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gastos de la guerra. El Emperador, para sosegarla, se determinó á pasar en aquellas partes; para mayor brcvedad hizo su camino por Francia. Saliéronle al encuentro hasta la raya de aquel reino los dos hijos del Rey, Enrique y Cárlos; el mismo Rey desde Orliens hasta Paris le hizo compañía. Fué grande la resolucion del Emperador en fiarse de su contrario y ponerse en sus manos; dicese que se trató de detenerle; libróle Dios de un peligro tan grande. Llegado á Gante, con castigar á los culpados y edificar una fortaleza junto á la ciudad, hizo que los demás se sosegasen.

Por el mismo tiempo falleció Juan Vaivoda, que se llamaba rey de Hungría; dejó un hijo recien nacido, ilamado Estéfano, para cuya proteccion y defensa los turcos hicieron grandes estragos en el reino de Hungría.

Ebora, ciudad de Portugal, fué hecha arzobispal á peticion de aquel Rey y por autoridad del Papa; señaláronle por sufragáneo al obispo de Silves; confirieron aquella iglesia al cardenal don Enrique, hermano del Rey, que despues de la muerte del rey don Sebastian, su sobrino, vino tambien á reinar.

El pontífice Paulo confirmó la primera vez y aprobó la religion de la compañía de Jesus. Expidióse la bula en Roma á 27 de setiembre; fundóla el santo padre Ignacio de Loyola, guipuzcoano de nacion, persona de mucha santidad, para grande y maravilloso provecho de la república cristiana. En este año, á 12 de setiembre, sucedió la memorable batalla que venció á los turcos con armas iguales junto á la isla de Arboran don Bernardino de Mendoza, general de las galeras de España, de la casa de Mondejar.

AÑO 1541.

El Emperador, sosegadas las cosas de Flandes y castigados los de Gante, enderezó su camino para Alemaña; su intento era de reconciliar los herejes con la Iglesia. Tuviéronse muchas disputas entre los teólogos, que fuera un remedio saludable si la obstinacion de los herejes pudiese convencerse por argumentos. Habíase el año pasado comenzado en Wormacia entre los teólogos un coloquio, á 25 de noviembre, el cual se iba continuando este año; pero con la venida del Emperador se remitió todo para la dieta de Ratisbona, que se comenzó á 5 de abril. Disputaron los teólogos escogidos por la una y por la otra parte; el principal por la parte de los católicos fué Juan Eckio; por la de los herejes FiJipe Melancton. El cardenal Gaspar Gontareno, legado del Papa en esta dieta, con el desco que tenia de la paz, parece concedió á los contrarios algunas cosas en materia de justificacion y de la transubstanciacion, por donde, vuelto á Roma, en público consistorio le reprehendió ásperamente el cardenal Pedro Garrafa, que adelante fué papa y se llamó Paulo IV. Todos tuvieron por entendido, por ser la reprehension tan áspera, que hablaba por boca del Pontifice, que presente estaba; así fué mayor la afrenta.

Concluida la dieta de Ratisbona, el César bajó á Italia; tuvo habla con el Pontifice en Luca, ciudad de la Toscana, por el mes de setiembre; tratóse en la plática de juntar un concilio general. Partido del Pontifice, pasó á Génova, donde Andrea de Oria tenia una grande

armada aprestada, á propósito de ir sobre la ciudad de Argel que está en la costa de Africa. El tiempo no era á propósito por estar el otoño adelante. Los mas, y el mismo Pontifice, procuraban apartalle de aquel propósito; pero el Emperador estuvo firme. Llegado á las riberas de Africa, á los postreros de octubre con una cruel tempestad que se levantó, perdida gran parte de la armada, sin hacer efecto, fué forzado á retirarse á Bugia, desde donde con mucha tristeza pasó al puerto de Cartagena sin sacar provecho alguno, antes gran daño. Fernan Cortés que acompañó en aquella jornada al Emperador, como su galera se fuese á fondo y él procurase salvarse á nado, se le cayeron de una toalla que llevaba ceñida dos vasos de esmeralda, que se apre◄ ciaban en trecientos mil ducados.

AÑO 1542.

Desbarataron el intento que los años pasados tuvo el Papa de juntar concilio las grandes guerras que se le→ vantaron entre los príncipes; pero al presente un nuevo elicto se publicó en que mandaba el Padre Santo quo los obispos de todas partes acudiesen á la ciudad de Trento. Señaló tambien sus legados para presidir, es á saber, los cardenales Parisio, Moron y Polo; pero estos intentos tambien se dilataron á causa que el Francés de nuevo hizo guerra contra el Emperador por muchas partes. La ocasion fué que él enviaba por embajadores al gran Turco un ginovés, llamado César Fregoso, y otro español llamado Antonio Rincon. Era gobernador á la sazon de Milan Alonso Davalos, marqués del Vasto; ciertos soldados españoles conocieron á los embajadores que iban navegando por el Po abajo, aunque disfrazados y en hábito de romeros; ecláronles mano y abogáronlos en aquel rio. Esto sucedió el año pasado. Túvolo el rey de Francia por grande desacato, sin parar hasta que se vino á las armas; acometió con un grueso ejército las fronteras de Flandes. Fuera desto, el mismo delfin Enrique por mandado de su padre puso en la entrada de España sitio sobre Perpiñan; pero fué tan grande el valor de los soldados castellanos del presidio, que le enclavaron la artillería, y con acudir soldados de todas partes, fué forzado á retirarse, alzado el

cerco.

Era en este tiempo virey de Navarra Juan de Vega, señor de Valverde, de donde en breve pasó á Roma por embajador, donde algunos años residió y hizo prudentemente su oficio; despues gobernó á Sicilia muchos años. Por conclusion, vuelto en España, fué presidente del Consejo real de Castilla, en el cual cargo hizo cosas muy loables. Fué varon muy entero, y tuvo un ánimo muy constante contra los calumniadores, singular prudencia, y piedad y devocion extraordinaria.

A los primeros de diciembre murió el rey de Escocia Jacobo, quinto deste nombre; dejó sola una hija, llamada María, que poco antes le nació de su segunda mujer madama María, hermana del duque de Guisa.

En Alemaña, Italia y España fueron tantas las langostas, que, volando por el aire, quitaban el sol.

En Sicilia un grande temblor maltrató muchas ciuda des y pueblos, muchos edificios quedaron mal para

dos; la mayor fuerza deste mal prevaleció en Siracusa ó Zaragoza de Sicilia.

AÑO 1343.

El emperador don Cárlos nombrado que hubo por gobernador de España al príncipe don Filipe, su hijo, con quien estaba desposada doña María, hija del rey de Portugal, cuidadoso de las cosas de Italia y de Alemaña, pasó con su armada á Génova. Desde allí en Buselo, pueblo entre Placencia y Cremona, se vió con el Papa; tanta era la diligencia y cuidado que estos príncipes mostraban del bien comun. Trataron sobre la junta del Concilio á tiempo que ya los legados del Papa en Trento, donde eran llegados, aguardaban que los obispos se juntasen. Tratóse otrosí de hacer paces entre Francia y España, pero no era llegada la sazon. Solo al duque de Cosme de Médices fué otorgado que rescatase las fortalezas de Florencia y de Liorno, que se tenian por el César, por docientos mil ducados. Habia el Papa dado las ciudades de Parma y Placencia á Pero Luis, su hijo; pretendia que el César aprobase esta donacion por ser aquellas ciudades del estado de Milan, pero no lo pudo alcanzar.

El rey de Francia por la parte de San Quintin trabajaba la frontera de Flandes; por otra parte, el cosario Barbaroja, destruido que hubo y quemado la ciudad de Rijoles en el Faro de Mecina, pasó por las riberas de Italia hasta meterse en el puerto de Tolon. Juntóse con él el príncipe de Anguiano; acometieron la ciudad de Niza, que cae cerca del estado de Génova; y dado que la tomaron, no pudieron hacer lo mismo de la fortaleza, bien que en aquel cerco gastaron la mayor parte del estío. Por esto y porque se decia que Andrea de Oria en breve llegaria con su armada á dar socorro á los cercados, se volvieron á invernar al puerto de Tolon.

AÑO 1544.

Este año, á 24 de enero, hubo un eclipse de sol, que duró todo el dia; los meses adelante tres veces se eclipsó la luna, cosa que despues del tiempo de Cárlo Magno afirman no sucedió jamás.

Las cosas sucedian, ora próspera, ora adversamente, porque Barbaroja, como se volviese á levante, de camino trabajó las riberas del reino de Nápoles en muchas partes. El miedo fué mayor que el daño, dado que saqueó la isla de Lipari y tomó aquella ciudad, y en las riberas de Sicilia se apoderó de la ciudad de Pati, y la saqueó y quemó; fueron muchos millares de ánimas las que llevó consigo cautivas. Por otra parte, el príncipe de Anguiano con un grueso ejército se metió por lo de Milan. Salióle al encuentro el marqués del Vasto; juntáronse los reales cerca de un pueblo llamado Cariñano; dióse la batalla, que fué muy brava, á 14 de abril; quedó la victoria por los franceses, y con todo esto no pudieron apoderarse del estado de Milan.

El César y el rey de Inglaterra habian hecho liga y juntado sus fuerzas en daño de Francia. Entró el Emperador por las fronteras de Flandes; apoderóse de muchas plazas por aquella comarca; pasó tan adelante, que llegó cerca de Paris. Fué tan grande el miedo que aquella gente cobró, que los mas ciudadanos de Paris

desamparaban aquella ciudad, la mas principal de Europa, y se retiraban á otras partes, especial que por el mismo tiempo el rey de Inglaterra por la parte de Teroana se apoderó de la ciudad de Boloña. En aquella estrechura últimamente se vino á tratar de paz; juntáronse los embajadores destos príncipes en la ciudad de Sueson, donde asentaron las paces con estas condiciones que se restituyese todo lo que de una y de otra parte habian tomado despues de las treguas que asentaron en Niza; que juntasen sus fuerzas en favor de la religion y hiciesen liga contra los herejes y contra los turcos; que el Francés se apartase de cualquiera pretension que tuviese en Flandes, en Aragon y en Nápoles; que el César diese por mujer á Cárlos, duque de Orliens, hijo menor del rey de Francia, una de sus dos hijas, ó alguna de las muchas de su hermano don Fernando; caso que le diese su hija, se obligaba de darle en dote los estados de Flandes con nombre y título de rey; caso que le diese una hija de su hermano, fuese el dote el ducado de Milan. Tomóse este asiento á 24 de setiembre, pero no se efectuó cosa ninguna por la muerte que sobrevino poco despues al dicho Cárlos, duque de Orliens.

AÑO 1545.

Estaba el príncipe de España don Filipe concertado con doña María, hija del rey de Portugal; celebráronse las bodas el año pasado en Salamanca con grandes regocijos. Fué el duque de Medina Sidonia hasta la raya de Portugal para acompañar la novia, que en breve se hizo preñada, y parió en Valladolid este año, á 8 del mes de julio, un hijo, que se llamó el príncipe don Cárlos; fué parto desgraciado, así por la muerte de la princesa, que falleció el cuarto dia adelante, por donde la alegría de su nacimiento en todo el reino se aguó con tristeza y con lágrimas, como tambien porque el hijo no llegó á heredar á su padre. El cuerpo de la difunta fué llevado y enterrado en Granada.

El cardenal don Juan Tavera falleció á 1.o de agosto; en su lugar fué puesto y hecho arzobispo de Toledo don Juan Siliceo, que ya era obispo de Cartagena; lo uno y lo otro en pago y como premio del trabajo en enseñar las primeras letras al príncipe don Filipe, como maestro que fué suyo. Los años adelante fué tambien cardenal.

Procurábase en Alemaña que los herejes se sujetasen á lo que el concilio de Trento determinase; para este efecto se tuvo dieta imperial en la ciudad de Wormacia. Halláronse presentes el Emperador y el cardenal Alejandro Farnesio, como legado del Pontífice, su abuelo. No se pudo efectuar cosa alguna, especial que Lutero con nuevos libros que publicaba no cesaba de soplar y atizar el fuego. Los herejes pedian coloquio y disputa entre los teólogos; los católicos no venian en esto, y pretendian que todo el negocio se remitiese al parecer de los padres de Trento, por la experiencia que de tantas veces se tenia de cuán mal suceden las disputas que en materia de religion en particular se hacen. Todo era abrir las zanjas para la guerra de Alemaña, que se siguió poco adelante.

Con esto últimamente los obispos que se juntaban en Trento dieron principio al Concilio y le abrieron al fin deste año. Promulgóse la primera sesion á 13 de diciembre; presidian en todo tres legados del Pontífice, que fueron los cardenales Juan María de Monte, Marcelo Cervino y Reginaldo Polo. Los principales entre los teólogos españoles fueron los padres Diego Lainez y Alonso Salmeron, de la compañía de Jesus; de la órden de Santo Domingo los maestros fray Domingo de Soto y fray Melchor Cano; de la de San Francisco fray Alonso de Castro y fray Andrés Vega, porque el maestro Francisco Vitoria y el doctor Juan de Medina, catedráticos de prima en Salamanca y Alcalá, excelentes teólogos, ya por este tiempo eran pasados desta vida.

AÑO 1546.

Martin Lutero, en Islebio, pueblo de Sajonia, donde nació, fué hallado muerto en la cama á 18 de hebrero. Lo mucho que habia comido y bebido le alogó en edad que era de sesenta y tres años. Su cuerpo fué enterrado en Witemberga, donde hizo lo mas del tiempo su residencia.

En Viguen falleció de enfermedad don Alonso Davalos, marqués del Vasto, y á la sazon gobernador de Milan. En el gobierno le sucedió Hernando Gonzaga.

Túvose dieta imperial en Ratisbona, donde hubo disputa entre los católicos y los herejes; por los católicos se señalaron Malvenda, español, y Juan Cochleo; por los herejes Bucero y Brencio. Fué el Emperador á la dieta por el mes de mayo; no se sacó mas provecho con esta diligencia que otras veces, antes fué mayor el desabrimiento, porque los teólogos herejes se partieron á tiempo que apenas se habia comenzado la disputa y los negocios. Los mas de los príncipes, aunque los convidaron, no quisieron venir; los que mas se señalaron fueron el duque de Sajonia Federico y el Landgrave, por nombre Filipe. Pareció al Emperador era necesario acudir á las armas; mandó á Maximiliano, conde de Bura, que en Flandes hiciese las mayores levas de gente que pudiese; en Alemaña hicieron lo mismo por el Emperador los marqueses de Brandemburg, Alberto y Juan, dado que ellos tambien eran herejes. Hicieron venir á los españoles de Italia juntamente á 17 de junio; escribió el Emperador sus cartas á las ciudades de Alemaña, en que les amonestaba no se dejasen engañar, que muchos sin tener respeto á lo que debian, usaban mal de su paciencia; por tanto, le era forzado acudir á las armas. Escritas estas cartas, partió el Emperador de Ratisbona para Baviera; asentó sus reales cerca de un pueblo, llamado Lanshust, donde habia llegado buen número de gente que el Pontífice enviaba en su socorro debajo de la conducta de sus nietos Octavio y el cardenal Alejandro Farnesio; poco despues llegaron los españoles en númeró de hasta seis mil. Nombró por general de todo el ejército á don Fernando de Toledo, duque de Alba. Los contrarios con un grueso ejército acudieron á Ingolstadio; eran los principales caudillos el de Sajonia y el Landgrave, á los cuales otros muchos príncipes y ciudades favorecian ó claramente ó de secreto. Asentaron sus reales en un collado ó ribazo, desde donde dispararon su

artillería contra los reales del Emperador, que estaban puestos en lugar mas bajo; fué mayor el espanto que el daño. El Landgrave pretendia pasar adelante y dar asalto á los reales del César, porque no estaban bien fortificados. No lo ejecutó, que los otros le fueron á la mano; cosa en que estuvo el remedio y vida de los nuestros por no ser en fuerzas iguales á los contrarios ni llegadas las gentes de Flandes. Luego que llegaron, el Emperador fué marchando con su campo la vuelta de Nerlingo con el enemigo, que siempre le iba á las espaldas. A la misma sazon Mauricio, duque de Sajonia, con ayuda de gente que el rey don Fernando le envió, se apoderaba de las tierras del duque Federico, su primo, como las que estaban dadas en preuda; fuera de que por tener los estados mezclados, le convenia dar órden como no fuese comun el daño ni sus vasallos maltratados por sus malos vecinos. Los herejes por acudir á este daño y por estar muy faltos de bastimentos, dieron la vuelta á Sajonia. El Landgrave se partió para su estado y se fué á la ciudad de Francfordia. La guerra se hacia muy brava por todas partes; muchos, así príncipes como ciudades, caian en la cuenta de su engaño. En particular el conde palatino Federico, perdida la esperanza que los rebeldes venciesen, tuvo manera para que el Emperador le perdonase de haber ayudado á sus enemigos. Y á su ejemplo, el duque de Witemberga y las ciudades de Ulma, Francfordia y Augusta hicieron lo mismo, pero á costa

de gran dinero que les mandaron pagar para los gastos

de la guerra, con otras seguridades que dieron.

AÑO 1547.

Estas cosas se ejecutaban entrante el año siguiente de 47 al mismo tiempo que Federico, duque de Sajonia, recobró fácilmente las plazas que el duque Mauricio le tomara, fuera de Lipsia, que della no se pudo apoderar.

Murieron tres príncipes este año, es á saber, la mujer del rey don Fernando, llamada Ana, el rey Francisco de Francia, que falleció á 21 de marzo; vivió cincuenta y dos años, reinó los treinta y dos años; sucedióle su hijo el rey don Eurique. Al tanto el rey de Inglaterra Enrique pasó desta vida, infame por la scisma que levantó y puerta que abrió en su reino para las herejías; vivió años cincuenta y siete, reinó los treinta y siete y nueve meses. Sucedióle Eduardo, su bijo, niño de nueve años, conforme a lo que su padre dejó ordenado en su testamento, donde sustituia á María, Isabel, sus hijas, para que sucediesen en el reino caso que su hermano muriese sin hijos. En tiempo de este Rey el duque de Sumerset, su tio, hermano de su madre, y gobernador que era del reino, introdujo en Inglaterra las herejías luteranas. En Paris en un mismo dia, 16 de marzo, fallecieron Francisco Vatablo y Jacobo Tusano, muy doctos, el primero en hebreo, el otro en griego.

El Emperador, luego que hubo penado la ciudad de Argentina en grande cantidad de dinero y que su hermano el rey don Fernando se juntó con él, porque hasta este tiempo se detuvo en Bohemia, marchó con su gente la vuelta de Sajonia. Llegó á Misna y al rio Albis,

pojado por un su hijo del reino de Túnez y privado de la vista.

Maximiliano, hijo del rey don Fernando, vino á España á casarse con la infanta doña María, su prima hermana, y para quedar en España por gobernador á causa que el príncipe don Filipe queria partir para Flandes, como lo hizo por el mes de noviembre en la misma armada que Maximiliano vino. Llegó á Génova, pasó por Milan y Mantua, y últimamente el año siguien perador, su padre, era partido para Alemaña. te llegó á Bruselas, ciudad de Flandes, ya que el Em

EL PADRE JUAN DE MARIANA. que pasa por aquellas partes, á 24 de abril. Estaban los enemigos de la otra parte del rio apoderados de la ribera, por lo cual y por ser el rio hondo era dificultosa la pasada. Fué grande el esfuerzo de ciertos soldados españoles, que con las espadas desnudas en las bocas se echaron á nado y ganaron ciertas barcas á propósito de hacer un puente. Con este órden y por el vado, Juego que los nuestros pasaron el rio, siguieron á los contrarios, que se retiraban con intento de meterse en Witemberga. Fué tanta la priesa en el seguillos, que forzosamente se vino á las manos; duró la batalla hasta la noche, cuando preso el duque de Sajonia y pasados á cuchillo muchos de los enemigos, los demás se pusieron en huida; quedó el campo y la victoria por el Emperador. Poco despues el Landgrave vino de su voluntad á ponerse en sus manos. Con la prision destos dos principes los demás se sosegaron; envió el Emperador para muestra y memoria desta grande victoria la artillería que les ganó, parte á Milan, parte á Flándes, y parte tambien á España; hecho esto, dió la vuelta á Flúndes.

El Concilio se trasladó de Trento á Boloña, y poco despues se disolvió con gran disgusto de los católicos. Alegaban que la ciudad de Trento estaba muy enferma y no era lícito resistir á la voluntad del Pontífice; cuyo hijo Pero Luis en la ciudad de Plasencia fué muerto dentro de su misma casa por los ciudadanos de aquella ciudad; á cuya persuasion, aun cuando el negocio estaba fresco, no se pudo averiguar. Lo cierto es que Fernando Gonzaga, gobernador de Milan, se apoderó de Plasencia con guarnicion que en ella puso. El Pontifice fortificó á Parma y puso en ella á Camilo Ursino para que la defendiese. Verdad es que despues aquel estado fué entregado á Octavio Farnesio, duque de Parma, hijo de dicho Pero Luis.

AÑO 1548.

Tanto mayor pena dió la disolucion del Concilio, que el Emperador entre las demás condiciones de la paz hizo venir á los mas príncipes y ciudades de Alemaña en que en lo tocante á la religion se sujetasen al parecer de los padres de Trento. Perdida esta esperanza, en la dieta de Augusta para concertar las diferencias se publicó un librillo en que se aprueba la doctrina católica, dado que se permite la comunion sub utraque specie á los que quisiesen, y á los sacerdotes que se pudiesen casar. Llamóse interim, que es lo mismo que entre tanto, porque pretendian durase esta concordia hasta que el Concilio se convocase otra vez y determinase lo que se debia hacer. Compusiéronle Julio Plug y Micael Sidonia y Islebio Agrícola. Eu Sajonia asimismo á instancia del duque Mauricio los herejes publicaron otro libro, cuyo título era de Adiaphoris, que quiere decir cosas indiferentes. Su autor fué Filipo Melancton; pretendia que por el deseo de la paz se debian tolerar muchas cosas, señaladamente casi las mismas que en el otro libro sobredicho se señalaban. Escribieron contra este libro Matía Illirico y Nicolao Gallo, que eran tambien herejes y mas rigurosos que los demás.

Por el mismo tiempo Muleasc llegó á Augusta, des

A instancia del arzobispo de Toledo Siliceo y por bula del Pontífice se asentó en aquella iglesia Catedral que ningun descendiente de moros, judíos ó herejes pudiese tener en ella parte. Resistió á este estatuto el él, pero prevaleció la parte mayor y mas poderosa. dean don Diego de Castilla y algunos del cabildo con

Juana, hija de Enrique de Labrit, estuvo desposada con el duque de Cleves, pero estos desposorios no se efectuaron; y así, por este tiempo casó con Antonio de Borbon, duque de Vandoma, de la casa real de Francia.

AÑO 1519.

El año siguiente falleció Margarita, madre desta señora Juana, reina que se dijo de Navarra.

Tuviéronse en Alemaña algunos concilios, en particular en Tréveris, en Maguncia y en Colonia, todo á instancia del Emperador y á propósito de reducir los pueblos que estaban tan estragados.

En Africa un hombre llamado Jerife, hijo de un mercader y que por sí mismo fué maestro de escuela, con muestra de santidad hizo que gran número de geate tomase las armas, con que despojó de sus reinos á los reyes de Marruecos y al de Fez y al de Vélez. El de Vélez se fué á amparar al Emperador y despues al rey de Portugal; pero todo fué buenas palabras que le dieron, y con todo esto por estas diferencias se abrian las zanjas para una guerra larga y muy perjudicial en Africa.

En Inglaterra Pedro Mártir en Oxonio comenzó á enseñar públicamente la herejía de los sacramentarios; levantáronse alborotos por la mudanza de la recia, que les habia movido guerra por la parte de Picarligion; con todo esto hicieron paces con el rey de Frandía, con restituille la ciudad de Boloña, que los años pasados le tomaron en aquella comarca.

En la villa de Cigales nació á 1.o de noviembre doйa Ana, hija de Maximiliano de Austria y de la infanta doña María, su mujer; casó despues con su tio y fué reina de España.

En Roma falleció el pontífice Paulo á 10 de noviembre.

AÑO 1550.

Sucedióle el cardenal Juan María de Monte á 7 dias del mes de hebrero; vivió despues de su eleccion cinco años y un mes y diez y seis dias; llamóse Julio III.

Juan de Vega, virey de Sicilia, en las riberas de Africa se apoderó por fuerza de la ciudad de Africa, que antiguamente se llamó Leptis, á 9 de setiembre, con echar della al cosario Dragut, que apoderado de

aquella ciudad, hacia muchos daños en todas las riberas de Sicilia; dejó en ella guarnicion de soldados, pero por excusar el gasto, poco despues la hizo echar por tierra.

.En Augusta se comenzó por el estío una dieta del imperio muy señalada, porque se halló presente el Emperador con su hijo el príncipe don Filipe, que pretendia hacer rey de romanos; pero hizo contradiccion el rey don Fernando, su hermano, por estar mas inclinado á su hijo Maximiliano, que era vuelto de España y estaba ya nombrado por rey de Bohemia, y con su padre se halló tambien en la dieta. Tratóse de hacer que de nuevo se convocase el Concilio tridentino; que se hiciese guerra á los melburgenses, porque no querian recebir en su ciudad y distrito la religion católica. Lo uno y lo otro era muy pesado al duque Mauricio de Sajonia, dado que estaba nombrado por general de aquella guerra, y lo que mas le aquejaba era ver que el Emperador no ponia en libertad á su suegro Filipe, lantgrave; que fueron los principios de la guerra que emprendió este Duque y con que puso al Emperador por estar desapercebido y le redujo á punto de perderse.

Fué este año señalado por ser año de jubileo, y por la mucha gente que para ganalle concurrió á la santa ciudad de Roma.

AÑO 1551.

Al principio deste año murió en Pavía, en edad de cincuenta y ocho años, Andrés Alciato, gran jurista y humanista, natural de Milan. Leyó los derechos, primero en Francia, despues en Italia.

El papa Julio por el mes pasado de diciembre convocó por sus edictos los obispos para que volviesen á Trento; estos edictos hizo el Emperador publicar en la dieta de Augusta. Dado que el duque Octavio Farnesio muy fuera de sazon se puso debajo la proteccion de Francia, acudió Ferrante Gonzaga con gentes para atajar estos intentos, y tuvo al Duque cercado dentro de Parma. Fué esta guerra ocasion que el Concilio se dilatase algun tanto, pero abrióse por el mes de mayo. Presidió en él el cardenal Crecencio, legado del Papa. Halláronse presentes los arzobispos electores y otros prelados de Alemaña, España é Italia en buen número. El rey de Francia por su embajador el abad de Losana protestó de nulidad y que no se procedia legitimamente. Acudieron embajadores de algunos príncipes de Alemaña y de algunas ciudades á pedir salvoconducto para sus ministros herejes y teólogos; pero pedian tales condiciones, que los padres las tuvieron por indignas de la autoridad y majestad del Concilio.

Concluida la dieta de Augusta, el príncipe don Filipe dió vuelta á España. Hizole compañía su primo Maximiliano hasta Génova, donde halló su mujer la infanta doña María y sus hijos, que eran allí aportados de España, con los cuales por el mes de diciembre llegó á Inspruch, donde el Emperador estaba con intento de dar desde aquel pueblo, que está cerca,mas calor á las cosas del Concilio.

El rey Enrique de Francia de repente movió guerra por la parte de Flandes y estado de Milan'; ayudóse de

la armada turquesca, que se apoderó en las marinas de Sicilia del pueblo y castillo de Augusta, puesto mas allá de la ciudad de Catani. Desde allí pasó á la isla de Malta, y como no hiciese efecto, pasó adelante, y en las riberas de Africa se apoderó de Trípoli, que se la entregaron los caballeros de Malta que estaban en ella de guarnicion y la tenian á su cargo despues que Rodas se perdió. Los mas culpados en esta traicion fueron dos de aquellos caballeros, franceses de nacion. A los españoles costó caro su lealtad, porque fueron pasados á cuchillo hasta cuatrocientos. La voz era que querian los turcos vengar la toma de la ciudad de Africa; lo cierto que á persuasion del rey de Francia los turcos bajaron y tomaron aquella empresa, cuyos embajadores andaban en la misma armada.

y

AÑO 1552.

Vinieron á Trento cuatro teólogos ó ministros de Witemberga, cuya cabeza era Breucio. Presentaron á los padres un libro que contenia la confesion witembergense; todo esto era apariencias, porque lo que de verdad pretendian era entretener el Concilio hasta tanto que el duque Mauricio se apercibiese de gente de armas. Así, á 2 de abril llegó á Trento nueva que el Duque se habia apoderado de la ciudad de Augusta, y que el Emperador en Inspruch, donde estaba, corria grande peligro; que fué ocasion que los padres á grande priesa se partiesen y se desbaratase el Concilio. Por otra parte, Alberto, marqués de Brandemburg, se apoderó de la ciudad de Tréveris y proseguia en hacer mal y daño á los lugares comarcanos; junto con esto, el Francés se apoderó de Verdun, de Lorena y de Metz, y redujo en su poder al mismo duque de Lorena. Hallóse el Emperador en gran perplejidad por no poder acudir á tantas partes; resolvióse en pouer en libertad al duque de Sajonia y al Lantgrave, con quel sosegó al duque Mauricio. A la raya de Italia, donde por el miedo se retirara, le acudieron gentes de diversas partes; sin embargo, perdonó al marqués de Brandemburg porque pretendia servirse dél contra los intentos del rey de Francia. Hecho esto, púsose sobre Metz, á 20 de octubre, con un grueso ejército, que la mayor parte pereció por la aspereza del invierno, tanto, que sin hacer efecto fué forzado partirse del cerco.

Este año, á 2 de diciembre, el beato padre Francisco Javier pasó desta vida á la entrada de la China; fuć navarro de nacion, uno de los diez primeros compañeros del santo padre Ignacio. Predicó el Evangelio entre aquellas naciones fieras y bárbaras de la India y de Japon y de otras partes. Fué varon sin duda admirable y santo; su cuerpo se conserva entero en Goa en la iglesia de su misma órden de la compañía de Jesus; ya está canonizado.

Era virey de Nápoles don Pedro de Toledo al tiempo que Hernando de Sanseverino, príncipe de Salerno, hizo bajar la armada turquesca debajo la conducta de Rusten Bajá contra aquella ciudad. Descubierta la traicion, se declaró del todo por enemigo y se fué huyendo á Venecia; que fué causa que la armada, descubierto el engaño, sin hacer efecto dió vuelta á Constantinopla; solo cerca de la isla de Ponza tuvo un

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