Imágenes de páginas
PDF
EPUB

do no diéramos asenso á la especie de promesa que dice le hizo hacer á la reyna su confesor Torquemada quando no era mas que infanta de Castilla, y al parecer estaba tan distante de llegar á ocupar el trono (1), que estableceria ́este tribunal si Dios la elevaba algun dia á ser reyna (especie que tambien refieren y tienen por cier ta el historiador Zurita, Flechier y otros); siempre venimos á pa

(1) Para que la reyna doña Isabel subiese al trono de Castilla fue menester que no solo muriese su hermano don Enrique IV sin sucesion legítima, ó al menos reconocida por tal en la nacion; sino que tambien se verificase lo mismo respecto del infante don Alonso, hermano de don Enrique y de doña Isabel, proclamado tambien ya como rey en muchos pueblos. Y así esta augusta infanta y princesa vivió muchos años fuera de la Corte, y como haciendo una vida privada.

rar en que por el testimonio de tan ilustre historiador y los preciosos documentos que él dá á entender haber tenido presentes, consta que la reyna y el cardenal fueron afectos y autores de la In quisicion, y que los Castellanos ni repugnaron ni reclamaron sobre su establecimiento. Pues de haber sido así tambien lo referirian los mismos historiadores.

Pero ni aun por todas estas razones y autoridades se dará por vencido el señor Llorente, y como atrincherado en su último reducto, todavía esperará de mi parte otra carga ó autoridad que lo acabe de convencer, y lo dexe sin escusa para no rendirse. Porque dirá que aunque yo le haya probado concluyentemente que la reyna Católica, el cardenal Mendoza: y los castellanos fueron afectos del

tribunal de Inquisicion, y los dos primeros sus autores, siempre le queda á su favor el argumento fuerte de que en lo restanté de su vida la reyna Isabel miró con ojeriza aquel mismo tribunal por los excesos que veía cometian los inquisidores, y lo á mal que lo llevaban los castellanos; lo qual se prueba evidentemente por no haber hecho mencion en su testamento del tribunal de la Inquisicion tan heróica reyna, ni recomendádolo en manera alguna á los príncipes sus hijos, como lo hi zo don Fernando su marido á su nieto Cárlos V. Y á la verdad que si así se explicase el señor Llorente, como lo dá á entender en el siguiente texto, yo me veré seguramente en el mayor apuro para acabarlo de convencer y rendir. Pero pues la disputa ha de ser tan

árdua por una y otra parte; bien convendrán mis lectores en que debo tomar aliento y descanso, y concluir este capítulo, para emprender ellos y yo el siguiente con mas gusto y ardimiento.

[ocr errors][merged small][merged small][merged small]

CAPITULO IX.

En que se acaba de probar que la reyna Católica fue siempre afecta de corazon al tribunal de Inquisicion, y que lo recomendó en su testamento; haciendo ver al mismo tiempo la ligereza, inconexion y falsedad con que escribió Llorente su obra: Anales de la Inquisicion de España. Por lo que no debe ser creido de los españoles ni estrangeros.

TEXT O. ̈

En 12 de octubre de 1504 otorgó la reyna su testamento en Medina del Campo, y nombró

por uno

« AnteriorContinuar »