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ella pasaron. Sin embargo los infantes Doña Isabel y Don Alonso (segun que dexaron acordado) fueron entregados á Doña Beatriz para seguridad que las demas condiciones se cumplirian. Juntamente la condesa de Medellin y el clavero de Alcántara de su voluntad se reduxeron á mejor partido. Lo mismo hicieron otros nobles de Castilla que eran la principal fuerza del partido de Portugal. El marqués de Villena otrosí mudadas algunas condiciones de las que antes le ofrecieran, volvió otra vez en la gracia de los Reyes, que fué por principio del año mil y quatrocientos y ochenta. En virtud del nuevo 1480. asiento el marqués se quedó con los estados de Escalona Ꭹ Belmonte: Villena y Almansa con las demas villas de aquel estado quedaron por los Reyes. Pasó por esto el marqués por entender fuera poco acierto trabaxar en lo que no podia alcanzar, Y por pretender recobrar lo perdido poner á riesgo lo que le quedaba. Desta manera se enflaquecieron las fuerzas y poder del de Villena: por el mismo caso la concordia tuvo mas seguridad. Renato duque de Anjou, Príncipe señalado asi por sus adversidades como por su larga vida, falleció en Francia por el mes de enero. Hasta el fin de su vida se intituló Rey de Aragon, de Sicilia y de Jerusalem, apellidos de solo título, vanos y sin fruto alguno, ni esperanza de recobrallos. Nombró por su heredero universal en su testamento á Cárlos su sobrino hijo de Cárlos su hermano: á Renato duque de Lorena nieto suyo de parte de madre dexó el ducado de Bari, estado principal que él mismo poseia en Francia.

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Capítulo XXI.

Que el Rey de Portugal falleció.

TUVIERONSE en Toledo córtes generales de Castilla: concurrieron á ellas muchas gentes, los votos fueron libres, y muchas las quexas. Los pueblos pretendian que los nobles robaban las haciendas de los pobres, y que su avaricia tenia los tesoros reales consumidos, las rentas públicas enagenadas, de que resultaba necesidad de intentar cada dia nuevas imposiciones en grave perjuicio de los que las pagaban. Tratóse de remedio:

nombráronse jueces que oidas las partes pronunciaron que las donaciones hechas imprudentemente por el Rey Don Enrique, ó ganadas como por fuerza por la revuelta de los tiempos no fuesen válidas. El atrevimiento de los nobles y sus demasías con todo esto no se podian refrenar, ni hacer que Jos magistrados y leyes tuviesen autoridad, por estar todo muy estragado; solamente por el mes de mayo todos los tres brazos juraron á Don Juan hijo de los Reyes por príncipe y heredero de sus padres y de sus estados para despues de sus dias, todo á propósito de ganar mas autoridad y asegurar mas el reyno. Parecia que con aquel nuevo vínculo del juramento sosegarian las voluntades dudosas de los naturales en su servicio. Desta manera asentadas las cosas de Castilla la Nueva pasaron los Reyes á Medina del Campo y á Valladolid: biciéronse en aquellas partes algunos castigos señalados de personas nobles por delitos que cometieron, con que otros quedaron escarmentados. Los Gallegos por ser gente feroz todavía no sosegaban, antes las ciudades de Lugo, Orense, Mondoñedo y tambien Bivero y la Coruña no querian obedecer ni allanarse á los Reyes. Despacharon á Hernando de Acuña, y un jurista llamado García de Chinchilla para quietar aquellos movimientos. Estos con una junta que hicieron de aquella gente en Santiago, y con justiciar al mariscal Pedro Pardo y otros hidalgos revoltosos pusieron en todos grande espanto. Desta manera la autoridad de los Reyes quedó en aquella provincia en su punto, y las leyes y magistrados despues de mucho tiempo cobraron las fuerzas que antiguamente tenian, sin embargo que el Rey Don Fernando se hallaba ausente, y era ido á Cataluña, que es lo postrero de España, con esta ocasion. El gran Turco Mahomete soberbio por las muchas victorias que ganara, combatia la isla de Rhodas, que era un fortísimo baluarte por aquella parte de todo el imperio de los Christianos: teníala cer cada por mar y por tierra: gastó en esto en balde tres meses á causa que aquellos caballeros se defendieron valerosamente, y que el Rey de Nápoles les envió dos naves cargadas de municiones, vituallas y soldados. Con este socorro los Turcos, perdida la esperanza de salir con la empresa, alzado el cerco parte dellos por mar se fueron á la Bellona ciudad de Macedonia, puesta sobre el golfo de Venecia enfrente de la Pulla pro

vincia del reyno de Nápoles. Con esta armadá el Basa llamado Acomates pasó en Italia, y tomó por fuerza la ciudad de Otranto á trece de agosto: el estrago fué grande; no perdonaron aquellos bárbaros á ninguna persona, fuese soldado, ó de otra calidad. Desde allí hacian correrías por toda la Pulla, y todo lo ponian á fuego y á sangre: lo demas de Italia por el mismo caso estaba con gran miedo, y aun las naciones estrañas no se aseguraban. Este recelo movió á los Reyes Christianos á juntar sus fuerzas para acudir á apagar aquel fuego; en particular el Rey Don Fernando envió á Gonzalo Beteta por su embaxador al Papa Sixto que á la sazon parecia estar algo de sabrido y desgustado con el Rey, de que se vieron muchas muestras; y de nuevo se confirmó esta sospecha á causa que sin dar al Rey parte nombró al arzobispo de Toledo, sin embargo de su condicion, por su legado en España. El comun peligro que todos corrian, pudo mas que los particulares desgustos para que tratasen de poner remedio en aquel daño. Con este intento de nuevo envió otrosí á Don Juan Melguerite obispo de Girona desde Barcelona, por el mes de febrero del año mil y quatrocientos y ochenta y uno, á los Príncipes de 1481. Italia para hacer liga con ellos. Junto con esto el Rey en Barcelona para acudir con sus fuerzas hizo juntar una armada de treinta y cinco baxeles entre mayores y menores : lo mismo hizo el Rey de Portugal, que armó para este efecto veinte naves. Iban estos socorros muy despacio : asi Don Alonso duque de Calabria con las fuerzas de Italia que juntó, aunque con dificultad, en fin apretó á aquellos bárbaros con un cerco que puso á aquella ciudad. Pudiera durar mucho tiempo la guerra el cerco, y tener grandes dificultades, si no sobreviniera nueva de la muerte del gran Turco Mahomete, que falleció en Nicomedia de Bithynia á tres de mayo. Los Turcos con este aviso el quinto mes despues que el cerco se puso, rindieron la ciudad á partido 'que los dexasen ir libres. Quedóse el duque de Calabria con parte de aquella gente, que serian hasta mil y quinientos Turcos, para ayudarse dellos contra Florentines. Decíase comunmente que se les empleaba bien este daño, por ser ellos los que hicieron venir aquella gente á Italia; si bien muchos sospechaban era invencion de Don Alonso á propósito de cargar á sus enemigos el odio que contra él de entretener

esta gente resultaba. Por la muerte de Mahomete se levantaron en Constantinopla grandes alteraciones: unos querian por Emperador á Bayazete hijo mayor del difunto, otros á Gemes su hermano con color que su padre le hobo ya que era Emperador. Llegó el negocio á las armas y á las manos. Bayazete venció á su hermano junto á Prusia ciudad de Bithynia, y le forzó á huirse primero á Egypto y despues á Rhodas. Los caballeros de Rhodas, recebido que lo hobieron y tratado muy bien, entre muchos Príncipes que le pidieron, le enviaron co, mo en presente al Rey de Francia. Los so corros de Aragon y de Portugal fueron de poco efecto á causa que nuestras armadas llegaron á aquellas riberas despues que Otranto se rindió, Desta tardanza, demas de caer aquellas partes tan lexos de España, fueron ocasion otras ocupaciones en que aquellos dos Reyes se hallaban embarazados; el Rey Don Fernando en las córtes de Aragon que se tenian en Calatayud, adonde la Reyna Doña Isabel por mandado de su marido traxo á su hijo el Príncipe Don Juan; quedó encomendado el gobierno de Castilla al almirante Don Alonso Enriquez y al condestable Pero Hernandez de Velasco. Lo que pretendian los Reyes, era que los Aragoneses le jurasen por Príncipe y heredero de aquel reyno, como lo hicieron á veinte y nueve de mayo: lo mismo se hizo poco despues en Barcelona por lo que tocaba al principado de Cataluña. Demas desta ocupacion un nuevo cuydado sobrevino al Rey Don Fernando de parte del reyno de Navarra. Fué asi que dos tios del nuevo Rey, es á saber el cardenal Pedro y Jocobo su hermano vinieron á Zaragoza ; allí habida audiencia, en una larga plática que tuvieron, pusieron delan te los ojos al Rey las miserias de aquella nacion: que los alborotados estaban apoderados de las ciudades y pueblos, los Biamonteses de Pamplona, los contrarios de Estella, Sangüesa y Olite: que al Rey de Navarra no le quedaba mas que el nom, bre, sin autoridad, ni fuerzas. Para movelle á compasion de aquellos daños alegaban el deudo muy estrecho y flaqueza de aquel Príncipe mozo. Quexáronse de Don Luis conde de Lerin, que como hombre que era bullicioso y atrevido, no cesaba de hacer muertes, quemas y robos en sus contrarios, y por engaño diera la muerte á Pedro de Navarra, y á Philipe su hijo mariscales de Navarra : que por la muerte del condes

table Pedro de Peralta se apoderó por fuerza de aquel oficio, y con él hacia mayores desaguisados; por tanto le suplicaban acorriese á aquel reyno miserable, y le librase de la boca de aquella codicia y furia infernal: que Troylo Carrillo yerno de Pedro de Peralta, y heredero de su casa por via de su muger, no tenia bastantes fuerzas para resistir al atrevimiento de su contrario el conde de Lerin que solo en comun y en particular podia mas que todo el resto. Oyó esta embaxada el Rey Don Fernando prometió tendria cuydado de las cosas del Rey Francisco, y para muestra desta su voluntad envió con estos Principes personas á propósito para que de su parte avisasen á los alborotados que se templasen, y prestasen el vasallage debido á su Rey. Hízose en Tafalla una junta y cortes de aquel reyno los embaxadores representaron á los presentes lo que les fué mandado; respondieron los Navarros que si el Rey no habia tenido libre entrada en el reyno, no era por culpa de todos, sino de algunos pocos que alteraban el reyno : que si él viniese, los pueblos no faltarian en ninguna cosa de las que deben hacer buenos vasallos. Esta respuesta dió contento, y asi se trató con el Rey Don Fernando que el Rey Francisco viniese á Pamplona. Pareció debia venir guarnecido de soldados para que en aquella revuelta de tiempos alguno no se le atreviese. Esto se trataba en los mismos dias que al Rey de Portugal sobrevino la muerte en Sintra á veinte y ocho de agosto falleció en el mismo aposento en que nació; su cuerpo llevaron á Aljubarrota. Sucedióle en su reyno y estado su hijo Don Juan Segundo deste nombre: por la grandeza de su ánimo y gloria de sus hazañas tuvo renombre de Grande, Este Príncipe por toda su vida tuvo grande enemiga con los Reyes de Castilla como tambien su padre : el padre procedió mas al descubierto y á la llana, el hijo mas astutamente, y por tanto con mayor rabia descargó la saña sobre algunos señores de su reyno que sospechaba favorecian el partido de Castilla, como luego se dirá. Por lo demas en la clemencia, piedad, severidad contra los malhechores, en agudeza de ingenio, presta y tenaz memoria igualó á los demas Reyes de su tiempo, y aun se aventajó á muchos dellos. Suya fué aquella sentencia : «El reyno ó halla á los Príncipes prudentes, ó los hace : » por el perpetuo trato que tienen con hombres de grandes ingenios,

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