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pleto el juicio que formen nuestros lectores de la CAPITULO XI. obra de dou Mosséh Zarfatí, copiaremos aqui el título IV del libro primero, que puede tambien servir de muestra respecto del lenguage: Dice así:

«Quando el hermano quisiere aplazar ó acusar á otro «su hermano sobre tal fecho que si le fuese probado debe «perder la cabeza é la tierra, é todo el haber, vos non lo «debedes oyr, nin faserle aplazar sobre tal rason. Mas este «que acusa su hermano sobre tal rason, como sobre dicho «es, debe ser echado de la tierra, si non si le quisier acu«sar de fecho que fuese en daño de persona del rey, ó de sus fijos, o de la su muger ó de todo el regno comunmen<«<te, ca en talas fechos bien debe ser oido.»>

«Si el hermano fuere en muerte de otro su hermano, «non se puede defender de qual quier acusacion que contra «él fecha, por rason de la su hermandat, pues que fué en «consejo de su muerte. Mas si otros pleytos acaescieren en«tre hermanos que non son criminales, asi como sobre «heredades ó sobre haber ú otra cosa semejante, pueda «cualquier dellos demandar al otro, é vos debedes lo faser «aplazar é complir lo de derecho. »>

Don Jahacob Zadique de Uclés, coetáneo de Mosséh Zarfatí y como él converso, nació en la villa de Uclés en el segundo tercio del siglo XIV y vivió muchos años, dedicándose con especialidad á la medicina y á las ciencias morales y filosóficas. Distinguido entre sus contemporáneos por su pericia en el arte de Esculapio, mereció la honra de que el insigne maestre de Santiago, don Lorenzo Suarez de Figueroa, le eligiese su médico, alcanzando no pocas distinciones bajo la proteccion de tan esclarecido magnate. Encargóle el maestre què pusiese en lengua castellana una obra de filosofía moral, escrita en idioma limosin, y el erudito converso llevó a cabo el mandato de don Lorenzo Suarez

Su estilo.

Zadique

de

Uclés.

ENSAYO It.

Libro

de

Dichos

de

Sabios.

de Figueroa, traduciendo la expresada obra con este título: Libro de dichos de sabios é philósofos é de otros exemplos é doctrinas muy buenas. Era el objeto de esta obra formar el corazon de los jóvenes y dictar las reglas con que debian gobernarse en el mundo cuantos aspirasen á la perfeccion. Fundábase en las máximas de los libros sagrados y en los dichos y sentencias de los profetas y santos padres, tanto de la iglesia latina como de la griega, sin ol vidar las autoridades de Boecio, Aristótoles, Séneca, Aurelio, Ciceron y otros escritores de la antigüedad romana. Dividió don Jahacob Zadique, apartándose del órden establecido por el autor, el Libro de dichos de sábios é philósofos en siete capítulos, á los cuales dió el nombre de Partidas, segun el mismo manifiesta al fin del prólogo con las siguientes palabras:

«Mandó á mí don Jacob Zadique de Uclés, su criado é fisico, que lo romanzase en nuestro lenguage castellano, et «<al su señorío é mandado con la reverencia debida obe«<desciendo, romancelo en la manera siguiente, el qual partí «en siete partidas. »

Aunque no puede atribuirse á don Jacob la gloria de los pensamientos, no dejan de reconocerse en su version apreciables dotes, consistiendo su mayor mérito en la sencillez y soltura del lenguage manejado en toda la obra con mucha facilidad, atendido el estado en que todavia se hallaba. Asi principia el capítulo prímero que sigue al prólogo ya citado:

«El comienzo del saber es el themor de Dios; dice nues«tro señor Jesu-Christo que sin Dios non podemos facer Su lenguage. «cosa, nin cosa que ficiésemos duraria, nin podría haber

«buena fin. Por esto decia Boecio que ninguno non pue- CAPÍTULO XI. <de comenzar cosa que pueda ser firme, si el funda<«<miento non face con Dios. Dice Daniel, profeta, que en «aquel punto que Baltasar, el gran rey, pensaba ser mas «seguro é mas fuerte é mas poderoso en sus fechos, cayó «en poder de sus enemigos. Dice Geremias, profeta, que to«do ome es assi como loco por desfallescimiento de buen «saber; et es escripto en el Libro de la sabiduría que todos <«<los omes que son vanos é mesquinos, en los quales non «<es la ciencia de Dios.>>

Don Jahacob continúa citando nuevas autoridades para demostrar la exactitud de su aserto y añade:

Dice el sábio quel regno ó la cibdat, donde es abondamiento de ciencia, non puede ser sin grandes bienes; decia «Séneca que señal es quel príncipe se fase tirano, quando <<non se maneja de omes sábios é entendidos é non les es «favorable: dice Sant Gerónymo que tan grand diferencia «es del ome sábio al non sábio, como de la luz á las tinie«blas, »

No hay duda en que la obra traducida por don Jahacob Zadique debia ser de suma importancia en la época en que fué escrita. Esta manera de presentar los pensamientos con aplicaciones á un principio generalmente admitido, no solo contribuia á esclarecerlo, sino que ayudaba á la memoria para retenerlo mas fácilmente. Esta especie de catecismo merece por tanto ser examinado por los eruditos y apreciado por los literatos, como un testimonío que

4 En la Biblioteca del Escorial existen dos egemplares de esta obra, ambos acompañados de otros dos tratados que componen uno y otro códice el título del primero es: Epistolas de San Bernardo al papa Eugenio, cardenales y obispos de la corte de Roma: el del se

gundo: Libro que fizo fray Bernal
Oliver de la órden de San Agus-
tin, que tracta del levantamiento
de la voluntad de Dios. La obra
de don Jahacob se terminó en 8 de
julio de 1402 en la villa de Velez,
que era propia del maestrazgo de
Santiago.

ENSAYO 11.

dá á conocer el estado de la lengua, al ser comparado con las demas obras que llevamos analizadas.

Durante la época, á cuyo término vamos llegando, florecieron tambien algunos judíos, que alcanzaron con sus producciones grande nombradía, tanto entre los cristianos, como entre los mismos rabinos. Habiéndonos detenido algun tanto en el estudio de las obras que escribieron los conversos de este largo período, nos contentarémos con indicar que entre los judíos que mas fama alcanzaron, se distinguieron David ben Selemoh ben David ben Jachía y don Isahak Abarbanel, si bien este último corresponde mas bien al reinado de los Reyes Católicos, por lo cual hablaremos de él en el siguiente capítulo. David ben Selemoh escribió varias obras, siendo las mas notables una especie de gramática y poética titulada (Lengua de los eruditos) y su comentario del Talmud, con el nombre de 5 (Alabanza de David). Una y otra obra fueron tambien recibidas que conquistaron á su autor el renombre de maestro perfecto entre los mas entendidos hebreos.

CAPITULO XII.

Tercera época.-Siglo XV.

Decadencia de las letras durante el reinado de Enrique IV.—Esfuerzos de la reina doña Isabel para restablecerlas.-Sus resultados. Estudios clásicos.-Carácter de estos estudios.-Alfonso de Zamora.-Paulo Coronel.-Alonso de Alcalá.-Paulo de Heredia.Pedro de Cartagena.-Don Isahak. Abarbanel y don Isahak Aboab, último Gaon de Castilla.

Con la muerte de don Alvaro de Luna y don Juan II, quedó triunfante en Castilla la altanera y desinquieta nobleza; se reprodugeron nuevamente los escándalos y desmanes y vióse el reino envuelto en la mas cruda y tormentosa anarquía. Don Enrique IV que durante su juventud habia alentado, como en el capítulo VI de nuestro primer Ensayo observamos, las conjuraciones y los motines, desobedeciendo los mandatos de su padre, debia expiar al subir al trono este torcido comportamiento, siendo víctima de la ambicion de los mismos, á quienes tan inconsideradamente habia

CAPITULO XII.

Don Enrique IV.

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