Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Asímismo se equivocaron en creer que fué nombrado inquisidor general desde el principio. No tuvo esta dignidad por lo respectivo á la corona de Aragon hasta 17 de Octubre de 1483 en que lo nombró Sixto Quarto; y en quanto á los reynos de Castilla no consta la fecha ni exîste la bula, y solamente sabemos el hecho porque obró como inquisidor mayor de Castilla y Aragon año 1484 quando formó á 27 de Noviembre las primeras constituciones de la Inquisicion en Sevilla, y porque lo aseguró así el papa Inocencio Octavo en la confirmacion del empleo que libró en 11 de Febrero de 1486 (8).

Varias cosas ocurrieron que me confirman en la opinion de que Doña Isabel no queria el establecimiento de la Inquisicion, y que , y que si por último condescendió, no fué por concepto propio, sino solo por deferencia á los religiosos y demas personas que se lo persuadian.

Lo primero hemos visto que no lo consintió año 1477, recurriendo á los me

(8) Lumbreras: Compilacion de breves de la Inquisicion, tit. 1. n. 4. Bulario dominicano, tom. 3. pag. 622. Compilacion de las instrucciones del santo Oficio impresas en Madrid año 1667.

[ocr errors]

dios suaves de la persuasion propuestos por el cardenal Mendoza, sin que se la pudiese reducir á pedir la bula hasta despues que le hicieron creer la insuficiencia de los sermones y catecismos, en lo qual acaso tuvieron parte los frayles dominicos por salir victoriosos en su empeño.

Lo segundo, tenia la reyna por confesor á Fray Fernando de Talavera, monge gerónimo, que despues fué obispo de Avila, y primer arzobispo de Granada, varon santísimo, afecto á los medios suaves del convencimiento, como se vió en el asunto de la conversion de los moros de las Alpujarras, pero no al tribunal de la Inquisicion que por fin le persiguió, muerta la reyna, formando proceso contra él, contra su hermana, contra el dean de Granada su sobrino carnal , y contra otros parientes suyos. Y conformando tanto la reyna en sus ideas con las de Fray Fernando como manifiestan sus respectivas cartas (9), parece que combinando esta circunstancia con las demas observaciones, resulta verosímil el juicio de que

(9) Bermudez de Pedraza: Hist. de Granada, part. 4. cap. 17 al 20.

la reyna no queria la Inquisicion.

Lo tercero, que en el citado año 1478, estando la reyna en Sevilla, se celebró allí el concilio nacional antes indicado, y sin embargo de que se trataron varios asuntos relativos á la religion, su santa iglesia, doctrina y moral, no sabemos que se propusiera el establecimiento de la Inquisicion, y teniendo como tenia la reyna grande ascendiente sobre los prelados y canónigos concurrentes al concilio, parecia regular haber influido á que algunos hiciesen esa propuesta si su voluntad estuviese á favor del establecimiento no hay que apelar á la pérdida de las actas para decir que acaso la peticion de la bula de aquel año seria efecto de lo tratado en el concilio; pues si lo fuese, se haria mencion en ella como acostumbran los curiales.

y

Lo quarto, que aunque la bula vino en fines de Noviembre ó principios de Diciembre de 1478, no eligieron los reyes inquisidor alguno hasta 27 de Septiembre de 80, de manera que corrieron tres años despues que les propusieron el pensamiento en 1477, y dos desde que se pidió la bula; cosa increible del genio ac

tivo de la reyna, si su voluntad fuese conforme al nuevo proyecto; y se conoce claramente que dexaba correr el tiempo, solo por ver si produciendo buenos efectos los medios suaves adoptados año 77, podia excusarse de cumplir lo que le obligaron en cierto sentido á consentir las persuasiones del nuncio y de los frayles dominicos en 78.

Lo quinto, que hubo córtes generales en Toledo en principios del año 1480, quando ya estaba obtenida la bula de facultades para establecer el tribunal, y no hubo vocal alguno que pidiera su execucion, lo que tampoco es verosimil para el caso de que la reyna gustara executarla, pues le hubiera sido fácil sugerir á qualquiera diputado que lo propusiese, para que constase haber comenzado el establecimiento á peticion de las cortes; y así el silencio de éstas es indicio de que la reyna no deseaba usar de la bula,

Lo sexto, que la eleccion de los primeros inquisidores fué obra del rey, pues Fray Miguel Morillo era provincial de dominicos de Aragon, y la reyna no se dió por satisfecha sino poniendo por asesor un castellano de su confianza como era el

abad de Medina del Campo Don Juan Ruiz, consejero de Castilla; con lo qual en mi concepto dió testimonio de que no aprobaba el modo de proceder en la Inquisicion de Aragon.

Lo séptimo, que quando llevaba ya dos años la Inquisicion de Sevilla, comenzada en Enero de 81, escribió al papa la reyna una carta larga de propio puño cuyo contesto ignoramos, pero lo conjeturamos en parte por la respuesta que tenemos de Sixto Quarto con fecha de 23 de Febrero de 83. Segun ella podemos discurrir que á los principios imputaban algunos á la reyna poco zelo por el castigo de los hereges; que de sus resultas lo manifestó mayor, y entonces otros atribuían á su magestad el crimen de fomentar la Inquisicion por el provecho de las confiscaciones de bienes; pero no desistiendo de proteger la Inquisicion, y queriendo exîmirse de la nota de hacerlo por codicia, lo manifestó al papa con ocasion de pedirle que cortase las apelaciones de las causas de fe para evitar los gastos y dilaciones que comenzaban á producir los recursos á Roma ya introducidos en aquellos dos años. El papa trata en su res

1

« AnteriorContinuar »