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El amigo de mesa no permanece en la necessidad; solo al calor de la olla vive fervoroso su cariño.

Es mas honroso hacerse, que nacer noble; y asi le respondió Ciceron à uno Caballero de prosapia, y vil de costumbres, que le arguia de ser de ruin descendencia: ,,mi linage empieza en mi, y el tuyo se acaba en ti."

Cuentecillos.

1.

Tenia el Gran-Duque de Toscana un tierno in

fante de siete años, que de dia en dia daba indicios de una adelantada viveza de ingenio digno de admiracion à su tierna edad. Lo mostraba à toda persona ilustre, que frequentaba su palacio. Envió el Rey de España un Embaxador à Florencia, à quien el Gran - Duque mostró su ingenioso hijo, el qual respondió con gran sagacidad à todas las questiones que le propuso. Dixo el Legado ó Nuncio: quando los infantes desta edad florecen en ingenio, al ser mas grandes son de muy poco juicio. Respondió el Principe Infante: Sin duda señor Nuncio, que de siete años era Vuessa señoria de gran juicio.

Un disforme Frances, muy eloquente, y que era en una conversacion totalmente gracioso, viendose despreciado de una persona à quien amaba,

pasóse à Inglaterra, y con una letra de recomendacion le dieron entrada à hablar con la Reina, y le solicitaron muchos ratos de audiencia: y el hizo valuar sus meritos, que esta Princesa, que amaba todo genero de ciencias y los doctos, hizo total estimacion del, y aun pasó esta estimacion de tal conformidad, que estando en su jardin por gozar de la fresca à nueve horas de la tarde, y encontrando este agradable Frances durmiendo, ella le besó dulcemente por no despertarle, y de paso ella oyó algunas damas murmurar de esta accion, y una que decia : yo no besaria este horroroso por mil jacobines y ella se vuelve à ellas diciendo: no es cosa de gusto besar una boca, de donde salen tan elegantes palabras. ?

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3.

Un cortesano estando muy enfermo, y lleno de deudas, dixó à su confesor, que tenia una sola gracia que pedir à Dios, y era, le alargase la vida hasta que huviere pagado sus deudas. Entendiendo el confesor, que el tenia buena intenle dixo; que el señor le escucharia su deseo, supuesto que lo que deseaba, era razo nable. Vuelvese el enfermo à uno de sus amigos, y le dice: si Dios me hace esta gracia, bien sé que jamas moriré.

cion de pagar,

4.

El Mayordomo del Duque de Guise le representó la necesidad que habia de poner orden à

sus cosas domesticas, à cuyo fin le dió un catalogo de muchas personas inutiles à su servicio. Es verdad, responde el, que yo me puedo pasar sin ellos; pero sabes tu, si ellos se pueden pasar sin mi?

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-5.

Sixto V. de Franciscano vino à ser Papa despues de haber pasado por todos los grados eclesiasticos. Aunque mudó la fortuna, pero no el inge nio, conservando el caracter de un hombre gozoso. Pasaba el tiempo en las cosas pasadas, y se acordó de haber pedido en su juventud à un prelado de otro convento dinero prestado, y que no lo habia vuelto. Preguntó por este prelado, y sabiendo que vivia, lo envia à llamar diciendole, viniera á dar cuenta de sus obras. El buen Religioso que no sentia haber cometido coșa, se parte à Roma en toda tranquilidad. Quando el estuvo delante el Papa, le dice: me han advertido, que has mal empleado los dineros de tu convento: y yo te he enviado à buscar, para darme cuenta. Yo no sé, santisimo Padre, de haber faltado à cosa alguna. Discurre bien, dixo el Papa, si has prestado dinero mal à proposito, y entre otros à un Franciscano, que pasó por tu convento en tal tiempo. Este buen Religioso despues de haber discurrido, dice: Sí, santisimo Padre, es verdad, que el era un gran guiton que me engañó en este dinero, con grandes promesas que me hizo, y debaxo la palabra, que me dió, que en breve

tiempo me lo volveria. Bien, dice el Papa, yo soi ese Franciscano, yo te quiero pagar segun la promesa que te hice: y te aviso de no prestar otra vez à gente de tal ropa, que no todos son destinados para Papas. Atormentado el pobre hombre de encontrar el Franciscano en persona de Papa, le quiso pedir perdon de haberle llamado guiton. No te metas en pena, le dixo el Papa: bien podia serlo en aquel tiempo, pero Dios nos ha dado el medio de reparar lo perdido: y lo envia despues à su convento, despues de haberle dado su dinero, y haberle agasajado.

6.

Cierto Gascon, que habia perdido sus bienes al juego, hasta sus mismos vestidos, solo le quedaba una veste de verano: fuese à pasear un dia de invierno sobre el puente nuevo en Paris. Pasa el Rey en su carroza, y viendolo en tal estado le dixo, pasmado de verle en tal conformidad: Amigo mio, como en un dia de tanto frio, te vas à pasear con una vestidura tan delicada, que yo no lo puedo suportar, aunque voi tan bien aforrado? Augustissimo Rey, responde el, si Vuestra Md. hiciera como yo, no tendria frio. Pues que haces, dixo el Rey? Señor, dixo el Gascon, vestirme todos los vestidos que tengo.

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