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ENSAYO III. roa, dijo tambien: »Me puso espuelas á la egecu>>cion el ver estaba en muchas quiebras de valor, »por carecer de lo dulce y grave del ritmo, esmalte >>que tuvo por imposible dar á su traduccion estc >>autor y que yo le dí á la mia.» Se vé, pues, que en concepto de esta poetisa, aventajaba su obra no solo á las traducciones del Pastor Fido, hechas hasta su época, sino que no cedia al original en el aseo y pompa del estilo.

Mas apesar de no conformase hoy la crítica con este jactancioso juicio, por adolecer la obra de la Correa de cuantos vicios plagaron en el siglo XVII la literatura española, bien que apareció algo parca en el uso de metáforas é hipérboles violentas, debemos observar aqui, que su traduccion es digna del exámen y estudio de los que cultiven las musas castellanas.-A fin de justificar esta opinion nuestra y para que los lectores tengan idea del estilo de esta obra, cuyo original es tan conocido de los eruditos, trasladaremos algunos trozos, observando previamente que doña Isabel Correa tuvo el feliz acuerdo de emplear en su traduccion toda clase de versos. Hé aquí como en la escena primera del acto II describe la belleza de Amarilis el enamorado Mirtilo, que disfrazado con el trage de su hermana, habia logrado imprimir en los labios de aquella un amoraso beso, confundiéndose entre otras zagalas:

En ellas la hermosura

repartió liberal los esplendores,
en cuanto alli se apura

elegante el pincel en sus primores:
la rosa se descuella,

sobresaliendo á todas por mas bella;

Tal Amarilis grata

á vista de la dulce compañia

fué con luz que dilata,

cual sol que á las estrellas niega el dia.

Mas ella, cual Diana,

los grandes ojos púdica bajando,

en vergonzosa grana,

el rostro candidisimo bañando,

por lo extremo mostrando,

dió á conocer no avara

que aun mas bella era el alma que su cara.

Con la boca dichosa

que bien puede llamarse en casos tales
inda concha olorosa

de peregrinas perlas orientales,

en la parte que iguales

sus labios el tesoro

rico abre y cierra en púdico decoro.

Amor que no se aleja

estaba, Ergasto, cauto y prevenido,

como en rosas la abeja,

en sus rosados labios escondido;

en tanto que se vido

con la boca besada,

al besar de la mia afortunada.

De la amorosa abeja

allí sentí el gustoso y penetrante

aguijon ¡dulce queja!...

pasarme el corazon de fé diamante,

que por dicha al instante

me fué restituido,

para poder entonces ser herido.

En la escena segunda del tercer acto se encuentra el siguiente coro al amor:

CAPÍTULO X.

ENSAYO III.

1

R. Salom.

R. Serrano.

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Huye, rie á tu contento,

pues será ligar el viento
el que yo te crea mas:
intentarlo es por demas,
por ser de suerte

que no sabes burlarte, sin dar muerte.

Doña Isabel de Correa, á pesar de sus pretensiones, respecto al aseo y pompa del estilo empleado en esta obra, introduce en sus versos muchas palabras latinas é italianas, todo lo cual contribuye á rebajar notablemente el mérito de esta traduccion, digna sin embargo del aprecio de los que al estudio de la literatura española se consagren. Escribió esta poetisa, segun expresa en el prólogo del Pastor Fido, diferentes producciones originales, pero no sabemos nosotros que se hayan dado á la estampa, si bien en 1693 las tenia preparadas con este intento. Doña Isabel vivió en Amberes, á donde parece que se refugió su familia á mediados del siglo XVII.

Por esta misma época escribian Joseph Salom y Joseph Franco Serrano, el primero un libro filosófico titulado Sendero de Vidas y el segundo una traduccion de los Cinco libros que componen el Pen

tateuco. Uno y otro judío manifestaron que poseian el CAPITULO X. idioma castellano con no poca exactitud y ambos se mostraron bastante doctos en los estudios bíblicos.

Tambien escribieron por estos tiempos Rabbí Saul Mortera é Isahak Orobio de Castro, componiendo diferentes obras contra la religion cristiana, en donde probaron su tenacidad en seguir los errores del judaismo. Tenemos á la vista dos gruesos códices, que posee nuestro distinguido amigo don Pascual Gayangos, debidos á estos dos judíos: el de Rabbi Saul Mortera tiene por título Tratado de la verdad de la ley de Mosséh y providencia de Dios con su pueblo: el de Isahak Orobio se denomina: Prevenciones divinas contra la vana idolatría de las gentes. No siendo nuestro propósito el considerar estas obras bajo su aspecto religioso, en cuyo caso condenaríamos todas sus doctrinas, y siendo escaso su mérito literario, parécenos conveniente el suspender aquí nuestra tarea, que procuraremos terminar en el siguiente capítulo.

R. Mortera.

Orobio

de

Castro.

CAPITULO XI.

Conclusion.

Observaciones generales sobre el estado de los judíos desde principios del siglo XVIII hasta nuestros dias.

ENSAYO III.

A medida que se acercaba el siglo XVIII, iba extinguiéndose en los judíos de raza española el amor á las ciencias y á las letras, quedando apenas en sus corazones un pálido destello de aquel fuego que habia alboreado en las academias de Córdoba, arrojando raudales de luz desde los muros de Toledo. No existia ya ninguna de las causas que los habian impulsado en España, durante muchos siglos, á cultivar las letras y las ciencias, ni obtenian sus esfuerzos la recompensa que en mas felices dias habian alcanzado sus mayores. Dispersos y errantes entre las demas naciones, se habia borrado en sus pechos poco a poco el sentimiento patriótico, que á

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