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En 1815, el que iba á ser mas tarde el redentor de la América latina, empleaba sus ocios en su destierro de la isla de Jamaica, prediciendo los futuros destinos del rico continente que habia ya empezado á disputar al invenci

ble Leon ibérico.

"Los Estados del Istmo de Panamá hasta Guatemala, decia, formarán una asociacion. Esta magnífica posicion entre los dos grandes mares, podrá ser con el tiempo el emporio del Universo. Sus canales acortarán las distancias del mundo: estrecharán los lazos comerciales de Europa, América y Asia, y traerán á tan feliz region los tributos de las cuatro partes del globo. ¡Acaso solo allí podrá fijarse algun dia la capital de la tierra, como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo hemisferio!" Cada vez que recorrémos estas líneas nuestros ojos se llenan de lágrimas. y sentimos palpitar fuertemente el corazon. Hasta ahora nada hemos hecho de nuestra parte para que se cumpla esa brillante profecía; pero tenemos fe en el porvenir! Sí, sombra venerable de Bolívar! Centro-América será lo que está llamada á ser. . . .

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Perdónenos el lector este arranque de puro patriotismo: no hemos podido excusarle. Teniamos en nuestras manos el libro del Sr. Larrainzar, relativo á Soconusco; y al examinar una por una las injurias que contra Centro-América vertió con mano pródiga en cada una de sus páginas, pensamos en el primer impulso contestarlas. Para eso habiamos principiado este capítulo, confesando con ingenuidad nuestros desaciertos. Reflexionándolo mejor nos hemos persuadido de que, bajo ningun punto de vista, debemos entrar en este asunto. ¿Usariamos para con el Sr. Larrainzar, lo que seria más doloroso para nosotros, usariamos para con México el mismo lenguaje de que ha hecho uso el au

y

tor de la Noticia Histórica sobre Soconusco para insultar á Guatemala? Seguramente que no: nuestra escuela difiere tanto de la escuela de Santa-Anna, como el dia de la noche. Por otra parte, já qué fin nos conduciria esta cuestion? Indudablemente que á ninguno que fuese digno y provechoso. Debemos, por consiguiente, desecharla. Don Manuel Larrainzar fué acaso quien con más calor indujo á Don Antonio López de Santa-Anna á disponer la incalificable ocupacion de Soconusco; natural era tambien que fuese al mismo tiempo quien con más calor defendiese el atentado cometido por aquel. Y como quiera que hay ciertas defensas en que el mejor partido es cargar de injurias al contrario, puesto que no puede emplearse otro argumento, debemos disculparle. Él debia escribir algo para satisfacer al Dictador, y escribió su Noticia histórica sobre Soconusco. Sigamos adelante.

Guatemala comenzó su vida de República independiente de las otras secciones de la América del Centro, bajo el despótico gobierno de Carrera, que declarado Presidente vitalicio, solo dejó de ejercer la autoridad Suprema del Estado hasta su muerte, acaecida en 1865. Para los que conocen la historia de Guatemala, con esto está dicho todo. No era posible que aquella oligarquía aristocrática pensase en reivindicar los derechos de Guatemala en la cuestion de Soconusco.

El Sr. Romero ha escrito: "La administracion que inició las negociaciones entabladas con Guatemala en 1854, era sin duda la que ménos sospechas podia despertar en el gabinete guatemalteco de las sanas y amistosas intenciones del Gobierno de México. Si alguna vez ha habido identidad de miras políticas entre las administraciones que han regido los destinos de México y Guatemala, ha sido sin

duda durante la última administracion dictatorial de Don Antonio López de Santa-Anna. La resistencia de Guatemala para celebrar tratados con México, no podia ser más decidida, cuando se negó á concluirlos bajo una administracion, de la que por identidad de miras políticas, no podia esperar mas que consideraciones y benevolencia."

Nosotros creíamos que el sarcasmo estaba desterrado de los documentos oficiales; pero las líneas que hemos extractado de la citada Memoria de Hacienda, escrita por el ex-ministro del ramo, nos demuestran que estábamos en

un error.

¿Conque Guatemala no debia esperar mas que consideraciones y benevolencia de un gobierno, que presidia el mismo que diez años ántes la habia abofeteado infamemente? Decir esto equivale á hacer el más irónico de los insultos á una nacion, que ha llevado su condescendencia hasta el extremo de prestarse á entrar en arreglos, con ese mismo gobierno á quien jamás debió haber ofrecido sus relaciones oficiales.

Sepa el Sr. Romero que á no haberse llamado Rafael Carrera el Presidente de Guatemala en 1854, se habria negado á recibir al Plenipotenciario mexicano. Más todavía. Si los ministros del Dictador de Guatemala no hubiesen pertenecido á esa rancia aristocracia, ávida de falsos honores y sucias condecoraciones, es seguro que no habrian tenido lugar las conferencias celebradas entre Don Juan N. de Pereda y los Sres. Don Manuel F. Pavon y Don Luis Batres. Pero se queria, á cualquier costa, que el pecho del gefe del partido clerical de Guatemala se convirtiera en un museo de cruces y medallas, y hacia falta la de la Orden de Guadalupe de México para completar la coleccion. Con todo, durante las negociaciones de 1854 ha sido

cuando por parte de Guatemala, se han hecho mayores concesiones á México. En el memorandum presentado por el Ministro Pavon al Plenipotenciario mexicano, en 6 de Setiembre del mismo año, Guatemala se comprometia á reconocer la incorporacion de Chiapas, y aun la de Soconusco, á la República mexicana; renunciando por razones de alta política, dice el citado documento, al incuestionable derecho que asistia al Gobierno guatemalteco para exigir del mexicano fuertes sumas por vía de indemnizacion. Respecto á la deuda de Chiapas, se establecia que una convencion separada fijaria su monto y reglamentaria la manera de verificarse el pago.

Podian ir mas allá las concesiones de Guatemala? Seguramente que no. Ellas excedian á las esperanzas del Gobierno mexicano; y si el memorandum de Pavon no pasó á ser, con las ligeras modificaciones del caso, un tratado formal entre ambas partes, la culpa fué de D. Juan N. de Pereda, cuya conducta hostil para con el Gobierno de Guatemala, hizo imposible por entónces todo arreglo.

Hasta el 20 de Agosto del año siguiente de 1855, presentó el plenipotenciario mexicano sus observaciones al precitado memorandum de Pavon; desechando las bases propuestas por el Ministro guatemalteco, con argumentos tan fútiles, que no merecen los honores de una refutacion. El que desée conocer uno y otro documento, puede ocurrir á la tantas veces citada Memoria de Hacienda del Sr. Romero, donde se encuentran insertos á la página 42 del Expediente relativo á Soconusco.

Así terminaron las negociaciones de 1854. De nada sirvió al Gobierno de Guatemala haber empleado toda su buena fe en el arreglo de este importante negocio. El representante mexicano se habia empeñado en que nada de

bia de hacerse, y nada se hizo. En el Ministerio de Relaciones Exteriores deben existir las quejas que, por medio de su representante en ésta, D. Felipe Neri del Barrio, dirigió el Gobierno de Guatemala, contra la conducta oficial observada en aquella República por el plenipotenciario mexicano. En nada ofendemos, pues, al Sr. D. Juan N. Pereda, refiriendo sin comentarios lo que en aquella época pasó.

CAPITULO XII.

El territorio del Peten y los sucesos de la frontera durante 1874.

INCUENTA años hace que está pendiente la cuestion de límites entre México y Guetemala, y durante este largo período de tiempo, ningun Gobier

no mexicano, ni el mismo de Don Antonio López de Santa-Anna, se ha atrevido á alegar derecho alguno sobre el territorio del Peten. Si nosotros consagramos algunas cuantas líneas á este asunto, es solamente con objeto de desvanecer los errores en que ha incurrido la prensa mexicana, acogiendo, sin previo exámen, las especies regadas en varios artículos de La Revista Universal; y no

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