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de la libertad castellana pudieron sucumbir al poder colosal de la casa de Austria en la infeliz jornada de Villalar: pudieron sufrir en silencio los atentados de Jos ministros de Fernando VII por no esponer las vi das de sus conciudadanos, que estenuados por una guerra de seis años buscaban la paz á toda costa, y tenian bien presentes los estragos que causó á princis pios del siglo pasado la guerra civil llamada de sucesion, para resolverse á tomar las armas contra un partido que aunque debil contaba sin embargo con algunos recursos y podia sostenerse por algun tiempo, causando la ruina total de la nacion. Mas los ejércitos y los pueblos que han levantado el grito en 1820 jamas sucumblrán ni callarán, porque su fuerza no estriba en el número de soldados y piezas de artillería, estriba en la opinion unánime de muchos millones de habitantes que allende y acuende los mares han jurado al Sér supremo con toda la efusion de su corazon morir antes que sufrir el envilecimiento de su patria; y asi como es muy fácil arrollar las huestes mercenarias de que se vale un tirano para sus tropelías y usurpaciones, asi es imposible rendir á los ejércitos de hombres libres que lidian por sostener sus propios derechos. Cuando el pueblo llora por las victorias del soldado, como ha sucedido siempre en tiempo de los conquistadores, fácilmente sucede la esclavitud á los triunfos pasageros; pero cuando el pueblo corre al campo en union del soldado, y juntos empuñan el acero para defender una misma causa, no hay ejércitos, no hay máquinas de guerra que basten á subyugarlo. Las victorias de Alejandro no duraron mas que el corto tiempo de su vida, terminada la cual el gran: imperio que fuudó en el Asia con la punta de la espa~ da fue presa de la ambicion de sus mismos capitanes; pero los severos espartanos pocos en número y faltos de riquezas se mantuvieron firmes en la pequeña porcion

de tierra que ocupat en en medio de las terribles convulsiones y violentos baibenes de la Grecia toda, y fueron libres y vencedores con deshonor de los dos cientos mil persas en la memorable batalla de Mara

ton.

¿Y acaso podrá dejar de ser estable un goblerno que se funda en la equidad? ¿Podrán trastonar sus santos principios unos seres miserables que solo. viven y triunfan entre las sombras de la tiranía, y desaparecen cuando brilla la luz de la libertad? Compared, españoles, vuestra suerte en el poco tiempo que fuis teis regidos por las leyes constitucionales, y la que habeis sufrido en los últimos seis años. Comparad el entusiasmo, el espíritu patriótico y los escritos luminosos de una épo a con el espionage, los cadalsos y embrutecimiento de la otra. Con la constitucion librasteis n Vuestra patria de la dominacion estrangera: sin ella habeis padecido todos los horrores de la servidumbre oriental, merced á unos cuantos de vuestros mismos hermanos, que sin virtudes ni talentos, pero malévoles por naturaleza é intrigantes por cálculo, se apoderaron del poder supremo, cometieron toda especie de atropellamientos contra los hombres mas beneméritos, y dictaron las providencias mas á propósito para consumar la rais de España, preparada ya de antemano por otros ministros tan malos como ellos, desde el tiempo en que desapareció del trono español la casa de Castilla: con la constitucion llegasteis á mudar ente'ramente el tiránico sistéma que habia establecido el emperador Bonaparte: sin ella habeis sido el juguete de vuestros vecinos y la risa de todo el universo.

Reflexionad, españoles, por vosotros mismos, no sobre hechos referidos por historiadores parciales, sino sobre sucesos que habeis presenciado, sobre bienes que probasteis y sobre males que acabais de padecer: reflexionad, y firmes siempre en las gus

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tosas consecuencias que inferuis favorables necesariam mente al actual orden de cosas, bendecid cada dia, cada momento ás vuestros sabios y virtuosos conciudadanos que os dieron la mejor de las constituciones: bendecid á los valientes guerreros. que señalaron el primer dia del venturoso año de 1820 treblando en la Isla de Leon el pendon de la libertad, y bendecid por último a nuestro principe que habiendo descorrido el vélo infame que habian puesto ante sus ojos los autores de vuestros males, os ha ofre-. cido caminar el primero por la senda.constitucional.

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Cuantos bienes nos aguardan si sabemos apro vecharnos de la terrible esperiencia que nos ha pues to en estado de conocer todas las ventajas de nuestra constitucion! ¡Cuantos progresos en la agricul tura, en las artes y en las ciencias debemos esperar! Ya no se tratará, de obstrairnos los caminos que conducen á la sabiduría: ya no se sacará al literato de su retrete para cargarlo de prisiones úni camente porque procuraba ilustrar su entendimiento con la lectura de los libros que tenia proscritos el antojo ó el capricho: ya no se verá precisado el es: critor á correr todos los embarazosos tramites de un espediente formal para publicar un folleto de ocho páginas sobre el asunto mas indiferente. La máxima de que para mantener para mantener en quietud á los pueblos es indispensable dejarlos en la ignorancia, es la máxima de los déspotas y de los tiranos. Por. el contrario un gobierno liberal y benéfico procu-. ra derramar las luces por todos los ángulos del Estado: y ya que no consiga hacer una nacion de sabios, porque esto es opuesto á la mimi naturale ta humana, hará por lo menos una nacion de hous bres virtuosos y exactos observadores de los: debe res sociales que han aprendido por principios. ca

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Estas son las felices circunstancias en que fos

editores del semanario tienen la fortuna de presentar el público sus débiles ensayos. ¡Mil veces venturosos si logramos captarnos su benevolencia! ¡Mil veces venturasos si nuestras tareas pudieren ser de. alguna utilidad á nuestros conciudadanos!

Sabios de la América: por segunda vez OF dirigimos nuestra voz. En nuestro periódico os ófrecemos un medio facit de comunicar al pueblo vuestros vastos conocimientos: sacrificad en su favor álgunas horas de las que teneis destinadas al estudio y á la meditacion. La patria recibirá con gusto el tri buto de vuestros talentos; y nosotros os llamaremos los verdaderos autores de una obra que sin vuestro auxi lio no nos permiten consumar nuestras escasas luces.

Pondremos sin embargo todo el conato posible en desempeñar por nuestra parte el plan que nos hemos propuesto; y mezclando los asuntos útiles é interesantes con los agradables, procuraremos consolidar mas y mas el naciente edificio de nuestra legislacion, y al mismo tiempo sembrar las semillas del buen gusto.

Hablarémos siempre con el decoro y la mo deracion que exige el respeto debido al público; pero jamás canonizarémos los abusos ni mirarémos con una indiferencia criminal aquellos libélos subersivos y sediciosos que en mengua del saber español intenten propagar las máximas absurdas del sistema pros+ erito: jamas disfrazarémos los hechos: jamas adularémos á nadie. La verdad será nuestra guia; y donde quiera que encontremos la virtud, tendrémos un objeto digno de un panegirico: donde quiera que advirtámos la maldad, la intriga y las maquinaciones para transtornar nuestras inviolables leyes fundamen tales, hallarémos un monstruo execrable contra quien alzar la voz, y á quien delatar al tribunal supremo de la opinion nacional.

No siempre seremos originales: nos aprovecha

rémos de los autores pátrios y de los extrangeros; per To procurando hacer justas aplicaciones de sus ideas y y presentarlas con novedad.

Nunca darémos cabida en nuestro periódico á rivalidades odiosas y nada interesantes, y mucho mer nos á personalidades. Lejos de nosotros objetos tan mezquinos! La junta provision de Madrid nos demarca el camino que debemos seguir: Que sirva la li»bertad de la imprenta, dice en su proclama del. "io de marzo último, á la propagacion de las lu" ces y de las virtudes; pero que jamás se abuse de » ella para los odios y rencores particulares. ¡Sabioš!

empleadla constantemente en prestar al gobierno y á » vuestros semejantes vuestras luces y los frutos de " vuestras tareas, de aquel modo que exige el decoro de la misma sabiduría del gobierno; y que la igual "dad de derechos reclama de hombre á hombre."

Si alguna vez se, nos criticase, nos sugetarémos gustosamente al juicio de los que saben mas; pero si la crítica nos pareciese injusta, propondrémos nuestras razones y dejarémos á cargo del público la decision, sin comprometernos jamas en contestaciones multiplicadas que solo sirven por lo regular para llenar papel, quedándose cada uno firme en su opinion.

Harémos todos los esfuerzos posibles para que se reparta el semanario los miercoles por la mañana; pero tampoco será esta una obligacion tal que no podamos faltar á ella cuando nos lo embaracen causas poderosas; en cuyo caso se repartirá por la tarde ó al dia siguiente.

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Ninguna otra cosa exigimos de nuestros lectores mas que imparcialidad. Cuando se leen los libres con ánimo resuelto de no variar de opinion, es imposibie aprovecharse de ellos; pero cuando sin preven cion alguna se pesan las razones y se reflexiona á

TOMO. I.

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