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causa del daño era el poco caso que hacia de la Reyna por ser inuger y por su poca edad; que de otra suerte, ¿qué derecho podia pretender, pués constaba que muchas veces los nietos se preferian á los hijos menores, y aquel reyno recayó en hem. bras diversas veces? La mudanza de los Príncipes y sus muer tes dan ocasion á semejantes pretensiones; y la insaciable codicia de reynar no se mueve por alguna rázon, ni se enfrena. No tenia esperanza de alcanzar por bien y por via de justicia su pretension: con las armas hizo que todo el condado de Fox le reconociese por señor, castillos y pueblos, parte de su voJuntad, parte por fuerza. Los mas favorecian sus intentos por Ja memoria que tenian de los señores pasados, y por el miedo y odio de sugetarse por medio del casamiento de la Reyna á algun señor estrangero. Para sosegar estos bullicios tenian ne'cesidad de mayores fuerzas, y las cosas pedian algun varon que las gobernase. Pareció apresurar el casamiento de la Reyna, sobre que resultaron nuevas dificultades. Madama Madalena su madre se inclinaba å la casar en Francia: los Navarros pretendian tener por costumbre que se tratase y determinase en los estados y córtes del reyno del casamiento de sus Reyes: que los matrimonios que sin dalles parte ó contra su voluntad se efectuaban, siempre salieron desgraciados; en particular los moradores de Tudela protestarou que si de otra forma se hiciese, se entregarian al Rey Don Fernando, el qual á la sazon en Tarazona tenia córtes de Aragon por principio del año mil 1484. y quatrocientos y ochenta y quatro, sin que haya sucedido cosa memorable sino que los Catalanes al principio rebusaron de hallarse en ellas: alegaban que conforme á sus fueros no erá lícito llamallos fuera de su provincia, pero al fin se conforma ́ron con la volúntad del Rey. En el entretanto doña Cathalinà Reyna de Navarra se casó con Juan de Labrit hijo de Alano persona muy noble, y que tenia grandes estados en Francia, es á saber lo de Perigueux, lo de Limoges, lo de Dreux, sin otros pueblos y señoríos : deste casamiento resultaron nuevas alteraciones en Navarra. El Rey Don Fernando con intento de aprovecharse del temporal turbio para ensanchar su estado, ý vengar la poca cuenta que dél se tuvo (al contrario de lo que 'antes hizo) él se quedó en aquella comarca, y envió á la Rey'na á la Andalucía para aprestar lo necesario para continuar la

guerra de los Moros. Las cosas no daban lugar á descnydarse, ca tenian aviso que todavía el poder de Albohacen iha en aumento, y que tenia debaxo de su obediencia casi toda aquella nacion : que su hijo apenas dentro de la ciudad de Almería, que la tenia por suya, y con poca gente que se le arrimaba, conservaba el nombre de Rey. La principal causa de esta mu, danza era que aquella gente le aborrecia como renegado, por lo menos aficionado á los Christianos. Los predicadores que su padre envió por todas partes, no cesaban de maldecille, y declaralle al pueblo por blasfemo y descomulgado. De nuestra parte las gentes de Córdoba, y de Sevilla en número de mas.de diez mil hombres por el mes de abril por toda la campiña de Málaga talaron las mieses que estaban ya para segarse, con que pusieron grande espanto; y con los grandes daños que hi• cieron, se satisficieron en el mismo lugar del que se recibió el año pasado. Sobre todo pretendian y confiaban que los Moros cansados con tantos males en fin se vendrian á sugetar, pues de Africa no les venia socorro ninguno, á lo menos de importancia, sea por estar aquella gente embarazada en sus guerras, sea porque los nuestros con sus armadas como señores que eran del mar, no daban lugar á los contrarios de rebullirse. Esto dió ocasión y avilanteza á los Ginoveses para que debaxo de la conducta de un cosario llamado Iordieto Doria trabaxasen las riberas de Cataluña y de Valencia, que se hallaban sin armada; robaron, quemaron y mataron todo lo que hallaban. Fueron los Ginoveses antiguamente competidores por el mar de los Catalanes, y al presente les dió lugar para desman darse cierta discordia que resultó en aquella ciudad, y la poca autoridad que por esta causa aquella república tenia. Fué así que á Pedro Fregoso duque de aquella señoría echó de la ciudad y despojó de su dignidad Paulo Fregoso arzobispo de Génova y cardenal, sin tener consideracion al parentesco que los dos tenian: cargábale que llamába á los duques de Milan para entregalles aquella ciudad. Erales al pueblo muy pesado que los MiJaneses, malos antes de sufrir, volviesen á gobernallos; ademas que por haber gustado una vez la libertad no podian llevar el señorío de ninguno, puesto que fuese muy blando, ni sabian templarse en sus pasiones. Lo que resultó fué que se aparejó á costa de aquel reyno en Valencia una nueva armada, y por su

capitan Matheo Escrivá, á propósito de reprimir el orgullo de los cosarios y defender nuestras riberas. Demas desto las cosas eclesiásticas andaban tambien revueltas en aquellos estados y corona: para todo era necesaria la presencia del Rey Don Fer. nando. El caso pasó desta manera: por la muerte del máestre de Montesa Luis Dezpuch, persona en aquella era de gran fama, prudencia y valor bien así como qualquier otro de los muy nombrados, los caballeros de aquella órden pusieron en su lugar á Don Philipe Boil. Alegaba contra esta eleccion el Rey Don Fernando que el Sumo Pontífice le concediera una bula en que disponia que sin su voluntad no pudiese ser elegido de nuevo ningun maestre: las voluntades de los Reyes son vehementes, así fué necesario que depuesto el nuevo electo, sucediese en su lugar Don Philipe de Aragon sobrino del Rey, hijo de Don Carlos Príncipe de Viana, que aunque señalado por arzobispo de Palermo, se contentó de trocar aquella dignidad con el maestrazo de Montesa. Demas desto el Pontífice Sixto por la muerte de Don Iñigo Manrique arzobispo de Sevilla dió aquella iglesia al cardenal Rodrigo de Borgia, cosa que sintió mucho el Rey Don Fernando, hasta mandar prenderá Pero Luis duque de Gandía hijo que era de aquel cardenal: torcedor con que al fin alcanzó que revocada la primera gracia, Don Diego de Mendoza obispo que era de Palencia, fuese hecho arzobispo de Sevilla por contemplacion de su hermano el conde de Tendilla y de su tio el cardenal de España. Por esta eleccion Don Alonso de Burgos que era obispo de Cuenca, pasó al obispado de Palencia, á Cuenca Don Alonso de Fonseca obispo de Avila: el obispado de Avila se dió á fray Hernando de Talavera prior en Valladolid de Nuestra Señora de Prado; desta manera en España los Reyes pretendian fundar el derecho de nombrar los prelados de las iglesias. La revuelta que andaba en Italia, fué causa que en muchas cosas se disimulase con los Príncipes; y aun en esta misma sazon se emprendió entre los Venecianos y Neapolitanos una nueva guerra. La ocasion fué ligera, la alteracion grande por acudir los demas Príncipes de Italia, unos á una parte, otros á otra. El principio y causa desta guerra fué que los Venecianos pretendian maltratar á Hércules duque de Ferrara, y los de Nápoles acudieron á su defensa por estar casado con una hija de Don Fernando Rey

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de Nápoles. En lo mas recio de esta guerra falleció el Papa Sixto á doce de agosto. Sucedióle el cardenal Juan Bautista Cibo, natural de Génova, con nombre que tomó de Inocencio Octavo. En el mismo tiempo pasó otrosí desta vida Don Iñigo Dávalos hijo del condestable Don Ruy Lopez Dávalos. Tuvo este caballero gran cabida con los Reyes de Nápoles: alcanzó grandes riquezas, y fué muy señalado bien así como qualquier otro en las armas. De su muger Antonela hija de Bernardo conde de Aquino y marqués de Pescara dexó muchos hijos: el mayor se llamó Don Alonso y le sucedió en el marquesado, demas dél á Martin, Rodrigo, y Iñigo que fué marqués del Vasto : fuera destos á Emundo y una hija llamada Doña Costanza, personas de quien descienden muchos Príncipes de Italia. En especial Don Fernando marqués de Pescara hijo de Don Alonso con sus muchas hazañas que obró en tiempo de nuestros padres, y con su valor hinchó á Italia y á todo el mundo de su fama, ca fué grande caudillo en la guerra, y se pudo comparar con muchos de los antiguos. Iñigo Dávalos fué padre de Don Alonso marqués del Vasto, que ganó asimismo gran fama por su esfuerzo, y por morir su primo sin hijos heredó aquel estado, y junto con el suyo le dexó á sus descendientes con tal condicion que alternativamente el uno de los sucesores se llamase marqués de Pescara y el siguiente marqués del Vasto, y que esto se guardase perpetuamente, como vemos que hasta hoy se guarda.

Capítulo vi.

Que Abohardil se alzó con el reyno de Granada.

A esta misma sazon los soldados de Andalucía y los capitanes asi de su voluntad como por mandado de la Reyna trataban con mucho calor de hacer guerra á los Moros. Persuadianse que pues los principios procedian prósperamente y casi sin tropiezo, que lo demas sucederia como deseaban. Con este intento no cesaban de espiar los intentos de los enemigos, sus pretensiones y caminos, sin afloxar ni descuydarse en cosa alguna, ni dexar á los enemigos alguna parte segura. No descan

ca

saban de dia ni de noche ni en invierno ni en verano; antes ordinariamente hacian correrías, y todo mal y daño en todos los lugares que podian. Tratábase en Córboba de hacer una nueva jornada, y consultaban por qué parte seria mejor acometer. Y dado que el maestre de Santiago era de contrario parecer, los mas se conformaron con el marqués de Cádiz que debian acometer á Alora, que es un pueblo puesto casi en medio del camino que hay desde Antequera á Málaga: un rio pequeño que pasa junto á él, algunos piensan que los antiguos Je Hamaron Saduca; era esta villa mas fuerte por su sitio, está por la mayor parte asentada sobre peñas, que por las murallas ó otra fortificacion. Estaba el exército con esta resolucion á punto de marchar quando el Rey Don Fernando que partió de Tarazona á postrero de Mayo, continuado su camino, sobrevino para hallarse en persona en aquella guerra por ser su presencia de tan grande importancia para todo. Pareció le bien el acuerdo que los suyos tomaron, si bien para mayor disimulacion y desmentir á los contrarios que no entendiesen su intento, dió muestra de ir de nuevo á guarnecer á Alhama de gente. Como llegó á Antequera, torció el camino y dió al improviso con todas sus gentes sobre Alora: fué grande el mie'do de los moradores y la turbacion. Púsose sitio : combatieron las puertas y murallas de aquel lugar, y con la artillería abatieron parte de los adarves con tanto mayor espanto de los Moros que no estaban acostumbrados á cosa semejante; rindiéronse á partido que los dexasen ir libres y llevar todas sus alhajas. La toma deste pueblo fué á veinte y uno de junio: la alegría y provecho mas colmado á causa que ningunos de los nuestros fueron muertos, y que los Moros se pudieran entretener mucho tiempo; que no les podian quitar el agua del rio por ir cogido entre peñas, y por estar la gente acostumbrada á sustentarse con poco, y usar de la comida y de la bebida mas para sustentar la vida que para regalo y deleyte: venciéronse estas dificultades mas con ayuda del cielo que por industria humana. Acometieron otros pueblos comarcanos, y por el demasiado brio cerca de un lugar llamado Cazarabonela, do vinieron á las manos con cierto número de enemigos, en un rebate mataron á Don Gutierre de Sotomayor conde de Benalcázar en la flor de su edad (y que tenia por muger una

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