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aventajados en todo género de saber, quales son muchos de
los
que andan en los palacios Reales, ademas que los que tra-
tan con los Príncipes, usan de palabras muy estudiadas á pro-
pósito de salir con lo que pretenden y dar muestra de lo que
saben,

По

Capitulo xxu.

De la muerte de tres Principes.

EN tres años continubs fallecieron continuadamente otros tantos Príncipes: en Marsella al fin deste año falleció Cárlos duque de Anjou; dexó por su heredero al Rey de Francia. ¿Quántos torbellinos y tempestades se levantarán contra Italia por esta causa? por la muerte deste Príncipe al cierto se juntaron con el reyno de Francia dos estados muy principales, el de Anjou y el de la Provenza, sin otras pretensiones que tur1482. baron el mundo. El año luego siguiente de mil y quatrocientos y ochenta y dos á primero de julio falleció Don Alonso Carrillo y de Acuña arzobispo de Toledo bien que de larga edad, siempre de ingenio muy despierto y á propósito no solo para el gobierno sino para las cosas de la guerra : retiróse los años postreros forzado de la necesidad, y por desabrimiento mas que de su propia voluntad. Sepultáronle en la capilla mayor de la iglesia de San Francisco, monasterio que él mismo á su costa edificó en Alcalá de Henares, donde pasó lo postrero de su edad en mejores exercicios (1), Erigió otrosí la iglesia de Sant Iuste parrochial de aquella villa en colegial, siete dignidades, doce canónigos, siete racioneros. Fué muy dado al alchimia, y murió pobre; todavía se dice dexó cantidad de dinero llegado para reparar la escuela de Alcalá, de que se ayudó despues el cardenal fray Francisco Ximenez para lo mucho que allí hizo los años adelante. A mano izquierda del sepulcro del arzobispo sepultaron asimismo el cuerpo de Troylo su hijo; mas el cardenal Don fray Francisco Ximenez por ser cosa

(1) Alvar Gomez en la vida del carden. fr. Francisco Ximenez, fol. 93. Herpan. de Pulgar en sus Claros varoncs,

fea que hobiese memoria tan pública de la incóntinencia de aquel prelado, hizo que el dicho sepulcro se quitase de allí, y le pasasen al capítulo de los frayles. Deste Troylo y de su hijo Don Alonso, que fué condestable de Navarra, descienden los marqueses de Falces, señores conocidos en aquel reyno su apellido de Peralta. Sucedió en la iglesia de Toledo y en aquel arzobispado el cardenal de España, gran competidor de Don Alonso Carrillo, y que acompañó á los Reyes en el viage de Aragon. Sus padres Iñigo Lopez de Mendoza marqués de Santillana y Doña Cathalina de Figueroa: sus hermanos Diego Hurtado de Mendoza primer duque del Infantado, Lorenzo y Iñigo, condes el primero de Coruña, el otro de Tendilla, y otros. Fué este prelado gran personage no mas por la nobleza de sus antepasados que por sus grandes partes y virtudes : con aquella dignidad le quisieron pagar sus servicios y la voluntad que siempre tuvo de ayudar al público; á Don Iñigo Manrique obispo de Jaen trasladaron en lugar del cardenal al arzobispo de Sevilla. En Navarra despues de una nueva alegría se siguió un trabaxo y revés muy grande; que asi se aguan los conteny se destemplan. El Rey Francisco desde Francia (ca se entretuvo allí por las revueltas grandes y largas de Navarra) últimamente, como tenian concertado, en compañía de su madre y de sus tios, y de muchos nobles que de Francia y de Navarra le acompañaban, llegó á Pamplona. Recibieronle los naturales con grande aplauso y solemnidad, y en la iglesia mayor de aquella ciudad, se coronó por Rey y se alzaron los pendones Reales por él á tres dias de noviembre. Estaba en la flor de su edad, era de quince años, su belleza por el cabo, de muy buenas inclinaciones. Lo primero que hizo, fué mandar sopena de muerte que ninguno se llamase de allí adelante ni Biamontés, ni Agramontés, apellidos de bandos odiosos y perju diciales en aquel reyno. A Don Luis conde de Lerin hizo condestable, como antes se lo llamaba, y juntamente le hizo merced de Lárraga y otros pueblos ; deseaba con esto ganalle por ser hombre poderoso y grangear los de su valía : acuerdo muy avisado, vencer con beneficios á los rebeldes. Visitó el reyno, castigó los malhechores, estableció y dió órden que los magistrados fuesen obedecidos. Trataban de casalle para tener sucesion. El Rey Don Fernando pretendia desposalle

tos

con su hija Doña Juana : el de Francia era de parecer que ca sase con la otra Doña Juana de Portugal, bien que ya era monja profesa, Queria por esta via con las armas de Francia recobrar en dote el reyno de Castilla: á esto se inclinaba mas madama Madalena madre deste Rey, muger ambiciosa y inclinada á las cosas de Francia. Por esto y por recelo de alguna fuerza ó engaño persuadió á su hijo que pasase los montes, do tenia grande estado : apenas era llegado, quando en la ciudad de Pau, ó de San Pablo, en Bearne á treinta de enero año de 1483. Duestra salvacion de mil y quatrocientos y ochenta y tres le sobrevino una dolencia, y della la muerte, envidiosa, tristey fuera de sazon. Desta manera cayó por tierra la flor de aquella mocedad, como derribada con un torbellino de vientos, al tiempo que se comenzaba á abrir y mostrar al mundo su hermosura: su cuerpo enterraron en Lescar ciudad de Bearne, Sucedióle en el reyno su hermana Catharina como era razon. Con su casamiento poco adelante pasó aquel reyno á los Franceses, que no les duró, ni dél gozaron mucho tiempo: de que resultaron forzosamente alborotos, intentos descaminados de aquella gente, y en fin tiempos aciagos, como se puede entender por heredar aquel reyno una moza de poca edad, cuya madre era Francesa de nacion y por el mismo caso poco afi cionada á las cosas de España.

Capitulo xxu.

De una conjuracion que se hizo contra el Rey de Portugal,

EN Portugal el Rey Don Juan castigaba algunos de sus grandes que se conjuraron entre sí para dalle la muerte, y con la sangre de algunos se satisfacia de aquella celada que contra él tenian parada, á que el mismo Rey dió ocasion por ser de con dicion áspera, y por su rigor en hacer justicia, y sobre todo por la soltura en el hablar. Esto tenia ofendido á los grandes: sobre todo les desgustaba que contra lo que antiguamente se acostumbraba, los alguaciles del Rey con el favor y alas que les daba, y porque así se lo mandaba, se atrevian en sus estados contra su voluntad á prender y castigar á los malhechores.

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Consultaron entre sí lo que debian hacer, y por la poca esperanza que tenian de ser por bien desagraviados, se resolvieron en defender si fuese menester con las armas la libertad ¡y privilegios que sus antepasados por sus servicios ganaron y dexaron á sus sucesores. Las principales cabezas en estos tratos eran los duques Don Fernando de Berganza, y Don Diego de Viseo por su nobleza, que eran de sangre Real, y por sus estados los mas poderosos de aquel reyno. Juntábanse con ellos otros muchos como fueron el marqués de Montemayor, el conde de Haro, los hermanos del duque de Berganza, Don García de Meneses arzobispo de Ebora, y su hermano Don Fernando: item Don Lope de Alburquerque conde de Penamacor. La ocasion con que se descubrió esta conjuracion fué esta. Hacianse córtes de aquel reyno en la ciudad de Ebora : ordenáronse algunas cosas muy buenas, y en particular que los señores no pudiesen libremente agraviar ni maltratar al pueblo, ni tuviesen ellos mas fuerza que las leyes y la razon. Quexábase el duque de Berganza que por este camino los desaforaban, y quebrantaban los privilegios y autoridad, concedidos á sus antepasados: ofrecíase á mostrar esto por escritu ras bastantes, otorgadas por los Reyes en favor de los duques de Berganza. Buscaba por su órden estos papeles Lope Figue redo su contador mayor: halló á vueltas otros por donde constaba de algunos tratos que el Duque traia con el Rey de Castilla en gran perjuicio de aquel reyno. Llevólos él con toda puridad y mostrólos al Rey: él enterado de la verdad le mandó dexar traslado, y volver los originales donde los halló. Aconteció que la Reyna á la primavera del año mil y quatrocientos y ochenta 1483. y tres estaba en Almerin doliente de parto. Viniéronla á visitar su hermano el duque de Viseo y su cuñado el duque de Berganza: acogióles el Rey muy bien, y regalólos con mucho cuydado. Deseaba sin rompimiento remediar el daño; un dia despues de oir misa habló en secreto con el de Berganza en estą sustancia: «< Duque primo, yo os juro por la misa que he, mos oido, y por el sagrado altar delante del qual estamos, que os trato verdad en lo que os quiero decir: yo tengo muy averiguados los tratos que en nuestro deservicio habeis traido con el Rey de Castilla, afrentosos para vos, y muy fuera de lo que yo esperaba. Apenas acabo de creer lo que sé muy cierto, que

con hecho tan feo hayais amancillado vuestra casa, trocado en deslealtad los servicios pasados: ¡con quánta pena os digo esto! sea lo que fuere, yo estoy determinado de borrallo perpetuamente de la memoria, y haceros mas crecidas mercedes, y honraros mas que antes, con tal que os emendeis y querais estar de nuestra parte. Dios fué servido que yo tuviese la corona, y 'vos despues de mí el lugar mas preeminente en estado y autoridad, y riquezas poco menos que de Rey, démas del casamiento en qué me igualais, pues estamos casados con dos hermanas. ¿Quién romperá tan grandes ataduras de amistad? ó de quién podréis esperar mayores mercedes y mas colmadas? El dolor sin falta os ha cegado; pero si en nuestro nuevo reynado usamos de alguna demasía, si nuestros jueces han hecho algun desaguisado, fuera razon que con vuestra paciencia diérades exemplo á los otros: yo tambien avisado de buena gana éméndaré lo pasado; que para el bien y en pro del reyno fuera justo que me ayudárades no solo con consejo sino con las armás, lo que os torno á encargar hagais con aquella aficion y lealtad que estais obligado. » Alteróse el Duque con las razones del Rey. Suplicóle no diese oidos ni crédito á los malsines, gente que quiere ganar gracia con hallar en otros faltas: que no amancillaria su casa con semejante deslealtad: qué las mercedes eran mayores que los agravios: nunca Dios permitiese que él hiciese maldad tan grande, cosa que ni aun por el pensamiento le pasaba; todo lo qual afirmaba con grandes sacramentos: con esto se puso fin á la plática. El Rey se fué á Santarén, los duques á sus estados, los ánimos en ninguna manera mudados. Entre tanto que esto pasaba, fray Hernando de Talavera prior de Prado, monasterio que es de Gerónimos junto á Valladolid, y confesor de los Reyes de Castilla, por su mandado fué á Portugal para confirmar de nuevo las avenencias puestas, y tratar que los Infantes que pusieron en réhenes fuesen vueltos á sus padres, como se hizo solamente mudaron en las capitulaciones de antes y concertaron que con el Príncipe de Portugal Don Alonso casase Doña Juana la hija menor del Rey Don Fernando, por ser los dos de una edad: con esto la Infanta Doña Isabel por fin del mes de mayo volvió á Castilla á poder de sus padres, y el Príncipe Don Alonso al de los suyos. Acompañóle el duque de Berganza para muestra de su

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