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taban á la defensiva, dedicábanse los enemigos que estaban á la parte de San Juan de Pié-de-Puerto á contener las tentativas de Mina, que con su genio emprendedor y su habitual movilidad no cesaba de asomar y hacer apariciones por aquellos valles. Así quedaban las cosas en la frontera occidental del Pirineo al finar el año 1813.

Concentrado allí el interés de la lucha, por ser donde operaba todo el grueso de los ejércitos combatientes, y donde estaban los generales en gefe de unos y otros, poco era, y se preveia ya además, el que podian ofrecer las operaciones en los demás puntos de España en que aun habian quedado franceses. En Valencia, donde operaba el 2.° ejército español á las órdenes de Elío, no habia que hacer sino expugnar las plazas que aisladamente habian quedado guarnecidas por fuerzas enemigas. Y esto fué lo que se ejecutó en el otoño y entrada del invierno de 1813, volviendo á nuestro poder con mas o menos esfuerzo de los nuestros, aunque ya no grande, las que el enemigo habia intentado conservar para una eventualidad, y rindiéndose entre otras, la de Morella el 22 de octubre, y la de Denia el 6 de diciembre.

Fuerza francesa que mereciese nombre de ejército no habia quedado sino en Cataluña, si bien disminuyó notablemente en estos meses, pues de 32.000 hombres á que ascendia en conjunto, una parte de gente escogida fué llamada á Francia para los cuadros TOMO XXV. 30

del ejército del Norte, la division italiana de Severoli fué destinada á su pais, y un cuerpo de 2.400 alemanes fué desarmado de órden de Napoleon, por la desconfianza que naturalmente los soldados de aquella nacion le inspiraban desde que el Austria se habia pronunciado contra él y entrado en la liga de las potencias del Norte. De modo que mermó en 9.000 hombres el ejército francés de Cataluña. Mandábale el entendido mariscal Suchet, que conservaba unidos al gobierno del Principado los de Aragon y Valencia, casi nominales á la sazon. Pues aunque de hecho habia mandado mucho tiempo hacía las fuerzas militares de las tres provincias, de derecho no tuvo el mando de Cataluña hasta que el general Decaen se retiró á Francia.-Proseguia desempeñando por el gobierno español la capitanía general de Cataluña y el mando en gefe del 1.er ejército el general don Francisco Copons y Navia, y ayudábanle en la tarea de molestar á los franceses, como gefes de cuerpos y columnas, caudillos tan activos y acreditados como Sarsfield, Manso, Llauder, y otros que anteriormente hemos nombrado, asi como los que capitaneaban los cuerpos francos, somatenes y guerrillas. Subsistía además en Cataluña la division anglo-siciliana de que atrás hemos hecho mérito diferentes veces, conservando las mismas posiciones. Comunmente tenia Copons sus reales en Vich.

Acciones y combates de consideracion no hubo

en los últimos meses de este año en Cataluña: reencuentros nunca faltaban, que no era el genio catalan para permanecer inactivo; y en los que ocurrieron en Mortalla, Sant Privat, Santa Eulalia, San Feliú de Codinas y otros puntos, á pesar de la innegable inteligencia de Suchet no llevaron la peor parte los españoles. Un golpe que el mariscal francés intentó contra los anglo-sicilianos salióle fallido por la vigilancia del general Sarsfield y la oportunidad con que acudió á socorrerlos. Por lo general Suchet residia como sus antecesores en Barcelona, influyendo ya en su carácter, ántes tan activo, y por lo mismo tan costoso á los españoles, el desánimo que infunde la visible decadencia de una causa, no pudiendo ocultársele que la que él defendia podia darse por perdida en España, y estaba amenazada de la misma suerte en Europa. En realidad no era ya el peso de la guerra el que abrumaba á los catalanes, sino el de las cargas que el pais estaba sufriendo en tanto que no se viera libre de franceses, y que tras una dominacion de mas de cinco años tenian agotada la provincia, acaso mas que otras, por vivir ésta principalmente de la industria "").

Mientras las cosas de la guerra habian llevado el

(1) Segun un estado del tesorero del ejército y principado de Cataluña dado en 1814, calcúlase que desde 1809 hasta fines de 1813 contribuyó el Principado con

mas de 285 millones para gastos de guerra y sostenimiento de l ejército nacional, sin contar parciales derramas que no pudieron incluirse en este estado."

rumbo y quedaban á fines de 1813 en el estado que acabamos de describir, las de la política marchaban tambien hácia su desenlace, y al parecer hácia un término definitivo; y al modo que los cuerpos libres de estorbos buscan naturalmente su centro de gravedad, asi el nuevo gobierno, libre ya la mayor parte de la nacion de enemigos, buscaba el asiento que naturalmente le correspondia.

Dejamos en el capítulo anterior cerradas definitivamente en Cádiz las Córtes generales y extraordinarias, y en vísperas de reunirse y comenzar sus tareas las ordinarias convocadas para el 1.o de octubre. Suceso que coincidió con la publicacion del tratado de paz y amistad entre España y Suecia, ratificado por las primeras de aquellas Córtes, en el cual el rey de Suecia, al modo que lo habia hecho ántes el emperador de Rusia, «reconocia por legítimas las Córtes generales y extraordinarias reunidas en Cádiz, asi como la Constitucion que habian decretado y sancionado (4).»

(4) El tratado se habia celebrado ya en la primavera, pero no se publicó en la Gaceta de Madrid, despues de ratificado por las Cortes, hasta el 21 de setiembre de 1813.

Hé aquí la letra del tratado:

«En el nombre de la Santísima é indivisible Trinidad.

»S. M. don Fernando VII., rey de España y de las Indias, y su Magestad el rey de Suecia, igual

mente animados del deseo de establecer y asegurar las antiguas relaciones de amistad que ha habido entre sus monarquías, han nombrado para este efecto, á saber: S. M. C., y en su nombre y autoridad la Regencia de España, residente en Cadiz, á don Pantaleon Moreno y Daoiz, coronel de los ejércitos de S. M. C. y caballero de la órden militar de Santiago de Compostela; y S. M. el rey de Suecia al señor Lorenzo,

El 15 de setiembre, al dia siguiente de haber cerrado por primera vez sus sesiones las Córtes extraordinarias, la diputacion permanente de éstas celebró la primera junta preparatoria de las que debian preceder á la instalacion de las ordinarias. El presidente de aquella, señor Espiga, pronunció un interesante discurso, en que despues de hablar de las antiguas Córtes españolas, y de indicar las causas por qué aquellas llegaron á ser un vano simulacro, se espresó de la manera siguiente, que creemos parecerá á nuestros

conde de Engestrom, uno de los señores del reino de Suecia, ministro de Estado y de negocios estrangeros, canciller de la universidad de Lund, caballero comendador de las órdenes del rey, caballero de la órden real de Carlos XIII., gran águila de la Legion de Honor de Francia, y al señor Gustavo, baron de Weterstedt, canciller de la córte, comendador de la Estrella Polar, uno de los diez y ocho de la Academia sueca, los cuales despues de haber cangeado sus plenos poderes hallados en buena y debida forma, han convenido en los artículos siguientes:

»Art. 1. Habrá paz y amistad entre S. M. el rey de España y de las Indias, y S. M. el rey de Suecia, sus herederos y sucesores, y entre sus monarquías.

»Art. 2. Las dos altas partes contratantes, en consecuencia de la paz y amistad establecidas por el artículo que precede, convendrán ulteriormente en todo lo que pueda tener relacion con sus intereses recíprocos.

>>Art. 3.o S. M. el rey de Suecia reconoce por legítimas las Córtes generales y extraordinarias reunidas en Cádiz, así como la Constitucion que ellas han decretado y sancionado.

»Art. 4. Las relaciones de comercio se establecerán desde este momento, y serán mútuamente favorecidas. Las dos altas partes contratantes pensarán en los medios de darles mayor estension.

»Art. 5. El presente tratado será ratificado, y las ratificaciones serán cangeadas en el espacio de tres meses contados desde el dia de la firma, ó ántes si fuese posible.

»En fé de lo cual Nos los infrascritos, en virtud de nuestros plenos poderes, hemos firmado el presente tratado, y hemos puesto en él el sello de nuestras armas. Fecho en Stockolmo á 19 de marzo del año de gracia de 1813 (L. S.). Pantaleon Moreno y Daoiz. (L. S.) El conde de Engestrom. (L. S.) G. baron de Weterstedt.

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