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COMENTARIO.

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Por muchos y grandes motivos será eterna y plausible la memoria del Gran Napoleon en la España. Y una de las hazañas que mas realzarán su gran política y religion, será haber decretado la absoluta extincion del tribunal de Inquisicion en el lugar de Chamartin, aldea de Madrid, y en el dia de diciembre de 1808. Porque á la verdad ¿quién sino Napoleon el Magno y el conquistador de la España (como dice el señor Llorente) podia haber rompido en tal dia el nudo gordiano de la Inquisicion de España? ¿quién sino el emperador de los franceses Napoleon el Grande pudo destruir por la raiz el árbol dañino de la Inquisicion despues de tres siglos y en la aldea de Chamartin?

Si por un imposible volvieran al mundo en esta época un Constantino el Grande, un Teodosio, un Marciano; si vinieran un Cárlos V y un Felipe II, y otros famosos héroes y conquistadores; á buen seguro que se comerian de envidia, de tal suerte, que no pararian hasta venir á las manos con el Gran Napoleon, porque él ha superado empresas y cortado los nudos gordianos en los dias y aldeas que ellos no se atrevieron ó tuvieron por imposibles. Asíque tiene razon el sefor Llorente en decir y repetir que se le deben dar gracias y mas gracias al Gran Napoleon por haber suprimido enteramente el tribunal de Inquisicion; y véase la prueba.

Es sabido que la nacion española, despues que abjuró el arrianismo, y singularmente despues que celebró el concilio toledano VI, ha

procurado mantener no solo como dominante, sino como exclusiva de todas las demas religiones la católica apostólica romana, en tanto grado, que el cánon 6o del referido concilio previene baxo los mas severos anatemas, que ninguno suba al trono sin que primero jure del modo mas solemne, que no permitirá en su reyno á ninguño que no! fuese verdadero católico. Esto mismo casi se repitió, despues en los restantes concilios toledanos, que, como es notorio, se tenian por unas Córtes legítimas en quanto á estas materias políticas y temporales. Todos quantos reyes hubo despues de la irrupcion de los sarracenos hasta Fernando el Católico, ya que no pudieron cumplir tan exactamente este mismo juramento, lo menos procuraron por quantos medios les fue posible pro

teger la religion católica, estenderla, y mirar con indignacion ó desprecio á todos los demas vasallos que no la profesaban. Llegaron por fin los dichosos tiempos de Fernando é Isabel; y habiendo redondeado y reunido en sus personas esta vasta monarquía, determinaron, conforme á la citada disposicion del concilio toledano, que todos sus vasallos fuesen verdaderamente cristianos católicos, y los que no quisieren serlo, fuesen espulsados de sus reynos; por cuya razon los dichos señores Reyes fueron condecorados. con el augusto título ó sobrenombre de Católicos.

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Desde esta época, todos sus sucesores hasta la invasion de los Napoleones se han titulado tambien Católicos, y por consiguiente á su ingreso ó ascenso al trono todos han prestado con el mayor bene

plácito de sus pueblos el juramen to mas solemne y fundamental, reducido á ofrecer defender con todo su poder la fe católica apostólica romana; la conservacion y aumento de ella; la persecucion de los hereges y apóstatas; y á no permitir otra alguna en su reyno. En virtud de este juramento, es innegable que el Rey y sus pueblos quedaban ligados por un pacto tan solemne á no consentir otra religion que la católica apostólica romana. Los Napoleones, y aun el mismo Llorente, parece que estaban bien penetrados de esta ley fundamental de la nacion, puesto que en el artículo 1.o de su tan ponderada entonces y despues vituperada constitucion de Bayona, sentaron que la religion apostólica romana en España y todas sus posesiones seria la religion del Rey y de la nacion, y

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