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executar su rabia en la iglesia mayor á la hora de los maytines en que acostumbraba á hallarse. Un miércoles (1) catorce de setiembre (quien quita deste número un dia, quien le añade, de cuyas opiniones nos hace apartar la razon deł cómputo eclesiástico) como pues estuviese de rodillas delante el altar mayor junto á la reja, le dieron de puñaladas. El primero que le hirió en la cerviz, fué Vidal Duranso, gascon, uno de los sacomanos , que con rostro muy fiero y encendido y palabras. descompuestas le acometió: acudiéronle los otros con sus golpes hasta acaballe: no falleció hasta la noche siguiente del juéves á los quince, en el qual espacio no se ocupó en otra cosa sino en alabanzas de Dios. Hiciéronle muy solemnes honras y enterramiento: su cuerpo sepultaron en el mismo lugar en que le dieron las heridas. Díxose que su sangre derramada hervia por todo aquel tiempo, si ya no fué que los ojos se engañaron y se les antojaba á los que miraban. Poco despues por mandado de la ciudad fué puesta una lámpara sobre su sepul cro, honra que no se suele hacer sino con los Santos canoni zados: asi el Emperador Cárlos Quinto procuró adelante que se hiciese con autoridad del Papa Paulo III y que se le celebrase fiesta á los quince de setiembre, como hoy se hace todos los años todo á propósito que la virtud y méritos de aquel notable varon fuesen honrados como era justo. Los que le matarop, hombres perdidos y malos, dentro de un año todos con diversas ocasiones sin faltar uno. perecieron ; que fué justo juicio de Dios, y muestra de su venganza de que aquellos ma-. los hombres no pudieron escapar, magüer que no cayeron en manos de jueces ni fueron por ellos justiciados: ademas que la conciencia de los malos tiene dentro de sí no sé que verdugos, ó ella misma es el verdugo que quita á los hombres el entendi miento. Resultó que en adelante para seguridad de los inquisidores les fué concedido que morasen dentro del alcázar que. se llama del Aljafería. Esto en el reyno de Aragon. En el principado de Cataluña, y particularmente en la comarca de Am-/ purias, los vasallos que vulgarmente llamaban pageses, eran

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(1) Zurit lib. 20. c. 65. dice que murió juéves á 14: no puede ser. Gerónimo Blancas que le hirieron á los 15 y finó á los 17. La fiesta que es á los 15 muestra que murió aquel dia, que fué juéves.

maltratados de sus señores poco menos que si fueran esclavos: desafuero que no se podia sufrir entre Christianos. Las imposiciones que los Moros al tiempo que eran señores mandaban pechar á los Christianos, que eran muy graves en demasía, hacian aquellos señores que se las pagasen á ellos: valíanse para esto y alegaban la costumbre inmemorial. Sentíase mal comunmente de lo que en aquella provincia pasaba. Las histo rias catalanas no declaran qué imposiciones eran estas: tampoco es razon adevinar; solamente dicen que por ser muy graves las llaman los Malos Usos, y que ninguno se podia eximir si no compraban la libertad á dineros como si fueran esclavos, Por esta causa muchas veces los naturales tomadas las armas intentaban ó librarse de aquella servidumbre, ó con la muerte poner fin á miserias tan grandes. Los ímpetus que nacen de la fuerza y necesidad, son muy bravos; por el contrario la muchedumbre sin fuerzas y sin cabeza comunmente tiene poca eficacia en sus intentos, presto se cansa y amayna. Acudieron á pedir justicia á los Reyes, primero á Don Alonso que fué tambien Rey de Nápoles, despues á Don Juan su hermano, y últimamente á Don Carlos Principe de Viana: todos mandaron que aquellas imposiciones se moderasen en cierta forma. No bastaba (mal pecado) su autoridad y mandado para refrenar el atrevimiento y codicia de la nobleza, que estaba determinada á defender con las armas lo que sus antepasados les ganaron y dexaron por juro de heredad; era menester para allanallos las fuerzas y autoridad del Rey Don Fernando: él visto que se continuaban ya algunos años los alborotos de aquella gente, con la ventura que tuvo en lo demas, su prudencia y buena maña lo sosegó todo, y con el buen órden que dió en aquellos debates. Hallabase en Alcalá de Henares en este tiempo. Desde allí pasó cop la Reyna su muger á Segovia y á Medina del Campo: en este viage visitó en Alba á Don García de Toledo que ya se llamaba Duque de Alba por merced del Rey, y por su edad se retiró á aquella su villa; su lugar para que sirviese en la guerra de Granada, quedó Don Fadrique su hijo. Pretendia el Rey en esto fuera de honralle reconcilialle, como lo hizo, con el condestable Pero Fernandez de Velasco, al qual y á Don Alonso de Fonseca, que ya era arzobispo de Santiago pensaba dexar para el gobierno de Castilla, resuelto

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de volver en persona á la guerra de Granada. Con esta determinacion pasó á Nuestra Señora de Guadalupe. Allí á veinte y ocho de abril pronunció sentencia en el negocio de los pageses y en favor suyo, en que declaró ser aquella servidumbre muy pesada para Christianos, y que no se usaba en ninguna nacion; por tanto mandaba que se revocase y se mudase en otra cosa mas llevadera. Esto fué que cada qual de los vasallos pagase á su señor cada un año sesenta sueldos barceloneses, tributo aunque muy grave, pero que aceptó aquella gente de muy bue na gana, tanto mas que les dieron libertad de poder franquearse, y redemir esta carga con pagar de una vez á razon de veinte por uno. Desta manera despues de largas alteraciones que en aquella parte de España largamente continuaron, todo se sosegó. En Portugal con la muerte de aquellos señores conjurados (de que arriba se habló) las cosas se hallaban en sosiego, y el Rey ocupado en ennoblecer su reyno; en particular Azamor, que es una ciudad de la Mauritania Tingitania, puesta á la ribera del Océano Atlántico al salir de la boca del estrecho de Cádiz á mano izquierda, plaza que algunos piensan los antiguos llamaron Thymiaterium, como quier que los años pasados fuese tributaria á los Reyes de Portugal, de nuevo hizo juramento de estar á su devocion y obediencia, y en señal de homenage pecharia y enviaria á Portugal por parias cada un año diez mil alosas, cierto género de pescado de que hay allí mucha abundancia: reconocimiento muy honroso para aquella nacion y para sus Príncipes, pues no solo por las armas y esfuerzo pudieron los años pasados mantenerse en libertad y fundar aquel reyno, á que no tenian derecho muy claro, sino que de presente se adelantaron á sugetar naciones y ciudades apartadas, y se abrieron camino para alcanzar mayor gloria y mayores riquezas que antes.

Capítulo 1x.

Que muchos pueblos se ganaron de Moros.

IBAN las cosas de los Moros de caida: trabaxábanlos no menos las discordias de dentro que el miedo de fuera. En la mis

ma ciudad de Granada Boabdil, llamado por la gente de su parcialidad, se apoderó del Albaycin, y con su llegada vinieron á las manos en las mismas cailes de la ciudad unos ciudadanos contra otros con grande corage y rabia. Todavía quando los nuestros les hacian guerra, se concertaban entre sí, y acudian á la defensa: el miedo de mayor peligro los hacia apaciguarse; pasada la tempestad, luego volvian á sus acostumbrados debates y á las puñadas. Estaban las cosas en este término quando un alfaqui llamado Mozer, hombre tenido por Santo, como por divina inspiracion andaba dando voces por las calles y plazas. «¿Hasta quándo (decia) loquearéis ? hasta quándo seréis frenéticos? que es locura mas grave. Será justo que por ayudar á las codicias de otros y á la ambicion os mostreis olvidados de vos mismos, de vuestras mugeres, hijos y patria? Cosa es pesada decillo, pero si no lo oís de mí, ¿qué remedio tendrán nuestros males? porqué no volveis vuestros ánimos á lo que es razon ? y si no os mueve la infamia, á lo menos muévaos el riesgo en que todo está. ¿Por ventura teneis por legítimos estos Reyes que apoderados del reyno malvadamente no son parte para remediar estos males, y fuera del nombre vano de Reyes ni tienen valor ni fuerza? por ventura la sombra destos vos amparará? si no sacudís de presto esta cobardía, yo os anuncio que está muy cerca vuestra perdicion.»> Movíase el pueblo con estas palabras: los mismos que no quisieran las dixera, juzgaban que decia verdad, A instancia pues asi deste alfaqui como de otros de la misma calidad que acudieron á concertar los Reyes, se hizo entre ellos avenencia con estas condiciones: Que el tio se quedase con Granada y con Almería y con Málaga, y todo lo demas fuese de Boabdil su sobrino; el qual yo entiendo que se tenia en esta sazon en el Albaycin, dado que las historias lo callan por el gran descuydo de los que las escribieron. Lo que principalmente se pretendia en esta confederacion, era que por quanto el Rey Chiquito tenia confederacion con el Rey Don Fernando, quedasen á su cargo y en su poder todas aquellas plazas sobre que se entendia los nuestros darian primeramente. Entendieron este artificio los Christianos. Juntadas de todas partes sus gentes, acordaron de ir sobre Loxa con mayor esperanza de ganalla que antes, y mayor deseo de vengar el daño pasado.

Boabdil sea forzado de la necesidad de conservar su reputa cion entre los suyos, ó con intento de mudar partido, con quinientos de á caballo salió de aquella ciudad para impedir el paso á los nuestros que iban por caminos fragosos; pero no obstante estas dificultades llegaron á los Arrabales, do tuvieron una escaramuza con los Moros, y con muerte de algunos dellos forzaron á los demas á retirarse dentro de la ciudad. Para cerrar mas el cerco asentaron sus reales en tres partes: demas desto rompieron la puente de la ciudad para que los enemigos no pudiesen hacer salidas; y por dos puentes que fabricaron de madera, podian los Christianos libremente pasar de la una y de la otra parte del rio con toda comodidad. Plantaron la artillería, con que derribaron parte de la muralla: aparejábanse para dar el asalto y entrar por la batería la ciudad; quando los cercados el noveno dia despues que el cerco se puso, se rindieron á partido de salir libres, y sacar y llevar consigo todo lo que pudiesen de sus bienes y preseas. Salió Boabdil á los reales, y puestos los hinojos en tierra protestó tuvo siempre el mismo ánimo, que no era razon le cargasen por lo sucedido de desleal, y pensasen hacia de voluntad lo que era necesidad y fuerza : aceptáronse estas escusas, y fuéle dado perdon, especial que aunque fuera culpado, era muy á propósito disimular con él para fomentar las discordias que entre los Moros andaban. Hecho esto, el Rey Don Fernando fortificó aquella ciudad. Dió el cargo de guardalla á Alvaro de Luna señor de Fuentidueña, nieto que era del condestable Don Alvaro de Luna: con que pasó á combatir otros pueblos. En algunos pocos hicieron resistencia los Moros, mas en vano, y los mas se rendian sin dificultad: entre los otros tomó á Illora á veinte y ocho de junio, y consiguientemente á Zagra, á Baños y á Moclin. Fué mucho lo que se obró, á causa que algunos destos pueblos eran tan fuertes por su sitio y mura

llas

que se pudieran entretener largo tiempo, y estaban á la vista de Granada ó muy cerca della, de donde podian ser socorridos; pero el miedo era mayor que las causas de temer. Illora se encargó á Gonzalo Fernandez de Córdoba hermano de Don Alonso de Aguilar: ¡ destos principios tan flacos quán grande y señalado capitan en breve será en Italia! Solian los ciudadanos de Granada llamar á Illora el ojo derecho, y á Mo

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