hombre que entónces reunía en su persona mas genio, mas audacia, mas recursos militares y políticos, que ninguno de los que le precedieron en la carrera de la ambicion y la conquista, á los obstáculos que oponía para resistirle con vigor la inconmensurable aglomeracion de errores, de preocupaciones y abusos de tres siglos, en tales circunstancias, no parece posible haber observado mas circunspeccion, mas detenimiento y cordura que lo que se echa de ver en sus deliberaciones y decretos, especialmente si se considera, que ningun otro freno tenían que las contuviese, sinó su propia moderacion y prudencia. Bajo otro aspecto no es ménos digno de notarse, que obligadas á luchar á un mismo tiempo con su poderoso adversario y con enemigos interiores tan astutos como atrevidos que las embarazaban y distraían sin cesar; ni desmayaron por eso, ni ménos abandonaron jamas la línea de conducta que se propusieron seguir desde el principio. La suerte de las armas contraria el primer año, varia y poco favorable en el segundo, con su prudencia y su teson, y con el prodigioso entusiasmo que despertaron sus reformas en las clases ilustradas, laboriosas y activas, lograron que el tercero se trocase en los triunfos mas esclarecidos. En medio de ellos terminaron su mision augusta, dejando rescatada la península del yugo enemigo, restaurada la libertad é independencia de su patria, abierta para la nacion una nueva éra de virtudes públicas eminentes, de prosperidad sólida y estable, de gloria y renombre eterno. FIN. |