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la reyna no queria la Inquisicion.

Lo tercero, que en el citado año 1478, estando la reyna en Sevilla, se celebró allí el concilio nacional antes indicado, y sin embargo de que se trataron varios asuntos relativos á la religion, su santa iglesia, doctrina y moral, no sabemos que se propusiera el establecimiento de la Inquisicion, y teniendo como tenia la reyna grande ascendiente sobre los prela-. dos y canónigos concurrentes al concilio, parecia regular haber influido á que algunos hiciesen esa propuesta si su voluntad estuviese a favor del establecimiento no hay que apelar á la pérdida de las actas para decir que acaso la peticion de la bula de aquel año seria efecto de lo tratado en el concilio; pues si lo fuese, se haria mencion en ella como acostumbran los curiales.

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Lo quarto, que aunque la bula vino en fines de Noviembre ó principios de Diciembre de 1478, no eligieron los reyes inquisidor alguno hasta 27 de Septiembre de 80, de manera que corrieron tres años despues que les propusieron el pensamiento en 1477, y dos desde que se pidió la bula; cosa increible del genio ac

tivo de la reyna, si su voluntad fuese conforme al nuevo proyecto; y se conoce claramente que dexaba correr el tiempo, solo por ver si produciendo buenos efectos los medios suaves adoptados año 77, podia excusarse de cumplir lo que le obligaron en cierto sentido á consentir las persuasiones del nuncio y de los frayles dominicos en 78.

Lo quinto, que hubo cortes generales en Toledo en principios del año 1480, quando ya estaba obtenida la bula de facultades para establecer el tribunal, y no hubo vocal alguno que pidiera su execucion, lo que tampoco es verosimil para el caso de que la reyna gustara executarla, pues le hubiera sido fácil sugerir á qualquiera diputado que lo propusiese, para que constase haber comenzado el establecimiento á peticion de las cortes; y así el silencio de éstas es indicio de que la reyna no deseaba usar de la bula,

Lo sexto, que la eleccion de los primeros inquisidores fué obra del rey, pues Fray Miguel Morillo era provincial de dominicos de Aragon, y la reyna no se dió por satisfecha sino poniendo por asesor un castellano de su confianza como era el

abad de Medina del Campo Don Juan Ruiz, consejero de Castilla; con lo qual en mi concepto dió testimonio de que no aprobaba el modo de proceder en la Inquisicion de Aragon.

Lo séptimo, que quando llevaba ya dos años la Inquisicion de Sevilla, comenzada en Enero de 81, escribió al papa la reyna una carta larga de propio puño cuyo contesto ignoramos, pero lo conjeturamos en parte por la respuesta que tenemos de Sixto Quarto con fecha de 23 de Febrero de 83. Segun ella podemos discurrir que á los principios imputaban algunos á la reyna poco zelo por el castigo de los hereges; que de sus resultas lo manifestó mayor, y entonces otros atribuían á su magestad el crimen de fomentar la Inquisicion por el provecho de las confiscaciones de bienes; pero no dęsistiendo de proteger la Inquisicion, y queriendo exîmirse de la nota de hacerlo por codicia, lo manifestó al papa con ocasion de pedirle que cortase las apelaciones de las causas de fe para evitar los gastos y dilaciones que comenzaban á producir los recursos á Roma ya introducidos en aquellos dos años. El papa trata en su res

puesta de muchos asuntos; pero con relacion al nuestro, y su conexô de la Inquisicion de Sicilia adonde habia enviado inquisidores pontificios, le decia lo que sigue.

"En quanto al deseo que manifiestas », de que el negocio de los neófitos sea "cometido únicamente á los inquisidores, » hemos visto por orden todo lo que tie»nes escrito solícita y prudentemente. Tus »cartas, carísima hija, estan llenas de pie"dad y religion singular, y nos alegra"mos muchísimo de que en un negocio » deseado por Nos en sumo grado, se pon"ga por tu celsitud tanto cuidado y di"ligencia. Compadecidos de la demencia » de aquellos, hemos intentado siempre » aplicar el remedio oportuno á enferme» dad tan pestilencial.

»Noticiosos de que en Sicilia tambien "habia prevalecido esta peste, teniamos »providenciado en varias bulas lo conve»niente contra este género de hombres tan "pérfidos y malvados; pero todo ha sido "inútil por los obstáculos que á su execu»cion han puesto los magistrados régios » contra lo que esperabamos de ellos, co»mo creemos que sabrás; lo qual nos ha

"sido muy desagradable. Ahora viendo tu "última y propensa voluntad, tenemos má»xîmo placer en que satisfagas á nuestros » deseos con tanto cuidado y devocion »para vengar las ofensas de la Magestad "divina en aquellos reynos tuyos; pues » conociendo, hija carísima, tu persona » adornada de muchas virtudes reales por »el favor de Dios, ninguna hemos reco»mendado mas que esta religion para con »Dios, y tu afecto, y constancia en fa»vor de la religion ortodoxâ: por lo qual » aprobando y bendiciendo en el Señor tu »santo propósito, exhortamos atentamen»te á tu serenidad, y rogamos que por » evitar la propagacion de tan grande man"cha en aquellos reynos, te dediques á este objeto con igual cuidado, y abra» ces la causa de Dios conforme á las providencias que tenemos dadas las Y que dieremos para cuya execucion se necesi"ta tu favor especial, quando en ningun ,, otro asunto nos puedes complacer tan

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,,to como en este.

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En quanto á lo que parece dudas si "al ver tu cuidado de castigar con seve"ridad á los pérfidos que fingiéndose cristianos blasfeman de Cristo, lo crucifi

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