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El valor y la constancia con que han contribuído las partidas de guerrilla a establecer la libertad del Perú, siguiendo el ejemplo del Ejército, las hace dignas de la consideración del gobierno, y por tanto: he resuelto concederles las distinciones siguientes:

1°-Todos los oficiales y soldados de las partidas de guerrilla llevarán una medalla al lado izquierdo del pecho con esta inscripción en el centro del anverso; EL VALOR ES MI DIVISA y en el reverso un sol en el centro, y al exergo esta inscripción: A LAS PARTIDAS DE GUERRILLA. La cinta de que penda la medalla será bicolor, blanca y encarnada. La medalla de los oficiales será de oro, y de plata para los soldados.

2°.-Todos los individuos de las partidas de guerrilla quedan exceptuados del servicio veterano, a cuyo efecto se les dará una papeleta impresa y firmada por mí, que les sirva de resguardo.

3°-Serán atendidos en sus solicitudes con preferencia para los destinos y gracias que pretendan.

4°.- Perderán el derecho a estas gracias los que desmien tan con su conducta el amor a la disciplina y al orden que hasta aquí han acreditado.-Imprimase y publíquese.-Dado en Lima, a 1°. de Octubre de 1822.-29.-SAN MARTÍN.-B. Monteagudo.

Gac. Gob. Lima No 28. Pág. 120. Oct. 1821.
Argentina. Prem. Mil. Pág. 53-54

Rosa. Col. leyes etc. Pág. 231.

S. R. S.

X. 1821. ESCUDOS A LOS PERUANOS DE TARMA, CANGALLO, HUAROCHIRÍ, CANTA,

Noviembre 24.

YAUYOS Y YAULI

Escudo elíptico de paño encarnado, con la inscripción: A LOS CONSTANTES | PATRIOTAS DE (nombre de la provincia) en 6 líneas y bordado de hilo de plata.

EL PROTECTOR DE LA LIBERTAD DEL PERÚ, ETC.

La constancia y señalado patriotismo que han acreditado durante la campaña los peruanos del departamento de Tarma y provincias de Cangallo, Huarochirí, Canta, Yauli, y Yauyos, los hacen acreedores a la estimación pública y del gobierno. El enemigo que ha conocido el valor de sus esfuerzos, ha desplegado contra ellos, cuando ha podido, un odio que los honra; en prueba de sus virtuosos sentimientos declara:

19. Los peruanos de las tres provincias mencionadas desde la edad de 15 hasta 50 años llevarán un escudo elíptico en el brazo izquierdo de paño encarnado con esta ins cripción bordada de hilo de plata: A LOS CONSTANTES PATRIOTAS DE HUAROCHIRÍ variándose el nombre de la provincia en los términos que se ha indicado.

20.-Los gobernadores de cada una de aquellas provin cias, remitirán al Ministerio de Guerra una razón circuns tanciada, en cuanto sea posible, del número de peruanos comprendidos en el artículo anterior, que hayan servido activamente, para que se les remita igual número de escudos.

3o.-El Comisario del Ejército queda encargado de su construcción á costas de los fondos públicos.-Imprímase, publiquese e insértase en la Gaceta de Gobierno.- Dado en el palacio protectoral, Lima, 24 de Noviembre de 1821. - SAN MARTÍN.-Por órden, de S. E. Bernardo Monteagudo.

Gac. Gob. Lima, No 40. Nov. 24 1821. Pág. 150-151.
Argentina. Prem. Mil. III. Pág. 67-70-

Rosa: Col. leyes etc. Pág. 240.

XI. 1822. BANDA Y MEDALLA A LAS DAMAS

PATRIOTAS

Enero 11

A: Campo, el escudo provisional del Perú rodeado de cuatro pabellones. Arriba de la medalla: sol radiante de nueve rayos.

R:

Campo, leyenda: AL PATRIOtismo de las DAMAS SENSIBLES. Adopta esta pieza una forma inclasificable a manera de voluta rematada abajo para adornos y arriba por el disco solar. Va adherida a la banda hacia la mitad.

Publicada en facsimile en «Ilustración Histórica Argentina». Buenos Aires. Año II, No 6. 19 Mayo 1909, pág. 117.

DIPLOMA

El Protector de la libertad del Perú

Por cuanto Da. Serafina Hoyos de Arenales se ha distinguido por su adhesión a la causa de la Indepenclencia del Perú, y este Supremo Gobierno la ha creído digna de ser comprendida en el númerɔ de las que merecen llevar la divisa del PATRIOTISMO, como la más propia para honrar el pecho de las que han sentido las desgracias de su PATRIA. tanto: la declaro acreedora a la distinción y gracias que concede el decreto de 11 de Enero último. Tómese razón en el Ministerio de Estado y en la Municipalidad de esta Capital.

Por

Dado en Lima, a 12 de Setiembre de 1822. -3°. —José de SAN MARTÍN.-Francisco Valdivieso.

(A la izquierda, escudo provisiodal).

(Continuará).

Salvador Romero Sotomayor.

La batalla

blanca ganada por ei

General

San Martín, en los alrededores de Lima en

Septiembre de 1821

Sea que el General La Serna se hubiese dado cuenta de su error de haber evacuado la capital del virreinato, prematuramente, y tratase de enmendarlo; sea que tratase de socorrer y evitar la inminente caída de la fortaleza del Callao, donde se almacenaban abundantes elementos de guerra, o que, debidamente reforzado, se juzgase más fuerte que el escuálido Ejército Libertador y creyese el momento oportuno para la destrucción de éste, el hecho es que el jefe realista in tentó un audaz golpe de mano sobre Lima no transcurridos aun sesenta días de haber evacuado la ciudad con sus tropas, y que sólo pudo frustrar la serenidad y pericia estraté gica del General San Martín.

Los primeros meses del año de 1820 fueron fatales tanto para las tropas realistas como para el Ejército Libertador que venía a dar la independencia al Perú. La malaria, esa enfermedad endémica en los valles de la costa peruana, se había presentado en esos meses en la forma de una violenta epidemia. El Ejército realista acantonado en Aznapuquio había llegado a tener veinte de funciones por día a causa de la epidemia, y hubo momento en que el número de ataca. dos llegó a 3,000. En el Ejército Libertador no andaban mejor las cosas: literalmente puede decirse que no había en el campamento de Huaura hombre sano. En carta que el General San Martín escribía al Supremo Director de Chile,

O'Higgins, con fecha de Abril del año arriba indicado, le decía: «Mil quinientos enfermos y otros tantos convalecientes, es el estado del ejército». No había mil hombres que pudie. ran empuñar el fusil o el sable; los cuerpos estaban en cuadro y hubo día en que la epidemia causó un centenar de bajas a las tropas libertadoras. El mismo generalísimo creyó dejar sus huesos en esa tierra. Refiere el General Rudecindo Alvarado en su «Memoria Histórica» que atacado de la terciana, San Martín, después de haber guardado cama una semana, decía al levantarse: «Mi salud está muy abatida: creo con evidencia que, si continúo así, pronto daré en tierra». Pero poseía el generalísimo una fuerza de voluntad férrea y la dolencia física no minaba sus grandes dotes de militar y de político, y, según la expresion de un historiador, «sostenía el cadáver de su ejército desaparecido al rigor del clima, no teniendo soldados ni para el relevo de sus puestos avanzados». Muchos años más tarde, el mismo General Alvarado, en carta de 1o de Septiembre de 1823, rememorando aquella atroz calamidad, decía: «Nunca San Martín mostró más genio que entonces: ora inundando Lima y sus alrededores de guerrilleros, ora ocultando al enemigo nuestra po sitiva debilidad; ora emprendiendo campaña sobre la Sierra con espectros en lugar de hombres; ora expedicionando sobre la Costa; ora, en fin, con la negociación y la intriga que dió tiempo para superar aquella espantosa situación. Jamás en situación alguna le encontré tan grande».

Para remplazar las pérdidas causadas al Ejército por la epidemia y por las campañas a la Sierra y a la Costa, San Martín hubo de llenar sus filas con reclutas, emprendiendouna pesada tarea de instrucción militar. Fué, pues, con este ejército bisoño y macilento que el Libertador del Perú ocupó y se sostuvo en Lima.

La situación de los realistas era bien distinta. Aunque es verdad que sus tropas en la Costa habían sido también víctimas de la epidemia, que en Aznapuquio revistió los caracteres malignos de la fiebre amarilla, dominaban en cambio en casi todo el país, contando, por ende, con abundantes

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