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ANALES DE CÓRDOBA

POR

DON LUIS RAMIREZ Y LAS CASAS DEZA

AÑO 1836

(Archivo del Ayuntamiento de Córdoba).

INVASION CARLISTA

Durante la guerra civil determinó el general carlista enviar expediciones á diversos puntos, para llamar así la atencion de las tropas de la Reina Doña Isabel, y el general D. Miguel Gomez con una division se dirigió á Asturias y Galicia, bajó á Leon, Palencia y Guadalajara, y habiéndosele unido Cabrera, Quilez, el Serrador y Forcadel, acordaron pasar á la Mancha y llegaron á Villarrobledo. Dirigióse á este punto en su persecucion el brigadier D. Isidro Alaix, comandante de la tercera division del ejército de operaciones del Norte, que salió de Cuenca, y el 20 de Setiembre alcanzó y acometió á la faccion que salia del pueblo desbandada. Alli fué Gomez derrotado y perdió sus mejores tropas por la pericia y denuedo del bizarro coronel de húsares de la Princesa D. Diego Leon y Navarrete, natural de Córdoba. La faccion destrozada fué á pernoctar á la villa de Montiel, pasó de alli á Villanueva de los Infantes y salió con direccion á Valdepeñas; pero variando de rumbo y dejando á la izquierda á Villamanrique, se dirigió por Sierra Morena al llamado Barranco Hondo, y el dia 24 se encaminó á Chiclana, provincia de Jaen, donde pidió diez mil raciones.

En vista de los rumores que corrian de que Gomez se dirigia á las provincias andaluzas, la Diputacion provincial de Córdoba envió a la Carolina para que se informase, un comisionado, que fué el teniente coronel de artilleria D. Francisco Diaz Morales, el cual escribió con fecha de 22 de Setiembre, entre otras cosas, que aquella noche antes de llegar á la Carolina habia encontrado un posta conductor de la noticia de la victoria de Villarrobledo, pero solamente con pliegos para Granada y Málaga, por lo que dudando que hubiese llegado á Córdoba la comunicacion, no dilataba el

participar la nueva; que como unos 300 hombres se dirigian por Villahermosa, indicando al parecer aproximarse á estas provincias por Barranco Hondo; que aunque viniesen en su seguimiento tropas victoriosas, podian invadir este país por estar desguarnecidos los puertos de Sierra Morena. Esta noticia se comunicó al capitan general del distrito D. Cárlos Espinosa, y éste al goberna dor de Cádiz, con lo que se puso en movimiento y en alarma toda Andalucía. De Córdoba se dispuso saliesen descubiertas todos los dias para explorar la venida de la faccion.

Sin embargo, considerando la conducta de los facciosos, en su mayor parte, no tropa disciplinada, sino horda de asesinos y ladrones, muchos dificultaban su internacion en Andalucía, y generalmente sólo se creia que por la provincia de Murcia se dirigiesen á sus guaridas para ponerse á cubierto de la persecucion. Llegóse á entrar en cuidado cuando se tuvo noticia que despues de haber entrado en Úbeda, Baeza y Linares, habia pasado la faccion de Bailen á Andújar, tal vez con intencion de penetrar hasta Córdoba, codiciosa de la riqueza y caballos de esta ciudad. Mas en ella aún todavia se abrigaba la esperanza de que torciese el

camino.

En atencion à la derrota de Villarrobledo, no era infundada la creencia de que sólo un resto de la faccion, acosada de cerca, vagaba con Gomez, y que no se atrevería á dejar la sierra. Una partida suelta de la provincia de Córdoba, á las órdenes de D. José Povedano, llegó hasta Andújar el 29 de Setiembre, y allí supo éste que la faccion venia en fuerza, pues que la reconocieron hasta quedar víctima un individuo del resguardo militar. Entonces se vió ya que era Córdoba el punto á que se dirigia Gomez, el cual, con una rapidez que adelantaba toda noticia, quedó aquella noche en el Carpio, distante cinco leguas de Córdoba. En esta ciudad se habia acordado desde el dia 21 fortificar el Alcázar y los edificios contiguos, el Colegio Seminario y el Palacio episcopal, lo que comprendía un recinto de demasiada estension y sin condiciones militares, como ya se puede entender, mayormente los dos últimos edificios, pero no habia otros más adecuados. Los franceses, durante la guerra de la Independencia, habian fortificado el Alcá

zar y el Seminario, y los nacionales se habian refugiado al primero de éstos, cuando la insurreccion militar de 1822. Tampoco habia tropas que sirviesen de apoyo a los nacionales, pues las fuerzas de línea y francas de la dependencia de Sevilla habian sido retiradas de Córdoba, no obstante las reclamaoiones de las autoridades de ella y de la opinion, quedando este distrito militar del todo descubierto.

Se pertrechaba el fuerte con la mayor actividad, puesta la atencion en el rumbo que seguirian los facciosos, y se mandó acuartelar; y como éstos se acercaban y no se veia gran actividad en las disposiciones del comandante general D. Teodoro de Galvez, se hizo presente á la junta de armamento y defensa por varios jefes de la Milicia nacional y patriotas, la necesidad de nombrar inmediatamente otro comandante que tomase á su cargo con toda eficacia los preparativos de defensa; y aquella misma noche del 27 de Setiembre quedó nombrado el teniente coronel D. Bernardino Marti, administrador de los bienes del serenisimo señor Infante D. Francisco de Paula.

Desde el dia 25 habian principiado á entrar en Córdoba los nacionales de los pueblos de la provincia, tanto para defender la ciudad como para estar ellos más en seguro, pues en los pueblos pequeños estaban expuestos á ser víctimas de la ferocidad de los rebeldes. Llegaba el número de nacionales á unos dos mil, y su presencia por entonces inspiraba generalmente confianza y seguridad.

Como los facciosos recogian los mozos de los pueblos, mandó el Gobierno que se acogiesen al ejército, mandato que por las dificultades que generalmente ofrecia no pudo ser obedecido por la inmensa mayoría de los mozos.

El capitan general de Andalucía, D. Cárlos Espinosa, á quien la Diputacion provincial de Córdoba comunicaba las noticias que tenia del movimiento de la faccion, dió órden para que fuese á Sevilla á marchas forzadas el batallon de artillería de Marina que estaba en Cádiz, y dispuso se movilizase la guardia nacional de las provincias de Cádiz, Huelva, Córdoba y Sevilla; que se preparase una batería y dos compañías del tercer regimiento de ar

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