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Por el pasto mas bueno:

Y en su gavan

metido y rebuxado

Súbese á una ladera,

Y allí el nuevo calor del sol espera.

Liranio.

Talvez se sienta orilla de una fuente

O de algun arroyuelo,

Donde corre el cristal envuelto en flores.

Vé sus cabras en frente

Pacer el verde suelo,

Cantando su descuido y sus amores;

40 se quexa tendido

Debaxo de algun álamo dormido.

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Florenio.

1.

Canta entre las encinas mil canciones

Con voz sonora y clara,

Donde su corazon claro se lea;

Publica sus pasiones,

O labra una cuchara

De incorruptible enebro, o roja tea,

Y guardala escondida

Para la que es el alma de su vida.

Liranio.

Si acaso tiene un blanco Cervatillo

De negro remendado,

Enseñado á jugar alegremente,

Un collar amarillo

Le pone salpicado

De preciosas conchuelas del oriente,
Y luego lo dedica

Al bien que á su memoria vuelve rica.

Florenio.

Goza los frutos de la Primavera,
Que entre las nuevas flores
Viene sembrando el mundo de alegría,
Coge la primer pera,

Las manzanas de olores,

Y otros regalos que el verano envía

Las uvas como grana,

De donde el vino y alegría mana.

Liranio.

Labra sus viñas, ara sus rastrojos,

Planta, poda, ó ingiere,

Logro seguro al venidero Agosto.

Descuidado de antojos,

Contento vive y muere,

Sin ver si el mundo es ancho, ó si es angosto;

Que á quien mas dél encierra,

Le han de encerrar al fin seis piés de tierra.

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Y castra sus colmenas

De miel sabrosa y de panales pienas.

Liranio,

De roxo trigo como granos de oro
Halla un monton colmado,

Quando sale el Agosto á ver las eras,
Riquísimo tesoro,

Con que el campo labrado

Hace sus esperanzas verdaderas ;

Y en el otoño frío

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Vé en el lagar correr de mosto un rio.

Don Francisco de Borja e Aragona, Principe de Esquilache."

La felicidad de la vida solitaria.

O tu que en este monte
Armado de lentiscos

En soledades vives

Sin amor, y contigo,

Y las horas, que fuéron
En meses mas prolijos

Tan largas en tu aldea,

Tan breves ya en tí mismo:

Quan sin temor las gozas

De este arroyo dormido

Al paso, que despiertan
Los dulces paxarillos!

Que poco te fatigan

Engaños fugitivos,
Que es dicha conocerlos,
Y desdicha sufrirlos!

O que alegre saludas
El claro sol divino,
Para muchos cansado,
Para ti bien venido!

Tus ovejuelas pacen

En la yerba el rocio,
Primero que le enxugue
El sol recien nacido.

Los verdes lazos miran
De sus ramos floridos

En espejo de plata
Los árboles sombrios.

El canto de las aves,
Que suenan en los nidos,
Que con amor son voces,
Y con dolor suspiros:

Todo te está llamando,

Y á todo agradecido
Soles te dá el invierno,

Y sombras el estío.

No es la riqueza el oro, Ni manda el que es cautivo! Quien cuidados no tiene, El es dichoso y rico.

Mayor será tu dicha, Si entre tantos peligros La envidia no te busca, Y te encuentra el olvido,

Si es la fortuna corta,

Es largo tu distrito,

Y el que nada espera,

No hay quejas ni enemigos,

E gloga.

Poeta. Aldido. Coridon. Ismene.

Poeta.

Dormia el Tajo en los floridos brazos De un valle, que sus pasos acompaña, Vistiendo de sus olmos los abrazos

De sombra el prado, que en silencio baña.
Miraba el sol entre sus verdes lazos
El agua, que corriendo al mar de España,
Si ahora duerme, pasará sin miedo
Despierta entre los montes de Toledo.

Del nuevo sol enamorado el viento
Tan blando penetraba por la selva,
Que haciendo de las hojas instrumento,
Le da las gracias de que al campo vuelva.
Del alba apénas al primero aliento
Pretende el dia, que su luz resuelva;
Pisando el valle con mirarse ufana
De perlas coronada la mañana.

Su luz reciben las pintadas aves,
Que á ver el sol alegres se levantan,
Y con distintas voces y suaves
Sus quejas lloran, las ajenas cantan.
Las claras aguas caminando grayes

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