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CARTAS AL DUQUE DE LERMA

ESCRITAS POR

DON CARLOS DE ARELLANO CUANDO FUÉ Á FRANCIA

ACOMPAÑANDO A LA INFANTA DOÑA ANA DE AUSTRIA

(Manuscrito de la Biblioteca
del Marqués de la Fuensanta del Valle).

CARTAS ORIGINALES

DE

DON CARLOS DE ARELLANO AL GRAN DUQUE DE LERMA

RESPONDIDAS Al márgen,

UNAS DE LETRA DEL MISMO DUQUE Y OTRAS DE LA DEL DOCTOR JUAN DE N., SU SECRETARIO, DE 1.o DE NOVIEMBRE DE 1615, CUANDO POR MANDADO DE FELIPE III FUÉ AQUÉL ACOMPAÑANDO HASTA BURDEOS Á SU HIJA LA SERENÍSIMA INFANTA DE ESPAÑA DOÑA ANA DE AUSTRIA, POR HABERSE CASADO CON LUIS XIII DE FRANCIA.

Gracias a Dios que le fué á V. E. tan bien con la purga, y que con eso quedará V. E. con salud, que tanto ha menester (1).

Yo voy con ella y con grandísimo deseo de verme de vuelta y á los pies de V. E.

Lindisimos dias han sido los dos que han hecho en este lugar, y el de ayer lo gastaron el Rey y la Reina en ir por la mañana á pié, á una iglesia que está cerca de Palacio á misa. Hubo muchísimos franceses muy deslucidos y sucios, y decian que eran personas graves y principales, pero no lo parecian. Convidólos á comer el Duque de Uceda, mi señor, y brindólos lindamente; fueron enamoradísimos de la señora doña Luisa Osorio, y parecióles muy bien el Rey y la Reina.

Fueron Sus Magestades, à la tarde, á ver echar un navio á la

(1) (Al márgen).-Despues me ha sobrevenido un catarro y apretamiento de pecho, que me tiene y ha tenido muy trabajado, y pasando muy malas noches sin dormir. Hoy me he levantado y sientome muy flaco.

mar y pusiéronse en la muralla. Andaban tres ó cuatro barcos de los cortesanos: en el uno iban el Padre confesor de Su Magestad y el Marqués de Camarasa, D. Bernabé de Vivanco y su cuñado; en otro barco andaba el Conde de Saldaña, el Duque de Maqueda y el Conde de Olivares.

De allí fueron á merendar á un monesterio de monjas Agustinas, y la merienda era del Obispo de Pamplona y muy buena; volvieron un poco tarde.

Esta mañana oyeron misa en casa, y á la tarde fueron á ver un monesterio de frailes Dominicos, donde está enterrado D. Juan Idiaquez, y de que son patronos los de su casa. Tiene el más lindo claustro que he visto y lindas vistas á la mar, é hiciéronme acordar de las de Denia. De allí fueron á otro convento de monjas de la misma Orden, y por la marina y en el mismo puerto andaban escaramuzando en barcos los soldados de tierra. Andaban en otro barco el Padre confesor y los demás que dige arriba.

Volvió el Rey más temprano que ayer, y mañana dicen que han de ir en barcos á tomar las literas en el pasage. Yo me pienso ir por tierra porque no se rian de verme vomitar, aunque no me faltarán compañeros (1).

El mismo dia de las entregas pasaré con la Reina y no me apartaré del Duque de Monteleon hasta llegar á Burdeos, y á la vuelta vendré con D. Iñigo, como V. E. me lo manda, y beso los pies & V. E. por la merced que me hizo en advertírmelo; con esto me parece que haré bien la jornada, y con que el buen capitan don Antonio de Soria en sabiendo que pasaba á Francia me dijo que aunque me pesase habia de ir conmigo, pues era criado de V. E., á quien suplico se lo agradezca, pues son estas de las cosas que salen del corazon (2).

Tambien el Conde de Saldaña, Dios lo guarde mil años, me ha

(1) (Al márgen).—Mucho he holgado con esta relacion, y es buenísima. Muy bien hareis en iros acompañando á la Reina y con el de Monteleon, y á la vuelta volveros con D. Iñigo...

....

(2) (Al márgen).—Ya me lo ha escrito D. Pedro Pacheco, y me huelgo de que se vaya con vos, porque es muy buena persona.

dado á D. Juan de Vidauri, otro capitan vizcaino, que le venia sirviendo en esta jornada, el mejor hombre para caminos que he visto en mi vida. Estos son camaradas de honra y provecho, y con ellos y mis criados vestidos parezco hombre de importancia; para acertar á servir á V. E., lo querria yo ser.

No hay otra cosa de nuevo.

El Duque de Uceda, mi señor, trabaja mucho estos dias, y ninguno ha faltado á las comidas y cenas de los caballeros, y con esto y con lo que los agasaja van como unas páscuas; pero todavía echan ménos á V. E.

Guárdeme Dios á V. E. como yo he menester. De San Sebastian á 1.o de Noviembre 1615.-D. Cárlos de Arellano.-Rubricado.

En un pliego mio vino esa carta de mi señora la Condesa de Lemos. Gracias a Dios que nos ha sacado á todos del cuidado que tendrian V. E. y mi señora la Condesa de Valencia.

Ayer escribí esta carta porque dijeron que habia correo, y despues parece que lo dejaron de despachar por haber de ir hoy el ordinario. Y lo que tengo que añadir, son los mayores naufragios que jamás se han oido ni visto. Salió el Rey de San Sebastian & las dos de la tarde y llegó á las tres al embarcadero del Pasaje; metiéronse en una barcaza y fueron por el rio arriba hasta el mismo puerto del Pasaje, donde habia muchos navios. Empezó á llover mucho y con grande aire, conque se les aguó la tarde; pero con todo eso no bastó para que dejasen de cantar tres ó cuatro barcos de vizcainas que venian pegados al de Su Magestad, que continuó la navegacion con malísimo tiempo hasta llegar á Rentería, donde desembarcaron muy tarde y lloviendo á cántaros. Y en dos leguas y media que habia desde aquél lugar á éste, no sólo escampó un punto; pero se aumentó la agua de manera que no habia diferencia de la mar á la tierra. En esto anocheció y llegaron á una legua de Fuenterrabía, donde habia un arroyo, y detenidos

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