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cion por cierto, si baxo tan desdichado pie hubiera continuado por algunos años!

Sola esta obvia reflexion era bastante para haber retraido y contenido al señor Llorente y á todos los demas españoles de seguir y pro teger el partido, no de un conquistador generoso, sino de un usurpador tan vil, criminal é irreligioso. Era bastante para haber conocido y dicho: Por un emperador tan infame que así juega con los espa→ ñoles, y falta á sus palabras mas sagradas en un mismo dia, es imposible que pueda conseguirse felicidad alguna. Pero lo que mas les debió contener fue ver, que interin se extinguia el tribunal de la Inquisicion de España, á pretexto de su crueldad tan falsamente exâgerada, se confinaba ó quitaba la vida á infinitos españoles solo porque

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se descuidaban en hacer un gesto, en hablar una palabra mas alta, ó én llevar una despreciable navaja. Lo que sobre todo les debió retraer de hablar tan injuriosamente de la Inquisicion de España fue oir, ver y saber que todos los demas sectarios, pero singularmente los francmasones, habian tenido su extinción por uno de sus triunfos mas solemnės: Si! En el discurso mons-. truoso que yo inserté al fin del Napoleonódon Quixote, se leen las siguientes claras y terminantes pas labras: "Pero el Dios de la luz es-: "cuchó bénigno las plegarias de tan-> tos millares de hermanos nuestros como hay diseminados en las qua"tro partes del globo, y determinó »poner fin alimperio de Ariman "¡Sempiterno loor al HEROE que "lanzó en Chamartin el rayo que reduxo á cenizas el reinado de las

»tinieblas inquisicionales! ¡Bendi"gámosle eternamente por haber "confiado á su augusto hermano el "cuidado de fundar la ciudad san"ta, la nueva Jerusalen, el taber"náculo de Dios, en donde mora "con los hombres, y ellos serán su "pueblo !"

Por este solo párrafo se verá claramente que no es exâgerada la pintura que hice, al fin de la Historia Razonada, del grado de irreligion y desarreglo de costumbres á que por una consecuencia necesaria hubiera llegado la católica nacion española; y que ni las leyes, ni los cánones, ni los obispos, nilos curas, ni otro algun recurso humano, hubieran podido impedir ni cortar tan peligroso y contagioso mal.

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Por esto servirá del mayor honor y triunfo á la Inquisicion de

España el que con tanta celeridad y perfidia hubiesen conspirado contra ella el impio y perverso Napoleon y la secta infame de los francmasones; pues una de las instrucciones que estos daban antes á sus prosélitos, era que, ó no entrasen ni permaneciesen en España, como tierra maldita para ellos, ó en caso, anduviesen con la mayor precaucion y disimulo, sin duda por el temor de la Inquisicion.

Por tanto los buenos españoles no deberán dar las mas cordiales gracias á Napoleon, como el señor Llorente, por haber extinguido la Inquisicion; sino al Dios verdadero y todopoderoso, que por sus altos juicios les puso tan de manifiesto la suma perfidia é irreligion de aquel tirano, para que antes jurasen derramar la última gota de

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su sangre, que sujetarse á un hom

bre tan impío y tan infame; y para que ahora de nuevo vuelvan á jurár que antes morirán todos, que permitir que aquel monstruo tan feroz vuelva á pisar el cristiano sielo español, y menos á dominarlo (1).

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(1) Esto alude al tiempo que se com puso este capítulo, que era cabalmente quando aquel tirano amenazaba otra vez á toda la Europa en el mes de mayo de 1815.

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