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mucho despues prendieron á don Rodrigro Calderon, gran privado suyo, contra el cual á cabo de dos años y medio de prision salió sentencia de muerte y privacion de bienes. La prosperidad es caballo desbocado; pocos la gobiernan y se gobiernan en ella bien. El cardenal y arzobispo de Toledo don Bernardo de Rojas y Sandoval falleció de repente en Madrid á los 7 de diciembre. Fuera de otras partes, tuvo siempre muy buenas y nobles entrañas. Sepultáronle en su iglesia en la capilla de nuestra Señora, que él mismo edificó y adornó, muy lucida y magnífica. Aquella iglesia pretendió el Rey para su hijo el infante don Fernando; gastáronse muchos meses en demandas y respuestas, causadas de la poca edad del sugeto, que era de nueve años y pocos

meses.

AÑO 1619.

El emperador Matías renunció los meses pasados en su primo el archiduque Ferdinando los reinos de Hungría y de Bohemia. Alteráronse los bohemos, de que resultaron guerras. Siguióse la muerte del Emperador en Praga á los 12 de marzo. No dejó sucesion. Juntáronse los electores como suelen. Salió por emperador á los 23 de agosto el mismo archiduque Ferdinando, rey de Bohemia y de Hungría.

A los 22 de abril partió el Rey de Madrid para Portugal. Ilizo su entrada en Lisboa dia de San Pedro, 29 de junio. A los 14 de julio, que fué domingo, juraron al Príncipe, que presente estaba. El dia siguiente se abrieron las Cortes para asentar las cosas de aquel reino.

A los 25 de octubre el Papa beatificó al padre Francisco Javier, uno de los primeros compañeros del santo padre Ignacio, y gran apóstol de la India. Canonizóle el papa Gregorio XV á 12 de marzo de 1622 junto con el santo padre Ignacio.

AÑO 1620.

A los 5 de mayo en Toledo se tomó posesion del arzobispado de Toledo por el infante don Fernando, que ya era cardenal; déle Dios su santa gracia.

En Alemaña la guerra y los desgustos de los bohemos pasaron tan adelante, que nombraron por su rey al conde Palatino, elector del imperio. Favorécenle los herejes de Alemaña, no todos; el rey de Inglaterra, su suegro, los holandeses y el rey de Dinamarca. Al Emperador acuden los electores del imperio, Flándes, el rey Católico, el de Polonia, el Papa y las demás potencias de Italia. El mundo está suspenso en lo que para esta guerra, si bien á los 8 de noviembre junto á Praga, cabeza de Bohemia, de poder á poder vinieron á las manos. La victoria quedó por el Emperador con muerte de ocho mil de los rebeldes, y el dia siguiente se ganó la dicha ciudad de Praga y se entró por fuerza. Mal les va á los herejes de ordinario en estas contiendas, fuera de otras razones, porque son gente muelle, enemigos de asperezas, muy dados al regalo como su secta les enseña. AÑO 1621.

El pontifice Paulo V finó á los 28 del mes de enero. Sucedióle el cardenal Ludovico, boloñés, con nombre de Gregorio XV. Poco despues, es á saber, postrero de marzo, falleció el rey de España don Filipe III en la villa de Madrid, en edad de cuarenta y tres años. Dellos reinó veinte y dos y medio; téngale nuestro Señor en su santa gloria ; su cuerpo fué llevado al convento de San Lorenzo el Real del Escurial, sepultura de sus abuelos y padres. Sucedióle su hijo don Filipe, cuarto deste nombre, en edad de diez y seis años; déle Dios su santa gracia. Suplicamos y esperamos serán tales los medios y los remates como los principios han sido agradables.

FIN DE LA HISTORIA DE ESPAÑA..

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CAPITULO PRIMERO.

La causa que movió á escribir este tractado.

QUERIENDO Con nueva disputa de los espectáculos refrenar cuanto mis fuerzas alcanzaren la antigua locura de los juegos públicos, muchas veces me suelo maravillar que nuestras costumbres se hayan tanto apartado de las antiguas; que las cosas que los antepasados de comun consentimiento y casi con una misma voz todos reprehendieron como oprobio y afrenta de la religion cristiana, á cada paso las veamos usar en nuestra edad como conformes á piedad y no ajenas ni contrarias á ejercicios virtuosos y honestos. Tanto puede la costumbre cuando poco a poco se va deslizando en peor, lo cual ciertamente hemos de reprobar con auctoridad y argumentos, y probar que la licencia y libertad del teatro, la cual principalmente nos pone en cuidado, no es sino una oficina de deshonestidad y desvergüenza, donde muchos de toda edad, sexo y calidad se corrompen, y con representaciones vanas y enmascaradas aprenden vicios verdaderos. Amonéstaseles lo que pueden hacer; y enciéndense en lujuria, la cual principalinento por los ojos y orejas se despierta, doucellas en primer lugar y mozos, los cuales es cosa muy grave y perjudicial en gran manera á la república cristiana que se corrompan con deleites antes de tiempo; porque ¿qué otra cosa contiene el teatro y qué otra cosa allí se refiere sino caidas de doncellas, amores de rameras, artes de rufianes y alcahuetas, engaños de criados y criadas, todo declarado con versos numerosos y elegantes y de hermosas y claras sentencias esmaltado por donde mas tenazmente á la memoria se pega, la ignorancia de las cuales es mucho mas provechosa? Los movimientos deshonestos de los farsantes y los meneos y voces tiernas y quebradas, con las cuales imitan y ponen de

lante de los ojos las mujeres deshonestas, sus meneos y melindres ¿de qué otra cosa sirven sino de encender en lujuria á los hombres, los cuales por sí mismos se son harto inclinados á los vicios? ¿Por ventura podríase inventar mayor corrupcion de costumbres ni perversidad que esta? Porque las cosas que por imágen y semejanza en tales espectáculos se representan, acabada la representacion se refieren y cuentan con risa, y poco despues se cometen sin vergüenza, incitando á mal el deseo natural del deleite, que son como ciertos escalones para concebir y obrar la maldad, pasando fácilmente de las burlas á las veras como la distancia no sea muy grande. Prudente y sabiamente Salomon en los Proverbios, cap. 10, versíc. 23, dice como riendo: Obra el necio la maldad, porque las cosas torpes en dicho y en obra cuando se rien juntamente se aprueban, y la maldad con su peso muy apriesa nos lleva á lo peor. Demás desto, como la piedad cristiana pida que oyendo mentar la maldad, con la cual las divinas leyes se quebrantan, y por la cual se incurre en los lazos de la muerte, tiemble el cuerpo y alma; ¿con qué cara con cuentos, representaciones y memoria de cosas torpes nos deleitarémos nosotros y permitirémos á los otros que públicamente se deleiten? Afuera tan grande afrenta, afuera tan grande oprobio del nombre cristiano y de aquella gente que, comparada con las demás gentes, era razon que como en las tinieblas de la noche las lumbreras del cielo resplandeciese por sanctidad de costumbres y puridad de toda la vida. Porque ¿qué dirian y harian las otras naciones de gentiles, entre las cuales no pocas constantemente desecharon esta torpeza en tanto grado, que juzgaron no poder sufrir en sus repúblicas tales espectáculos y juegos sin grave delito suyo y grande peligro de las costumbres y de la república? Esto pues pretendemos en

señar, que la libertad del teatro es una peste gravísima de las costumbres cristianas, y que acarrea al nombre cristiano gravísima afrenta. Pluguiese á Dios que nuestras palabras fuesen iguales al argumento que se trata, para que cuantas son las fuerzas de la verdad, tanto por nuestra diligencia se mostrasen y se entendiese lo que esto importa; y no hay por qué perder la esperanza del buen succeso, dado que el caudal y erudicion sea pequeña, y que á esta pretension nuestra, demás de lo dicho, dos dificultades se oponen á manera de cierto bestion; la muchedumbre de los que pecan y la auctoridad de aquellos que dan favor á esta vanidad. Excusa suele ser de la locura la muchedumbre de los locos, y por este título tambien es perversa nuestra naturaleza que favorece á sus apetitos y cobdicias, y cierra los ojos por no ver su fealdad y la divina claridad que por los ojos se entra; demás desto, no se quiere apartar fácilmente de aquellas cosas que traen consigo deleite, del cual naturalmente somos muy amadores, principalmente si con velo de provecho y de honestidad se propone, que es aun mayor miseria. Ciega ciertamente la mala costumbre los ojos, y lo que á cada paso se hace, procuran algunos defenderlo, amigos de la libertad y defensores della, grandes por cierto teólogos, como cosa conforme á derecho y equidad, usando mal del ocio y de las letras, á los cuales fácil cosa es impugnarlos con el testimonio y auctoridad de los antiguos teólogos, que no discrepan en esta parte, de los cuales no creo se querrán apartar los teólogos de nuestra edad. Todos estos trampantojos y apariencias de verdad es razon que los descubramos. Sanar la locura de la muchedumbre será mas dificultoso si no ayuda la pública auctoridad de aquellos á quien esto toca, conviene á saber, los que gobiernan. A lo menos esto se sacará de nuestro trabajo, que de aquí adelante á los teatros donde se tractan cosas deshonestas vayan los que fueren, y no de otra manera que á los bodegones á hurtar ómatar, ó á las casas públicas de las malas mujeres, el cual será fructo muy grande de nuestro trabajo, porque conocida y descubierta la perversidad, no faltarán algunos que se aparten del pecado, teniendo en mas su salvacion que la torpeza del deleite, y no querrán á ojos vistas correr á la muerte loca, arrebatada y miserablemente.

CAPITULO II.

Varios géneros de espectáculos.

Habiendo pues tomado este asumpto de refrenar la mala y deshonesta licencia de los juegos públicos que se llaman espectáculos, parecióme ser conveniente primeramente declarar en breve qué cosa sea espectáculo y de cuán varios géneros de espectáculos usasen untiguamente. Espectáculo no es otra cosa sino un juego instituido públicamente para deleitar el pueblo; porque, dado que algunos juegos se instituyen y ordenan á mostrar la valentía ó para ejercitar las fuerzas, conviene á saber, en los que se contendia de las fuerzas y valentía, ó tambien se ordenan á la ganancia, en

aquellos tambien se pretende deleitar el pueblo. Los juegos, en latin llamados ludi, fueron inventados primeramente de los lidios, provincia de Asia la Menor, de donde esta voz se derivó, como lo afirman Tertuliano en el libro de Espectáculos, cap. 5, Isidoro, libro vun de las Etimologías, cap. 16; y dellos lo tomaron otros como cosa que no tiene duda; antes Nonio Marcelo, de parecer de Varron, siente que la palabra latina ludii, que significa los que hacen los juegos, es como si dijésemos lidii, á los cuales Livio en la Década 6, libro vi, llama ludiones. La misma derivacion desta voz toca Valerio Máximo, lib. 11, cap. 1.°, donde tracta de la costumbre de los juegos; y pasando adelante, los espectáculos generalmente se pueden dividir en escénicos y gímuicos. En los escénicos se comprehenden las comedias y tragedias, mimos, pantomimos, archimimos, con toda la demás jarcia de representantes, los cuales en latin se llamaron histriones de Histria, provincia de donde primeramente fueron traidos á Roma, de los cuales no consta si solamente representasen callando con meneos y movimiento del cuerpo, pues muchos les quitan las palabras dándoles meneos deshonestisimos, de los cuales parece que habla Casiodoro en el lib. iv de las Epistolas. En la epíst. 1.aá Simaco, donde hablando del teatro, á estos, dice, se añaden las manos muy parleras de las orquestas, los dedos habladores y el callar que da voces, la representacion callada y sin palabras. Pero Celio, en el lib. vi, cap. 5.o, á Polo histrion, da voz y lágrimas cuando en lugar de los huesos de Oreste sacó en brazos la urna de şu hijo poco antes difunto, sacada entonces del sepulcro, en lo cual no me parece que hay mucho que reparar, ora sintamos de la una ó de la otra manera, pues extendida la significacion de aquella voz, entiendo se llamaban histriones, ansi los que con voz como los que con meneos del cuerpo imitaban á las mujeres deshonestas 6 personas do otra suerte; lo cual entiendo tambien aconteció en la voz de mimo, usada de los griegos. A la escena ó teatro pertenecian los timelicos, de los cuales hay mucha mencion en las leyes de los emperadores, código de Teodosio De scenicis, los cuales ayudabaná la representacion con el canto, vigüelas, danzas y otros movimientos, á los cuales con razon podrémos llamar compañeros teatrales, porque la voz de escénicos es mas universal y comprehoude todos los representantes, los mimos, los histriones y los timelicos. En los juegos gimnicos pondria yo y comprehenderia los que llamaban antiguamente agones, luchadores, corredores, cocheros, y los que apuñeándose, tirando ó saltando contendian, á los cuales pertenecen aquellos cuatro géneros de certámenes en tanta manera celebrados por los escriptores griegos, conviene á saber, los olimpios, á los cuales en Roma responden los capitolinos, los istmios, los fitios, los nemeos, comprehendidos en aquel epigramma griego: CUATRO SON LOS CERTÁMENES EN GRECIA, CUATRO SAGRADOS, LOS DOS AMORTALES Y LOS DOS AINMORTALES. JÚPITER, APPOLO, PALEMON Y ARCHEMORO, PREMIOS DELLOS, AZEBUCHE, MANZANO, APIO, PINO.

Cierto Tertuliano en el libro de Espectáculos divide los juegos en los circenses, escénicos, agones y los juegos de los gladiatores, y con Tertuliano, conformándose Isidoro en el lugar citado de suso, distinguió los juegos en cuatro géneros, tomados de los lugares en que se hacian, diciendo el juego ó es gímnico ó circense ó gladiatorio ó escénico. En el gimnasio, del cual son dichos los juegos gimnicos, contendian entre sí los mancebos saltando, corriendo, luchando; en summa, el debate y pelea era de la grandeza y gloria de las fuerzas; llamábase gimnasio porque en él por la mayor parte peleaban desnudos, de donde esta misma voz de gimnasio, porque en él se ejercitaban los mancebos, se ha extendido á significar otros lugares donde las otras artes, principalmente las liberales, se ejercitan, por donde los gimnasios eran consagrados á la diosa Minerva, como lo dice Salviano en el lib. vi de Providencia, por estar persuadidos que aquella Diosa era la protectora de las artes. Los juegos circenses eran aquellos en los cuales los caballos uncidos de dos en dos, á imitacion de la Juna, ó de cuatro en cuatro, á imitacion del sol, como lo dice Casiodoro en el lib. 1, epist. 51, eran incitados á la carrera, los cuales saliendo del puesto, que llamaban cárcel, corriendo al derredor de las metas, conteudian sobre la ligereza de los caballos y la destreza de los cocheros. El circo y los juegos circenses se dijeron de Circe, la cual fingian ser hija del sol (Tertuliano, cap. 4 de los Espectáculos), y fué la primera que instituyó aquellos juegos en honra de su padre. Pero Marco Varron, en el lib. iv, piensa haberse llamado ansi porque la pompa andaba cerca y al rededor de las me

tas y tambien de la misma manera corrian; lo uno y lo otro juntó san Isidoro. Demás desto, en medio de las metas se levantaba un obelisco á manera de saeta, adelgazando la punta y rematado en un globo puesto en Jo masalto á manera de llama que representaba el sol, al cual estaba consagrado el circo. Los mismos juegos circenses eran dedicados á Castor y Pollux, á los cuales haber dado Mercurio los caballos enseñan las historias; así debes emendar la letra de Isidoro, por lo cual Tertuliano dice por esta causa el mismo circo era de figura oval, y bolas en forma de huevos remataban lo mas alto de las metas, por haber nacido estos dioses de un huevo, como predicaba la gentilidad fabulosa. A Neptuno tambien eran dedicados los dichos juegos, como se saca de Lactancio, lib. vi, cap. 20, y de Salviano, por tenerle los antiguos por abogado de los caballos. Demás desto, Marliano, lib. iv, cap. 10, de Ovidio y de Cornelio Tácito saca que los dichos juegos eran tambien consagrados á la diosa Céres; pero no declara la causa desto; del circo y de su edificio en el capítulo siguiente se hablará mas largo; ahora pasemos á los otros géneros de juegos. Los gladiatores peleaban en el anfiteatro ó entre sí ó con las bestias; algunas veces tambien las fieras pelcaban unas con otras; el teatro tenia figura de medio círculo, puesto en la frente la escena ó tablado donde los juegos se hacian; el anfiteatro estaba compuesto como de dos teatros, qui

tada la escena, mas largo que ancho; en su plaza cerrada por todas partes era la pelea, y los agones primeramente fueron instituidos en honra de los muertos, cuyas ánimas creian haberse de aplacar con sangre humana, como lo dice Tertuliano, cap. 10; por donde en las obsequias de sus muertos sacrificabau hombres ó presos en la guerra, ó comprados á dinero; demás desto, eran dedicados á Saturno, y decíanse tambien cazas ó oficios, conviene á saber, hechos á los muertos, y en latin se llamaban munera. Lactancio en el lugar ya citado. En el teatro se hacian los juegos escénicos, conviene á saber, representaciones dedicadas á Vénus, como lo dice Salviano; Lactancio, á Baco. Los atribuye á entrambos Tertuliano, y no es maravilla por andar muy juntos el uno y el otro deleite; y es cierto que toda deshonestidad torpe y fea en aquellos lugares se ejercitaba, y el mismo Pompeyo Magno, el primero que edificó en Roma teatro estable y de piedra, edificó pegado un templo de Vénus, cubriendo y disimulando la torpeza con pretexto de religion, lo cual en otro lugar se declara mas copiosamente.

CAPITULO III.

La fábrica del teatro y del circo.

Qué forma de edificio fuese la del teatro y del circo me pareció declarar en breve para que se tenga alguna noticia della cuando fuere necesario nombrarlos, lo cual por fuerza ha de suceder muchas veces en esta disputa: tratando del teatro se tratará tambien del anfiteatro por ser la fábrica casi la misma. Viniendo al propósito, ol teatro era de forma circular, menos solamente la cuarta parte del círculo entero donde se levantaba la escena, la cual abrazaban los dos brazos del teatro, haciendo coino frente á toda la obra puesta á los ojos de todos los que en el teatro estaban, la cual se dividia cu la escena, que era como tienda ó cámara, de donde salian los representantes, y el proscenio 6 púlpito, que era como tablado, donde las representaciones se hacian, y la orchestra mas abajo, la cual servia á los danzantes, dado que san Isidoro en el lib. xvi de las Etimologias, cap. 44, del púlpito y la orchestra hace una misma cosa, y no hay duda sino que estos nombres, por el abuso de los que escriben, muchas veces se confunden, extendiéndolos á siguificar cosas diferentes. De dos teatros, quitada la escena y ensanchados los lados, se componia el anfiteatro, que era como dos teatros juntados en uno ó dos visorios, como los llama Casiodoro, lib. v, epístola 42, mas largo que ancho y de figura oval y cierta rotundidad prolija, como la llama el mesmo auctor. Que muchos teatros de madera y hechos á tiempo haya habido en Roma como aquel decurion versátil y maravilloso de que Plinio habla en el lib. xxvi, cap. 15, se puede creer; mas el primer anfiteatro de piedra se hizo en Roma en el Campo Marcio, año de la fundacion de Roma de 725, á costa de Estalilio Tauro y á persuasion de Octaviano Augusto, del cual una grande parte se vo cerca de la iglesia de Sancta Cruz en Jerusalem á los mis¬

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