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vino de los reinos de España con pliegos de S.M." (sin indicar fecha).

D. Antonio Mari, alguacil mayor y oficial real perpetuo de la Real Caja, juez de comisos de ropa de Francia en el Callao el año de 1708. f. 241v).

D. Francisco Antonio de Quesada, relator más antiguo de la Audiencia y de Gobierno, (100 ps. anuales). f. 242)

Félix Cristóbal Cano Melgarejo, ensayador mayor del reino por muerte de D. Leonardo de Rojas, su título de fecha 14 marzo 1708

y recibido en el cargo el 22 del mismo mes y año, (1.400 ps.) f. 243)

José de Ortega y Antonio de los Santos, porteros de la Audiencia, Cap. D. Manuel Francisco de Paredes, escribano mayor de la gobernación del reino, (468 ps. 6 rs.) f. 243v)

Data de "Socorro de Valdivia" (70.000 ps.)

(4 febrero).-Castellano de Valdivia. f. 244)

3.006 ps. pagados al sargento mayor D. Miguel de Lope por salarios "que devengó con los puestos de Castellano de los castillos de San Pedro de Mancera, en el de los Amargos y el de Niebla, en diferentes timpos, y asimismo con la plaza de reformado de aquel presidio". f. 244)

(10 febrero).-Padres de la Compañía. f. 244v)

2.925 ps. pagados al P. Tomás Calderón, jesuíta, por los sínodos de un año a cumplirse en este mes de febrero de este año de los 2 religiosos misioneros en Tolten el Bajo y 2 capellanes.

(10 febrero).-Cura y Vicario de Valdivia.

731 ps. 2 rs. pagados al P. Tomás Calderón, podatario del Maestro D. Diego Paniagua por el importe de un año de su sínodo que cumplía en este mes.

(10 febrero).-Padres de San Francisco. f. 245)

2.925 ps. pagados al contador D. José de Barrios, síndico general de los conventos de San Francisco de la provincia del reino de Chile, por el importe de un año de sínodos que cumplían en este mes de los 4 religiosos de la orden que servían de capellanes en los castillos de la plaza.

(10 febrero).-Capellán del hospital de San Juan de Dios.

589 ps. 6 rs. pagados al sargento mayor D. Miguel de Lope con poder del Lic. D. Diego de Soto y Aguilar, “cura y vicario capellán que fue del hospital de San Juan d Dios del presidio de Valdivia", que se le debían por 6 meses 112 días "desde 25 de septiembre inclusive de 708, que fue cuando hizo ausencia sin licencia del Gobernador de aquella plaza el P. Fr. Pedro Mason, de la orden de San Juan d Dios, capellán de dicho hospital,

hasta 15 de julio exclusive de 709 que fue nombrado por capellán el P. Fr. Lorenzo Varas de dicha orden, a razón de 731 ps. 2. rs. que tienen señalados de sínodos al año los capellanes de aquel hospital".

(10 febrero).-Encargado del situado f. 245v)

400 ps. pagados al sargento mayor D. Miguel de Lope "persona que ha de conducir el socorro de dicho presidio", por ayuda de costa del trabajo "que ha de tener en recibir dicho situado y entregarlo en aquella plaza”.

825 ps. pagados al mismo por el cargo de sargento mayor que se le había conferido para la plaza de Valdivia, e importe de un año de sueldo adelantado; su fiador D. Manul de las Cuentas. (10 febrero).-Padres de San Juan de Dios. f. 246)

1.100 ps. 4 rs. pagados al P. Fr. Pedro Carrasco, de dicha orden y su procurador general de corte, por los sínodos siguientes: 396 ps. el P. Fr. Juan de Aliste, presidente del hospital de Valdivia, un año de sínodo; 247 ps. 4 rs. el P. Fr. Juan Carranza (sin precisar cargo), y 457 ps. el P. Fr. Lorenzo Varas. (10 febrero).-Gobernador de Valdivia.

2.749 ps. 4 rs. pagados al maestro de Campo D. Juan Cardoso, "a quien S.M. ha hecho merced del puerto de Gobernador del presidio de Valdivia", por el importe de un año de salario adelantado; su fiador D. Antonio D. Antonio Lozano Berrocal.

(10 febrero).-Plazas militares. f. 246v)

300 ps. pagados al Cap. D. Luis de Carabantes, "mílite de aquel
presidio", a cuenta de sueldo devengado.

300 ps. a Andrés Bermejo, por el mismo cargo y concepto.
300 ps. a D. José de la Cotera, alferez del presidio,

144 ps. a D. Tomás de Lope, hijo del sargento mayor D. Miguel de
Lope,

300 ps. a Isidro de la Torre, alferez del presidio,

300 ps. a D. Juan de Villegas, castellano del presidio,

250 ps. a D. Juan Solano, alferez del presidio, f. 247)

300 ps. al Capitán Juan Bautista Delgado,

300 ps. a D. Tomás de Villanueva,

300 ps. a D. Antonio Ibáñez de Echevarría, castellano del presidio, (10 febrero).-Plata remitida a Valdivia.

4.959 ps. 7 rs. entrgados al sargento mayor D. Miguel de Lope para conducirlos a Valdivia en el navío SANTO CRISTO DE BURGOS, su maestre Cap. Juan Enríquez con quien otorgó la partida de registro respectiva.

(10 febrero).-Flete de navío. f. 247v)

8.500 ps. pagados a D. Diego de la Campa, dueño del navío arriba citado, por el flete y conducción de la plata y géneros del situado "para lo cual ha de dar el dicho navío aparejado y ve

lejado de todo lo necesario con 12 grumetes, contramestre, piioto y demás gente de mar necesaria, sin que S. M. le asegure el navío del enemigo ni otro ningún riesgo” según el concierto celebrado en 18 enero. 1710.

(16 febrero).-Capellán del navío. f. 247v)

228 ps. pagados al Dr. D. Miguel García de Aplicanos, “capellán del navío" citado, por 4 pagas de su sueldo y a cuenta del que tenía devengado.

Data de la "Consignación de Lanzas"

D. Antonio Lozano Berrocal, capitán de la sala de armas de Lima, (600 ensayados), dejó el cargo ei 10 sept. 1710 a D. Clemente de Arce. f. 252)

D. Juan de la Puente y Figueroa, escribano mayor de Real Hacienda, (300 ducados de 11 rs.)

D. Rafael Masferrer, capitán de la sala de armas del presidio del Callao, (600 ensayados), dejó el cargo el 10 de septiembre 1710. f. 252v).

D. José Fajardo, alguacil de Real Hacienda, (300 ducados de 11 rs.) f. 253).

Data de "Donativo y Servicio Gracioso"

(22 febrero).-Procesión en el Callao. f. 261)

32 ps. 2 rs. pagados al Lic. D. Juan de Mendoza, presbítero, teniente de cura de la iglesia del puerto del Callao por los gastos que hizo en 1709 "en la procesión del Santo Cristo del Buen Viaje el día que se despachó la real armada".

(22 febrero).—Compra de plomo y armas.

4.306 ps. pagados a D. Antonio de la Puente por el precio de 18 qq. de plomo a 11 ps. quintal, 87 escopetas a 34 ps. c.u. y 46 pares de pistolas francesas a 25 ps. c. par, que se le compraron y entregó el plomo y escopetas en la sala de armas del Callao y las pistolas en la de Lima.

(28 febrero).-Fundición de artillería, f. 261v)

500 ps. pagados a Br. Diego de Rivas, fundidor de artillería, a cuenta del valor de 8 pedreros que estaba fundiendo para el rey. (28 febrero).-Fundición de balas.

1.387 ps. pagados a la parte de Francisco Serrano de la Cuesta, fundidor de balas, por el importe de "la manufactura de balas de bronce que fundió para el servicio de S. M. a real y medio libra, y fueron de vitoia de a 25 y de a 20", habiéndolas entregado al capitán de la sala de armas del Callao en 21 agosto 1709.

(25 abril).-Fundición de artillería. f. 262v)

796 ps. 7 rs. pagados al Lic. Francisco Meléndez, fundidor de ar-
tillería, por lo "que se le está debiendo de los pedreros y balas
que ha fundido y entregado en la sala de armas de esta ciudad
y puerto del Callao", en este mes (?)
1.200 ps. pagados a D. Luis Carrillo de Córdova, de resto de 2.400
ps. que valieron 20 piezas de artillería de fierro con cureñas,
cucharas y atacadores a 80 ps. c. u., 105 palanquetas, 674 ba-
las a 4 rs., 54 tablas de vítola a 100 ps. docena, y 15 mangles
a 4 ps. c. uno, todo lo cual entregó a la sala de armas del Callao.

La lucha por la perpetuidad de las encomiendas en el Perú virreinal, 1550-1600

Por MARVIN GOLDWERT

INTRODUCCION

La encomienda en Hispanoamérica colonial representó un renacer de los elementos feudaies. Para regularizar las relaciones entre conquistador y conquistados, premiar y mantener a aquéllos que habían por su propio esfuerzo ganado para la Corona vastas y nuevas provincias, y facilitar la conversión de la población indígena, la Corona española aplicó básicamente principios feudales. La arquitectura de la encomienda fué en esencia como sigue. La Corona española dió o “encomendó” indios a españoles, los que adquirieron la categoría de encomenderos y el derecho de usufructuar trabajos o tributos de los indios. En recompensa, los encomenderos hallábanse obligados a proporcionar instrucción religiosa y cuidar del bienestar general de aquéllos a su cargo. Debe recordarse que la encomienda no representó ni regalo de tierras, ni jurisdicción sobre los aborígenes. Indudablemente, durante el mayor recorrido de la historia de esta institución, a los encomenderos se les prohibió por ley residir en las comarcas de aquéllos que estaban a su cargo.

Los elementos feudales se encontraban en sus postrimerías en la época de la conquista de América, y los Reyes Católicos, guiados por los principios en esos momentos imperantes del regalismo o de la supremacía real, no iban a tolerar en el Nuevo Mundo una institución que dispersaría permanentemente el principio de autoridad que acababan de ganar. La Corona vió la encomienda como un temporal alivio del poder, medida hecha necesaria por las especiales condiciones de la conquista y de la colonización. La posesión de la encomienda fué, por lo tanto, durante la mayor parte de su existencia, limitada a dos vidas, la original del beneficiado y la de su legítimo heredero. Aunque el número de vidas fué gradualmente extendido, por el proceso conocido como "disimulación", a cinco en Nueva España y a tres en el Perú, la herencia permanente nunca la concedió la Corona.

Los conquistadores, de otro lado, llevaron al Nuevo Mundo valores feudales, y allí trataron de establecer para sí mismos un máximo de influencia y de asegurar su posición cuanto fuera posible. Constantemente

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