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ENSAYO II. «viniesen á los estatutos de su santidad; y fué hom«bre de mucha autoridad y estima y de muchas le«tras y que ocupó grandes lugares y graves cargos «y encomiendas de los reyes de su tiempo.»—En efecto, don Gonzalo Garcia de Santa Maria manifestó tanto por sus acciones, como por sus escritos, que era acreedor á la estimacion de sus contemporáneos y al aprecio de su posteridad. Las obras que compuso y han llegado hasta nuestros dias son todas históricas y dán á conocer que aquel erudito converso consagró la mayor parte de sus tareas á Sus escritos. bosquejar la historia del reino de Aragon, en cuya capital residió por mucho tiempo. Sus principales producciones son: la Historia ó vida de don Juan II; la obra latina que escribió con el título de Aragonia regni historia, de que hace mencion Gerónimo de Zurita en el libro XII, capítulo LV de sus Anales; y la traduccion al castellano de la Crónica de fray Gemberto Fabricio de Bagad citada por el diligente Dormer en sus Progresos de la Historia de Aragon, obra útil en extremo y no tan apreciada como por su importancia merece, Las producciones de Gonzalo Garcia de Santa Maria manifiestan que este erudito escritor se habia dedicado mas que su padre y su tio, á los estudios clásicos de la antigüedad latina, no sin perder de vista á los escritores rabínicos. La vida de don Juan II de Aragon,

12 Esta traduccion fué impresa en Zaragoza el año de 1499 en folio con el siguiente titulo: La esclarecida crhónica de los muy altos y muy poderosos principes y reyes cristianos, de los siempre constantes y fidelisimos reinos de Sobrarve, de Aragon, de Valencia y otros.

13 Este códice, que es un to

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mo en folio encuadernado en pasta, tiene por titulo: Vida de don Juan II de Aragon, por Gonzalo de Santa Maria, vecino de la ciudad de Zaragoza. Consta de 69 fojas, careciendo de principio y de fin; bien que solo faltan en nuestro juicio, algunas páginas del prólogo, pues que se encuentra integro desde el libro primero en

Crónica

cuyo códice, de letra del siglo XV, existe en la CAPITULO VIII. Biblioteca nacional de esta córte, es una prueba palmaria de esta observacion que caracteriza principalmente las obras de don Gonzalo. Veamos, pues, de como principia el libro primero de la expresada cró- D. Juan II. níca, en que trata de la prision del príncipe de Viana y de la guerra de los catalanes.

«Partió el rey de Barcelona por cosas generales á los «<aragoneses en Fraga facer. Otras en Lérida á los catala«nes asignó; á los cuales de un predestinado fin conduci«do, vino el príncipe de Viana. Súbitamente palabras de gran«des sospechas al rey fueron dichas; juicios é crueles trata«dos descobiertos, el ánimo del qual por las cosas pasadas «cayó en nuevos pensamientos, Era la triste ora llegada, «<los cielos dispuestos á toda desolacion. El rey con «ánimo conturbado, solos, en su palacio retraidos dixo: «Conviene a mi usar de justicia, príncipe y fijo mio, se«gun las cosas á mi referidas, ca los padres, mayormente «<los reyes, asi facerlo acostumbran. La honra con la vida «dejar é ante de fenescer mis dias no presuncion mayor de «mi ser. Aquello que la natura me ha encomendado, con su «órden me place dejar. Mis actos no se mueven, salvo ven«<cidos de razon. Y ordenado que detenido fuese, el prín«cipe los ojos al cielo volviendo: Venidos son los últimos «é afortunados dias en los cuales nin de la justicia nin de la misericordia es de haber esperanza, con lágrimas tris«tes respondió. La tristeza del pueblo, puesto que muy gran«de, no menos aquella de la regna con sus damas fué. Toda «la noche en lágrimas pasaron pronosticando el fin de la tal

adelante, terminando en el libro cuarto, del cual faltan tambien algunas fojas. Hé aqui como principia el dicho códice, tal como ahora se encuentra: «Por embajadores a paz conducido, rendida Navarra á la obediencia del padre, los pies é manos de aquel besó etc.» y concluye en la foja 69 del siguiente modo: «La fortuna, usando de su imperio, movió todo lo que firme estaba: nuestras riquezas en pobre

dades, las honras en oprobios, las
libertades en injusticias, nuestras
piensas ofuscadas etc.»-Este pre-
cioso documento desconocido
hasta ahora en la historia de nues-
tra literatura, es verdaderamente
digno de llamar la atencion de
nuestros literatos y bibliólogos, por
lo cual no hemos querido renun-
ciar, aqui á dar de él las preinsertas
noticias.

de

Aragon.

ENSAYO II. «prision doloroso ser. Egualmente todos la liberacion suya «deseaban. Don Juan de Beamunte por esto al príncipe por «amor é sangre muy caro é de las cosas pasadas principal<«<mente consegero. El rey de Aytona el príncipe á Mirave«te queriendo levar: á suplicaciones de los aragoneses en la «aljaferia lo metió. Eran los ánimos de los militares cata«<lanes á nuevos deseos aparejados, los pueblos é ciudada«danos á insultos é malignas cogitaciones dispuestos. Lle«gado el tiempo por ellos deseado, con sombra de liber«tades, puesto que sus fines á otros respectos tirasen. Quin«ce principales embajadores é grandes ficieron, uno de ellos «<mas venerable por dignidad, arzobispo de Tarragona, en «público á ver al rey ansi fabló, se dice. Si la justicia «constrenye, excelentísimo Señor, padecer deba tu hijo «príncipe de Viana, no deliberamos siendo tu padre, supli<«<car de misericordia; mas acerca de nosotros es la razon <«<que la piedad. El á la noticia nuestra es pervenido, por «el conocimiento tuyo toda observancia, toda fidelidat que «á ti se debe, es primera. Lo que à nosotros mueve es la «<su honra que de ti procede. Deseamos saber cual causa «<movió á tus manos usar contra ti mésmo. De obras de tan<<ta admiracion, por cierto bien es cosa de maravillar, men<<guar de clemencia de tu propia sangre. Aquellas cosas son << admirables que sobre natura son vistas. Así como es fuerte «danyar, asi mesmo es suave perdonar la culpa de sus yer<«<ros. Nosotros tememos lo porvenir. Nuestros pensamien«tos pronostican cosas de mucho dolor. Los ánimos tristes «de lamentar no se fartan, y no fallamos la propia causa de «nuestra desaventura. Una voz egualmente entre pueblos é «regnos anda. Sin culpa padesce el fijo, Cárlos príncipe de «Viana: sabemos perdonaste lo pasado: ignoramos que te «movió á facer lo presente. O! Señor, quieraste suplica«mos en unidad conservar aquellos regnos, que los tuyos «en paz te dejaron. >>

No juzgamos conveniente seguir copiando para dar á conocer el carácter de las obras que escribió en idioma vulgar, Gonzalo Garcia de Santa Maria. Bastan las anteriores líneas para apreciar y

comprender tanto el estilo y lenguage de este autor CAPÍTULO VIII. como la escuela que siguió en sus obras. Era Tito Livio uno de los historiadores latinos, mas generalmente conocido y estudiado, por los que en la córte de don Juan II se dedicaban al cultivo de las letras. Siguió, pues, don Gonzalo de Santa Maria las huellas de este escritor romano, y si bien dió á entender que le era tambien familiar la lectura de Tácito, tanto en sus narraciones, como en los discursos que puso en boca de los personages históricos, dejó ver que no se apartaba de aquel modelo. Su obra latina titulada Aragoniæ regni historia es el mas seguro comprobante de este aserto, que justifican igualmente, como habrán observado nuestros eruditos lectores, las que escribió en castellano.-En el siguiente capítulo haremos una breve reseña de las obras de don Alonso de Cartagena, hermano del ilustre obispo de Sigüenza.

CAPITULO IX.

Tercera época. Siglo XV.

Don Alonso de Cartagena.-Sus obras.-Sus traducciones. Sus poesías.

ENSAYO II.

Hijo segundo de don Pablo de Santa Maria fué don Alonso de Cartagena, el cual no alcanzó entre los cristianos menos autoridad, ni gozó de menos fama por sus obras y sus virtudes. Nació segun se deduce de su epitafio, conservado en la capilla de la Visitacion de la catedral de Burgos, por los años de 1385; y convertido á la religion cristiana al mismo tiempo que su padre, se dedicó al cultivo de las ciencias con el mayor empeño, dando inequívocas pruebas de singular talento en el estudio de la filosofía, del derecho civil y de los cánones, lo cual le hizo adquirir en breve el deanato de Segovia, que trocó mas tarde por el de Santiago. Distinguido por su talento y por la rectitud de su carácter, atrajo desde luego sobre sí la atencion de

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