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para poner la Inquisicion. Veían corrido un año y meses sin hacer uso de ella. Si lo deseasen ¿ cabe cosa mas verosímil ૐ que haberlo pedido? No es creible omision voluntaria tan grande como los pueblos opinasen á favor del establecimiento.

Si queremos apelar al voto de los literatos que no asistiesen á las cortes, ya dexamos notada su opinion en la persona de Hernando del Pulgar, con quien se conformaban otros por confesion del historiador Mariana.

¿Quál será, pues, el partido de los afectos? Yo no conozco otro que el de los frayles dominicos. Este prevaleció, no porque fuera numeroso, sino porque tuvo de su parte al rey en todo sentido, y á la reyna en quanto la inclinaron el nuncio pontificio y el rey mismo.

Con efecto las ocurrencias posteriores harán ver con mayor claridad la certeza de mi proposicion. Si ahora procuro persuadirla con el silencio del clero congregado en Sevilla, y del cuerpo nacional reunido en cortes, y con las conjeturas que producen especies sueltas, llegarémos á época en que la nacion misma manifestó su modo de pensar conforme al nuestro.

ARTÍCULO V.

Introduccion del tribunal en Aragon, y resistencia de todas las provincias de aquella corona para admitirlo.

El tribunal de la Inquisicion se hallaba

establecido en todos los reynos y provincias de la corona de Aragon desde el año 1232 en que lo introduxo el papa Gregorio Nono, por medio de San Raimundo de Peñafort, su penitenciario, religioso dominico, como queda indicado. Parecia por lo mismo que no habia de hallar resistencia el rey católico para executar qualesquiera providencias que considerase oportunas al obgeto de la Inquisicion misma ; pero sin embargo, sucedió todo lo contrario quando trató de poner tribunal permanente sobre la planta de Castilla, pues aprovechandose los aragoneses de la ocasion que les proporcionaba el proyecto de uniformar los procedimientos en las dos coronas, manifestaron la opinion nacional con mucha mayor claridad que los castellanos. La narracion de los hechos por su órden nos excusará de muchas reflexiones, produciendo

por sí mismas bastantes luces para demos

trar la verdad.

Queda indicado que Sixto Quarto en breve de 17 de Octubre de 1483 nombró al inquisidor general de Castilla, Fray Tomas de Torquemada para inquisidor mayor y general de la corona de Aragon, con facultad de escoger inquisidores particulares, revocar sus nombramientos y subrogar otros en lugar de los cesantes.

El rey celebró córtes con los aragoneses el mes de Abril de 1484 en la ciudad de Tarazona. Deseoso de dar á conocer á su confesor Fray Tomas de Torquemada por inquisidor general, convocó una junta para tratar del modo con que se deberia proceder en las inquisiciones de Aragon mientras tanto que se formasen ordenanzas que rigiesen con uniformidad en las dos coronas: fueron individuos de la junta de Tarazona el mismo Torquemada, Don Alonso Carrillo, arzobispo de Mazzara de Sicilia, consejero real, mosen Alonso de la Caballería, vice canciller de Aragon, Andres de Sart, Martin Gomez de Pertusa, y Felipe Ponce, doctores en cá

nones.

Reconocido Torquemada por inquisi

dor general de Aragon nombró en 4 de Mayo del propio año 84 por inquisidores del arzobispado de Zaragoza á Fray Gaspar Yuglar, frayle dominico, y á Pedro Arbués de Epila, maestro en teología, canónigo de la iglesia metropolitana (1). El rey libró provision auxiliatoria, mandando á todas las autoridades constituidas, y á todos los señores de vasallos reconocer á los nombrados por tales inquisidores, y darles el auxilio y favor necesario al objeto, prometiendolo con juramento luego que fuesen requeridos; pero tal era la disposicion de los animos que no se les pudo hacer jurar hasta 19 de Septiembre (2).

Se formo despues en Sevilla la congregacion que dexamos citada en otros artículos para establecer ordenanzas , y habiendo mandado guardar en todas partes las que se publicaron alli con fecha de 27 de Noviembre, se nombró por fiscal de la Inquisicion de Zaragoza á Rodrigo Sanchez de Zuazo, canónigo de Calahorra, abogado fiscal Ramon de Mur, alguacil

(1) Zurita: anales de Aragon tom.4. lib. 20. cap. 65. (2) Zurita en el lugar citado.

Diego Lopez de Calatayud, notarios Pedro Cerdan, y Juan de Anchias, y receptor de bienes Juan de Exea; en conseqüencia de lo qual comenzaron á exercer su oficio los inquisidores de Zaragoza conforme al nuevo método, con tanto rigor que en los meses de Mayo y Junio de 1485 ya celebraron dos autos públicos de fe castigando á muchos (3), y particularmente consta que el inquisidor Pedro Arbués, y Juan de Gomades, vicario general del arzobispado de Zaragoza, relaxaron á la justicia seglar para el ultimo suplicio en 30 de Junio á Juan de Segura, y Cristobal Pelay, por hereges judaizantes (4); pero mientrastanto se fué manifestando la opinion nacional, de manera que Gerónimo Zurita no atreviendose á negar la verdad, sin embargo de ser secretario del consejo de la Inquisicion, disimulando quanto pudo lo que juzgaba ser contra el honor de los aragoneses, escribió lo siguiente.

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(3) Diego García de Trasmiera: vida de San Pedro Arbués párrafo 9. Zurita en el lugar citado. (4) Anónimo: origen de la Inquisicion: papel manuscrito del año 1652, que se conserva en la biblioteca de la real Academia de la Historia.

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