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naves de fruta de la tierra y de carne que lo traian los natura, les. Pusieron al golfo nombre de Santa Elena, y el rio llamaron de Santiago. Pasaron adelante con intento de doblar el cabo de Buena Esperanza, pero cargó tanto el tiempo que, diversas veces se tuvieron por perdidos. Aquí fué bien menester el valor del capitan, porque le protestaron sus compañeros volviese atrás y no quisiese locamente pelear con el cielo y con el mar, ni llevallos á que todos se perdiesen: no bastaron ruegos ni lágrimas para doblegalle. Concertáronse de dalle la muerte: avi, sóle su hermano, prendió á los maestres, y él mismo tomó cargo de gobernar su navío. Con esta porfía llegó á lo postrero del cabo que comenzaron á doblar á veinte de noviembre quan. do en aquellas partes era primavera. Como cinquenta leguas mas adelante está en golfo que llaman de San Blas, y en medio dél una isla pequeña que hallaron llena de lobos marinos. Abordaron á ella para hacer agua. Los moradores de aquella parte eran semejantes á los de la otra costa de Africa que mira al Poniente andan desnudos, traen sus miembros en unas vaynas de palo. La tierra tiene elefantes y bueyes, de que se sirven como de bestias de carga; ciertas aves que llaman sotilicarios, grandes como gansos, sin plumas y con las alas como de murciélago, de que no se sirven para volar sino para correr con gran velocidad. Pasaron adelante, y aunque despacio por las corrientes contrarias, llegaron á una tierra que se llama Zanguebar, y ellos por el dia en que allí abordaron, llamaron aquel golfo de Navidad; y á un rio grande que por aquellas ri. beras descarga en el mar, llamaron rio de los Reyes porque tal dia salieron á tomar en él agua. Continuaban las corrientes y las maretas del mar: por esto se engolfaron tanto que sin tocar á Zofala, que es el lugar de mas consideracion de aquellas riberas por las minas de oro que tiene, de la otra parte descubrieron una tierra donde los moradores no eran tan negros como los pasa dos, y andaban mas arreados y en su trato mostraban ser mas humanos y mansos: en los brazos traian axorcas de cobre y los varones puñales con las empuñaduras de es. taño. La lengua no se entendia, mas de que entre los demas vino uno que en arábigo les dixo que no lexos de allí habia naves semejantes á las que traian los nuestros, y en ellas negociaban hombres blancos. Entendieron por esto que la India

cala cerca:' dieron gracias á Dios, y en memoria de nueva tan alegre al rio que por allí se mete en el mar, llamaron el rio de Buenas señales. Levantaron en aquella ribera una columna con título del Archangel San Raphael, que dió nombre aquellas riberas, y de diez hombres condenados á muerte, que llevaban de Portugal para este efecto, dexaron alti dos para que aprendiesen la lengua, y tomasen noticia de aquella gente, de sus costumbres y riquezas. Fué grande el contento que todos recibieron por entender quan al cabo tenian su viage, dado que el alegría se aguó con los muchos que cayeron enfermos : hinchábanseles las encias de que no pocos murieron. Unos atribuian esto á ser la tierra mal sana, otros á los manjares salados, de que tanto tiempo se sustentaron. Un mes se detuvieron en aquella costa con harto peligro y trabaxo. Desde alli pasaron á Mozambique, que es una ciudad asentada en una de quatro islas muy pegadas á la tierra firme, quince grados de la ótra parte de la equínoccial y veinte mas adelante de la punta postrera del cabo de Buena Esperanza: es tierra de mucho trato por el buen puerto que tiene. Los moradores eran Moros, de color bazo, vestidos ricamente de seda y oro, en las cabezas turbantes de lienzo muy grandes, de los hombros colgaban sus cimitarras, y en los brazos sus escudos: con este trage vinieron en sus barcas á reconocer nuestras naves. Fueron bien recebidos y tratados : supieron dellos que aquella ciudad era sugeta al Rey de Quiloa por nombre Abrahem, que está mas adelante en aquel parage, y que allí tenia puesto un gobernador que en arábigo llaman Xeque, y él se decia Zacoeya; con el qual con presentes que le dieron, pusieron su amistad, y él les dió dos pilotos que los encaminasen á la India. Al principio lós naturales entendieron que los nuestros eran Moros de Poniente, que fué la causa del buen tratamiento que les hicieron: despues sabido que eran Christianos, pretendieron hacelles el mal que pudiesen; los mismos pilotos se les huyeron á nado. Descargaron ellos su artillería contra la ciudad, con que mataron algunos de los que en la ribera andaban. El miedo de la gente fué grande por no estár acostumbrados á aquellos truenos y relámpagos. Humillóse el gobernador, y ofreció toda sa. tisfaccion contentáronse ellos y su capitan con que les diese un piloto; este con la inisma deslealtad que los otros, preten

dió entregar á los nuestros en poder del Rey de Quiloa: decíales que los moradorés de aquella ciudad era Christianos de los Abisinios, y que en ella se podrian proveer de todo lo necesa. rio. Ayudoles Dios, porque cargó el tiempo y no pudieron tomalla, que á ser de otra suerte correrian peligro por ser aque, Ila ciudad poderosa, y estar aquel Rey indignado por las nuevas que tenia de lo que pasó en Mozambique. El piloto Moro: sin embargo no desistió de su intento, antes les persuadió fuesen á Mombaza ciudad puesta en un peñasco, rodeada casi por todas partes de un seno de mar que forma un puerto muy bueno. Saliéronles al encuentro gentes de la ciudad, con los quales trató el piloto la traycion que traia pensada. Saliera con su in tento, si no fuera que al entrar en el puerto Vasco de Gama por temor no diese su nao en ciertos baxíos que hay allí cerca, mandó de repente calar las velas y echar áncoras. El piloto por su mala conciencia temió que era descubierto : echóse en el mar para salvarse, y lo mismo hicieron algunos de la tierra que todavía quedaban en las naves, que en esta sazon eran tres, ca la quarta que traia los bastimentos por estar ya consumidos y faltar marineros, la habian antes desto pegado fuego. Dieron los nuestros gracias a Dios por les haber librado de un peligro tan manifiesto: proveyóles su Magestad de guia en esta mane ra. Partidos de allí tomaron dos baxeles de Moros, y en ellos trece cautivos, que los demas se echaron al mar; destos supieron que caia cerca Melinde, ciudad casi puesta debaxo de la equinoccial, cuyo Rey era muy humano y muy cortés con los estrangeros. Determinaron ir allá, y hallaron ser verdad lo que los cautivos dixeron. Holgó mucho el Rey con su venida : no pudo por su vejez y enfermedad ir á las naves en persona, envió á su hijo que hizo á los Portugueses gran fiesta y dellos fué festejado. Dióles guia para la India y el capitan le hizo presente de los trece cautivos Moros: cosa que dió á aquel Príncipe mucho contento. Proveyéronse de lo necesario, y despidiéronse con promesa de volver por allí, porque queria enviar sus embaxa. dores para trabar amistad con el Rey Don Manuel. Era ya pasada la Pascua de Resurreccion: tomaron la derrota de Calicut que dista de Melinde casi setecientas leguas, que navegaron en veinte y un dias. Descubrieron la tierra deseada á veinte dé mayo, y poco despues echaron anclas á media legua de Calicut.

No tiene aquella ciudad puerto, y el tiempo no era nada á propósito, porque en aquella sazon comenzaba en aquellas partes el invierno, que es una de las grandes maravillas del mundo, y en que el entendimiento humano se agota. Dividen la provincia de Malabar, do está Calicut, unos montes muy empinados que se rematan en el cabo de Comorin, dicho antiguamente el promontorio Cori. La una y la otra parte están en la misma altura, y entrambas ácia nuestro polo; y sin embargo desta parte de los montes por el mes de mayo comienzan las lluvias y el invierno, quando de la otra parte se abrasan con los calores del verano y del estío: cosa maravillosa y grande. ¿ Quién podrá dar razon desta diversidad? ¿quién apear el abismo de la sabiduría divina? Todos los entendimientos quedarán cortos en este punto y en esta dificultad.

Capítulo xvin.

De lo que Vasco de Gama hizo en Calicut.

‹ANTES que declaremos lo que á Vasco de Gama pasó en Calicut, será bien poner delante los ojos la grandeza de aquellas provincias y tierras tan estendidas de Asia. La India tiene por aledaños por la parte del Poniente las provincias de Arachôsia y Gredosia con las Paropomissadas. Acia el Levante llega hasta los confines del gran reyno de la China. Al Septentrion tiene el monte Imao, que es parte del monte Caucaso. Por la parte de Mediodía la bañan las aguas del Océano. Divídelas en dos partes, en la de aqüende y allende, el muy nombrado rio Ganges. Verdad es que los nuestros llaman India sola la tierra que abrazan por una parte el rio Indo, y por otra el rio Gánges. Los naturales llaman toda esta tierra Indestan. En medio destos dos rios corren unas cordilleras de montes, que se rematan en el cabo de Comorin. Muchas naciones son las que están derramadas por estas marinas: las principales Cambaya, que se estiende desde la boca del rio Indo; y tras ella el dicho cabo de Comorin se tienden por muchas leguas los Malabares. En medio destas dos naciones está en una isleta la famosa ciudad de Goa en el reyno de Decan: çércanla por frente el mar, por

los dos lados y por las espaldas el rio con sus dos brazos. Hay entre los Malabares quatro calidades ó grados de gente: los nobles, que llaman Caymales: los sacerdotes, que son los Brachmanes, y tienen grande autoridad: los soldados llaman Naydes; y el pueblo, que son los labradores y oficiales: los mercaderes comunmente son estrangeros. De la cintura arriba andan desnudos, lo demas cubren con paños de seda ó algodon, y sus cimitarras que traen afiadas del hombro derecho y colgadas. Los ritos y costumbres de esta gente son estrañas: basta decir para conocer lo demas que las mugeres se casan con quantos hombres quieren; por esto los hijos no heredan á. los padres por no tener certidumbre cuyos son, sino los hijos de las hermanas. Están divididos los Malabares en muchos Reyes: el principal, y á quien los demas reconocen como á señor, y por esta causa le llaman Zamorin que es tanto como Emperador, es el Rey de Calicut, ciudad rica y grande, y que está casi en medio de aquella nacion no lexos del mar. Las casas no están continuas, sino muy apartadas, con huertas y arboledas que cada qual tiene: solas las casas del Rey y los templos son de piedra, las demas de madera, baxas y cubiertas de hojas de palma; que no se permite á los particulares, quier sean nobles, quier plebeyos, levantar edificios mas sumptuosos. En este estado se hallaban las cosas de Calicut, tales eran sus costumbres, quando Vasco de Gama aportó á aquellas partes: acudieron luego muchas barcas por ver gente tan estraña. Gama echó en tierra uno de los desterrados que llevaba. Fué grande el concurso de la gente que le cercó por todas partes. Habia entre los demas dos mercaderes Moros de Túnez: estos por el trage como entendiesen que era Español, el uno por nombre Monzayda en lengua Española le preguntó de qué parte de España fuese: respondió de Portugal. Llevóle á su casa, y informado de todo se fué á ver con el capitan. Allí le declaró como en el tiempo que el Rey Don Juan de Portugal enviaba á Tunez para proveerse de armas, él le sirvió con mucha lealtad. Juntamente le dixo lo que quiso saber de aqueHa tierra, y le ofreció serviria de buena gana en lo que se le ofreciese. El dia siguiente envió Gama con Mozayda dos embaxadores para avisar al Rey de su venida, que sin su licencia no queria desembarcar: si se la daba, le llevaria las letras que le

TOMO V.

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