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pultado. Su nieta la Infanta Doña Juana á veinte y dos del mismo mes en una armada que tenían aprestada en Laredo, partió para casarse, como tenian concertado, con Philipe ar chiduque de Austria. Acompañóla la Reyna su madre hasta el puerto el Almirante Don Fadrique Enriquez hasta Flandes donde fue muy festejada. Asimismo en este año dió el Pontífice al Rey Don Fernando de España sobrenombre de Cathólico, segun y como Pio Segundo los años antes dió título de Christianísimo á Luis Onceno Rey de Francia; esto es que como an. tes se acostumbrase á escribir en los breves pontíficios: al Rey de Castilla ilustre, se comenzó á decir: al Rey de las Españas Cathólico. Fué grande el sentimiento que por esta causa mostraron los Portugueses: alegábase por su parte en contrario que aquellos Reyes poseian buena parte de España, y que el Rey Don Fernando no era señor de toda ella: debate que se continuó hasta nuestra edad todo el tiempo que hobo propios Reyes de Portugal. Mayor debió ser el desabrimiento de Francia, si es verdad lo que Philipe de Comines dice que se trató de dalle el apellido de Christianísimo: todo se hace creible por la grandeza de las cosas que este Príncipe llevó al cabo.

Capítulo XIII.

De las cosas de Portugal.

LUEGO que el Rey Don Manuel tomó la posesion del reyno de Portugal, juntó córtes de todos los estados en Montemor no lexos de Ebora para dar órden en muchas cosas tocantes al buen gobierno. Allí vino Don Jorge hijo del Rey difunto, que andaba á la sazon en catorce años; hízole compañía su ayo Don Diego de Almeyda prior de San Juan. Recibióle muy amorosamente el Rey con lágrimas que derramó muchas por la memoria de cuyo hijo era: ofrecióle que le tendria en lugar de hijo, y le trataria como á tal. Despachó luego embaxadores á los Reyes de Castilla para avisalles de su coronacion, y al Papa Alexandro para dalle como es de costumbre la obediencia. Tenian con el nuevo Rey gran cabida su ayo, que se llamaba Don Diego de Silva, y un su hermano de leche por nom

bre Don Juan Manuel, hijo que era de Don Juan obispo de la Guardia, y de Justa Rodriguez ama de leche deste Rey. A Don Diego hizo conde de Portalegre en gratificacion de sus servi cios: á Don Juan recibió por su camarero mayor, cuya privanza fué adelante tan grande que ninguno se le igualaba. Publicóse un edicto por el qual puso en libertad á los Judíos que su predecesor, como queda apuntado, habia dado contra razon por esclavos: juntamente se acudió á las cosas de Africa con gentes y municiones. Los Portugueses poseian en aquellas partes á Ceuta, que está en el estrecho y la ganó el Rey Don Juan el Primero, y á Tanger y Arcilla plazas mas al Poniente, y que á las riberas del mar Océano quitó á los Moros el Rey Don Alonso tio del Rey Don Manuel. El capitan de Arcilla Don Juan de Meneses porque ciertos casares comarcanos no acudian con el tributo acostumbrado, junto con el capitan de Tánger salió contra ellos. Encontráranse sin pensar con Barraxa y Almanderino dos caudillos Moros, con cuyo esquadron si bien traian mucho mayor número de gente, pelearon con tanto valor que los vencieron y destrozaron: fué esta victoria muy alegre y principio de otras mayores. Todo esto sucedió antes que se acabasen las córtes de Montemor. No se pudo pasar adelante en los negocios, que restaban muchos y muy graves, á causa que picaba la peste por aquellas partes, tanto que el Rey fué forzado salirse de allí al principio deste año; y por Carnestolendas se fué á Setúbal á verse con sus hermanas viudas la Reyna Doña Leonor, y Doña Isabel duquesa de Berganza. Allí se trató muy de veras que Don Alvaro hermano del duque de Berganza y los hijos del dicho Duque que andaban desterrados en Castilla, sin hallarse culpa alguna contra ellos en lo que culparon al Duque, volviesen á Portugal, y les fuesen restituidos sus bienes y estados. Hacia sobre esto instancia el Rey Don Fernando de España las hermanas con lágrimas lo suplicaban al nuevo Rey, y en especial la Duquesa como mas lastimada por las desgracias tan grandes de su casa. Sobre todos la duquesa de Viseo Doña Beatriz le importunaba con lágrimas como á Rey, y como madre se lo mandaba. «No pienses (decia) que te ha Dios hecho Rey para tí solo, sino para tu madre para tus hernianas y parientes, finalmente para todos aquellos que tienen puestas en tí sus esperanzas: á todos es razon que

pa parte de tu prosperidad. Todos tenemos derecho á deзfrutar el árbol de nuestra casa, que de otra manera si esto nos falta y nuestra esperanza nos miente, ¿dónde irémos? á cuya ayuda nos acogerémos y amparo ? será bien des ocasion á los tuyos con tu sequedad para que nos pese de verte puesto en tan alto lugar? Quando eras particular quexábamonos de nuestro desastre solamente, ahora además de nuestra desgracia nos podrémos agraviar de la injuria que á tu madre, y á todos tus deudos haces; pero donde, si tienes cuenta con lo que es razon, y con lo que debes á la que te engendró y crió, y te acuerdas del mucho amor que siempre te he mostrado, vuelve á la madre su hija, sus hijos á la hermana, y los nietos á la abuela, finalmente haz que yo toda sea vuelta á mí misma, que todos mis miembros tan destrozados y apartados se junten en uno; y ten por el mayor fruto de tu reynado poder hacer esta maravilla en tu casa. » Habia dificultad en esto por no dar muestra que tan presto mudaba lo establecido por su antecesor, y temia de ofender á los que tenian en su poder los bienes de los desterrados; pero en fin venció la piedad y los justos ruegos de sus deudos y madre: á los que fueron desposeidos, recompensó con otras mercedes de manera que ninguno quedase quexoso. Tratábase de casar al Rey, que tenia quando heredó la corona edad de veinte y seis años. Ningun partido se ofrecia mas aventajado que el de Castilla: venian aquellos Reyes bien en ello; no le querian empero dar por esposa la hija mayor, la segunda era ida á Flándes, y juntamente Doña Cathalina la tenian concertada en Ingalaterra. Ofrecíanle á la infanta Doña María: él tenia por agravio que ningun otro Príncipe le fuese antepuesto, además que se pagó mucho de la infanta Doña Isabel el tiempo que estuvo en Portugal. Andaban las práticas deste casamiento, y con esta ocasion el Rey Cathólico le pedia que entrase en la liga contra el Rey de Francia; la Infanta que echase los Moros y los Judíos de Portugal, que no queria por esposo á quien daba favor y acogida á gente tan mala. A la demanda del Rey se escusó con la amistad que tenia Portugal con Francia de tiempo muy antiguo : bien venia en ligarse para la defensa de España, mas no queria ofender ni empacharse en querellas estrañas. Lo que la Infanta pedia, puesto que teria algunas dificultades y muchos lo con

tradecian, al fin por ser cosa tan justificada se hizo por un edicto que á los postreros deste año se publicó, en que se mandaba á los Moros y Judíos que dentro de cierto tiempo saliesen de aquel reyuo so pena que pasado el plazo que les se ñalaban, serian dados por esclavos. Los Moros sin contraste se pasaron en Africa; en lo de los Judíos hobo mayor dificul tad, porque el Rey poco despues acordó que les quitasen los hijos de catorce años abaxo, y que los bautizasen por fuerza: resolucion extraordinaria, y que no concordaba con las leyes y costumbres Christianas. ¿Quiéres tú hacer á los hombres por fuerza Christianos? pretendes quitalles la libertad que Dios les dió? no es razon; y tampoco que para esto quiten los bijos á sus padres. Sin embargo los malos tratamientos que hicieron á los demas, fueron de tal suerte, que era lo mismo que forzallos; y aun asi se tiene comunmente que la conversion de los Judíos de Portugal tuvo mucho de violenta, y los efectos lo han mostrado. Fué grande el número de los Judíos que en esta coyuntura se bautizó, algunos se ayudaron de la necesidad para hacer lo que era razon, otros disimularon, y adelante dieron muestra de lo que en sus pechos tenian encu→ bierto. Alcanzóse otrosí del Papa que los comendadores de las tres órdenes de Portugal que de nuevo profesasen en aquellas órdenes, no fuesen obligados á guardar castidad, salvo la conyugal, que era dalles licencia para casarse. Grandes ocasiones hobo para hacer esta mudanza tan grande; todavía no faltó quien la murmurase como sucede en todas las cosas nuevas y no hay duda sino que con esto se abrió puerta para que las rentas de aquellas órdenes se gastasen muy diferentemente de lo que antes desto se acostumbraba, y aquellos caballeros en lugar de las armas se diesen á deleytes y ociosidad que fueron daños notables.

Capítulo xiv.

De la muerte del Rey Don Fernando de Nápoles.

LAS cosas de Italia aun no acababan de sosegar. El Inglés con el parentesco que tenia concertado con España, se resol31

TOMO V.

vió de entrar en la liga contra Francia. El Emperador pasaba adelante, y publícaba de querer pasar en Italia y dar órden en las cosas de Lombardía y de Toscana. Con esto el duque de Milan se inclinó al tanto á dexar el partido de Francia, particularmente que por este tiempo falleció el Delphin de Francia niño de muy pocos años, y por la poca salud de aquel Rey se temia que aquella corona recayese en el duque de Orliens su mayor contrario: por esto no queria desasirse de los otros Príncipes. En el reyno de Nápoles los Venecianos poseian su parte en la Pulla. El gran Capitan tenia por el Rey Cathólico a Rijoles y la Amantia y otras fuerzas de la Calabria : los An. gevinos sin embargo del concierto quedaban apoderados de algunas plazas. Para allanallo todo el Rey de Nápoles envió á Don César de Aragon hermano no legítimo de su padre á Taranto; y al duque de Urbino que le ayudó en esta guerra, mandó reparar en el Abruzo, desde donde, allanada en breve casi toda aquella parte, se fué á Roma con Próspero Colóna. Lo de Gaeta por ser fuerza tan grande los tenia en mayor cuydado, porque dado que el conde de Trivento y galeras de Venecianos la apretaban por mar, no hacian mucho efecto: tratábase de sitialla por tierra, quando al Rey Don Fernando en Soma sobrevino la enfermedad de cámaras de que falleció en Nápoles, do le llevaron á siete de octubre. ¿Qué le aprovechó su edad? qué los contentos? qué tantas victorias ganadas? todo lo desbarató la muerte que le sobrevino muy fuera de sazon. Por su fin Don Fadrique su tio desde Castellon, do supo lo que pasaba, acudió á Nápoles, y el mismo dia que falleció su sobrino el Rey, alzaron por él los estandartes Reales, y él se concertó con los príncipes de Salerno y Bisiñano y los condes de Lauria y Melito, que eran los mayores enemigos de la casa de Aragon. A muchos Príncipes se levantaron los pensamientos, y en particular por parte del Rey Cathólico en Roma y en Nápoles se hicieron diligencias para fundar su derecho y llevalle adelante, que por entonces no prestaron nada, ca el Papa y los otros potentados mas querian tener por vecino un Rey de pocas fuerzas que el poder de España ; y el gran Capitan que pudiera acudir á esto, todavía se hallaba ocupado en el cerco que tenia sobre el castillo de Cosencia, que pensaba rendir en breve y con esto asegurar todo lo de aquella provincia; verdad

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