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guientes. Volvamos con nuestro cuento al Rey Don Fernando. Despues de tomada Málaga, ya que pretendia pasar adelante, las alteraciones de Aragon le forzaron á ir allá para atajar grandes insultos, robos y muertes que se hacian. Particularmente en Valencia Don Philipe de Aragon maestre de Montesa, vuelto de la guerra de Granada, mató á Juan de Valterra mozo de grande nobleza, y que era su competidor en los amores de Doña Leonor marquesa de Cotron hija de Antonio Centellas. Desta muerte resultaron grandes alborotos en aquella ciudad. Para acudir á todo esto los Reyes Don Fernando y Doña Isabel partieron de Córdoba. Por sus jornadas llegaron á Zaragoza á Jos nueve de noviembre. En aquella ciudad se mudó la manera de nombrar los oficiales y magistrados: antiguamente lo hacia el regimiento y el comun del pueblo, de que resultaban debates. Ellos mismos pidieron les quitasen aquella autoridad, y y la tomase el Rey en sí, á propósito de evitar los alborotos que sobre los nombramientos se levantaban : demas desto á exemplo de Castilla se ordenaron ciertas hermandades entre las ciudades que acudiesen cada qual por su parte con dineros pa ra la paga de ciento y cinquenta de á caballo que anduviesen por toda la tierra, y reprimiesen por temor, y castigasen con severidad los insultos y maldades. Sacóse otrosí por condicion que el capitan y superior de toda esta hermandad le nombrase el Rey; pero que fuese uno de tres ciudadanos de Zaragoza que señalase el senado y regimiento. Diéronles así mismo ordenanzas para que se gobernasen, en razon que no usasen mal de aquel poder que se les daba. Esto se efectuó por principio 1488. del año siguiente de mil y quatrocientos y ochenta y ocho en los mismos dias que un embaxador del Rey de Nápoles llama. do Leonardo Tocco, griego de nacion, y del linage de los Emperadores Griegos (al qual los Turcos quitaron un gran estado y forzaron á huirse á Italia) vino á tratar del casamiento que los años pasados se concertó entre Don Fernando Príncipe de Cápua y nieto del Rey de Nápoles, y la Infanta Doña Isabel hija del Rey Don Fernando. Esta demanda no hobo lugar, ni se efectuó el casamiento á causa que el Rey pensaba casar su hija con el Rey de Francia, ó con el Príncipe de Portugal para que fuese (como se persuadian) un vínculo perpetuo de concordia entre aquellas naciones; bien que ofrecieron en su lugar á la

Infanta Doña María, con tal que desistiesen aquellos Principes del primer concierto, y los primeros desposorios se diesen por ningunos. De Zaragoza pasaron los Reyes á Valencia : sobrevino sin pensallo Alano padre de Juan de Labrit Rey de Navarra. El deseño y intento era que el Rey les ayudase para defender su estado del Rey de Francia que les tomara gran parte dél pa. sados los montes, y para sosegar á los Navarros de aqüende que andaban alborotados. En particular los Biamonteses estaban apoderados de gran parte de Navarra sin dar Jugar á los Reyes que pudiesen entrar en su reyno, si bien tres años antes tomaron asiento con el conde de Lerin, por el qual á él y á sus de udos y aliados fueron dados los cargos y pueblos que tuvieron sus antepasados, y aun le añadieron de nuevo otros muchos para ganalle; pero la deslealtad y ambicion no se doblega por ningunas mercedes. Demas desto pretendia que el Rey amparase á Francisco duque de Bretaña, con cuya hija llamada Ana por no tener hijo varon muchos deseaban casar; en especial Cárlos Octavo Rey de Francia le hacia guerra por esta causa de parte del Duque estaba el dicho monsieur de Labrit, y el duque de Orliens. A Maximiliano que ya era César y Rey de Romanos, tenian preso con guardas que le pusieron : los de Brujas ciudad de Flandes con grande atrevimiento le acometieron y prendieron dentro de su mismo palacio. Ponia esto en nuevo cuydado, porque aquel Príncipe era amigo de los Españoles, y el dicho Labrit que venia á dar aviso de todo esto, su confederado. Por conclusion á instancia de Alano, que no rehusaba qualesquier condiciones que le pusiesen, se hizo entre el Rey y él alianza y liga contra todos los Príncipes, excepto solo el Rey de Francia: no era seguro que Alano y su hijo se le mostrasen contrarios al descubierto por tener su estado todo parte sugeto, parte comarcano á la corona de Francia; todo era disimulacion, la intencion verdadera de valerse de las fuerzas de España contra Francia. Púsose por condicion entre otras que se hicicese una armada, y se levantase gente en las marinas de Vizcaya, que se envió finalmente á Bretaña debaxo de la conducta y regimiento de Miguel Juan Gralla maestresala del Rey, de nacion Catalan. Otorgáronse las escrituras de toda esta confederacion y capitulaciones á veinte y uno de cuyo traslado no me pareció poner aquí.

marzo,

Capitulo XII.

Que volvieron á la guerra de los Moros.

COMENZARON los Reyes á tener córtes del reyno de Valencia en aquella ciudad que se acabaron en la ciudad de Orihuela: pretendian por este camiño castigar los insultos y maldades que se hacian en aquella provincia no con menor libertad que en Aragon. Sosegadas estas alteraciones, el Rey Don Fernando se apresuraba para pasar por el reyno de Murcia que caia cerca de tierras de Moros. Hacíanse nuevos aparejos para proseguir aquella guerra hasta tomar aquel reyno, donde Abohardil con grande dificultad sustentaba el nombre de Rey, si bien se hallaba con mayores fuerzas que su sobrino, por tener de baxo su jurisdicción á Guadix, Almería y Baza, con toda la Serranía de Granada que llega hasta el mar, de que podia recoger mayores intereses á causa que la guerra por ser la tierra tan fragosa no habia llegado á aquellos lugares, demas de los grandes provechos que se sacaban del artificio de la seda, que era y es la mas fina de toda España. Allegábase que los natuales andaban desabridos con Boabdil: teníanle por cobarde y enemigo de su secta; decian era Moro de solo nombre, y de corazon Christiano. Demas desto Abohardil ganara reputacion y crédito con una entrada que por bosques y lugares ásperos hizo en la campiña de Alcalá la Real: la presa y cabalgada fué grande que llevó á Guadix, de ganados mayores y menores, por estar la gente descuydada y no pensar en cosa semejante á causa que todo lo que caia por allí de Moros, se tenia por Boabdil amigo y confederado: atrevimiento de que muy en breve se satisfizo Juan de Benavides, á cuyo cargo quedó aquella frontera: quemó los campos de Almería y hizo otros muchos daños. Los apercebimientos para la guerra no se hacian con el calor que quisiera el Rey Don Fernando, por quanto la tierra del Andalucía estuvo trabaxada con peste este año y el pasado ; por lo demas muy deseosos todos de hacer el postrer esfuerzo y concluir con guerra tan larga. Por este respeto mandó que acudiesen todas las gentes á la ciudad

de Murcia, do él quedaba, con resolucion de combatir á Vera, que es una villa á la ribera del mar, y se entiende que es la que Pomponio Mela llamó Vergi, ó Antonino Varea. No hobo dificultad alguna en tomarla: los moradores sin dilacion por estar sin esperanza de poderse defender se rindieron á diez de junio, y á su exemplo hizo Muxacra llamada de los antiguos Murgis; y tambien los dos lugares llamados Velez el Blanco y el Roxo, con otros muchos castillos y pueblos que no estaban bien fortificados, ni tenian guarnicion bastante: tan grande era el miedo que cobraron, y el peligro en que los enemigos se veian, que desanimados, y porque no les destruyesen los campos, se rendian sin dificultad. Deseaba el Rey pasar sobre la ciudad de Almería que está por allí cerca: impedia la entrada un castillo por su sitio inexpugnable llamado Taberna, que para fortificalle mas y poner nueva guarnicion de soldados el Rey mas viejo acudió desde Guadix con mil de á caballo y veinte mil de á pie. Pretendia juntamente con aquella gente ponerse en los bosques, y dar sobre los que de los Christianos se desmendasen, determinado de escusar la batalla como el que sabia que sus fuerzas no eran bastantes á causa que su exército era gente allegadiza y no tenia exercicio en las armas. Como los bárbaros rehusasen la batalla, los nuestros con mayor ánimo enviaban de ordinario esquadrones de gente para destrozar Ꭹ talar los campos. El mayor daño cargó en la campiña de Almería, y despues en los campos de Baza, tierra que = por ser de regadío es de mucho provecho y fertilidad. Las ace. quias con que se reparten las aguas por aquellos llanos, embarazaron á los nuestros, y fueron en esta entrada ocasion que recibiesen no pequeño daño: muchos fueron muertos por los Moros que acudieron, y entre otros Don Philipe de Aragon maestre de Montesa, mozo feroz y brioso por su edad y por su nobleza. El Rey Don Fernando por este revés y por │otros encuentros se hallaba con poca gente: puso por entonces guarniciones en lugares á propósito, y con tanto se fué primero á Huescar, pueblo que está cerca de Baza; despues por la ribera abaxo del rio Segura pasó á Murcia, desde allí á Toledo con intento de pasar á Castilla la Vieja, ca le forzaban ir allá ocasiones que se ofrecian. Con su partida el Rey Moro cargó sobre los pueblos que le tomaron, y los reduxo todos á

su obediencia parte con promesas, parte con amenazas. En este comedio los moradores de Gausin, que era un pueblo muy fuerte cerca de Ronda, cansados del señorío de Christianos, ó por su acostumbrada ligereza y poca lealtad, se conju. raron entre sí para matar los soldados, como lo hicieron, los que tenian de guarnicion, y que andaban por el pueblo descuydados de cosa semejante. No les duró mucho la alegría deste hecho los Moros comarcanos para mostrar que no tenian parte en aquel insulto, y por temor de ser castigados, se apellidaron para tomar emienda de aquel caso, y cercaron á Gausin; acudieron con nuevas gentes desde Sevilla el marqués de Cádiz y el conde de Cifuentes, y recobrado que hobieron aquella plaza, á todos los moradores en venganza del aleve pasaron á cuchillo, ó los dieron por esclavos. Llegó á Valladolid el Rey Don Fernando un sábado á seis de setiembre: allí se le ofreció una nueva ocasion para recobrar la ciudad de Plasencia, que la poquedad de los Reyes pasados la enagenó y puso en poder de la casa de Zúñiga. Fué asi que por muerte de Don Alvaro de Zúñiga que falleció en aquella sazon, sucedió en aquel estado un nieto suyo del mismo nombre, hijo de su mayorazgo que falleció en vida de su padre. Pretendia tener mejor derecho Diego de Zúñiga tio del sucesor por estar en grado mas cercano al defunto. Los deudos y aliados estaban repartidos y divididos entre los dos. Con esto tuvieron ocasion los Carvajales que eran el bando contrario y muy seguidos en aquella ciudad, para apoderarse della con las armas: no pudieron hacer lo mismo del castillo, que se le defendieron los soldados que le guardaban. Acudió luego el Rey Don Fernando con muestra de apaciguar aquellos alborotos: apoderóse de todo, por causa que el nuevo duque Don Alvaro se le rindió, y contento con la villa de Bejar y lo demas de aquel estado, partió mano de aquella ciudad, si bien el Rey Don Juan el Segundo á trueco de la villa de Ledesma la dió á Don Pedro de Zúñiga bisabuelo deste Don Alvaro. Desto resultó gran miedo á los demas señores: recelábanse les seria forzoso restituir al Rey por tener mas poder y prudencia, lo que por las revueltas de los tiempos como por fuerza les dieron los Reyes pasados. En Aragon otrosí resultaron nuevos alborotos: la ocasion, que los señores pretendian desbaratar la hermandad que poco

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