Imágenes de páginas
PDF
EPUB
[graphic][merged small][merged small]

yo hago de mí mismo, se aplacará Dios, y alzará la mano del castigo; y los hombres movidos á compasion acudirán con mayor voluntad á nuestra defensa. No será menester encomendar á los que presentes estais, ni á los ausentes, que guardeis la lealtad acostumbrada al nuevo Rey; ni á él que tenga cuydado con sus súbditos, y con remunerar vuestros servicios, que confieso han sido muchos y muy grandes.» Hízose este auto de renunciacion á los veinte y tres de enero en el castillo de Ovo, do se recogió para este efecto el Rey Don Alonso. Desde allí con su recámara que era mny rica, se embarcó para Sicilia, determinado de pasar en Mazara, ciudad que era de la Reyna Doña Juana su madrasta, lo restante de su vida en hábito clerical. Escribió á los Príncipes en razon de lo que hizo, y en particular al Rey Don Fernando decia que su edad y poca salud le habian forzado á tomar aquella resolucion, y el escrúpulo de la conciencia por voto que tenia hecho de partir mano del gobierno y dexar la corona. La verdad era que por ser muy aborrecido de los suyos, y su hijo muy bien quisto, entendió con aquella traza reparar algun tanto el peligro. Vivió poco tiempo, aun no año entero, despues desto ocupado en exercicios virtuosos. Su cuerpo está enterrado en la iglesia y capilla mayor de Mecina al lado del Evangelio con un letrero en dos versos latinos muy agudos, que hacen este sentido :

DE ALONSO HUYES MIENTRAS LAS ARMAS MUEVE, MATAS AL DESARMADO. ¿QUE PREZ? QUE LOA, MUERTE, De muerte tal? ó grande alEVE.

El nuevo Rey luego que se encargó del gobierno, salió en paseo por toda la ciudad, y para grangear mas las voluntades mandó soltar gran número de presos asi de la nobleza como del pueblo solo quedaron presos Juan Bautista Marzano, hijo de Marino Marzano príncipe de Rosano y duque de Sessa, y el conde del Pópulo que estaban en prision desde que se acabó la guerra de los Barones, y eran enemigos mortales de la casa de Aragon. Con esto salió de Nápoles para volver á su exército que quedó en San German á los confines del reyno, por donde parte término con las tierras de la Iglesia. Dexó en el gobierno de Nápoles á Don Fadrique su tio príncipe de Altamu

TOMO V.

30

ra. Llegó el Rey de Francia con su exército á ponerse sobre San German : por esto al pueblo fué forzoso rendirse, y al nuevo Rey retirarse á Capua, ciudad que tenian puesta en defensa, pero con la misma facilidad se dió luego al Francés por trato de Trivulcio capitan de fama, natural de Milan, el qual á la sazon desamparó el partido de Nápoles, y se pasó al de Francia, y aun fué ocasion que Virginio Ursino y el conde de Pitillano otros dos caudillos principales fuesen presos por los Franceses dentro de Nola. Estando el Rey de Francia en Ca. pua, murió el hermano del gran Turco, otros dicen que en Nápoles, para donde partió en breve, y con la misma facilidad sin hallar resistencia alguna entró en aquella nobílisima ciudad un domingo á veinte y dos de febrero. El nuevo Rey Don Fernando antes que llegasen los Franceses, desamparada la ciudad y las demas fuerzas que en ella tenia, se recogió á Castelnovo, do ya estaba la Reyna viuda Doña Juana y su hija, y Don Fadrique su tio con otros señores. De allí por no asegu rarse bastantemente se pasó al castillo del Ovo, aun que estrecho, muy fuerte por estar asentado en un peñasco rodeado de mar por todas partes. Pretendia recogerse con los suyos en las galeras que allí tenia, con intento de pasar á la isla de Iscla, y de allí si fuese necesario, encaminarse á Sicilia, como Jo hizo, con esperanza que las cosas en breve tomarian otro camino, dado que los Franceses procedian tan prósperamente que en menos de quince dias desde los primeros confines del reyno hasta la postrera punta de Italia todo se puso debaxo de su obediencia; hasta los mismos castillos de Nápoles dentro de pocos dias asimismo se rindieron por traycion de los que á su cargo los tenian. Tambien se ganó el castillo de Gaeta por combate, fuerza que es y era de las principales de aquel reyno. Yo duda que empresa tan grande se haya jamás acaba. do en tan poco tiempo. Solo quedaban por el Rey Don Fer nando algunos lugares en Calabria : reparo de poco momento, porque como el Rey se entretenia en Iscla sin podelles enviar socorro, cada dia se le iban rindiendo al enemigo. El mismo riesgo corria Rijoles, que al fin se entregó, si bien está á vista de Mecina, y allí se tenia la armada de España, pero sin órden de lo que se debia hacer.

[ocr errors]

Capítulo ix.

De la higa que se hizo contra el Rey de Francia.

LUEGO que casi todo lo de Nápoles quedó por los Franceses, los demas príncipes asi de Italia, como de fuera della comenzaron á considerar y comunicar entre sí quán pesado seria el señorío de aquella nacion, si se arraygase en Italia. El Rey Don Fernando de España era el que corría mayor riesgo por lo de Sicilia, ca tenia aviso que concluido lo de Nápoles, pretendian pasar allá los Franceses á instancia principalmente del príncipe de Salerno, uno de los foragidos, y el mayor enemigo de la casa de Aragon. Para prevenirse deseaba que los demas Príncipes se ligasen y juntasen sus fuerzas contra Francia. Para este efecto los meses pasados envió á Lorenzo Suarez de Figueroa á Venecia á mover esta prática con aquella Señoría; y de nuevo al duque de Milan despachó otro caballero por nombre Juan Deza con orden de dar á aquel Príncipe intencion no solo de casar una de las Infantas con su hijo, sino de hacelle Rey de Lombardía: cosas á que él daba orejas de buena gana. Trataba asimismo que el Emperador y el Inglés entrasen en la liga, con quien de veras pretendia emparentar, y en especial el tratado que de dias antes se traia, de casar á trueque el Príncipe Don Juan y la Infanta Doña Juana con el archiduque Don Philipe y Margarita su hermana, se apretó de tal manera que en fin se concluyeron los conciertos por medio de Francisco de Rojas que para este efecto pasó á Flandes. Para el gasto de la guerra en Castilla y en Aragon se procuraba allegar dinero. En Aragon se juntaron córtes para esto, en que pretendió el Rey presidiese la Infanta Doña Cathalina, pe. ro no salió con ello, y hobo de venir el Rey en persona á hacello. Fué tanta la diligencia que en fin se hizo la liga en Vene* eia, donde concurrieron los embaxadores de los Príncipes por fin de marzo, entre el Papa, el Emperador y Rey de España con la Señoría de Venecia y duque de Milan. Concertóse que esta liga, que llamaron santísima, durase por espacio de veinte y cinco años; y que entre todos se juntase un exército de

« AnteriorContinuar »