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Profetas, y las de los otros Libros, no tienen pequeña diferencia, cuando se anuncian en aquella en que originalmente fueron escritas Ecli. Prolog. En atencion á lo cual Noldio, en la advertencia al Lector sobre las concordancias de las partículas Hebreo-Chaldaicas, no duda llamar temerarios, y arrojados á los que alterando lo escrito, se apartan de su verdadero sentido, ni afirmar que por esto incurren en la divina indignacion. Y apurando mas la materia, añade lo siguiente: Por tanto, todos han de procurar, y principalmente los Sacerdotes, aplicarse á las lenguas Orientales, para no llegar á interpretar cosa alguna, sin haberla bien antes examinado, y cotejado con las fuentes originales, y lugares paralelos, valiéndose para esto de las concordancias, y de otros subsidios: con lo que puedan quedar asegurados, que nada ponen de mas ni de menos, ni que introducen, ósustituyen en este santo depósito de Dios una palabra humana á la divina. Y pluguiera al Señor, prosigue aun, que no acaeciera esto frecuentemente á los que se aplican á trasladar los Divinos Libros, sin atender á las fuentes: Es tan grande la necesidad de entender el uso de las partículas del testo sagrado, que sin esto de ningun modo podrás alcanzar su sentido: y esto en tanto grado, que muchas veces por sola una palabra, y aun por sola una letra, no solamente se llega á alcanzar el verdadero, sino que se aclaran en muchos lugares gravísimas dudas, y se desembarazan las que parecen antilogias, ó las ratiopareias, y se resuelven cuestiones ó controversias muy difíciles. Y conforme en todo á esto, aunque puede admitir tambien otro sentido, dijo San Basilio, in Prom. Spiritu Sancto, sobre la sentencia del Salvador, que espusimos al principio : (ei ix v ov νόμου ίωτα ἔν, ἣ μία κεραία οὐ παρελεύσετας, πῶς ἂν ἡμῖν ἀσφαλὲς υπερβαίνειν καὶ τὰ σμικρότατα); Sino pasara una jola, ni una tilde de la Ley ¿cómo podremos nosotros despreciar con seguridad aun las cosas mas pequeñas? ¡Tal es la gravedad de los Divinos Oráculos; y tal la diligencia, y exactitud, que se requieren para interpretarlos!

novedad de ensanche, y licencia, que han adoptado los modernos traductores? Entiendo que de ninguna otra parte, que de la que empezaron á usar los Franceses en el reinado de Luis XIV. Estos siguiendo su natural franqueza, y libertad, hicieron escelentes traducciones de casi todos los escritores profanos, en términos que arrebataron la admiracion é imita cion de las naciones mas cultas. Pero como para hacerlas sin esta libertad, y como se debe de los Divinos Libros, no hallaron facultades suficientes en su propio idioma, y no pudiendo sufrir por otra parte sus delicados oídos los barbarismos, oscuridad, desaliño, falta de conexion, de estilo, y de elegancia, que resultaban, echaron por un estremo, y tomando un camino de rodeo, ensancharon los limites de este Divino Libro, que el Señor quiso que nos quedase cerrado, y bien sellado. Siguieron para trasladar las Divinas Escrituras el mismo estilo que habian adoptado cuando lo hacian con los autores profanos: y estendiéndose prontamente por todas partes sus traducciones de la Biblia, fueron estas admiradas, y alabadas como las otras; y desde esta época los que se aplicaron á este género de trabajo, se las propusieron como unos perfectos modelos, en tanto grado que no hallando el mismo sabor en las que no se les parecian, las despreciaron, y dieron de mano, declarándose panegiristas, padrinos, y protectores de las Francesas modernas. No pretendo por esto quitar ó disminuir el mérito de sus autores: yo mismo los reconozco dignos de todo elogio, y en la esposicion y notas con que las enriquecieron, resplandece cierta mente una piedad y doctrina muy sólida; moral muy ajustada, y sentidos enteramente Católicos: pero al mismo tiempo me veo en la precision de desaprobar su modo libre de traducir, y creo que harán lo mismo cuantos sin preocupacion quieran ponderar la fuerza de las razones, que vamos á proponer. Supongamos que algun curioso, y muy diestro en sacar copias de las mas escelentes pinturas, se propusiese el hacer una de alguno de los mas acabados, y celebrados cuadros de Rafael de Urbino. ¿Podria este tal á título de dar mayor espresion á lo que él creyese, que no la tenia, quitar, y poner en ella segun su fantasía, dar mayor, ó menor viveza á los colores, aumentar ó disininuir claros, y oscuros, corregir el diseño, la proporcion, los contornos, como mejor le pareciese? Me parsuado que ninguno le concederia esta licencia, porque en tal caso, mal se podria decir que era Ni por lo dicho hasta aquí se debe creer, que nuesun perfecto y fiel traslado de aquel original. Se diria tro intento sea censurar, y mucho menos condenar solamente, que se le daba algun aire, que en el fon- las versiones parafrásticas admitidas por la Iglesia, do se veian, y conocian rasgos de Rafael de Urbino, pues sabemos que ya de tiempos antiguos han tenido pero que se descubrian, y notaban allí muchas cosas, mucho uso en ella, y que por otra parte hechas en que no eran de su invencion. La fidelidad, y perfec- sentido legítimo, y tomado del mismo testo, pueden cion de un traslado se deja conocer, si puesto al lado traer conocidas utilidades y ventajas; pero al mismo del original, no se puede fácilmente distinguir, cuál tiempo estamos muy distantes de conformarnos con es el traslado, y cuál el original. Pues si en la Pintu- el dictámen de los que sientan, que deben preferirse ra se requiere toda esta exactitud respecto de una á las literales. La version del testo, por el respeto, copia, para que quede calificada de serlo fiel, y ver- que este se merece, de ningun modo debe ser interdadera: ¿cuánto mayor no será necesaria para tras- polada; póngase la literal por basa de la parafrástica, ladar ia palabra de Dios, y para que se esponga á y dése esta separada de aquella. Yo sé que la primera la vista de toda una nacion, pura, y sin mezcla de será menos elegante, menos armoniosa, y que á oidus otras palabras humanas? Esta es la razon de haber delicados contentará menos que la segunda; pero semostrado la Iglesia siempre tanto celo por la custodia rá mas conforme á lo que buscamos y necesitamos. é integridad de los Divinos Libros, en que nos es Estoy muy cierto, que sentirán conmigo, y aun haanunciada; y esta es tambien la que poderosamente llarán mayor satisfaccion y gusto, los que se hayan movió á los mas píos, y doctos antiguos traductores, familiarizado con las antiguas, tanto nuestras como á que se sujetasen, y ciñesen, cuanto pudieron, á la estranjeras, mayormente si lo han hecho con alguna letra, por temor de alterarla, de coartar ó de déter-noticia ó conocimiento de las lenguas originales, en minar su sentido. En una palabra, no temieron ni dudaron, por seguir la imágen de la Sabiduría, que en ella se esconde, parecer bárbaros é idiotas en su propia lengua. Tanto mas, que las palabras hebreas (y lo mismo podemos decir de las griegas, y latinas) pierden su fuerza, cuando son trasladadas en otra. Y no solo estas, sino tambien la misma Ley, y los

§ V.

No se entienda por esto, que pretendemos condenar las versiones parafrásticas; pero damos el primer lugar á las inas puras y literales, ó que mas se acercan á testo.

que fueron escritas, ó de las eruditas, en que fueron fielmente trasladadas; y si no sienten, es sin duda porque no se han recreado ni tenido trato con otras que con las Francesas no antiguas, ó con las que se han hecho sobre ellas, teniéndolas por modelos.

Es esta una materia de tanta consideracion y peso que seria muy de desear que por pública autoridad

se estableciese una junta, compuesta de los hombres |

mas eminentes en piedad, celo, religion, solidez y

estension de todo género de conocimientos de cien-

cias humanas y divinas, los cuales tomando muy á

pechos esta dificultosísima empresa, se juntasen en

dias y horas determinadas: y que leyéndose un versi-

culo de la Biblia desde el primero, y su correspon-

diente traslacion, percibiéndolo bien todos, no se

pasase al segundo, sin haberse pesado antes con la

mayor ponderacion todas sus palabras, y sin que que-

dase aprobada unánimemente por todos. Para esto

cada uno podria decir libremente lo que entendiese,

y poner todos los reparos que se le ofreciesen, tenien-

do á la mano las principales versiones antiguas, tanto

manuscritas como impresas, para ponderar, escoger y

sustituir las palabras y espresiones, que se juzgasen

mas propias y convenientes, de mayor fuerza y ener-gusto y estilo particular: estendidas estas, y puestas

gía, que guardasen mas puntual y fiel corresponden

cia con la letra del testo, prefiriendo las que sin fal-

tar á esto, conservasen mas bien la armonía y

elegancia de la lengua; pero que en el caso de haberse

de faltar á lo uno ó á lo otro, tuviesen paciencia los

oidos nimamente melindrosos, y se pasase por enci-

ma de la censura de los Puristas y Académicos. Todo

esto y mucho mas merecen aquellas divinas palabras

por
el respeto debido al Supremo Autor, que las ins-

piró ó dictó. Son adinirables, de mucha enseñanza,

y muy á nuestro propósito las de un protestante muy

docto y moderado, que quiero copiar aquí, para que

por ellas vean todos, como sienten en este punto aun

aquellos mismos, que tanto discuerdan de los cató-

licos en dar el sentido propio y legílimo á las palabras.

«Nous avons cité pour l'ordinaire celle (la version de

>>l'Ecriture) qui est reçue dans nos Eglises : nou que

>>nous la regardions, comme la plus Françoise, et la

>>plus elegante, mais parce que nous la croyons la

plus literale, et la plus conforme à l'original. Les

>>barbarismes dont nous avouons qu'elle est remplie,
>>ne doivent pas la decrier. Elle peche contre les re- |
»gles de la Langue Françoise, parce qu'elle a suivi
>>trop servilement le genie de l'Hebraique et de la
>>Greeque. Si elle n'est digne de l'approbation des
>>>Puristes et des Academiciens, elle merite la vene-
ration des Theologiens, et l'estime des Critiques.»
SAURIN, Discours, historiques, critiques, etc., dans
le Preface, pag. vi. Por todo lo cual creemos que las
versiones literales deben llevarse la preferencia.

S VI.

En una nacion Católica parece mas conveniente que haya una
sola Versien literal de las Escrituras en su respectivo

idioma. Conclusion de esta Disertacion.

Quiero aun añadir algunas otras razones, que pue-
den ser eficaces para convencer y confirmar lo que
vamos diciendo. ¿O estas traducciones son hechas
per Católicos con todo esmero, y puntualidad, y con-
forme á lo establecido por la Iglesia ó no? Si no lo son,
estamos fuera del caso, pues por el mismo hecho no
se deben permitir ni tolerar: y si lo son, ¿para qué
muchas? son verdaderamente supérfluas, porque su-
puesta una con las condiciones, que quedan referi-
das, esta siempre será la mejor, y todas las otras so-
brarán. Quiero yo ahora lisonjearme á mí mismo, y
proponer la presente para dicho efecto. La propongo,
no porque la crea la mejor : Dios me guarde de se-
mejante pensamiento é intolerable presuncion. Sé
que necesita aun de mucha lima: sé que despues de
Pero ya oigo que se me dice, que todo lo que con repetidas vistas y revistas le quedará aun mucho que
alguna difusión hemos alegado, nada tiene que ver, reformar, y mejorar. Navegamos por un Océano in-
con que en una nacion Católica pueda haber una ó menso é insondable. La propongo solamente porque
muchas versiones de la Biblia, pues pueden ser lite- hasta el presente es la única, que puede servir para
rales, y tener en este caso la libertad de escoger cada uso del público, y porque entiendo que es la que mas
uno, lo que entre ellas segun su juicio fuera mejor: se acerca á la letra de cuantas han llegado á mis ma-
así como en el ejemplo propuesto no habria el menor nos, y noticia, publicadas en nuestros tiempos. Y de-
inconveniente, de que se hiciesen multiplicadas co- bo tambien confesar aquí en obsequio de la verdad,
pias de un cuadro de Rafael de Urbino, y que se que la desearia aun mas literal, pues es tal la miseria
diese la primacia á aquella, que le fuese mas pareci-humana, que yo mismo que estoy haciendo estas re-
da. Yo convendria en esto, por lo que respecta á todo
otro libro, y fuese el que fuese, á escepcion de este
divino, que dictó el Espíritu Santo. Convendria tam-
bien en ello, aun por lo que hace á este mismo, si
despues de haberse trabajado muchas diferentes ver-
siones suyas, antes de publicarse, fuesen presenta
das á la Junta de los primeros sábios, que hemos insi-
nuado, y reconociéndolas todas una por una con la
mayor prolijidad y severo exámen, y dando la prefe-
rencia á la que bajo las condiciones y circunstan-
cias referidas la mereciese, esta sola se publicase,
y esta sola de nuevo se reconociese y apurase,
siempre que se hubiese de repetir su impresion,

flexiones, veo, y advierto, que aun la presente no es-
tá del todo libre de que se la ponga la nota de que no
es tan literal, y de que yo por seguir el gusto del dia,
he caido en la debilidad de usar en muchos lugares,
aunque siempre con el mayor tiento y parsimonia, de
algun rodeo eu la espresion. Ultimamante la propongo
porque espero en la misericordia de Dios, que queda -
rá libre de errores sustanciales, que puedan ser per-
judiciales, salvo aquel ó aquellos, que se escapen'á la
diligencia de los Impresores, y Correctores, y que
irán advertidos al fin de cada tomo, para que se en-
mienden en sus respectivos lugares: y asimismo por-
que mi principal cuidado, y mira en la esposicion, y

potas, ha sido siempre no dar doctrinas nuevas, sino las mas sólidas, aprobadas y conformes al espíritu de la Iglesia, dimanadas natural é inmediatamente de la misma Palabra de Dios, y las mas opuestas al del error, corrupcion, y libertad anti-evangélica, que lo ra dominando todo en estos desgraciados, y lastimosos tiempos, en que vivimos. Lejos de pretender, que siempre que se hayan de repetir sus ediciones, se hagan únicamente por lo que alcancen mis escasas luces, ni de oponerme ó repugnar, á que pase por la mas severa crítica, y censura de hombres doctos, imparciales, celosos, y pios, que teniendo por principal abjeto la mayor gloria de Dios, y el bien espiritual de las almas, añadan en ella, cercenen, muden, etc., cuanto creyesen necesario; esto es lo que mas deseo, y lo que pido, y solicito con la mayor ansia; esto es, que concurramos muchos de buena fé, armados de ardiente celo, sin animosidad, y sin espíritu de division ó de partido, que es el que destruye, y da por el pieá las mas gloriosas, y útiles empresas, á concluir la ya comenzada, que será sin duda del mayor agrado, y servicio del Señor, y podrá dar grande crédito á la Nacion, y esta gloriarse de poseer un fiel y perfecto trasladado de aquel divino original, en el que se encierran los inagotables tesoros de la incomprensible ciencia, y sabiduría de Dios.

puede ir apartando de la pureza é inmutalidad de sus dogmas. Espíritu de humildad, y de obediencia, de docilidad, y de sumision, es el que nos ha de guiar para interpretar, y leer con provecho las Divinas Escrituras. El que mas confie en sus propias luces, y talentos, caminará menos seguro, y será menos apto para desempeñar bien esta grande obra. El que desconfiando de sí mismo, sin reparo ni rubor preguntare, consultare á otros, que en los lugares oscuros, y dudosos le puedan alumbrar, y enseñar, los escuchare con atencion, y abrazare sus sentimientos, cuando libre de preocupacion, y de amor propio, los hallare mejores que los suyos, este dará pasos firmes, y llegará sin tropiezo ni estravio al fin de su jornada. El Señor, bien cierto es, que en lugar de descubrirse á los que á sus propios ojos se tienen por Sábios, y por únicos Videntes, se les oculta, los ciega, confunde, y derriba, los sorprende y enreda en sus mismas redes. Solamente se comunica á los humildes, y á estos dispensa sus luces, y gracias, porque en él solo buscan la verdadera ciencia para hacer participantes de ella á los demás, y porque desnudos de todo espíritu de ambicion, y de querer brillar, y sobresalir entre los otros, únicamente aspiran á su mayor gloria, y á que él solo sea reconocido, adorado, y servido por todas sus criaturas. ¡Dichosa una y mil veces aquel que con solas estas miras, y disposiciones se aplique á trasladar la Palabra de Dios ó á interpretarla!

Sobre este fundamento, que debe ser firme, y sólido, puede despues cada uno levantar libremente un neble, y hermoso edificio, como mejor le pareciere. Puede en la esposicion esplayar todas las velas, y En este lugar, y para conclusion de este Discurso, echarse á navegar por este mar, cuyo fondo no se protesto alta, y solemnemente, y lo hago delante de ha llegado hasta ahora á poder sondear, y que en aquel Señor que nos ha de juzgar, que mi intencion adelante quedará siempre escondido á todas las dili- en él, no es tocar á esta, ni á aquella persona en pargencias é investigaciones humanas. Haga alarde, ticular, sino oponerme en general á la opinion poco cuanto guste, de su erudicion, ingenio, y talentos, acertada, de dar la preferencia á las versiones paracon tal que nunca pierda de vista aquel seguro Norte, phrásticas sobre las literales, y de que importa poco sin cuya guia infaliblemente se perderá. Huya de que estas se multipliquen sin término ni medida. Prorumbos desconocidos é inciertos, que le serán muy testo asimismo, que no pretendo censurar, y mucho arriesgados, le harán dar al través, y zozobrar, ó le menos condenar ninguna de las que se hayan hecho conducirán á escollos, en que sin el menor recurso y publicado hasta ahora, ó las que en adelante pose estrellará. No abandone ni pierda los descubiertos, drán hacerse ó publicarse; bastará que sean conforconocidos y señalados, por donde navegaron sin mes á lo declarado por la Iglesia, y que estén en riesgo los que le precedieron, y por los que llegaron manos de todos con las licencias necesarias. Mi úni– felizmente al puerto deseado. Todo espíritu de no- co fin y deseo es, procurar por aquellos medios que vedad en estas materias es muy espuesto, y peligro-yo alcanzo, que se eviten, y prevengan los gravísiso, pues comunmente no tiene otro principio que nuestro orgullo, y amor propio. El corazon humano, inquieto en sí mismo, y adherido á la corrupcion, miseria, y soberbia, que herido de los primeros Padres, no se sujeta fácilmente al dictámen ageno, ni se dá por contento ni satisfecho, si no hace 6 pro duce alguna cosa, con la que muestre, que da un paso mas adelante, que adonde llegaron los otros, ó que ha descubierto un nuevo camino, que hasta aquel tiempo ninguno habia atinado ni pisado. Esta emulacion, que en materia de ciencias humanas, de política, de economía, y de industria, puede traer grandes bienes á un Estado, en la que tratamos al presente, le será sin disputa muy dañosa.Nos consta que á este espíritu fuerte de perniciosa novedad, ó mas bien de intolerable soberbia, deben su origen todos los errores, y heregías, que se han conocido, y con que han pretendido rasgar la inconsútil túnica de la Iglesia sus bastardos, infieles, y rebeldes hijos: y por lo mismo, los que se precian de reconocerla y tenerla por verdadera madre, deben por amor de ella, y por no dar ocasion á que esto suceda, huir aun de la sombra de todo aquello, que insensiblemente los

mos daños, que pueden temerse, si la palabra de Dios cae en desprecio, por tratarse con demasiada familiaridad, y sin aquel profundo respeto y veneracion que ella exige, y que segun la reflexion de San Agustin, no debe ceder á aquel con que hemos de manejar, y traer el sacrosanto, y tremendo Misterio de la Eucharistía'. El que de buena fé quisiere recorrer los tiempos pasados, y reconocer los efectos, que ha causado en las almas la lectura de las Sagradas Escrituras en lenguas vulgares hallará, que cuando se ha leido con la necesaria buena disposicion de corazon, con espíritu de humildad, con deseo de aprovechar, con moderacion, y con entera sumision á las precauciones, reglas, economía, y circunspeccion con que lo ha permitido la Iglesia, se han visto admirables y abundantísimos frutos en el comun del Pueblo Cristiano; y por el contrario se han esperimentado fecuentes, y terribles estragos y caidas, cuando roto el yugo de la obediencia, y faltando á las condiciones referidas, cada uno particularmente ha querido decidir este punto á favor de la libertad. Y este solo fundamento bastará para poder resolver las dos cuestiones propuestas.

1 August. Serm. CLXXIX, tom. v. pág. 86. Edition. Maurin. Parisiens. Audire Verbum Dei, est manducare ipsum Chritum: et pág. 1449. F. Verbum Domini cibus tuus, sed et potus: añadiendo la reflexion, que por el Propheta dijo el Señor á su pueblo antiguo. Qui edunt me, adhuc esurient. et qui bibunt me, adbuc sitient: Eccli. xxiv, 29, y por sí mismo: Caro mea vere est, cibus, et sanguis meus vere est potus: Joan vi, 56. Y en el apéndice á dicho tom. v, pág. 504. en el Sermon cec. que aunque atribuido á San Agustin, por el estilo se cree ser de San Cesáreo, se leen las siguientes muy notables palabras: Non minus est verbum Dei, quam Corpus Christi... Non minus reus erit, qui verbum Dei negligenter audierit, quam ille qui Corpus Christi in terram cadere negligentia sua permiserit.

INTRODUCCION

Á LAS SAGRADAS ESCRITURAS,

DEL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO.

mada por la vocacion de los Gentiles, y de todas las Naciones á la fé en Jesucristo.

GRANDE es la bondad de Dios, y grande la miseri- | cordia, que usó con el hombre, pues se dignó visitarle y consolarle aun estando llagado y enfermo, reparando sus quiebras, dándole y ofreciéndole la salud, que habia perdido. A este fin le fue manifestando poco a poco y por grados los consejos de su sabiduría, comunicándole á tiempo los arcanos de esta grande obra de su reparacion por medio de los Autores divinamente inspirados en diferentes visiones, figuras, y revelaciones'. Habló á los principios á nuestros primeros padres, y á los Patriarcas, desde Noé hasta Joseph: luego esplicó mas su voluntad á los Profetas, desde Moyses hasta Malaquías, los cuales la espusie-jos ron al Pueblo, y la dejaron escrita en la variedad de sucesos estraordinarios, de Leyes y ceremonias, de preceptos y exhortaciones, y señaladamente vaticinando desde los principios las cosas, que no habian de suceder sino despues de muchos siglos segun el 'órden invariable de la Providencia: lo cual se comprende en los libros que llamamos del Viejo Testamento2. Finalmente en los últimos dias por medio de su Hijo Unigénito hecho Hombre, que vivió y conversó con los hombres, nos descubrió abiertamente los tesoros de la luz, cómo se hallan en su Santo Evangelio, que predicaron los Apóstoles, y estendieron por toda la redondez de la tierra. Anuncian ellos á los hombres por medio de su palabra la venida del Mesías, vaticinado por los Profetas, y esperado de las gentes; asimismo la redencion del Pueblo, y reconciliacion con el Padre por medio de la Cruz y Muerte del Salvador; como tambien los dias de gracia por la efusion abundante del Espíritu Consolador sobre los corazones de los fieles; y la abertura y entrada en el Reino de los Cielos, por el asiento, que á la diestra del Padre hace en ellos Jesús, como nuestro Pontífice, Medianero y Abogado, preparándonos lugar en aquella morada de los Bienaventurados: todo lo cual se contiene en los Libros del Nuevo Testa

mento.

Como el Señor conoce la debilidad, y dureza de nuestro natural, propias de nuestra condicion y del pecado, ha procedido en comunicar estas saludables verdades á manera de una ama en criar á sus hijos, la cual comienza por la leche, y de allí pasa al manjar sólido, pues primero se mostraron á los antiguos Patriarcas unas como sombras y bosquejos de la redencion, por cuyo impulso, no obstante la vida sencilla y llana que profesaban, dieron vivos rasgos de su fé, de su obediencia, y de su confianza en las promesas de Dios; y sobre todo en estos mismos sucesos al parecer tan naturales, se representaban vivamente los misterios de Jesucristo, de que aquellos primeros padres del género humano iban recibiendo cada dia mas clara luz y mayor conocimiento y así se debe tener presente lo que enseña San Agustin cuando dice, que no solo las palabras, sino tambien la vida, los matrimonios, los hijos, y las acciones de aquellos Santos, que precedieron al nacimiento de Jesucristo, fueron profecías de lo que vemos ya cumplido en nuestros tiempos, en que la Iglesia esta for

1 Ad Hebr. 1, 1.6 Luc. 1, 79.

2 Ibid. v. 2.

3

Hasta Moysés, durante la época de la Ley natural, fueron muy escasos estos como crepúsculos de la revelacion; pero este profeta, escogido de Dios entre los hijos de Israél para establecer una nueva época, que se llama de la Ley escrita, oyó la voz de Dios con mayor claridad, y el Señor le comunicó sus se cretos, y se le manifestó cara á cara como á su privado con todo el resplandor de su magestad. Le reveló sus Mandamientos, sus Leyes, sus juicios y sus arcanos, y le mandó que instruyese en ellos á los bide Jacob, y les enseñase las sendas de la justicia, habiéndole declarado Caudillo de todos los descendientes de Israél, los cuales formaban un numeroso pueblo, distinguido y separado de los demás por la señal visible de la circuncision. En virtud de ello contrató una alianza de este su pueblo con el Señor, de la que se constituyó mediador, y como tal aceptó y ofreció las promesas, condiciones y artículos de ella, que dejó por escrito de órden de su Magestad para observancia y memoria de los venideros y lo espresó todo en cinco libros, que por eso llamamos Pentateucho, añadiendo en ellos la vida de los Patriarcas, y los sucesos del pueblo de Israel, desde su salida de Egypto y muerte de Pharaón, hasta las primeras conquistas de la tierra de promision á la ribera Oriental del Jordan. En aquella alianza que publicó Moysés, y esplicaron mas los Profetas, que le sucedieron por muchos siglos, se descubre con mas puntualidad, y se figuran con imágenes mas vivas los sucesos y circunstancias de la Encarnacion del Hijo de Dios, y tambien de la Vida y Muerte del mismo Jesucristo Señor nuestro, su Resurreccion y Ascension admirable á los Cielos; y se anuncia tambien la redencion del linaje humano, la predicacion del Evangelio, la reunion de los fieles, y nueva alianza de Jesucristo con su Iglesia, de cuyas espresiones abundan señaladamente el libro de los Psalmos, las Profecías de Isaías y de Jeremías, y las visiones de Ezechiél, y de Daniel con los demás Profetas. Sin embargo el pueblo, que vivió bajo los capítulos de aquella alianza, y los Judíos que pertenecen al Testamento Viejo ó Ley escrita, eran todavía rudos y carnales. La Ley imperfecta, las ceremonias, y sacrificios simbólicos y vacíos, las promesas de Dios á la letra de bienes temporales y caducos, y aun la misma alianza establecida con sangre de becerros y. animales, no era en sí misma perpétua ni duradera. Pero fue muy conveniente detener al hombre mucho tiempo en estos primeros elementos de religion, y pequeños ensayos de virtud, como mas sensibles, y acomodados á los hijos de Adam terreno y flaco, cuando se consideraba como niño ó como esclavo, hasta que llegó la plenitud de los tiempos, y el dia claro de la manifestacion del Hijo de Dios, que hecho Hombre se apareció á los hombres para adoctrinarlos, alumbrando á los que estaban de asiento en las tinieblas, y en las sombras de la muerte, dirigiendo y guiando sus pasos por los caminos alegres de la

-3 De catechiz, rud. Cap. xix, núm. 33. Eccles. xLv, 6.5 Ad Tit. I, 11.

paz, y de la salud; y con esta venida se acabaron las da la vida y la salud sobrenatural. Llenos de gozo y sombras, y las figuras, y se descubrió de lleno la de espíritu con semejante refrigerio, nos arrojamos en verdad á los mortales. Entonces á la Ley imperfecta los brazos del Salvador, que nos llama, y trata como de Moysés sucedió la perfeccion del Evangelio, y rei-hermanos y amigos, y suspiramos por aquellos bienes nó la Ley de Gracia, de libertad y de espíritu, bajo de allá arriba, que nunca se acaban, y son los únicos de la cual, rasgado el velo de la antigua, se fundó la y verdaderos bienes; como la justicia, la caridad, y la nueva alianza, sellada y confirmada con la Sangre gloria. Así nos conduce el Señor como por la mano de de nuestro Mediador Jesucristo Dios y Hombre, y con un estado á otro mas perfecto; y del conocimiento de la promesa de bienes inmortales y verdaderos, la Dios Criador procedemos al de Dios Salvador por la cual ha de durar para siempre hasta la consumacion leyenda, y meditacion de lo que está revelado en de los siglos. Habiendo sido llamados y admitidos á ambos Testamentos. esta alianza todos los pueblos y naciones de la tierra sin distincion ni preferencia, Judíos y Gentiles, Bárbaros y Griegos, esclavos y libres, entrando en ella por la fé en Jesucristo, piedra angular del nuevo Testamento, espiritual edificio, en quien unidos en caridad los fieles, se fortifican, y creceu hasta la vida eterna. Tales son las importantes verdades, y soberanos Misterios, que nos están revelados, y se nos declaran por menor en los Santos Evangelios, Cartas de los Apóstoles, y demás libros del Nuevo Testa

mento.

Además de estos vínculos de Religion, y obligaciones del hombre con Dios, que le destina á la feliz posesion de bienes tan soberanos, nos declaran igua!mente los Libros Sagrados cuanto debeinos practicar para conseguirlos, instruyéndonos en una moral perfecta, en toda la conducta interior y esterior de nuestra vida, conforme á las reglas de la verdad, y santidad, que dicta la misma Religion, de que están llenos los libros de Moysés, y de los Profetas, los Psalmos, los Proverbios, el Eclesiastés, la Sabiduría y el Eclesiástico; pero especialmente los Evangelios, y las Cartas de los Apóstoles, que nos conducen con sua. vidad y eficacia á la práctica de las virtudes cristianas, y de la verdadera justicia. En todos ellos se declara la guerra á las pasiones y á la soberbia, al amor propio, á la codicia, á la concupiscencia : se condenan los vicios, se muestran los estragos que causan en el hombre, y los castigos espantosos de la Divina Justicia contra los impios, contra los ingratos, contra los re

La economía admirable de ambos Testamentos está representada, segun el Apóstol, en aquellos dos hijos de Abraham, Ismaél é Isaac, de los cuales el uno nació de la esclava Agár, y el otro de la libre Sara. Aquel, porque nació segun ia carne, y era perseguidor, fue arrojado de casa: pero este, hijo de las promesas, heredó los mayorazgos, y bendiciones del padre, para gozarlos y poseerlos, no tanto en la celebrada tierra de Palestina, cuanto en la celes-beldes, y contra los pecadores. Se nos proponen tial Jerusalem. Y en esta misma economía se admira mas y mas la sabiduría del Señor en la manifestacion, que nos hizo de sus arcanos, siempre con el designio de ganar al hombre perdido, y de atraerlo á su verdadero amor, comunicándole por grados el conocimiento de sus eminentes perfecciones, en especial de su providencia, de su bondad, y de su misericordia.

En el Testamento Antiguo se nos descubre la eficacia, y estension de la providencia del Señor, y en el Nuevo la efusion de su inefable misericordia. Allí á cada paso reconocemos en Dios un Amo, que atento al buen órden, y concierto de su familia, endereza sus caminos, cuida de su mantenimiento, la socorre en sus necesidades, rompe los obstáculos que se oponen á sus intenciones benéficas, aun á costa de prodigios muy ruidosos castiga á los rebeldes, perdona a los arrepentidos, y llena de bienes, y de riquezas á los que le sirven con lealtad, y resolucion. Los libros del Génesis, del Exodo, de los Jueces, de los Reyes, de Judith, de Esthér, y de los Machabéos, nos refieren una multitud de sucesos, que nos convencen de los paternales cuidados, que tiene el Señor de sus siervos, pues en ellos vemos, que previene sus necesidades, guia sus pasos, gobierna sus acciones, y los asiste hasta en las circunsLancias mas pequeñas de su vida.

grandes modelos de perfeccion y de virtud, que nos escitan y mueven poderosamente á su imitacion. ¿A quién no admiran rasgos de fidelidad y obediencia, que caracterizan á los antiguos Patriarcas, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y Moysés? ¿Quién no se alienta en los trabajos, al considerar la paciencia, con que sufrieron otros mayores Jacob, Job y Tobías? La inocencia y sabiduría de Joseph, de Daniel, de Esthér salvó á muchos pueblos, y es celebrada de todos. Mereció grandes bendiciones para sí y para sus reinos la piedad de Samuel, de David, de Ezechías, y de Josías. Premió el cielo con ilustres y señaladas victorias la fortaleza de Josué, de Judith, y de los Machabéos: fue honrado con estupendos milagros el celo de Isaías y de Jeremías, no menos que el de Elías y de Eliséo. En una palabra, no hay estado ni condicion de personas, por humilde y abatido que sea, que no pueda sacar copiosas riquezas, y frutos inefables de este inagotable tesoro de las Escrituras divinas.

El labrador, cultivando la tierra, y el pastor apacentando su ganado, podrá cantar Himnos y Psalmos aunque no comprenda todo el sentido y misterios, que contienen. Las vírgenes meditando los ejemplos de pureza, que leyeron ú oyeren leer, se pondrán en estado de conservar con mayor atencion y vigilancia un tesoro, que guardan en vasos de barro frágiles y quebradizos. Los casados, á la vista de los ejemplos y Esta constante esperiencia, con el conocimiento in- lugares, que recomiendan la continencia y fé conmediato de nuestra poquedad y miseria, nos hace yugal, se contendrán en los límites, que prescribe clamar á Dios nuestro Criador, nos obliga á tenerle la Ley y la razon, y serán fieles en cumplir las oblipropicio, á confesar su poder y nuestra nada, y á re-gaciones de su estado. Los padres aprenderán el mocurrir á su bondad y providencia, aun en todo lo tem-do de educar á sus hijos, y de inspirarles la fé y el poral. De aqui nos elevamos por grados á conocerle santo temor de Dios. Los Príncipes consultarán este mas, y á confiar en Dios nuestro Salvador. Convenci- sagrado Libro para gobernar sus vasallos. Los vasados del estrago de nuestra naturaleza, y de los efec-llos sabrán cómo han de obedecer á sus Príncipes, restos espantosos, á que nos redujo la comun culpa, vemos mas por lo claro la necesidad de médico y de medicina, y acudimos á la gracia del Salvador para reparo de nuestras dolencias. Vemos asimismo del todo abiertas las fuentes de su misericordia, y nos alentamos á beber de aquella agua, que nos amortigua la concupiscencia, nos repara y fortifica, y nos

Ad Galat. iv, 22, 23.-2 11 ad Timoth. III, 15.

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petando en ellos la suprema autoridad, que el Señor quiso depositar en sus sagradas personas haciéndolos sus ungidos. Los Prelados verán las obligaciones que deben enseñar, y cuidarán de ir siempre delente con el buen ejemplo; y los pueblos la necesidad en que se hallan de aprender, de cousultar, y de preguntar.

Por esta consideracion dijo el Apóstol, que toda

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