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é ignorantes de qualquiera pais son como rebaños conducidos por el pastor adonde quiera éste por lo qual solo queda un mi: llon de personas, cuyo número debe subdividirse por clases.

Primera la del clero, y para conmigo es evidente que el secular no queria la Inquisicion, pues no la pidió en el concilio de Sevilla del año 1478 quando mas se hablaba en aquel pueblo sobre el asunto, y si la hubiese considerado útil, era la ocasion mas oportuna para proponer su creacion. Este argumento aunque negativo es fuerte por las circunstancias; particularmente la del interes que los obispos tenian en contrario, respecto que no po dia dexar de serles desagradable crear un tribunal delegado pontificio que reduxese á límites muy estrechos su autoridad episcopal en las materias de fe que habian estado sujetas á ellos esclusivamente en todos los siglos de la iglesia.

Tambien el clero regular en general carecia entonces de afecto á la Inquisicion. En la corona de Aragon los dominicos habian adquirido el imperio esclusivo de la Inquisicion por bula del papa Inocencio Quarto, confirmada por Urbano Sexto, y

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otros pontífices posteriores. Los monges y frayles de todos los otros institutos vivian persuadidos á que habia de suceder lo mismo en Castilla como se admitiera el proyecto, y mas siendo aragones el rey, y teniendo siempre por confesor un dominico. La emulacion ha sido en todos tiempos y paises la pasion mas vehemente de los individuos del clero regular. ¿Dexaria de intervenir en nuestro caso? Creo todo lo contrario, y tengo por ciertísimo que los monges y frayles en general llevaban á mal la admision del santo Oficio, porque pensaban que solamente los dominicos aumentarian su imperio místico.

Tampoco la quiso el cuerpo de la nobleza castellana en general. Tanto Bernaldez como Pulgar testifican el amparo que los grandes y otros señores de vasallos de Andalucía daban á los infelices cristianos nuevos para exîmirlos de la persecucion en quanto pudiesen, y fué necesario amenazarles con la pena de excomunion mayor y confiscacion de bienes para que cesasen en protegerlos. Hernando del Pulgar era tambien individuo de la nobleza principal de Andalucía, y vemos qual fué su manera de pensar; pero las cortes de To

ledo del año 1480 dan testimonio mas claro; pues á pesar del crecido número de nobles que concurrieron, unos por su propio derecho y otros como representantes de pueblos, ninguno pidió el establecimiento de la Inquisicion aunque se ofreció motivo, pues se trató de los daños que causaba la comunicacion de judíos con cristianos, y sin embargo se contentaron con pedir la renovacion de leyes anteriores en que se mandaba vivir en barrio separado, llevar señal distintiva, y otras providencias particulares. No cabia ocasion mas oportuna para proponer el establecimiento del santo Tribunal, si los nobles hubieran querido.

La clase de ciudadanos en Castilla concurria á las cortes por medio de aquellos que llevaban poder especial de las ciudades que tenian voto, y entre los modos de investigar la opinion popular, el mayor parece saber las peticiones de los pueblos hechas por sus representantes. Hemos dicho que nada relativo al asunto propusieron el clero y la nobleza, y ahora debemos añadir que tampoco las ciudades. Su silencio es notable porque no se ignoraba estar obtenida la bula en 1478

para poner la Inquisicion. Veían corrido un año y meses sin hacer uso de ella. Si lo deseasen ¿ cabe cosa mas verosímil que ૐ haberlo pedido? No es creible omision voluntaria tan grande como los pueblos opinasen á favor del establecimiento.

Si queremos apelar al voto de los literatos que no asistiesen á las cortes, ya dexamos notada su opinion en la persona de Hernando del Pulgar, con quien se conformaban otros por confesion del historiador Mariana.

¿Quál será, pues, el partido de los afectos? Yo no conozco otro que el de los frayles dominicos. Este prevaleció, no porque fuera numeroso, sino porque tuvo de su parte al rey en todo sentido , y la reyna en quanto la inclinaron el nuncio pontificio y el rey mismo.

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Con efecto las ocurrencias posteriores harán ver con mayor claridad la certeza de mi proposicion. Si ahora procuro persuadirla con el silencio del clero congregado en Sevilla, y del cuerpo nacional reunido en cortes, y con las conjeturas que producen especies sueltas, llegarémos á época en que la nacion misma manifestó su modo de pensar conforme al nuestro.

ARTÍCULO.V.

Introduccion del tribunal en Aragon, y re sistencia de todas las provincias de aquella corona para admitirlo.

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1 tribunal de la Inquisicion se hallaba establecido en todos los reynos y provincias de la corona de Aragon desde el año 1232 en que lo introduxo el papa Grego-· rio Nono, por medio de San Raimundo de Peñafort, su penitenciario, religioso dominico, como queda indicado. Parecia por lo mismo que no habia de hallar resistencia el rey católico para executar qualesquiera providencias que considerase oportunas al obgeto de la Inquisicion misma; pero sin 、 embargo, sucedió todo lo contrario quando trató de poner tribunal permanente sobre la planta de Castilla, pues aprovechandose los aragoneses de la ocasion que les proporcionaba el proyecto de uniformar los procedimientos en las dos coronas, manifestaron la opinion nacional con mucha mayor claridad que los castellanos. La narracion de los hechos por su órden nos excusará de muchas reflexiones, produciendo

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