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Al Rey de Aragon avisó el almirante Don Fadrique de lo que su hijo el Principe Don Cárlos pretendia, y los tratos que con el de Castilla traia: llamóle á Lérida, do á la sazon se tenian las cortes de Cataluña; y las de Aragon en Fraga: algunos le persuadian que no fuese, que se recelase de alguna zalagarda, pero él se determinó obedecer. Su padre le recibió con semblante alegre y rostro ledo, y le dió paz en el rostro; mas luego le mandó llevar preso, que fué á dos de diciembre. Sintió esto mucho el Príncipe, tanto mas que le sucedió muy fue ra de lo que pensaba. Suelen las últimas miserias dar ánimo para hablar libremente: «¿ Dónde ( dice) está la fe Real, y la seguridad dada en particular á mí, y concedida en comun á todos los que vienen á las córtes generales? qué quiere decir darme paz por una parte, y por otra ponerme en hierros y prisiones? Las ofensas pasadas, qualesquiera que hayan sido, ya me han sido perdonadas: ¿qué delito he cometido de nuevo? qué cosa he hecho para tratarme así? por ventura es justo que el padre se vengue del hijo, y con nuestra sangre ensucie sus manos? Afuera tan gran maldad : afuera tan gran deshonra y afrenta de nuestra casa. Decia estas cosas con ojos encendidos grandes gritos y descomunales para que le oyesen todos, y mover á los circunstantes ; pero sin dexalle pasar adelante le llevaron á la prision. Bramaba el pueblo, murmuraba y decia que eran embustes de su madrastra : los señores se hermanaban entre sí, y prometian de no desistir hasta ver á su Príncipe puesto en libertad.

Capitulo u

De la muerte de Don Carlos Principe de Viana.

LAS paces que se asentaron con los Moros y duraron al pie de tres años, al presente se quebrantaron con esta ocasion, Tenia Ismael Rey de Granada dos hijos principales sobre los demás el uno se llamaba Albohacen, y el otro Boabdelin. El Albohacen por no sufrir el ocio, y con deseo de dar muestra de su esfuerzo, juntado que hobo un exército de dos mil y quinientos de á caballo y quince mil infantes, entró por las

tierras del Andalucía: en todo el distrito de Estepa hizo grandes talas y daños, y robó gran número de ganado. Avisado del daño Don Rodrigo Ponce, hijo del Conde de A rcoș, acudió al peligro junto con Luis de Pernia capitan de la guarnicion que tenia Osuna. Recogieron hasta docientos y sesenta de á caballo y seiscientos de á pie: con tanto fueron á verse con el enemigo, que iba cargado con la presa, y sin cuydado ninguno como quien tal cosa no temia, resueltos de quitársela y aun en ocasion combatille. Las fuerzas de los nuestros eran pequeñas, y parecia locura pelear con tan grande morisma: ofre. cióse una buena ocasion, que parte de los Moros con la presa habia pasado el rio de las yeguas, y en el postrer esquadron quedaba sola la caballería: advirtió esto Don Rodrigo desde un ribazo cercano; y dado que los suyos temian la pelea, mandó tocar las trompetas y dar seña de pelear: arremetieron con gran vocería los Christianos; los contrarios, divididos en tres partes, los recibieron no con menor constancia: duró mucho la pelea; pero en fin los Moros fueron desbaratados con muerte de mil y quatrocientos de los suyos: de los nuestros perecieron treinta de á caballo, ciento y cinqüenta de á pie. Alojáronse los vencedores aquella noche en un lugar llamado Fuente de Piedra : el dia siguiente á tiempo que recogian los despojos, ven volver los ganados à manadas: cuydaron al principio que fuese algun engaño, y por la polvareda que se levantaba, sospechaban eran los enemigos que revolvian sobre ellos; más luego se entendió que huidas las guardas por el miedo, los ganados por cierto instinto de la naturaleza se volvian á las dehesas y pastos acostumbrados: tanto fué mas alegre la victoria y la presa mas rica. En las ciudades y pueblos hicieron procesiones en accion de gracias, y regocijos por el buen suceso. Quebrantada por esta manera la confederacion y las paces, de una y de otra parte se hicieron correrías sin que sucediese cosa notable. Solamente Juan de Guzman, primer Duque de Medina Sidonia y Conde de Niebla, trataba y se apercebia para cercar á Gibraltar, pueblo que está puesto á la boca del estrecho: el desastre pasado de su padre y grande desgracia, que murió en aquella demanda, antes le animaba que espantaba. La guerra que se levantó contra el Rey de Aragon en su mismo estado, era mas grave: los Catalanes envia

ron embaxadores á su Rey para le suplicar que el Príncipe de Viana fuese puesto en libertad : no quiso otorgar con esta demanda; de las palabras acudieron á las armas, salieron gran número dellos de Barcelona, apoderáronse de Fraga pueblo puesto en la raya de Aragon. Dió grande ánimo á la muchedumbre alterada Gonzalo de Saavedra, que le envió el Rey de 'Castilla en ayuda de los Catalanes á su instancia con mil y quinientos de á caballo. El general de todo el exército catalan era Don Juan de Cabrera Conde de Módica, ciudad de Sicilia: por otra parte Don Luis de Biamonte se mostraba á la frontera de Navarra con gente armada á punto de entrar en Aragon, si á peticion tan justa el Rey no quisiese condescender. Forzado pues de la necesidad dió libertad á su hijo á primero de marzo 1461. del año mil y quatrocientos y sesenta y uno, con órden que desde Morella, do estaba detenido, la Reyna su madrastra le llevase á Villafranca. Allí entregó á los Catalanes, que sin embargo no quisieron consentir que la Reyna entrase en Barcelona, porque puesto que con la libertad del Príncipe dexaron las armas, los ánimos no quedaban del todo sosegados; antes llegaron á tanto que contra voluntad de su padre acordaron de jurar al Príncipe por heredero de aquel Principado: demas desto alcanzaron que de voluntad ó por fuerza le nombrase por vicario y gobernador de todos sus estados, cargo que se acostumbraba dar á los hijos mayores de los Reyes. En particular sacaron por condicion que en el Principado de Cataluña fuese señor absoluto, sin que dél se pudiese apelar. Su padre llevaba muy mal que le quedase á él solamente el nombre de Príncipe, y diesen á su hijo una parte tan principal de sus estados; que era despojalle en vida, quitalle las fuerzas, y juntamente afrentalle. Pero fuéle forzoso venir en todo esto porque los Catalanes, como gente feroz y de ingenios determinados, si no se les concedia nunca acabaran de sosegarse; que fué causa de que en asentar estas condiciones y capitular se gastó mucho tiempo. En este comedio se tornó á tratar de nuevo con mas veras y diligencia del casamiento entre el Príncipe Don Carlos y la Infanta Doña Isabel : llegaron á término que se tuvo el negocio por concluido, tanto que el Príncipe envió á Castilla por sus embaxadores para que de su parte visitasen á la Infanta y á su madre, á Don Juan de Cabrera y á Martin

Cruilles personas principales, que fueron hasta Arévalo á hacer aquel oficio. Emprendióse á la misma sazon guerra en Navarra con esta ocasion: Cárlos Artieda luego que vino el aviso de la libertad del Príncipe Don Cárlos, se apoderó en su nombre de Lumbier pueblo de Navarra acudió Don Alonso (el que fué Duque de Villahermosa ) por mandado del Rey su padre, y cercó aquel pueblo, y comenzó á batille con todos los ingenios y pertrechos que pudo. La parcialidad del Príncipe no tenia muchas fuerzas: el Rey de Castilla envió á Rodrigo Ponce y Gonzalo de Saavedra con gente en su ayuda para que hiciesen alzar el cerco: hízose asi. Todavía se hacian mayores aparejos para continuar aquella guerra, quando vino nueva, y se divulgó, que la Reyna de Castilla que á la sazon se hallaba en Aranda de Duero, quedaba preñada. Esta nueva agradó asaz, tanto mas que era fuera de lo que comunmente se esperaba; y aun por ser naturalmente los hombres inclinados á creer lo peor, no faltaba quien dixese que aquel preñado era de Don Beltran de la Cueva: habla que por entonces se rugía, y despues se confirmó esta opinion al tiempo que Don Fernando de Aragon reynaba en Castilla; si con verdad ó en gracia suya, aun quando el negocio estaba fresco, no se pudo averiguar. En Valladolid Don Pedro de Castilla antes obispo de Os ma, y á la sazon de Palencia falleció por ocasion de una caida que dió de la escalera de su casa. En su lugar fué puesto Don Gutierre de la Cueva por contemplacion de su hermano Don Beltran, que en aquel tiempo alcanzaba mas privanza que todos con el Rey y mas mano en la casa Real. El arzobispo Don Alonso de Fonseca fué enviado de la corte con muestra de honralle para que estuviese en Valladolid por gobernador en tanto que el Rey se ocupaba en la guerra que pensaba hacer en Navarra. Atizó este consejo su mismo competidor el Marques de Villena: pretendia con esto quedar solo, y enseñorearse del Rey como lo tenia comenzado. Para salir con su intento con mas facilidad prometia su diligencia, si Don Alonso de Fonseca se ausentaba, para ganar á los grandes que andaban apartados de su servicio, en especial el arzobispo de Toledo Ꭹ el almirante; que el maestre de Calatrava ya estaba apartado del número de los desabridos, y alistaba gente para acudir á lo de Navarra. Luego pues que Don Alonso de Fon

seca partió á Valladolid, el Marqués de Villena fué al reyno de Toledo, y á la misma sazon el maestre de Calatrava llegó á Aranda de Duero acompañado de dos mil y quinientos de á caballo. Con estas gentes el Rey de Castilla marchó la vuelta á Almazan: el espanto de los Aragoneses fué grande, mas el ímpetu de la guerra y el exército revolvió contra Navarra, y por el mes de mayo llegó á Logroño pueblo principal en la Rioja. Desde allí engrosado el campo con las gentes que de todas partes acudian, entraron por las tierras de Navarra: entregáronse las villas de San Vicente y de la Guardia. Pusieron cerco sobre Viana, que despues de combatilla muchos dias al fin la rindió Pedro Peralta á cuyo cargo estaba, y á la sazon era condestable de Navarra ; la villa de Lerin no se pudo tomar por ser muy fuerte de esta manera se hacia la guerra en Navarra, quando prósperamente, quando al contrario. Don Alonso hijo del Rey de Aragon por otra parte tomó por fuerza la villa de Abarzuza, con muerte y prision de la guarnicion de Castilla que en ella tenian. Todo este ruido y aparato se des barató con una enfermedad mortal que sobrevino en Barcelona á Don Carlos Príncipe de Viana, ocasionada de las pesa, dumbres y cuydados y congoxas que continuamente le trabaxaron; asi lo entendieron, y asi debió ser : entre los Biamonteses se tuvo por cosa cierta y averiguada que murió de yerbas que le dieron en la prisión, que lentamente le acabasen y á la larga. Falleció á veinte y tres de setiembre miércoles fiesta de Santa Tecla (1). Al tiempo de su muerte pidió perdon á su padre. Fué sepultado en Poblete. Vivió quarenta años, tres meses y veinte y seis dias. Príncipe mas señalado por sus continuas desgracias que por otra cosa alguna: no alcanzó tauta ventura quanta era su erudicion, y otras buenas partes mere, cian. Tuvo por familiar á Osías Marco, poeta en aquella era muy señalado y de fama en la lengua limosina ó de Limoges: su estilo y palabras groseras, la agudeza grande, el lustre de las sentencias y de la invencion aventajado. Traia el Príncipe Don Carlos por divisa dos sabuesos muy bravos pintados en su escudo, que sobre un hueso peleaban entre sí, represeutacion y figura de los Reyes de Francia y de Castilla, por cuya

(1) Garib. lib. 28 cap. 29, dice juéyes.

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