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ban, que nunca ella dudara de aquella voluntad que el Rey su hermano nunca trató de hacer liga con ella, ni ella haria por donde pareciese estar olvidada del parentesco que tenia con ambas las partes y que por lo que á ella tocaba y estuviese en su mano, mas aina seria causa de la paz que de la guerra. Ocupábanse los Reyes en apaciguar el reyno de Navarra quando se ofreció causa de otra nueva alegría: esto fué que á cinco de octubre se firmaron en aquel mismo lugar las condiciones del casamiento que ya tenian concertado entre Don Fernando Rey de Nápoles y Doña Juana hija del Rey de Aragon. Celebráronse los desposorios en Cervera pueblo de Cataluña, cuyo gobierno la desposada tenia: asi en adelante la llamaron Reyna de Nápoles. Quedó desembarazada aquella casa Real para estas nuevas bodas con la partida de Doña Beatriz hija del Rey de Nápoles, que él envió en una armada á Mathías Rey de Hungría con quien en ausencia la desposaran. Fué esta señora de mucha bondad y honestidad, pero mañera ; ni deste matrimonio tuvo hijos, ni del Rey Ladislao, con quien casó segunda vez ; y él algunos años adelante sucedió en lugar del dicho Mathias, aunque no se le igualó en el esfuerzo, ni en suş Cosas fué tan concertado. No estaba entretanto ociosa la Reyna Doña Isabel antes la ciudad de Toro fué entrada de noche por las gentes y soldados de Castilla debaxo la conducta de Don Alonso de Fonseca obispo de Avila, y de Dọn Fadrique hijo que era de Don Rodrigo Manrique conde de Paredes. Un pastor llamado Bartholomé les dió aviso, y mostró que podian escalar cierta parte del muro que se llamaba las barrancas, de Duero, y por estar fortificada de un barranco tenia menos guarda. Hízose asi, y juntamente sitiaron el alcázar; con la nueva la Reyna á toda priesa acudió desde Segovia, do se hallaba ocupada en apaciguar el alboroto pasado y sosegar los ciudadanos; con su venida Doña María muger de Juan de Ulloa perdida la esperanza de poderse tener, rindió aquella fuerza á diez y nueve de octubre. El conde de Marialva su yerno, y capitan de aquella tierra por los Portugueses, desamparado otro castillo cerca de Toro por nombre Villalfonso, con la poca gente que le guardaba, á grandes jornadas se recogió a Portugal por caminos y senderos extraordinarios. Fué todo esto de grande importancia. Quedaba Castro Nuño, desde donde Pe

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dro de Mendavia hacia grandes robos y correrías en gran daño de aquella comarca: hombre de un ánimo ardiente y muy exercitado en las armas. Por esta causa luego que la ciudad de Toro se tomó, acudieron los del Rey, y se pusieron sobre este castillo. Plantaron la artillería y los demas pertrechos para batir que llevaron con trabaxo de algunos dias : tomaron este trabaxo de buena gana por la esperanza que tenian que tomada aquella fuerza, toda aquella comarca quedaria en paz. Por otra parte se movian tratos para reducir al de Villena y al arzobispo de Toledo; el Marqués se mostraba mas blando, y parecia se sugetaria al servicio del Rey Don Fernando, pero con algunas condiciones; sobre todo queria le restituyesen á Villena, y mas de veinte villas que por aquella comarca le quitaran el arzobispo se mostraba mas duro, puesto que el Rey de Aragon no cesaba de amonestar que procurasen ganar persona tan principal con qualquier partido, aunque fuese desaventajado: que se acordasen de las mudanzas de la fortuna, que á veces suele de lo mas alto volver atrás, y aun despeñarse: que se tuviese consideracion á los grandes servicios que antes hizo y por ellos perdonasen las ofensas que de nuevo cometiera; mirasen que con solo ganalle quedaria por el suelo el partido de Portugal. Aun no estaba este negocio sazonado, dado que se iba madurando. Comenzaron por el marqués de Villena: prometieron de le perdonar y restituille todo su estado á tal que rindiese los alcázares de Madrid y de Truxillo que todavía se tenían por él : lo mismo ofrecieron al arzobispo de Toledo; Don Lope de Acuña su sobrino entregó á los Reyes la ciudad de Huete, que con título de Duque le dió el Rey Don Enrique én aquellos tiempos estragados y revueltos. Por el mismo tiempo dos grandes Príncipes fueron violentamente muertos, es á saber los Duques el de Borgoña y el de Milán. Galeazo duque de Milán en la iglesia de San Estevan de aquella ciudad oia misa por ser la festividad de aquel Santó en aquel tiempo y lugar le dieron muerte algunos que estaban conjurados contra él con intento de vengar sus particulares agravios y la mucha soltura de aquel Príncipe en materia de deshonestidad. El duque de Borgoña llamado Cárlos el Atrevido fué muerto en ba. talla en sazon que tenia puesto sitio sobre Nanci ciudad de Lorena ya la segunda vez si bien el tiempo no era á propósito,

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y el invierno era muy áspero, y los suyos desgustados. Por todo esto el Rey de Portugal, que á la sazon se fué á ver con él como queda apuntado, le persuadia desistiese de aquella empresa; no prestó su diligencia, asi á cinco de enero fué desbaratado y muerto por Renato duque de Lorena y por los esguízaros, cuyo nombre desta gente desde entonces ha sido muy conocido y su esfuerzo señalado. Ayudóles mucho para la victoria Nicolao Campobasso que servia al Borgoñon, y con z trato doble daba avisos á los contrarios, y en lo mas recio de la batalla con los Italianos que tenia, desamparó á su señor.' Una sola hija que quedó deste Príncipe llamada María, casó adelante con Maximiliano Duque de Austria. ¡ Quán grandes guerras resultarán deste casamiento para España ! El Rey Luis de Francia por la muerte del Duque luego se apoderó del ducádo de Borgoña y restituyó á su corona á San Quintin y á Perona con otros pueblos que están á la ribera del rio Soma,’ y el de Borgoña los tenia en empeño: sobre todo lo qual se movieron grandes diferencias y guerras primero con la casa de Borgoña, y despues con España, sin que se haya recobrado lo que entonces les tomaron. Tuvo Maximiliano en madama María su muger tres hijos, que fueron Don Philipe, Doña Margarita y Francisco. Falleció la Duquesa al quarto año despues que casó; el achaque fué una mortal caida que dió de un caballo por estar preñada. El Duque Galeazo dexó un hijo por nombre Juan Galeazo, que casó con Isabel nieta de Don Fernando Rey de Nápoles, aunque él era de poca edad y no bastante para el gobierno de aquel estado. Demas desto dexó dos hijas , que se llamó la una Blanca María con quien Maximiliano ya Emperador casó la segunda vez, pero no dexó deste casamiento sucesion alguna: la otra hija del duque Galeazo se llamó Ana.

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Capitulo XIV.

De otros castillos que se recobraron en Castilla.

LA Reyna Doña Isabel con mucha prudencia apaciguó un nuevo debate que fuera de sazon se levantó sobre el maestraz

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go de Santiago con esta ocasion : Don Rodrigo Manrique conde de Paredes y maestre que se llamaba de Santiago, falleció en Uclés por el mes de noviembre: caballero que fue muy noble y muy principal, y que ganó los años pasados de los Moros la villa de Huescar en el reyno de Granada, con que se hizo muy nombrado. Su cuerpo sepultaron en aquel pueblo, do falleció, en la capilla mayor con enterramiento y honras que le hicieron muy principales. Su hijo Don Jorge Manrique en unas trovas muy elegantes, en que hay virtudes poéticas, y ricos esmaltes de ingenio y sentencias graves, á manera de endecha lloró la muerte de su padre. Don Alonso de Cárdenas con ocasion de la muerte de su competidor se determinó ir á Uclés con gente y soldados resuelto de usar de fuerza, si los trece, á cuyo cuydado incumbia la eleccion, no le diesen aque Ha dignidad. Otros muchos señores pretendian lo mismo, quién con buenos medios, quién con malos: cosa peligrosa y que podria parar en alguna revuelta, Por este recelo, ó con codicia de haber para sí un estado tan grande, en la ciudad de Toro los Reyes consultaron entre sí lo que en aquel caso debian hacer usar de fuerza era cosa larga, y ni muy segura ni

muy justificada; determinaron ayudarse de maña, El Rey se

quedó en Toro, la Reyna se enderezó para Ocaña y Uclés con tanta priesa, que segun lo refiere Hernando del Pulgar, en solos tres dias desde Valladolid llegó á Uclés. En aquella villa trató con los caballeros que para mayor concordia se fuesen con ella á Ocaña, que por ser el pueblo mayor y mas fuerte podrian con mas seguridad resolverse en lo que les pareciese mas acertado y cumplidero: que á ninguno pareceria novedad, pues, muchas veces semejantes juntas el tiempo pasado se bicieron allí en el palacio del Maestre. Vinieron en esto los caballeros: la Reyna por medio de Don Alonso de Fonseca obispo de Avila y de su secretario Hernando Alvarez de Toledo les amonestó que para escusar alborotos viniesen en que aquella órden y dignidad con consentimiento del Pontífice por cierto tiempo se diese en administracion al Rey Don Fernando su marido; que para sosegar las voluntades de los caballeros y apaciguallo todo no era menester ni bastaria menos autoridad y fuerzas que las suyas. Tuvieron los caballeros su acuerdo sobre esto, y en fin se resolvieron de venir en lo que la Reyna

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pedia, muchos por ganar con esto su gracia, los mas á fin que sus contrarios no saliesen con lo que pretendian : abuso grande, pero ordinario en semejantes elecciones. Este fué el prin cipio de enflaquecer el poder y fuerzas de aquella caballería, y exemplo que en breve pasó á las órdenes de Calatrava y de Alcántara, dado que poco despues los Reyes concedieron á Don Alonso de Cárdenas que fuese maestre de Santiago con cargo de cierta pension para la guerra de los Moros, no sin gran pei sadumbre de los otros señores, que se agraviaban fuese este caballero antepuesto á los demas, sin tener mas méritos que los otros, ni mejor derecho, ni ser de tanta nobleza, como ellos decian, El Rey Don Fernando asentadas las cosas de Castilla la Vieja, y puestas treguas con los contrarios, se fué á Ocaña en sazon que comenzaba el año de nuestra salvacion de mil y quatrocientos y setenta y siete; en el qual tiempo tornó 1477. de nuevo á dar perdon y recebir en su gracia al conde de Ure ña Don Jnan Tellez Giron, que parecia reducirse al servicio del Rey con entera voluntad. Desde Ocaña fué junto con la Reyna á visitar á Toledo, donde por voto que los Reyes hicie ran si vencian al de Portugal, mandaron edificar el muy sump, tuoso monasterio de Franciscos, que hoy se vee en aquella ciudad con nombre de San Juan de los Reyes, en las casas de Alonso Alvarez de Toledo contador mayor que fué de los Reyes pasados. De Toledo pasaron á Madrid: allí se tuvo aviso que diversas compañías de Portugueses trabaxaban las tierras de Badajoz y de Ciudad-Rodrigo con grande daño y molestia de los naturales. Para remedio y hacer resistencia á aquella gente, enviado que hobo delante á Don Gomez de Figueroa conde de Feria, trató con la Reyna que repartidos los negocios entre los dos, ella acudiese (como lo hizo) á las fronteras de Portugal á dar calor en la defensa de aquella tierra. El Rey Don Fernando se detuvo algunos dias en Madrid con esperanza que tenia de ganar al arzobispo de Toledo; al qual aunque le ofrecieron poco antes y dieron perdon, su feroz ánimo no le dexaba reposar. No quiso verse con el Rey ; tan grande era su contumacia: asi el Rey á veinte y quatro de marzo dia lúnes se partió para Castilla la Vieja con deseo de apaciguar los Navarros, que de nuevo se tornaban á alterar aquellas parcialidades, y los Agramonteses poco antes se apoderaron de Estella, y la Princesa

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