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tumbre repetir esta jaculatoria: Mi confianza es Dios, y en el espero. Puso en Córdoba y otras ciudades de España numerosas escuelas, especialmente de lengua árabiga, y obligaba á los Cristianos, que no hablasen otra, ni usaran del latin en sus escritos.

En la construccion de madrisas (escuelas), hospitales y mezquitas señalóse tambien su nieto Abderrahman-ben-Alhakem, teniendo en ello por objeto dar ocupacion á los pobres, pues era naturalmente caritativo, y hacia repartir limosnas.

Estas construcciones las hacian los Emires de Córdoba con el azaque ó diezmo que les pagaban los árabes.

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En el lenguaje de los árabes durante estos dos siglos se advierte siempre un sabor religioso tan notable, que á no ser por el resabio fatalista que suele presidir en sus conceptos, y por alguna que otra palabra exótica, pudieran pasar como locuciones de nuestros escritores místicos. La exhortacion del emir Hixem moribundo á su hijo Al

á su alquibla por diez y nueve puertas cubiertas de planchas de bronce de maravillosa labor, y la puerta principal cubierta de láminas de oro : á sus lados de Oriente y Occidente cada nueve puertas. Sobre la cúpula mas alta habia tres bolas doradas, y encima de ellas una granada de oro: de noche, para la oracion, se alumbraba con cuatro mil y setecientas lámparas que gastaban veinte y cuatro mil libras de aceite al año, y ciento y veinte libras de aloe y ámbar para sus perfumes : el atanor del Mihrab, ó lámpara del oratorio secreto, era de oro y de maravillosa labor y grandeza.

1 Conde, tomo I, parte 1.a, cap. XLVI.

9 Azaque, dice Conde (tomo I, parte 2.a, cap. XLI), es lo que se da por la ley á Dios, ó al Rey, como medio seguro de acrecentar y conservar los demás bienes es el diezmo de todos los frutos de siembra, plantío y cria de ganados, de productos de comercio y de industria, del beneficio de las minas é invencion de tesoros se pagaba con varias prácticas. De la invencion de tesoros tenia el Rey el quinto : no se pagaba azaque de la platà, oro y piedras preciosas empleadas en guarniciones de espadas y de libros, y en anillos, arillos, ajorcas y otras joyas de los adornos de sus mujeres y esclavas, y en jaeces de caballos de guerra. Las rentas del azàque son para mantenimiento del Rey y de sus ministros, defensa de las tierras para aprestos de guerra, reparo de obras públicas, mezquitas, baños, fuentes, escuelas y mantenimiento de los maestros de ellas, componer caminos, puentes y posadas, rescatar cautivos y remediar pobres secua ces de la ley, que cumplen sus cinco azalaes ú oraciones, pues quien estas no cumple y su azaque no paga, es doctrina de Azuuna, no tratarle ni enterrarle. (Mohtazar Azuuna, ms.).

hakem, sobre el modo de gobernar sus Estados, es digna de un principe altamente cristiano 1.

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A su muerte se subleva nuevamente su tio Abdala contra el nuevo rey Abderrahman-ben-Alhakem : favorecido este por la fortuna, se retira aquel á Valencia, donde es sitiado por su sobrino Abderrahman. Abdala desesperado de socorro se presenta un dia á sus gentes y les dice: «Mañana, si Dios quiere, compañeros mios, haré<«<mos nuestra oracion de Juma, y con la bendicion de Alá partirémos <«< el sábado, y pelearémos, si fuese su divina voluntad. Venido el «Juma, y congregada su gente delante de la mezquita de Bab- Tad«mir (ó puerta de Murcia), les hizo una plática, y al acabarla dijo: «Ó nobles compañías de varones, ¡que Dios os sea misericordioso! <«< creed que nos conviene pedir á su divina bondad que nos enseñe el <«< camino que debemos seguir, y el partido que nos conviene tomar, <«<sin otra pretension que conformarnos con su divina voluntad. Yo «<espero de su clemencia, que nos la muestre; y nos haga entender lo <«<que mas conviene. Alzó sus ojos y sus manos al cielo, y dijo: Dios « mio, señor Alá, si tengo razon y es justa mi demanda; si mi derecho es mejor que el del nieto de mi padre, ayúdame y dame vic<«<toria contra él; y si él tiene mas fundado derecho al trono que su «tio, bendícele, y no permitas las desgracias y horrores de la guerra «y discordia que hay entre nosotros, apoya su poder y estado, y << ayúdale. Todos los de la hueste, y muchas gentes de la ciudad, que <«<estaban presentes, dijeron á una voz: así sea; y en este punto so«pló un viento muy frio y helado, extraño en aquel clima y estacion, «y dió á Abdala un súbito accidente, que le derribó en tierra, y le «dejó sin habla, de suerte que se acabó la oracion sin él, y le lle«varon al alcázar, y permaneció sin habla algunos dias. Luego soltó « Dios su lengua, y dijo á sus caudillos y wazires: Dios ha declarado <«<este negocio; así que no quiera Dios que yo intente cosa contra su

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Véase en Conde, tomo I, parte 1.a, cap. xxix, pág. 230. Es verdad que estos buenos consejos aprovecharon muy poco al cruel é inconsiderado Alhakem. Esta frase, si Dios quiere, que aun es usual en España, y otras expresiones religiosas, las tomaron en buen sentido los españoles de los árabes, que las usan á cada paso. Las frases intercalares N. que Dios guarde, F. que está en gloria, y otras análogas son del mismo orígen, pues no se usan comunmente fuera de España.

«divina voluntad. Envió un wazir al campo para llamar á sus hi«jos, escribiendo al mismo tiempo al rey Abderrahman ofreciéndose «á su obediencia con entera voluntad 1. »

Las desgracias de la guerra eran atribuidas igualmente á los pecados de los muslimes, cuyo fervor religioso se hallaba ya bastante amortiguado á fines del siglo IX. El emir Muhamad de Córdoba envia una escuadra contra Galicia (867), que naufraga en las bocas del Miño. «Esta desgracia de la flota puso grande ánimo á los cris<«<tianos de Galicia, y este año corrieron toda la tierra de Lusitania, «y ocuparon Salamanca, y cercaron la ciudad de Coria. Las nuevas «de estas desventuras llenaron de tristeza á los de Córdoba, y los muy <<<virtuosos y severos miraban estos infaustos acaecimientos como castigos del cielo por la falta de celo y fervor en las prácticas religio«sas, y que los muslimes pensaban mas en vanidades y deleites que << en la propagacion del Islam. Otros decian que en el servicio de Dios <<no conviene buscar atajos, ni excusar fatigas, y que por eso aquella <«<expedicion por mar no habia querido Dios que fuese venturosa 3.» A un pueblo animado de este misticismo belicoso ¿qué otro dique análogo pudiera oponérsele que el sentimiento austero y ferviente á la par del Catolicismo?

S CXLVI.

Mozárabes de Toledo.

Las puertas de Toledo habian sido entregadas á Tarik por los vengativos judíos de aquella ciudad; su pastor habia huido, y poco despues D. Oppas y sus parciales habian corrido igual suerte, muriendo á manos de Muza los que permanecieron en la ciudad 3. Sus principales iglesias habian sido ocupadas por los musulmanes, y solamente habian quedado á los mozárabes las modestas parroquias de Santa Justa, San Lucas, Santa Eulalia, San Marcos, San Sebastian y San Torcuato. La posicion excepcional en que se hallaban los mozára

1 Conde, parte 2.a, cap. XXXVIII.

2 Conde, tomo I, parte 2.2, cap. LIII.

Véase el S CXXI del cap. I de esta parte.

Segun el documento que cita Florez (España sagrada, tomo V, cap. v, n. 102) se desprende que además de estas seis parroquias tenian en los últimos

bes, y mas probablemente la necesidad de ocupar un barrio determinado y bajo la vigilancia del vencedor, hicieron que en vez de señalar á cada una de estas parroquias determinado distrito, se le asignara un número proporcionado de familias'. Al frente de ellas lucieron todavía sujetos muy notables en la primera mitad del siglo VIII, dignos restos de la Iglesia goda, aunque decaida en sus últimos años. Entre estos podemos contar al chantre Urbano, que gobernó la iglesia de Toledo, viuda por la fuga del Prelado y del arcediano Evancio. Dejando á un lado otros nombres oscuros ó apócrifos, encontramos al venerable Cixila rigiendo la iglesia de Toledo con singular fervor y al mismo tiempo ilustrándola con sus escritos *.

No fue tan afortunada la iglesia de Toledo con el sucesor de Cixila, Elipando. Contagiado con los errores del Adopcianismo que aprendió del obispo Félix de Urgel, los sostuvo con pertinacia aun despues del concilio de Francfort, dejando dudosa su conversion, y su

tiempos una iglesia matriz bajo la advocacion de Santa María. El documento dice así: «Ego miser Salomonis Archipresbyter Servus Dei indignus et pecca«tor, scripsi hoc libellum de Virginitate Sanctae Mariae Virginis et Genitricis «Domini, ad finem usque complevit in civitate Toleto in Ecclesia Sanctae Ma «riae Virginis sub Metropolitanae Sedis Domno Pascali Archiepiscopo... in Ae«ra millesima centes. quinque (1077). »

1 Así lo refiere Ortiz. Esta demarcacion de familias y no de territorios, se conserva aun en varios pueblos de la Corona de Aragon, y no deja de tener algunas ventajas en compensacion de mayores inconvenientes.

2 El Pacense, era 757 (año de Jesucristo 719), dice: «Per idem tempus «Fredoarius Accitanae sedis Episcopus, Urbanus Toletanae Sedis Urbis Regiae « Cathedralis veteranus melodicus, atque ejusdem Sedis Evantius Archidiaco. «<nus, nimiùm doctrina et sapientia, sanctitate quoque et in omni secundùm " Scripturas Spe, Fide et Caritate ad confortandam Ecclesiam Dei, clari haben«tur (n. 49).» Acerca del arzobispo Pedro Pulcro, sujeto ideal, á quien Tamayo canoniza en su martirologio al dia 8 de octubre, dice con razon el P. Florez (España sagrada, tomo V, pág. 342): «Sobre la santidad así de este como «de otros muchos conviniera que los Prelados superiores tomasen alguna séria << providencia.»

3 Véase acerca de este Prelado al P. Florez (España sagrada, tomo V, capítulo v, § 52 y sig.) y el § CLIX de este tomo. Lo que dice Florez acerca de que Cixila fue quien trasladó las reliquias desde Toledo hasta los montes de Asturias, necesita mas apoyo, pues las conjeturas que aduce parecen poco fundadas.

nombre manchado en nuestra historia '. Afortunadamente los sucesores Gumersindo y Wistremiro, que rigieron la silla en la primera mitad del siglo IX, resarcieron con su prudencia y santidad de costumbres las quiebras que su afligida grey padeciera en tiempo del Prelado heresiarca. Á Wistremiro alcanzó á conocer san Eulogio en su viaje de Pamplona á Córdoba; y el cumplido elogio que hace el santo Mártir de su vigor, honestidad y virtudes, hacen su nombre grato y venerable. A su muerte los Obispos comprovinciales querian darle por sucesor á san Eulogio; pero el cielo se lo apropió por medio del martirio, dándole mejor asiento en el cielo, en vez de la penosa silla que se le deparaba en la tierra. Siguen despues los nombres de Bonito y Juan, sucesores de Wistremiro, hasta muy entrado el siglo X; y si carecemos de noticias acerca de los que ocuparon la silla de Toledo en el resto de aquel siglo y el siguiente, no por eso puede inferirse que careciera de Prelados; mucho mas al ver el nombre del arzobispo, llamado Pascual, poco tiempo antes de la reconquista (1077).

Aciagos en demasia eran para los pobres mozárabes de Toledo los tiempos en que rigieron su iglesia los Prelados cuyos nombres acaban de citarse sumariamente: bien necesitaban estos de toda su virtud y abnegacion para tan arduo y espinoso puesto. Abderrahman habia fijado definitivamente la corte de los Beni-Omeyas en Córdoba, favorecida ya anteriormente por varios emires. Su agradable temperatura y lozana vegetacion, juntamente con las ventajas del sitio y

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Véase en el capítulo siguiente el S CLV con la biografía de Elipando.

2 << Toletum reverti; ubi adhuc vigentem sanctissimum senem nostrum, fa«culam Spiritus Sancti, et lucernam totius Hispaniae Wistremirum Episcopum « comperi.» (Véase Ep. ad Welesindum, apéndice n. 3).

3 Véase su biografía en el § CL de este capítulo.

Véanse sobre este punto las juiciosas observaciones del P. Florez (en el tomo V de la España sagrada, irat. 5.o, cap. v, n. 92 y sig.). Una observacion tan solo debo hacer respecto de las conjeturas del erudito Agustiniano. Presume. que los hombres de Cenapolo, Domingo, Justo, Saturnino y los Salvatos, que se echan de ver en los dípticos de la misa mozárabe, sean de los antecesores del arzobispo D. Bernardo, pues vienen á continuacion de él los nombres de los once Arzobispos siguientes sin interrupcion. Mas debió observar Florez, que no es-› tando el nombre del arzobispo Pascual en aquel diptico, ó este es fabuloso. 5 su conjetura no es muy fundada.

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