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con órden de que atacase á Taboada, que se hallaba en el pueblecito de Cogorderos sito junto á la carretera de Astorga á Ponferrada sobre el rio Tuerto. Defendíase bizarramente el general español, cuando acudió en su socorro don Federico Castañon con su brigada asturiana, y atacando á los enemigos por el flanco, los deshizo completamente, quedando entre los muertos el mismo Villetaux, y cogiendo entre los prisioneros once oficiales. Santocildes por su parte hizo un reconocimiento general sobre el Orbigo, ahuyentando los enemigos. Ayudaban á nuestros generales las partidas sueltas del distrito, de las que se procuró formar una legion nombrada de Castilla al mando del coronel don Pablo Mier.

Dábanse la mano estas tropas, que entre todas se aproximaban á 16.000 hombres, con las del 7.° ejército, de nueva creacion, que empezaba á formarse en el país de Liébana y montañas de Santander, y cuyo primer gefe habia de ser don Gabriel de Mendizabal. Mas como éste permaneciese, segun hemos visto, en Extremadura, encargóse del mando como segundo don Juan Diaz Porlier, que para organizarle se estableció en Potes, capital de la Liébana.

Merece bien este país que nos detengamos en él un poco, ya que ha tenido la desgracia de que otros historiadores hayan pasado por alto su heroismo y omitido sus glorias.

Enclavada esta montuosa comarca entre las pro

vincias de Astúrias, Leon, Palencia y Santander, formando una especie de cuenca, á la cual no se puede descender sin subir á elevadísimas alturas, dividida en cuatro grandes y profundos valles de que se derivan otros mas pequeños, conservando sus habitantes el carácter independiente y libre que distinguió á los antiguos cántabros sus mayores, fué uno de los paises que primero se levantaron en 1808, espontáneamente y sin auxilio de fuerza alguna estraña, en defensa de la causa nacional. De los moradores de sus cuatro valles se formaron otros tantos batallones de urbanos, mandados por el respectivo regidor de cada valle. Con pocas armas, pero con mucho corazon, en las diferentes y siempre rápidas incursiones que en los primeros años de la guerra hicieron los franceses en aquel quebrado y montuoso recinto, rara vez dejaron de salir escarmentados por los valerosos liebaneses. Ya en 1809 les habia dicho el general español Mahy en una proclama desde la Coruña: «Habitantes ilustres de la Liébana: la gloria de >> vuestros triunfos no ha podido encerrarse en los >> estrechos límites de una provincia reducida. Toda » la península resuena con el eco de vuestro nombre, Dy la fama lo ha conducido hasta los términos mas »remotos del imperio español.... Descendientes de »los antiguos cántabros, herederos de sus virtudes, » de su valor y de su patriotismo, habeis jurado »eterna venganza contra los enemigos de la libertad

de la patria. Aquellos embotaron su cuchilla en la »sangre de los romanos; vuestros abuelos se distin

guieron entre los primeros españoles en la guerra »sagrada contra los agarenos; y vosotros, rodeados >por todas partes de enemigos, y ocupadas las pro>vincias limítrofes por unas tropas que se glorian de >haber puesto el yugo á las naciones mas poderosas » de Europa, manteneis vuestra libertad y derechos >patrios por medio de prodigios.....D

No desmintieron este alto concepto aquellos habitantes en las tres invasiones que sufrieron en 1810, ni se dieron á partido por mas que el general francés Cacoult los halagára primero, y los amenazára después con el incendio y el saqueo de sus propiedades ("). Cuando se formó en la provincia de Santander la division cántabra, y principalmente desde que se encomendó su mando á don Juan Diez Porlier, la Liébana era su amparo y abrigo; alli recibian su primera instruccion los mozos antes de ingresar en los cuerpos; en la villa de Potes, su capital, estableció Porlier hospitales y almacenes de boca y guerra, depósito de prisioneros, y hasta creó en el pueblo de Colio un colegio de cadetes, prueba grande de lo se

(4) Mais si sourds á ma voix vous persistez dans votre égarement, si un seul coup de fusil est tiré sur ma troupe, ce será le signal de l'incendis et du pillage de vos propietés.-Proclama de Cacoult de 15 de junio

de 1840, conservada original por don Matías de la Madrid, ayudante de campo que fue del general Porlier, y autor de apreciables apuntes históricos que ha tenido la bondad de confiarnos.

guro que se conceptuaba aquel recinto, plagadas como solian estar de franceses las provincias limítrofes, lo cual dió ocasion á que se llamára á la Liébana «cuna del 7. ejército; denominacion que espresaba una verdad, y dictado mas modesto que el de «España la chica, » que en otros tiempos se le habia dado. Igual concepto que á Mahy y á Porlier merecieron aquellos montañeses al general en gefe del sétimo ejército don Gabriel de Mendizabal, que un año mas adelante, al enviarles la nueva Constitucion, les decia: «Hora es »ya de que se publiquen vuestras virtudes..... Sin » otra defensa que la naturaleza del suelo que habi»tais, una resolucion generosa supo romper el lazo con que en diez y seis ocasiones se pretendió ataros » al carro del tirano. Sin otro llamamiento que el de » la patria clamásteis por armas, os fueron concedidas y las manejásteis con tal destreza, que contais » tantos triunfos como acciones. Asi habeis conser»vado vuestros derechos mas sagrados, dando el me»jor ejemplo á nuestra nacion, á la Europa y al mun»do todo. Fuisteis y sois libres por vuestra heroi«cidad.....»

A esta singular y ya célebre comarca fué enviado por el mariscal duque de Istria en mayo de 1811 con órden de sojuzgarla el general Rognet qne mandaba 2.000 hombres de la guardia imperial, el cual habiendo llegado á Potes por el valle de Valdegrado (25 de mayo), no sin que le acosaran en su marcha los

urbanos de los valles, no hizo otra cosa que incendiar una acera de casas de la plaza; y sin emprender movimiento alguno contra los valles insurrectos, ni dirigirse siquiera á rescatar ochenta prisioneros franceses que los nuestros tenian en Mogrovejo, poco mas de una legua de Potes, retiróse por el mismo valle, bien que torciendo después por el de Brañes y Sejos para dirigirse á Reinosa, por haber divisado las avanzadas de Porlier que se le venia encima. por el puerto de Pineda.

Animaba la gente y la enregimentaba desde Bilbao el valeroso Renovales, tiempo hacia enviado á Vizcaya, como ántes hemos visto, por el gobierno central: y bullían y se meneaban, molestando al francés incesantemente, por las tierras de Santander, Provincias Vascongadas, Burgos y Rioja hasta los confines de Navarra, las partidas ya gruesas de Campillo, Tapia, Merino, Longa, el Pastor y otros.

Siguiendo nosotros en esta reseña el mismo rumbu que en otras ocasiones hemos llevado, y á que nos guia la contigüidad misma de los puntos, encontrámonos en Navarra con el mas célebre de los caudillos. que voluntariamente habian tomado parte en esta lucha, don Francisco Espoz y Mina. El hecho que vamos á referir fué una de sus mas bellas proezas. Sabedor de que el mariscal Massena, cuando dejó el ejército de Portugal, se encaminaba á Francia llevando consigo un numeroso convoy de coches y de carros,

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