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Galeazo María Esforcia, casase sin embargo con Hércules de Este duque de Ferrara. Esto en Nápoles. En Navarra la Princesa Doña Leonor residia en Sangüesa pueblo de Navarra. Allí despues de la muerte de su marido, que sucedió como poco antes queda dicho; á persuasion del Rey de Francia le entregó los castillos de Navarra por entender era esto muy á propósi to para asegurar en aquel estado la sucesion de sus nietos, que tambien á él le tocaban por ser sus sobrinos, hijos de su hermana. Esta negociacion dió mucho desabrimiento al Rey de Aragon. Por esto, y por los demas agravios que por todo el tiempo de la guerra de Cataluña recibió de Francia, determinó tomar las armas para efecto de recobrar lo de Ruysellon y de Cerdania. Partió con esta resolucion de Barcelona á los veinte y nueve de diciembre, fin deste año en que vamos, y 1473. principio del siguiente mil y quatrocientos y setenta y tres. Elna y Perpiñan luego que llegó, le abrieron las puertas. Estaba comunmente aquella gente cansada del gobierno y mando de Francia, y por las victorias ganadas casi todos favorecian al Rey de Aragon. Deste principio entendian que los demas pueblos harian lo mismo y se le rendirian sin dificultad. El cardenal legado partió de aquellos estados para Castilla. En Madrid le recibieron con grande acompañamiento y solemnidad debaxo de un palio : los grandes y prelados iban delante, y el Rey le llevaba á su mano derecha; cortesía conforme á la costumbre de España de mucha honra. Tratóse de cierta suma de dineros que el Pontífice queria se recogiese de las rentas eclesiásticas para gastalla en la guerra contra los Turcos. Ofrecíanse en esto graves dificultades, y la principal que con la revuelta de los tiempos todos se hallaban gastados y pobres; todavía el legado salió con lo que pretendia, por su buena diligencia y maña, y porque el Rey le ayudaba. Decretose pues el subsidio que pedia el Pontífice, si bien algunos murmuraban ser aquella concesion en perjuicio de la libertad de las iglesias, y principio para llevar las riquezas de España fuera della. La ignorancia se apoderara de los eclesiásticos en España en tanto grado que muy pocos se hallaban que supiesen latin, dados de ordinario á la gula y deshonestidad, y lo menos mal á las armas. La avaricia se apoderara de la iglesia, y con sus manos robadoras lo tenia todo estragado: comprar los beneficios

en otro tiempo se tenia por simonía, en este por grangería; no entendian los Príncipes ciegos y los prelados que esta sacrílega manera de contratacion mucho enoja y ofende á Dios, asi bien el disimulallo, como el hacello. En la junta que se hizo de los eclesiásticos para acudir á lo que el legado pedia, se trató de poner remedio á estos daños. Entre otras cosas acordaron de hacer instancia con el Papa para que en las iglesias cathedrales se proveyesen por voto del obispo y del cabildo dos canonicatos, el uno á un jurista y el otro á un theólogo. La demanda era tan justificada que el Padre Santo otorgó con ella; sobre que expidió una bula suya, que ingiriéramos aquí de buena gana, si la primera que se ganó se hallara, y si un pedazo que della está en otra segunda que dos años adelante se expidió sobre el mismo caso, y le pusimos en nuestra historia latina, se pudiera cómodamente trasladar en lengua castellana con todos los requisitos y condiciones que en los proveidos y provision manda miren y guarden.

Capitulo XIX.

Del cerco de Perpiñan.

LA diligencia de que el cardenal legado usó para apaciguar y sosegar las alteraciones y diferencias de Castilla, muy grande, fué toda de poco efecto por estar las voluntades enconadas, y él mismo como era cosa natural de secreto mas aficionado al partido de Don Fernando, que con todas sus fuerzas pretendia adelantar. Con este intento partió para Alcalá, do estaban el Rey Don Fernando y Doña Isabel su muger con el arzobispo de Toledo. Desde allí pasó á Guadalaxara no con otro deseño sino de grangear la casa de los Mendozas, y apartallos del Rey Don Enrique y del maestre de Santiago. Iba confiado de salir con esto por su grande ingenio acostumbrado á fingir y disimular, propio término de cortesanos. A un mismo tiempo en las ciudades y pueblos se levantaron alborotos contra los que descendian de Judíos, hombres que eran dados á la codicia y acostumbrados á engaños y embustes. Comenzóse esta tempestad en Córdoba. El pueblo furioso se embraveció contra aque

TOMO V.

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la miserable gente sin miedo alguno del castigo. Hiciéronse robos y muertes sin número y sin cuento. Las personas prudentes echabán esto y decian era castigo de Dios por causa que muchos dellos de secreto desampararon y apostataron de la Religion Christiana que antes mostraron abrazar. A Córdoba imitaron otros pueblos y ciudades del Andalucía : lo mas recio desta tempestad cargó sobre Jaen. El condestable Iranzu pretendió amparar aquella gente miserable para que no se les hiciése allí agravio, y hacer rostro al pueblo furioso: esto fué causa que el odio y envidia de la muchedumbre revolviese contra él de tal guisa que con cierta conjuracion que hicieron, un dia le mataron en una iglesia en que oia misa, la rabia y furia fué tan arrebatada y tal el sobresalto que apenas dieron lugar para que Doña Teresa de Torres su muger y sus hijos se recogiesen al alcázar. Por su muerte se repartieron sus oficios: el de chânciller mayor que tenia, se dió al obispo de Sigüenza: el Conde de Haro Pero Fernandez de Velasco fué nombrado por condestable, dignidad que como antes se acostumbrase á dar á diferentes casas y linages, en lo de adelante siempre se ha continuado en los sucesores de aquel su estado y en su linage. Fué esta una gran lástima, y el Rey Don Enrique perdió una grande ayuda para sus cosas por la señalada y muy constante lealtad de Iranzu y su valor. Por la industria del maestre de Santiago Don Juan Pacheco se buscaron otros reparos: uno fué concluir que Don Enrique Duque de Segorve viniese desde Aragon, como lo hizo, por tierras del reyno de Valencia á Castilla con intencion cierta que le dieron de casalle con la PrinCesa Doña Juana : venia en su compañía su madre Doña Beatriz Pimentel. Salióle al encuentro hasta Requena el mismo maestre para recebille y acompañalle: no respondió la prueba á lo que de su persona pensaban. Esto fué causa que al que por la fama estimaban, luego que le vieron, le menospreciasen, en especial le notaron de asaz arrogante, pues á los grandes que llegaban á hacerlé mesura, estendia la mano para que se la besasen, sin estar efectuado lo que pretendia, y sin rece larse él de que las cosas podrian trocarse. De aquí procedió que por industria del mismo maestre se impidió aquel casamiento, junto con que de secreto no estaba nada aficionado á Don Enrique por entender que si venía á ser Rey recobraria

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los pueblos que fueron de su padre, recelábase asimismo del Conde de Benavente tio de Don Enrique, el qual se tenia por muy agraviado á causa del maestrazgo que le quitó. Estas eran las verdaderas causas, dado que usaba de otros colores, como era decir tenian necesidad de algun gran Príncipe, y de mayores fuerzas para sosegar las alteraciones del reyno. Al Rey parecia cosa recia faltar en su palabra y hacer burla de aquel Príncipe á esto replicaba el maestre que por lo menos para hacer la guerra seria necesario apercebirse de mucho dinero: esto se enderezaba á armar otro lazo á Andrés de Cabrera, que tenia á su cargo en el alcázar de Segovia los tesoros reales. En aquella ciudad antes desto por industria del maestre, y á exemplo del Andalucía se levantó un alboroto contra los que decendian de Judíos. Procuró Andrés de Cabrera atajalle y apenas con su buena maña pudo sosegar la canalla, no sin riesgo de su persona y grande ofension del pueblo encarniza, do. Al obispo de Sigüenza traxo el capelo un embaxader particular que para este efecto envió el Papa: diósele en Madrid, y para que la merced fuese mas cumplida, vino el Rey en que se llamase cardenal de España. Al Duque de Segorve Don Enrique no dexaron entrar en Madrid, antes se le dió órden que en Xetafe una aldea muy larga allí cerca, puesta en el camino por do se va á Toledo, se entretuviese. En el campo de aquel lugar habló con el Rey; acordóse en la habla que de Xetafe se pasase á Odon, que es otra aldea no lexos de allí. Estaban mudados de parecer : tomaron por achaque y por color para dilatar el casamiento que era menester que el Padre Santo dispensase en el parentesco, por ser los casamientos que se hacen entre deudos, no solo inválidos sino desgraciados. Desta manera quedó burlada la esperanza de aquel Príncipe, llamado vulgarmente por esta desgracia Don Enrique Fortuna. El Rey Don Enrique se partió para Segovia. Pretendia proveerșe de dinero á causa que Andrés de Cabrera acudia con escaseza por dar en esto desgusto al maestre de Santiago, de quien sa bia muy bien pretendia para sí el álcázar de Segovia, como poco antes de quitara el de Madrid con color de asegurarse; además que de secreto se inclinaba á Don Fernando asi de su voluntad, como por estar casado con Doña Beatriz de Bobadila, que se crió en servicio de la Infanta Doña Isabel, El nuevo

cardenal asimismo creció en renta y autoridad por la muerte de Don Alonso de Fonseca prelado de grande ingenio y de ánimo ardiente: falleció en Coca, villa en que dexó fundado el moyorazgo asaz rico de los Fonsecas, y á instancia y por suplicacion del Rey el cardeual fué nombrado en su lugar por arzobispo de Sevilla con retencion de la iglesia de Sigüenza, que fué cosa nueva y exemplo de no alabar, la soltura de aquel tiempo y el estrago era tal, que lo que á cada qual se le antojaba, eso le parecia ser lícito, y si podia lo executaba. En el condado de Ruysellon sobre la villa de Perpiñan á nueve de abril se puso un exército francés, en que se contaban como veinte mil infantes y mil hombres de armas debaxo de la conducta de Philipo de Saboya. El Rey de Aragon se metió dentro determinado de ponerse á qualquier riesgo antes que desamparar aquella plaza, que es muy fuerte y está á la entrada de Francia. Para animar mas á los cercados los juntó en la iglesia, y alli les hizo juramento de no partirse ni dexallos antes que el cerco se alzase, grande resolucion y demasiada confianza para aquella su edad, y hecho que no sé yo si se debe aprobar, pues en el riesgo de su persona le corria todo aquel estado si fuera preso por el enemigo dentro de aquel pueblo el favor del cielo ayudó para escusar aquel daño, y los moradores se señalaron en esfuerzo: todos por estar á vista del Rey hacian con todas sus fuerzas lo que podian. La lealtad de Pedro de Peralta condestable de Navarra en este caso se señaló mucho que en hábito de frayle Francisco, y ayudado de la lengua francesa que sabia muy bien, por medio del exército y reales de los enemigos pasó y entró en aquella villa para hacer com. pañía al Rey en aquel peligro y trance: era justo, de quien tenia todo lo que era y valia, por su servicio lo aventurase. De los tres hijos del Rey de Aragon Don Alonso acompañaba á su padre, el arzobispo de Zaragoza se puso en la ciudad de Elna que está allí cerca ; con buen número de soldados á pro. pósito de hacer lo que le fuese mandado. El Rey Don Fernando avisado de lo que pasaba, partió de Talamanca con quatrocientos de á caballo que de Castilla llevó de socorro: por el camino se le juntaron otros ciento. Con esta gente por el mes de junio llegó á ponerse sobre Ampurias: el miedo que con esto puso á los enemigos, fué tal que alzado el cerco, y poco

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