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para no mostrar flaqueza se ofreció de hacer campo de persona persona con el Rey su contrario, todo á propósito de entrete ner y acreditarse; que nunca llegan á efecto con diversas ocasiones desafíos y rieptos semejantes, y asi no se pasó adelante de las palabras. Con esto el Rey Don Fernando despues que #tuvo en aquel lugar sus estancias por espacio de tres dias, visbto que ningun provecho sacaba de entretenerse pues no podia dar socorro al castillo que al fin se rindió, y mas que padecia 14 falta de dinero para pagar los soldados, y de mantenimientos para entretenerlos por tener el enemigo tomados los pasos y calzadas las vituallas, dió la vuelta á Medina del Campo. En las córtes que se tenian en aquella villa, de comun acuerdo los trés brazos del reyno le concedieron para los gastos de la guerra prestada la mitad del oro y de la plata de las iglesias, á tal que se obligase á la pagar enteramente luego que el reyno se sosegase: con esta ayuda partió para poner cerco sobre el castillo de Burgos, Muchas cosas se dixeron sobre la retirada que el Rey Don Fernando hizo de Toro : los mas decian que fué de miedo, y lo echaban á que sus cosas empeoraban, por lo menos fué ocasion al arzobispo de Toledo para de todo punto declararse; y aunque era de mucha edad, pasados los montes se fué con quinientos de á caballo á juntar con el Rey de Portugal. No queria que acabada la guerra, le culpasen de haber desamparado aquel partido, cuyo protector principal se mostrara. Hizo esto con tanta resolucion que no tuvo cuenta con las lágrimas del conde su hermano, ni de sus hijos Don Lope que era adelantado de Cazorla, y Don Alonso por respeto del tio promovido en obispo de Pamplona, Fernando y Pedro de Acuña hermanos de los mismos: todos sentian mucho que su tio temerariamente se fuese á meter en peligro tan claro, Llegado el arzobispo, fué de parecer asi él como el duque de Arévalo, que el Rey de Portugal con mil y quinientos de á caballo y buen número de infantes fuese en persona á socorrer el castillo de Burgos que cercado le tenian. Hízolo asi, y de camino rindió el castillo de Baltanas, que está entre Pisuergay Duero asentado en lugares ásperos y montuosos, y al conde de Benavente que allí halló, envió preso á Peñafiel : con esto el Portugués sea por parecelle habia ganado bastante reputacion, sea por no tener fuerzas bastantes para contrastar y

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dar la batalla á Don Fernando, alegre y rico con grandes presas que hizo, de repente dió la vuelta sin pasar adelante en la pretension que llevaba de dar socorro al castillo de Burgos. Quedáronse Doña Juana en Zamora, y Doña Isabel en Valladolid la primera fuera del nombre poco prestaba ; Doña Isadel como Princesa de ánimo varonil y presto, sabido el peligro de su marido y lo que los Portugueses pretendian, con las gentes que pudo de presto recoger, pasó á Palencia, resuelta si fuese menester de acudir luego á lo de Búrgos. Todo esto, y el cuydado de la gente que andaba á la mira de lo en que paraban cosas tan grandes, se sosegó con la vuelta que sin pensar dieron los Portugueses. Los Reyes de Castilla y de Aragon enviaron á Roma sus embaxadores, personas de gran cuenta, los quales por el mes de julio en consistorio relataron sus comisiones, y dieron la obediencia en nombre de sus Príncipes: oficio debido, pero que hicieron dilatar hasta entonces las grandes alteraciones y guerras civiles de aquellos reynos. El Pontífice respondió benignamente á estas embaxadas, ca estaba muy aficionado á los Aragoneses á causa que Leonardo su sobrino hijo de su hermana, prefecto que era de Roma, casó con hija bastarda de Don Fernando Rey de Nápoles. Esta acogida tan graciosa del Pontífice dió pesadumbre á los embaxadores de Portugal. Alegaban y decian que antes que se deter minase aquella diferencia y se oyesen las partes, era justo que el Papa estuviese neutral yá la mira ; si ya no queria interponer su autoridad para componer aquellos debates, que no se mostrase parte. Por esta causa declaró el Pontífice lo que en semejantes casos se suele hacer, que aceptaba aquellos em. baxadores , y recebia la obediencia que por parte de Castilla le daban, sin perjuicio de ningun otro Príncipe y de qualquier derecho que otro pudiese pretender en contrario. El principal entre los embaxadores de Aragon era Luis Dezpuch maestre de Montesa, persona muy conocida en todo el mundo por la fama de su esfuerzo y prudencia que mostró, en particular en las guerras de Italia en que se halló en tiempo del Rey Don Alonso de Aragon y de Nápoles. Convidáronle con el vireynado de Sicilia, vacó por muerte de Don Lope de Urrea, que finó por el mes de setiembre y se gobernó en aquel cargo con mucha loa. No quiso el maestre aceptar en manera alguną

aquel gobierno por estar determinado de recogerse en algun monasterio, y partir mano bien asi de las cosas de la guerra como de todo lo al, y allí acabar lo que le quedaba de la vida en servicio de Dios y aparejarse para la partida. En el castillo de Albalate á la ribera de Segre á diez y nueve de noviembre falleció asimismo Don Juan de Aragon arzobispo de Zaragoza hijo del Rey de Aragon, y de parte de su madre persona no*ble: prelado de grande autoridad y que tuvo gruesas rentas. Fué este año muy señalado en todo el mundo por el jubileo universal que publicó en Roma el Pontífice Sixto por una nueva constitucion, en que ordenó que cada veinte y cinco años se celebrase y otorgase á todos los que visitasen aquellos santos lugares, como quier que de antes se ganase de cinqüenta en cinqüenta años. Muchos acudieron á Roma para ganar esta gracia, entre los demas Don Fernando Rey de Nápoles con la edad mas devoto (al parecer) y religioso que solia ser los años pasados.

Capítulo 1x.

Como el Rey Don Fernando recobró á Zamɔra.

AL fin deste año el Rey de Aragon tuvo córtes á los Arago-> neses en Zaragoza: viejo de mucha prudencia y sagacidad, las* fuerzas del cuerpo eran flacas, el ánimo muy grande. Poniale en cuydado la guerra que hacia al Rey de Portugal, y no menos la de Francia, porque un capitan de ciert as compañías de Franceses llamado Rodrigo Trahiguero sin respeto de las treguas que tenian asentadas, por la parte de Ruysellon hizo entrada en tierras de Cataluña, y tomado un pueblo llamado San Lorenzo, puso espanto en toda la provincia y comarca, en tanto grado que lo que no se suele hacer sino en estremos peligros, mandaron en Cataluña por edictos que todos los que fuesen de edad se alistasen y acudiesen á la guerra. En Castilla el partido de Portugal y las armas prevalecian: la esperanza : que les daban de que en Francia se apercebian nuevas gentes en su ayuda, como lo tenian asentado, los alentaba. Avisaban que para acudir mas fácilmente el Inglés y el Francés, que has

ta entonces tuvieron grandes guerras, en una puente que hicieron en la comarca de Amiens, se hablaron y concertaron paces en que comprehendian los duques de Bretaña y de Borgoña. Fué esto en sazon que el de Borgoña entregó al Rey de Francia el condestable de Francia Luis de Lucemburg, que andaba huido en Flandes: estraña resolucion, si bien el condestable tenia merecida la muerte que le dieron, por su inconstancia, y por estar acostumbrado á no guardar la fe mas de quanto era á propósito para sus intentos, con que parecia burlarse de todos; esto dicen los mas, otros afirman que padeció sin razon. Los que tienen mucho poder, riquezas y mando, de unos son envidiados ( que la prosperidad cria de ordinario mas enemigos que la injuria) otros los defienden : asi pasan las cosas, y tales son las opiniones de los hombres. Para acudir á estas guerras no eran bastantes las fuerzas de Aragon por estar consumidas con los gastos de una guerra tan larga, y ser la provincia no muy grande. Determinó pues el Rey de Aragon usar de maña, y por el mes de noviembre concertó treguas con los Franceses por lo de Aragon, y por espacio de siete meses. Para la guerra de Portugal procuró tener habla con el arzobispo de Toledo: escribióle con este intento una carta muy comedida. Decíale que muy bien sabia quán grandes eran los servicios que habia hecho á la casa de Aragon: que le pesaba mucho no se lo hobiese acudido como éra razón: todavía si olvidados por un poco los enojos se quisiese ver con él que en todo se daria corte y se enmendarian los yerros á su voluntad. No quiso el arzobispo aceptar los ruegos del Rey, por ser hombre voluntario, y estar determinado de morir en Ja demanda, ó salir con la empresa: su corage llegaba á que muchas veces se desmandaba en palabras hasta amenazar y decir: «Yo hice Reyna á Doña Isabel: yo la haré volver á la rueca.» Los Reyes de Castilla no hacian mucho caso de su enojo ni de sus fieros: recelábanse que si él volvia, el cardenal de España que tanto les ayudaba, se podria desabrir, mayormente que ellos de cada dia crecian en poder y fuerzas, y su partido se mejoraba. Y aun en este tiempo el marqués de Villena y el maestre de Calatrava de Castilla la Vieja se partieron para Almagro con intento, segun se entendia, de pasar á Baeza, cuyo castillo tenian cercado sus contrarios. Con esta ocasion los de

Ocaña se alborótaron, villa que se tenia por el Marqués: desde Toledo el conde de Cifuentes y Juan de Ribera con las gentes que llevaron en favor de los alzados, echaron la guarnición del Marqués, y quedő la villa por el conde de Paredes maestre que se llamaba de Santiago. El Rey Don Fernando desde Burgos secretamente acudiò á Zamora por aviso de Francisco de Valdes, alcayde que era de las torres y le prometia darle entrada en la ciudad: hízose así, y el Rey luego se apoderó de la ciudad. Restaba de combatir el castillo, que sin embargo se tenia por Portugal: púsosele sitio con resolucion de no desistir antes de tomarle. Tratose à esta sazon que el Rey de Aragon y Don Fernando su hijo se viesen, y que se hallase á la habla la princesa Doña Leonor: todo á propósito de sosegar las alteraciones de Navarra; que resultaban de las parcialidades y bandos que andaban entre Biamonteses y Agramonteses, y se aumentaban por tener muger el gobierno. Asimismo les ponian en cuydado los socorros que les avisaban venian de Francia á los Portugueses debaxo la conducta de un capitan valeroso llamado Ivon: sospechaban que por la parte de Navarra pretendia entrar en Castilla y juntarse con los contrarios. De Vizcaya que les caia mas cerca, la aspereza de la tierra y falta de vituallas, y tambien el esfuerzo de los naturales aseguraban que los Franceses nó acometerian á romper por aquella parte. Estába el Rey Don Fernandó ocupado en lo de Zamora, quando el castillo de Burgos, perdida toda la esperanza de poderse éntréténer, por el esfuerzo de Don Alonso de Aragón y su buena maña (que pocó antes llegara de Aragon con cinquenta hombres de armas escogidos) por principio del año mil y qua- 1476. trocientos y setenta y seis se rindió á la Reyna Doña Isabel, que avisada del concierto acudió á la hora para este efecto desde Valladolid. Fué de grande importancia para todo echar con esto de todo punto los Portugueses de aquella ciudad Real, y de su fortaleza. Quedó por alcayde Diego de Ribera', persona á quien la Reyna tenia buena voluntad porque fué ayo de su hermano el Infante Don Alonso. A la misma sazon fáleció en Madrid á diez y siete de enero la Reyna Doña Juana, muger que fué del Rey Don Enrique, y madre de la que se llamaba Reyna Doña Juana, quien dice que el año pasado á trecede junio. Su cuerpo enterraron en San Francisco en un túmu

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