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gracias, porque si no hubiera ido allá con mis camaradas, las atropellaran y echaran å rodar. Con todo eso pasaron un poquillo de trabajo. En acabando esta ceremonia, se entraron los Reyes de la iglesia à Palacio, y yo me he venido á mi posada á descansar para escribir á V. E. lo que hoy ha pasado.

Roque Manso, el herrador que vino con los caballos, se nos ha muerto en dos dias de un calenturon terrible, y los más mozos de caballos están malos. Pienso que lo causa el vino nuevo que beben. Los caballos están como si no hubieran caminado una legua, y así los daré mañana sin vergüenza; haré que vayan dos ó tres de los mejores con sillas jinetas, para que Riberillo los haga mal delante del Rey.

El correo no se fué anoche, y héme holgado mucho por poder decir á V. E. cómo he dado hoy los caballos al Rey, que se ha holgado tanto con ellos, que sin poderse contener se bajó al patio á verlos, y no le faltó sino abrazarlos. Hice que se pusiese Riberillo en el mejorcillo à la jineta, que es un caballo en que V. E. se puso ahora un año en la huerta, y hurtó el cuerpo en la carrera.

Anduvo bien en él, aunque el suelo no estaba bueno, y así pedí al Rey que los viese donde hacian mal á los suyos, que era detrás de la misma casa. Fué luego allá, y púsose Ribero en el cardo y en diamantillo; anduvo bien en ellos, y el Rey estaba pasmado mirándolos y todos los que estaban con él. Recibióme haciendo conmigo lo mismo que su madre, y vinome á llevar á Palacio un gran caballero que es maestre de campo de la infantería de Francia. Mandóme cubrir el Rey, tratándome en todo como á los demás Embajadores. Yo espero en Dios que Su Magestad y V. E. han de holgar mucho dello, y que allá me han de mandar mantener en esta honra, pues yo no la he usurpado, sino que me la han hecho en virtud de la carta que Su Magestad me hizo merced de escribir, honrándome en ella tanto como V. E. habrá visto por la copia que envié con el pasado; y además desto y de ser yo quien soy, suplico á V. E. que se acuerde que me casó con doña Catalina Giron, y que fué menina de la Emperatriz é hija de un padre á quien contra toda razon y justicia le quitaron la hacienda, la vida y la reputacion; y asimismo es nieta y heredera de Antonio de

Guevara, á quien despues de muerto y despues de haberle heredado doña Catalina, le hicieron visita y cargos de cosas que tenia finiquito, y sin embargo le condenaron en ochenta mil ducados que pagó doña Catalina, á quien por hija y nieta de quien padeció tanto, debe Su Magestad hacerle alguna honra, y por menina de la Emperatriz; por doña Catalina se me levantan los pensamientos á desear esta honra.

Y suplico á V. E. lo represente á Su Magestad, en más que en dar muchas gracias a Dios, á Su Magestad y á V. E., por tantas y tan grandes mercedes como me han hecho, de que estoy y estaré siempre con el reconocimiento que debo, para ponerme con todo y con la vida á los pies de V. E., que se la dé Dios tan cumplida, y me guarde á V. E. como yo he menester. De Burdeos á postrero de Noviembre 1615.-D. Cárlos de Arellano.-Rubricado.

La que va con ésta es de mi señora la Condesa de la Torre.El Nuncio me ha venido á visitar esta tarde.-Excmo. Sr. Duque de Lerma.

RELACION DE ARIEGO ARAGONES

AÑO DE 1541

(Biblioteca del Escorial, códice núm. 4.o, iij).

TOMO CXII.

30

LA TOMA DE MONESTERIO Y LA CALIVIA

CON OTROS SUCESOS MARÍTIMOS

Relacion de Millan de Ariego Aragones que se halló en todo esto. En la Goleta.

D. Bernardino de Mendoza, general, Martin de Córdoba, Alonso de los Rios, maestre de campo, Luis Perez de Vargas (1), capitan, y el comendador Vazays, natural de Tudela, capitan.

Desde allí fué á Sicilia y juntose toda la armada en Mecina para lo de la Preveza; aquí fué lo de Machin de Monguia cuando se defendió. Fueron á Corpe, y se concertaron de ir á Castilnovo, donde quedó Francisco Sarmiento, etc., (2), y la armada tornó á Sicilia, donde aconteció el motin, siendo Virrey D. Hernando de Gonzaga. Entendieron los soldados que los querian llevar á invernar á Lipar por no los pagar, y saltaron en tierra; fueron á Terranova, cerca de Mecina, y de allí fueron á Santa Lucía; y como Andrea Doria y el Virrey entendieron que se entrarian en Castro, que es lugar fuerte, proveyeron de italianos que le defendiesen, mas no pudieron, que los españoles se le ganaron y los echaron, y de allí se pasaron á Rendazo, donde estuvieron hasta que se concertaron por medio de Sancho de Alarcon, maestre de campo del tercio de Nápoles, y Juan de Vargas, capitan, y tornaron á sus banderas, y entonces los castigaron, y ahorcaron á Heredia que fué el electo, y á otros 20 en Mecina, á la Puerta la Sal; y estaba el capitan Luis de Rejon en Zaragoza de Sicilia,

(1) (Al márgen).—De Andújar.

(2) (Al márgen).—Quedó por ingeniero Terramolin.

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