse ahora al clero y pueblo de sus diócesis, que se hallaban en poder de los enemigos, diciéndoles, que la iglesia estaba ultrajada en sus ministros, combatida en su disciplina, atropellada en su inmunidad y fundamentos, atacada en su doctrina con otras esclamaciones no ménos capaces de sobrecoger á los incautos y pusilánimes que de irritar á sus crueles opresores; provocar á estos y enfurecerlos todavía mas, cuando ellos no habían querido arrostrar el peligro personal de permanecer al lado de su grey, no obstante que su ministerio era la carrera de la persecucion y del martirio, se oponía demasiado á las reglas mas comunes de discrecion Ꭹ de prudencia para que se desconociese el objeto de una composicion tan desacordada.

La pastoral era un rayo lanzado contra las Córtes, y su título una mera evasion preparada con todo artificio para eludir la responsabilidad de sus autores; bien persuadidos de que sus declamaciones no podían tener significado, ni servir ya á ningun propósito, no haciendo aplicacion inmediata y directa á los sucesos coetáneos. En realidad esta incendiaria homilía era como el eco del grito de alarma que habían dado

en las Córtes algunos clérigos diputados, pidiendo que se restableciese la inquisicion, y por eso correspondían con tan piadoso celo los prelados retraidos en Mallorca, clamando arrebatados de santo furor por la cooperacion de aquel tribunal de sangre y esterminio. Este hecho es demasiado importante en la reforma constitucional para omitir aquí su orígen.

*

Habiendo un periódico de Cádiz recomendado el desprecio de la muerte á los que peleaban en defensa de la patria, un diputado le denunció á las Córtes. Señalado por la ley de la libertad de imprenta el curso de estas acusaciones no debía el congreso mezclarse en este negocio. Por desgracia era entónces presidente un eclesiástico recien llegado de América, que ademas de profesar todas las doctrinas ultramontanas, conocía mal el reglamento y práctica de las discusiones. Así, consintió que algunos diputados, enardecidos contra el periódico, le declarasen impío y grandemente injurioso á la religion, que inducía al ateismo y materialismo, con otras calificaciones no mas

La Triple Alianza.

+ Don Antonio Joaquin Pérez, diputado por la provincial de la Puebla de los Angeles en nueva España.

circunspectas y piadosas, y que jamas dejan de producir el efecto á que entonces se aspiraba. No contento el presidente con tolerar tan incongruente controversia, olvidando la circunspeccion con que debe proceder el que dirige un congreso numeroso y agitado, y desconociendo del modo mas lastimoso, las circunstancias políticas de la península, propuso que: "Sin per"juicio de las penas civiles se remitiese el "número del periódico denunciado al tribunal "de la inquisicion, para que reconocido usase "de las facultades á que prestase mérito, infor"mando á las Córtes, á la mayor brevedad." Es indecible con que exaltacion se arrojaron á asirse de la proposicion y sostenerla los acusadores del periódico por la utilidad que podía traer á su causa. Validos de la sorpresa en unos, y de la repugnancia que otros tenían á desairar al presidente, á pesar de que este había hecho la propuesta en calidad de diputado, lograron arrancar una resolucion que estaba muy lejos de espresar el juicio y voluntad de las Córtes respecto á restablecer la inquisicion.

El editor del periódico acudió á las Córtes, ofreciendo esplicar el sentido de las espresiones denunciadas, allanándose ademas á cuanto el

congreso quisiese exigir de su respetuosa sumision. Con este motivo se suscitaron dudas acerca de la autoridad del santo oficio faltando el inquisidor general, gefe único y supremo de este establecimiento. La disputa se deslizaba insensiblemente hacia el punto principal y de mayor peligro. Así pues, era prudente ceder por el momento, y dar lugar á los sobrecogidos, á que recobrados meditasen con reposo y calma las consecuencias de un desacierto, que, llevado adelante, hubiera proporcionado irremisiblemente al enemigo un triunfo por que tanto suspiraba.

Segun el método de la inquisicion tocaba conocer en este caso al tribunal de la provincia de Sevilla que se hallaba refugiado en Ceuta ; pero el cual hizo presente, que no podía proceder por no estar en ejercicio el Consejo supremo. Los ministros de este tribunal que había entónces en Cádiz, alentados con la exaltacion que manifestaba su partido, y fiados en la órden de la regencia anterior para reunirse, creyeron que era llegado el momento, y sin detenerse en ninguna otra consideracion, resolvieron instalarse por su propio acuerdo. Este arrojo es otra nueva prueba de la audacia que caracterizó en todos tiempos á esta famosa institucion. El

gobierno precedente, á pesar de su deseo, no se había atrevido á restablecerla, como á los demas consejos, pocos dias antes de abrir las Córtes sus sesiones. Ofendida ahora la regencia al ver que no solo no se le pedía parecer, pero ni siquiera su consentimiento, despues de reprender severamente á los inquisidores les ordenó que se disolviesen en el acto, y que esperasen la decision de las Córtes. Tanto vigor perdió á los regentes en la gracia de los partidarios de la inquisicion, que desde este momento se propusieron reemplazar á aquellos beneméritos é ilustres magistrados, por personas mas dóciles y mejor dispuestas á servir su causa.

Comunicada á las Córtes la providencia del gobierno, se empeñó nueva disputa con tanta tenacidad y calor, que al fin se vió que era necesario encargar el exámen de este negocio á una comision especial para calmar la irritacion que se había encendido en ambos partidos. Gran número de diputados aspiró siempre á que se evitase toda discusion sobre la materia, prefiriendo que el tiempo, las luces, y la controversia de los escritores, ilustrasen la opinion de los que creyesen de buena fe, que podía convenir una institucion, á cuyo restablecimiento

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