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contrario para apoderarse de aquel reyno, y Dios lo disponia, al qual ninguna cosa es dificultosa; en especial que la misma Reyna pasó en Nápoles desta vida á dos de febrero, principio del año mil y quatrocientos y treinta y cinco. Acarreóle la 1435. muerte una larga dolencia, á que ayudó mucho la pesadumbre que recibió muy grande por la muerte del Duque su hijo, en tanto grado que se quexaba de sí misma, y se reprehendia de que á tan grandes y tan continuos servicios del Duque, nó hobiese correspondido en el amor, antes como cruel y desagradecida acarreó la muerte con sus desvíos á aquel Príncipe tan bueno. El cuerpo de la Reyna sepultaron en el templo de la Anunciada con pequeña solemnidad y arrebatadamente. Con la muerte del duque de Anjou y de la Reyna las cosas de aquel reyno se trocaron, el partido de Aragon se mejoró, y el de Francia comenzó á desfallecer, dado que el pueblo de Nápoles, sin que se hiciese llamamiento de señores y sin órden, declararon por Rey en lugar del Duque difunto á Renato su hermano, conforme á lo que la Reyna dexó en su testamento mandado; ¿mas qué ayuda les podia dar, estando preso y sin libertad? Casó los años pasados con Isabel hija de Cárlos duque de Lorena: muerto su suegro, por no dexar hijo varon se apoderó de aquel estado. Hízole contradiccion Antonio conde de Vaudemont, hermano que era del difunto: venidos que fueron á las manos Renato fué preso y entregado en poder del duque de Borgoña, con quien el dicho Antonio tenia hecha liga y alianza. Quanto haya sido el dolor y pena que por el un desastre y por el otro recibió la Reyna Doña Violante madre de los dos duques de Anjou, no hay para que encarecello en este lugar, pues por sí mismo se entiende. Las cosas sin duda grandemente por estos tiempos fueron contrarias á aquella familia y casa, y el cielo no les favoreció nada quier por estar enojado contra los Franceses, ó por mostrarse á los Aragoneses favorable: la verdad es que como las demas cosas, asi bien la prosperidad tiene su período y rueda con que anda vagueando y variando por diversas naciones y casas, sin detenerse en ninguna parte por largo tiempo. En Nápoles fueron por el pueblo elegidos y nombrados por gobernadores Otin Caracciolo, Jorge Alemani y Baltasar Rata, que eran los mas señalados entre los que seguian la parte de Francia, y tenian grande mano

y maña para mover á la muchedumbre y atraella á sù voluntad. Fallecieron al tanto en España grandes personages, uno fúé Don Rodrigo de Velasco obispo de Palencia. Matóle su mismo cocinero por nombre Juan: desastre miserable. Este per» dido el seso, como traxese en la mano una porra, y los de cas sa le preguntasen qué era lo que pretendia hacer, respondia él que matar al Bispe : los criados por no entender lo que queria decir, ca era estrangero, se burlaban, risa que presto mudaron en lágrimas. Estando el obispo descuydado, le hirió en la cabeza, y achocó con aquella porra, de suerte que murió del golpe de tan delgado hilo está colgada la vida y la salud de los hombres. Sucedióle Don Gutierre de Toledo arcediano de Guadalaxara.

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FUE este invierno muy áspero en España por las muchas aguas, atolladeros y pantanos. Los caminos tan rompidos, que apenas se podia caminar de una parte á ótra: con las cręcientes muchas casas y edificios se derribaron; en Valladolid y en Medina del Campo fué mayor el estrago. En quarenta dias no hobo moliendas á causa de las muchas aguas, tanto que la gente se sustentaba con trigo cocido por la falta de pan. El rio Guadalquivir.en Sevilla llegó con su creciente hasta lo mas alto de los Adarves, menos solamente dos codos': los moradores parte se embarcaron por miedo de ser anegados, otros de dia y de noche andaban velando, y calafeteando los muros y las puertas para que el agua no entrase. A los veinte y ocho de octubre comenzaron estas tempestades y torbellinos, y conti→ nuaron sin cesar hasta los veinte y cinco de marzo que se soseT garon. Fué grande la carestía y falta de vituallas, y el cuydado de proveerse cada uno de lo necesario. Con todo esto no afloxaban en el que tenian de la guerra contra los Moros, en que á las veces sucedia prósperamente y á las veces al contrario; en particular el adelantado Diego de Ribera como estuviese sobre Alora y la batiese, sué muerto con una saeta que del muro

le tiraron en otra parte en un rebate mataron los Moros á Juan Faxardo hijo del adelantado de Murcia Alonso Faxando. Sucedió á Diego de Ribera en el oficio su hijo Perafan, que era de solos quince años; mas el Rey quiso con esto gratificar en el hijo los servicios de su padre muy grandes, mayormente que el mozo daba muestra de muy buen natural. La congoxa que por estos desastres concibieron los de Castilla, alivió en gran parte una buena nueva que vino, y fué que Rodrigo Manrique hijo del adelantado Pero Manrique tomó por fuerza y á escala vista á Huescar, que es una villa muy fuerte en la parte en que antiguamente se tendian y moraban los pueblos llamados Bastetanos: demas desto que un grueso esquadron de Mo, ros que venia á socorrella, fué rompido y desbaratado por el adelantado de Cazorla y el señor de Valdecorneja que le salie ron al encuentro: con la huida de los Moros: el castillo de aquella villa que quedaba por ganar, se rindió; la alegría empero de esta victoria en breve se desvaneció por otro révés y daño que recibieron dos fieles, no menor que el que sucediera á los enemigos. Don Gutierre de Sotomayor maestre de Ali cántara entró sen tierra de Móros con ochocientos caballos y quatrocientos infantes para combatir á Archidona. Descubriéronlos las atalayas, avisaron con ahumadas, como suelen : juntáronse los comarcanos y apellidáronse hasta número de quid nientos armados con saetas y con hondas, con qué en algunos pasos angostos y fragosos mataron gran número de los que se guían al maestré, de suerte que apenas él con algunos pocos se pudo salvar. La venida de los bárbaros tan improvisa atemoj rizó á los del maestre, y con el miedo del peligro un tal pasmo cayó sobre todos que quedaron sin fuerza y sin ánimop Avisado con este peligro y daño Fernan Alvarez señor de Valdecorneja alzó el cerco que tenia sobre Huelma y aunque la teu nia á punto de rendilla, por entender que gran número de Moros con la avilanteza que ganaran y venia á socorrella : ¡no menos esfuerzo algunas veces es menester para retirarse que para acometer los peligros, porque aunque es de mayor áni↳ mo y gloria vencer al enemigo, de mas prudencia ý seso suele ser conservarse á sí y á los suyos para sazon mas á propósito, segun que aconteció entonces, que luego se rehizo de fuerzas, y junto con el obispo.de Jaen dióda tala á los campos de Guas

dix con mil y quinientos caballos y seis mil de á pie, quemó las mieses que estaban para segarse, y hizo otros grandes daños á los naturales. Acudieron de Granada mayor número de gente de á caballo, y como quarenta mil hombres de á pie: con esta morisma no dudó de pelear, resolución, cuyo suceso (por donde comunmente calificamos los acometimientos arriscados) mostró no haber sido temeraria. La victoria quedó por los Christianos con muerte de quatrocientos Moros, y huida de los demas para escapar les ayudó la noche que sobrevino. Señalóse aquel dia de buen caballero el adelantado Pérea, porque como le hobiesen muerto el caballo, y herido á él en una pierna, á pie con grande ánimo resistió á los enemigos que por todas partes le cercaban, y los hizo retirar: el menos precio de la muerte le hacia mas valiente y le animaba ; todas vía la victoria no fué sin sangre de Christianos, muchos quedaron heridos y algunos murieron. En el reyno de Murcia, no muy lexos de Huescar, hay dos pueblos poco distantes bentrę sí, el uno se llama Velez el Roxo y el otro Velez el Blanco. So> bre estos pueblos puso cercó el adelantado Faxardo, y los apretó de manera que los moradores fueron forzados á rendir→ se á partido. Sacaron por condicion que se gobernasen por las mesmas leyes que antes, y que no les impusiesen mayores tributos que acostumbrában pagar. En tres años continuados su→ cedieron todas estas cosas en tierra de Moros, que las juntamos aquí porque no se confundiese la memoria, si se relatasen en muchas partes. El año (de que tratábamos ) fué muy señalado, por las paces que en él despues de tantas guerras se hicieron entre los Franceses y Borgoñones. Parecia que los odios que entre sí tenian: con la mucha sangre derramada de ambas partes amansaban. Cárlos Rey de Francia hablaba amigablemente y con mucho respeto del Borgoñon, muestra de estar arrepentido de la muerte del duque Juan de Borgoña hecha á lo que decia contra su voluntad. Allegóse la autoridad y dili gencia de tres cardenales que desde Roma vinieron por degados sobre el caso á las tres partes, Francia, Flandes y Ingalaterra. Por la gran instancia que hicieron, alcanzaron que los tres príncipes interesados enviasen sus embaxadores.cada qual por su parte á la ciudad dé Arrás. Juntos que fueron, se comenzó á tratar de las capitulaciones de la paz. Partiéronse de

la junta los Ingleses por la enemistad antiguay competencia que tenian sobre el reyno de Francia. El Borgoñon se mostró mas inclinado á remediar los males tan graves y tan continuados. Concertáronse que en memoria de la muerte que se dió al duque Juan de Borgoña, el Rey de Francia para honralle en el mismo lugar en que se cometió el caso, edificase un templo á su costa con cierto número de canónigos que tuviesen cuydado de asistir al oficio divino. Las ciudades de Macon y de Auxêrre quedaron para siempre por el de Borgoña : otros pueblos á la ribera del rio Soma le fueron dados en prendas hasta tanto que le contasen quatrocientos mil escudos, en que por aquella muerte penaban al Francés, Ninguna cosa parecia demasiada á aquel Rey, por el deseo que tenia de reconciliarse con el Borgoñon, y apartalle de la amistad de los Ingleses, ca estaba cierto que con esta nueva confederacion las fuerzas de Francia, á la sazon muy acabadas, en breve volverian en sí, como á la verdad sucedió. En particular los de Paris despertados con la nueva desta alianza tomaron las armas contra los Ingleses, y aquella ciudad Real volvió al antiguo señorío de Francia. Juntamente las demas cosas comenzaron á mejorarse, que hasta entonces se hallaban, en muy mal estado. Nuestras historias afirman que para concertar estas paces de Arrás fué mucha parte Doña Isabel hermana del Rey de Portugal, que estaba casada con el duque Philipo de Borgoña. Dicen otrosí que tuvo habla con el Rey de Francia para tratar de las condiciones de la paz: si esto fué así, ó si se dice en gracia de Portugal, no lo sabria averiguar. En España las Reynas, de Ara-gon y de Navarra en sazon que los reyes sus maridos tenian con cerco apretada la ciudad de Gaeta, como se dirá luego, alcanzaron del Rey de Castilla (el qual desde Madrid iba á Buytrago á instancia de Iñigo Lopez de Mendoza que pretendia allí festejalle) que el tiempo de las treguas se alargase has, ta primero de noviembre. Tuvo en esto gran parte Juan de Luna señor de Illueca, que fué enviado por embaxador sobre el caso, y lo persuadió á Don Alvaro de Luna pariente suyo, que era el que lo podia todo, y sobre toda su prosperidad se hallaba á la sazon alegre por un hijo que su muger parió en Madrid, que llamaron D. Juan. Fué grande la alegría por esta causa del Rey los grandes asimismo quanto mas fingidamen

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