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eleccion de las poesías. Hemos advertido ya arriba que nuestro intento no era de dar una coleccion de modelos, un apuradísimo extracto de quintas esencias y perfeccion, sino de dar una idea bastante extensa y cabal de la poesia lirica de la España moderna, deseando al mismo tiempo que pueda servir de texto al estudio de la historia literaria de este ramo de la amena literatura española. Por eso hemos tenido que colocar las poesías de los sendos autores, aunque de diversos géneros, reunidas en el artículo de cada uno, y no ordenadas segun sus diferentes clases; los autores segun el órden cronológico; y los contemporáneos segun el rumbo que seguian, y segun la escuela á que pertenecian, admitiendo no solo los poetas de marca mayor, sino tambien algunos de menor nota (como por ejemplo Huerta, Arroyal, Sálas, Gonzalez, etc.), cuando han influido considerablemente en el desarrollo de la poesía, ó cuando pueden servir para representar mas completamente los diversos rumbos que se han seguido, y los diferentes géneros que se han cultivado con predileccion en cierta época. Al contrario hemos omitido todos los que, sin tener aquellas relaciones con la historia literaria, no rayaban un punto mas alto de la medianía, ó aquellos quienes, aunque muy señalados en su clase, se han ocupado solo en traducir obras agenas (como por ejemplo el hábil traductor de Horacio don Javier de Burgos; el excelente salmista don Tomas Josef Gonzalez Carvajal; etc. ). Pero sentimos mucho de habernos visto precisados á pasar por alto algunos autores que merecen bajo todos respetos un lugar en una coleccion de poetas modernos caste

llanos, por no haber podido procurarnos hasta aquí sus obras (tales son por ejemplo los señores don Joaquin Lorenzo de Villanueva; don Carlos de Beña ; don Agustin Duran, don Juan Bautista Alonso, etc.).

Conforme á nuestro plan nosotros nos hemos ceñido á la poesía lírica en el sentido mas lato, vale decir: abrazamos en nuestra coleccion toda la extension y varias ramificaciones de ella con exclusion de las poesías épica y dramática '.

No presentamos extractos, sino integras y sin truncar todas las piezas de nuestra coleccion. Al elegirlas, hemos tratado de hermanar la utilidad del público con los respetos debidos á los autores. De aquí hemos evitado de repetir las que se encuentran en las otras colecciones mas conocidas, cuando esto podia practicarse sin perjudicar á los poetas; eligiendo por ejemplo entre las poesías de igual mérito de un autor otras distintas de las que los aficionados de la poesía castellana poseen ya en las colecciones de Quintana, de Mendibil y Silvela, etc. Pero no hemos reparado en repetirlas, si eran las que han dado mas renombre á su autor, ó las que le caracterizan mejor; pues

En punto de la poesía épica en sentido mas estricto nosotros nos hemos permitido una sola excepcion con admitir, segun el ejemplo de Quintana, el Canto épico de Nicolas Moratin, por ser la mejor composicion de aquel autor, y por no ser demasiado extensa; pero no hemos creido sernos lícito de dar cabida en nuestra coleccion á aquellos poetas épicos que no han publicado tambien poesías líricas (como por ejemplo don Felix Josef de Reinoso, etc.). Los romances históricos, verdad es, pertenecen por su objeto á la poesía épica; pero por su forma métrica se les puede agregar tambien á los géneros cortos, y por eso comprender en una coleccion de poesias líricas.

hemos tenido por indispensable de admitir no solo las mejores composiciones, sino tambien todas las que pueden contribuir mas á formar un cuadro completo de la índole de los autores (especialmente en cuanto á los mas señalados); de los diversos rumbos que han seguido; y de los diferentes géneros que han cultivado.

Todas las piezas en fin estan copiadas exactamente de las mejores ediciones que hemos podido procurarnos, é impresas con arreglo á la ortografía adoptada por la real Academia Española en su última edicion.

Si á pesar de todos los desvelos nuestros no hemos acertado siempre la eleccion, se nos disculpará con no tener los extrangeros tan fino oido y tanto tino como los nacionales.

No podemos menos de valernos de esta ocasion para tributar con singular satisfaccion nuestra el homenage

de nuestra estimacion y gratitud mas profundas al excelentísimo señor don Mauricio conde de Dietrichstein, prefecto de la Biblioteca imperial de Viena, individuo honorario de la real academia de la Historia de Madrid, quien sigue aumentando con una actividad tan incansable como acendrada el riquísimo tesoro que está confiado á su ilustrada superintendencia, y al excelentísimo señor don Joaquin Francisco de Campuzano conde de Rechen, ministro plenipotenciario de la corte de España, quien se ha dignado favorecernos tanto con su proteccion y recomendacion; para profesar en fin las mas vivas gracias á nuestros amigos los señores don Victor Aimé Huber, profesor en la Universidad de Rostock; don Miguel Enk von der

Burg, profesor y conventual del monasterio de monges benitos en Melk; y á don Antonio de Gévay, nuestro docto colega, quienes nos han ayudado tanto con sus luces y con sus consejos en la presente empresa.

¡Ojalá hayamos salido con ella siendo acreedores á tantos favores!

Viena y febrero de 1836.

FERNANDO JOSEF WOLF.

INTRODUCCION

A LA

POESIA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XVIII Y XIX.

ÉPOCA PRIMERA.

DESDE LUZAN HASTA MELENDEZ.

Lastimoso estado de la poesía castellana á principios del siglo XVIII; vanas tentativas de Luzan y sus secuaces de restaurarla por la introduccion del clasicismo frances. —Reinado de Cárlos III.-Época señalada de reforma y adelantamiento general. Mejor éxito de los empeños de Nicolas Moratin y sus amigos en mejorar el gusto nacional por el frances. Predominacion de este á pesar de la patriótica resistencia de Huerta. — De aquí la poesía castellana no mas que una tímida imitadora de la francesa; nueva decadencia de ella; prosaismo.

A dos siglos de prosperidad y gloria, en los que la noble nacion castellana y su rica poesía habian subido al mas alto grado de su lustre, sucedió á principios del siglo XVIII un completo marasmo en la literatura española que correspondia perfectamente al miserable estado político en que se hallaba la nacion en los reinados de Cárlos II y Felipe V. Es verdad que ya desde el segundo tercio del siglo XVII empezó á cundir el contagio del mal gusto que es conocido bajo los nombres de culteranismo y gongorismo; pero las extravagancias, sutilezas, trivialidades y exageraciones por las que los escritores de aquella época afearon sus composiciones, « malgastando sus grandes fuerzas naturales en juegos y saltos de volatines, fueron en parte compensadas por rasgos verdaTOMO 1.

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