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pre: No merece nombre de Rey el que por otro se dexa gobernar. La mucha sangre que derramó, le hizo mal quisto con los suyos, si bien por divisa usaba de un Pelícano, ave que con su sangre da la vida á sus pollos. Su cuerpo enterraron en la Iglesia mayor de Silves: de allí le trasladaron al monasterio de la Batalla, enterramiento de aquellos Reyes. Por su muerte sin contradiccion alzaron por Rey de Portugal al dicho Don Manuel en Alcázar de Sal, do á la sazon se hallaba con la Reyna; sin embargo que el Emperador Maximiliano pretendia le debia ser preferido por causa que era el varon de mas edad entre los primeros hermanos del Rey difunto. Derecho harto aparente, que no se tenga cuenta con la cepa de que procede el que debe suceder, sino con el grado de parentesco, y con la persona quando no sucede por recta línea, sino de través y de lado; prevaleció empero el consentimiento del pueblo y las buenas partes de aquel Príncipe, en que ninguno de los de su tiempo le hizo ventaja. Don Enrique Enriquez conde de Alba de Liste, que estaba por frontero de Francia, por la parte de Ruysellon por mandado de su Rey hizo entrada en Francia por tierra de Narbona: lo mismo Don Pedro Manrique por la parte de Guipúzcoa. Pero fuera de robos no hicieron cosa de consideracion; solo fueron ocasion que el Francés que se entretuvo algun tiempo en Aste hasta el fin del otoño, para acudir á lo de España se diese priesa en concluir el concierto que se trataba con el duque de Milan. Las condiciones fueron: que Novara se entregase al de Milan : que el Castellete de Génova se pusiese en tercería en poder del duque de Ferrara, con paso libre para la gente de Francia y ayuda para recobrar á Nápoles: demas desto al de Orliens de contado dió el duque de Milan cinqüenta mil escudos. Hecho esto, el de Francia al fin del otoño con sus gentes dió la vuelta á Francia. Quexábase el Rey de Nápoles que con aquel concierto le desamparaba el Duque, y desbarataba sus intentos, sin tener cuenta que era su tio: él se escusaba con la poca ayuda que los otros Príncipes le daban, y con el riesgo que corria de perderse sino se concertara. Para apercebirse de socorros pretendia el de Nápoles casar con una de las hijas del Rey Cathólico por tenelle mas obligado: como esto fuese á la larga, al fin se resolvió á persuasion de la Reyna viuda de casar con su hija

Doña Juana, sin embargo que era su tia, hermana de su padre. Por otra parte trató con Venecianos que le ayudasen. Hobo en esto algunas dificultades: finalmente se resolvieron de enviar en su ayuda buen número de gente de á caballo y de á pie debaxo de la conducta del marqués de Mantua demas de quince mil ducados que le dieron en dinero. En prendas deste socorro puso el Rey en poder de Venecianos á Brindez, Otranto y Trana, tres ciudades de la Pulla que mucho deseaba aquella Señoría para que sirviesen de escalas de la contratacion de Levante: todas eran tramas y principios de otras nuevas tempestades. Por otra parte el Rey Don Fernando en España se apercebia para la guerra que tenia rompida por Ruysellon. Tocaba esta empresa á la corona de Aragon, y por esta causa juntó córtes de los Aragoneses el año pasado en Tarazona, Allí visto lo que importaba llevar adelante lo comenzado, acordaron de servir á su Rey para esta guerra por tiempo de tres años con docientos hombres de armas y trecientos ginetes repartidos en siete compañías, y que el Rey nombrase los capitanes: con esto el Rey vino en que los oficios del reyno se proveyesen por las matrículas como antes se acostumbraba, Despues desto en Tortosa se tuvieron córtes de los Catalanes, que se continuaron hasta principio del año siguiente de mil y 1496. quatrocientos y noventa y seis. La pretension era la misma, y el efecto semejante, tanto mas que lo de Ruysellon es parte de aquel principado. Hacíase juntamente instancia que los matrimonios con la casa de Austria se efectuasen á causa que el archiduque no venia bien en ellos, y como mozo andaba desasosegado, y se mostraba poco obediente á su padre.

Capítulo xu.

Que los Franceses fueron echados del reyno de Nápoles.

La guerra se continuaba en el reyno de Nápoles, y puesto que los Franceses eran pocos, todavía tenian algunas fuerzas de importancia. Gaeta tenia cercada el nuevo Rey. En Calabria Gonzalo Fernandez andaba muy pujante, y de cada dia se apoderaba de castillos y de lugares, y traia muy apretado el par

tido de Francia. Sin embargo los señores de Persi y de Aubeni se concertaron que el de Aubeni quedase en Calabria para bacer rostro á los Españoles, y el de Persi con parte de la gente se fuese al principado para juntarse con el de Mompensier y hacer la guerra por aquella parte. Hízolo así, y de camino se le rindieron muchos lugares: junto á Eboli desbara tó quatro mil Neapolitanos, que por órden del Rey le salieron al encuentro debaxo la conducta del conde de Matalon. Con esta victoria ganaron los Franceses tanta reputacion que quedaron señores del campo sin hallar quien les hiciese rostro. Para juntar dineros acordaron de pasar á la Pulla y cobrar la aduana de los ganados, que es una de las mas gruesas rentas de aquel reyno. Tenia el Rey á la sazon divididas sus gentes en diversas partes, y él estaba en Benevento, de donde por impedir aquel daño pasó hasta Fogia. Acudiéronle el marqués de Mantua con Jas gentes de Venecianos. Fabricio con seiscientos Suizos que tenia en Troya, pretendia hacer lo mismo: atajaronles los Franceses el camino, y matáronlos casi todos; con que cobraron tanta avilanteza, que llegados delante de Fogia presentaron al Rey la batalla. Rehusóla él por no tener junta su gente, dado que salió á escaramuzar con los contrarios, en que hobo prisioneros y muertos de ambas partes. Los Franceses pasaron adelante por cobrar el aduana: parte cobraron ellos, parte el Rey, y otra se perdió que no se pudo cobrar. Era de grande importancia rebatir por esta parte el orgullo de los Franceses. Gonzalo Fernandez traia en buenos términos lo de Calabria, tanto que tenia en su poder casi toda aquella provincia hasta la misma ciudad de Cosencia, y el castillo de aquella ciudad muy apretado: el señor de Aubeni en lo postrero de la baja Calabria arrinconado sin ser parte para hacer resistencia; sin embargo avisó el Rey á Gonzalo Fernandez que pospuesto todo lo demas, se viniese á juntar con él por lo que importaba acudir á la cabeza de la guerra. Determinó hacello así: dexó en su lugar al cardenal Don Luis de Aragon, primo hermano del Rey: su padre fué Don Enrique de Aragon, hijo natural de Don Fernando el Primero Rey de Nápoles. Acudieron los villanos de la tierra para atajalle el paso, cosa que era fácil por la fragura de aquella tierra; mas como quier que los Españoles venian acostumbrados á pelear con los Moros de las

Alpuxa rras en lugares semejantes, cerraron con los villanos y hicieron en ellos gran matanza junto á un lugar de Calabria llamado Murán. Allí se supo que muchos barones de la parte Angevina alojaban cerca de allí en otro lugar llamado Layno con intento que tenian de dar socorro al castillo de Cosencia. Caminó toda la noche con su gente, y al amanecer su puso sobre el lugar entróle por combate con muerte de gran parte de aquella nobleza; otros fueron presos que envió por mar al Rey, los principales el conde de Nicastro y Honorato de Sanseverino hermano del Príncipe de Bisiñano. Pusieron cerco los Franceses sobre Xercelo, diez mill as de Benevente: acudió el Rey, y puso cerco sobre Frangito que tenia guarnicion fran cesa. Vino el campo francés al socorro á tiempo que los delRey entraron la villa y la quemaron por no detenerse en el saco. Estuvieron los dos campos á vista el uno del otro en dos cerros con un valle de por medio, que ninguna de las partes se atrevió á pasalle. Iban de caida las fuerzas de los Franceses, y sin embargo el Rey, habido su consejo, se resolvió en no dar la batalla sino muy á ventaja suya, y para esto dar lugar á que llegase Gonzalo Fernandez con su gente : él se apresuró, y si bien el de Mompensier salió para impedille el paso, no fué parte para ello. Andaba el Rey en seguimiento del campo fran cés que ya rehusaba la batalla. Metiéronse los enemigos en Atela (por otro nombre Aversa) pueblo principal, y que era del Príncipe de Melfi: no pudo el Rey impedir que los Franceses no se apoderasen de aquella plaza; púsose todavía con su gente sobre ella. Allí le halló Gonzalo Fernandez, y se juntó con él el mismo dia de San Juan. Luego que llegó, miró la disposicion de aquel sitio, y visto que lo hobo bien todo, primero de julio con su gente acometió la guarnicion que el enemigo tenia en defensa de los molinos de que se mantenian los cercados: hízolo con tal denuedo que echados los Suizos de allí, les rompió y desbarató los molinos. Fué tan grande la reputacion que con esto ganó, ademas de las victorias pasadas, que los mismos Italianos le comenzaron á dar renombre de gran Capitan; y así fué que los demas caudillos, llegado él, no parecian sus iguales sino sus inferiores, y él como general de todos. Hobo en este cerco diversos encuentros; y los príncipes de Salerno y Bisiñano con los demas de su valía juntaban en sus tierras gen

te de á pie y de á caballo para esforzar su partido. Prestaron poco todas estas diligencias: el cerco se apretó de manera que el de Mompensier y Virginio Ursino y el de Persi acordaron de rendirse á partido. Las condiciones fueron que si dentro de treinta dias no les viniese socorro de Francia, sacarian sus gentes del reyno con sus bienes, armas y caballos, y rendirian todas las demas tierras, excepto Gaeta, Benosa y Taranto que se reservaban, ademas de los lugares que tenian en su poder el señor de Aubeni y el duque de Monte: con esto se obligaba el Rey á dalles paso seguro por tierra y por mar. Todo esto se concertó por el mes de julio, y adelante se executó como lo concertaron. En las escrituras que otorgaron, es cosa notable que llaman á Gonzalo Fernandez y le dan el título ya dicho de gran Capitan, Sin embargo pocos de los Franceses llegaron á su tierra el mismo señor de Mompensier falleció en Puzol de su enfermedad; y aun con Virginio Ursino no se guardó lo capitulado, antes por órden del Papa fué preso con Juan Jordan su hijo y otros señores italianos. Mucho le pesó al Rey de no cumplir su palabra y lo que tenia jurado de ponellos en libertad; no se atrevió emperó á desobedecer al Papa que con tanta resolucion se lo mandaba, cuyo sobrino el cardenal Don Juan de Borgia obispo de Melfi, diferente del otro del mismo nom. bre que queda ya nombrado, se halló en esta guerra por su legado, y el duque de Gandía vino por capitan de las gentes del Papa. Las cosas de Calabria con la partida del gran Capitan se habian empeorado: por tanto otro dia despues que se tomó el asiento con los Franceses se partió la vuelta de Calabria. Con su llegada de tal suerte apretó á los contrarios que ya estaban enseñoreados de lo mas de aquella provincia, que el señor de Aubeni fué forzado á pasar por el concierto que se tomó sobre Aversa, y dexado el reyno, volverse á Francia con reputacion de valiente caudillo, pero poco venturoso por el gran contrario que tuvo en el gran Capitan. Al mismo tiempo que las cosas de Nápoles se mejoraban, en España pasó desta vida mediado el mes de agosto la Reyna Doña Isabel madre de la Reyna de España: su cuerpo depositaron en Arévalo, do pasó lo postrero de su edad turbado el entendimiento: de allí los años adelante le trasladaron á la Cartuja de Búrgos, templo en que su marido el Rey de Castilla Don Juan el Segundo estaba se

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