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tidad cultural, por la conmemoración del cincuentenario del Instituto Histórico del Perú.

El Perú -hoy más que nunca—, necesita cuidar celosamente su glorioso pasado; fuerzas extrañas, tendencias negativas pretenden posponer los valores espirituales de nuestra nación hecha en el crisol de la recia rebeldía filosófica hispana y en la potente fuerza telúrica y geopolítica del Imperio andino. Estas dos razas, acostumbradas, la una, a gobernar el mundo, y, la otra a señorear casi en toda la América del Sur: no pueden olvidar tan importante origen, ni menos permitir ningún pesimismo incientífico ni nada postizo que trate de desvirtuar nuestra personalidad histórica. Por todo ello, hace bien el Instituto de su dirección, en defender la nueva investigación histórica peruanista revaluando y revalorando los conceptos de una nueva historia nacional, científica dirigida.

Nos valemos de esta feliz ocasión para renovarle nuestra alta consideración personal y afecto.

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Con ocasión de cumplir cincuenta años de vida al servicio del más severo esclarecimiento de los problemas históricos del Perú, complázcome en llegar a Ud. el saludo de nuestra Institución, el Instituto Peruano Argentino, del cual es Ud. digno miembro.

En esta nueva oportunidad, como siempre tenemos el honor de dirigirnos a Ud. no sólo, como periodista esclarecido, historiador y dilecto amigo de nuestra Institución, las congratulaciones por los mensajes recibidos, a los cuales aunamos los nuestros, con la más alta estima.

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Nombre Universidad Arequipa hago llegar esta Institución felicitación celebración bodas oro Atte.

Mendoza del Solar. Rector.

P. 233 Hs. 17.30 Día 30 Arequipa 24.

Instituto Histórico del Perú El Comercio Lima.

Facultad Letras Universidad Nacional Arequipa. Hace llegar ese Instituto calurosa felicitación bodas oro.

Atte.

Mendoza del Solar. Decano.

Los fundadores del Instituto Histórico

del Perú

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Con motivo de celebrarse el cincuentenario de la fundación del Instituto Histórico del Perú, su Junta Directiva determinó, rindiendo homenaje a sus treinta miembros fundadores, el que se escribiesen bosquejos biográficos de esas personalidades. Esta misión ha sido cumplida por los siguientes miembros del Instituto: Sr. Evaristo San Cristóval, R. P. Rubén Vargas Ugarte, Sr. Manuel Moreyra Paz-Soldán, Sr. Luis E. Valcárcel y Sr. Alberto Tauro; los que firman con sus iniciales los referidos ensayos. Además, se ha incluído la biografía del Presidente de la República, Don José Pardo y Barreda, esclarecido estadista, quien por Decreto Supremo del 18 de febrero de 1905 que, rubricó su Ministro de Justicia, Instrucción y Culto, Don Jorge Polar, se dió principio a este organismo, que, tan importantes y valiosos servicios viene prestando a la cultura é historia del pasado peruano.

* *

JOSE SEBASTIAN BARRANCA
(1830-1909)

Nació en Acarí (Departamento de Arequipa) el 20 de enero de 1830
Fueron sus padres don José Manuel Barranca y Cabello y doña Isabel
Lovera y Mendoza, ambos iqueños.

Fué su maestro de primeras letras en Jaqui don Pablo Dávalos y más tarde asistió a la escuela del español Francisco González en Ica. Su tío don Pedro Muñoz lo inició en el estudio de matemáticas. A la edad de quince años se trasladó a Lima, donde fueron sus profesores don Simón León, don José Luis Bustinza, don Eusebio Rodríguez, un padre dominico de apellido Serra Olaeta y un señor Musayco. Con éllos se inició en los estudios de latinidad.

En 1849 fué su maestro de composición el literato José Pérez de Vargas, a quien ayudó en la traducción de la Eneida.

Cuando ingresa a San Carlos recibe la protección de Bartolomé Herrera y poco después la de Cayetano Heredia. Se perfecciona en el dominio de las matemáticas con Manuel Suero, en el de la Física con Pedro José Saavedra; fué alumno distinguido del célebre químico José Eboli y del gran naturalista Antonio Raymondi.

Aprende el griego con Zylla y Potemski, y lo enseña en el Colegio de Medicina de la Independencia. Atacado de una grave dolencia, tuvo que abandonar Lima, en 1853, dirigiéndose a la Sierra Central. El clima de Huancayo le devolvió la salud y pudo allí dictar el curso de Física. Más tarde, en Ayacucho, el de Matemáticas y en Huancavelica Latinidad. En cambio, la oportunidad de tratar con poblaciones indias le facilitó el aprendizaje de la lengua quechua.

Vióse precisado, por su situación económica siempre precaria, a ejercer como farmacéutico y aun como médico, en Huanta.

En sus andanzas, logra aprender inglés y francés y más tarde alemán. En Ica, tierra de sus antepasados, enseñó química, analizó las aguas de Huacachina, La Huega, Orovilca y Pozo Hediondo.

Desde 1861 se le ve de nuevo en Lima. Por este tiempo debió casarse por primera vez. Tuvo una hija, llamada Corina Ignacia.

En 1868 ingresa como Doctor Nato a la docencia de la Facultad de Ciencias de la Universidad Mayor de San Marcos. Al mismo tiempo, enseña Griego en el Colegio de Guadalupe, es conservador del Jardín Botánico y encargado del Museo Nacional. De 1872 hasta 1905 es catedrático de Paleontología.

En 1876 lo había sido de Metalurgia y Mineralogía en la Escuela de Minas, así como jefe de práctica de Petrografía y Cristalografía. En 1879 hizo un viaje por el Sur del Perú y Bolivia.

En 1882 fundó una Academia de Ciencias que duró hasta 1892. Paralelamente a su actividad científica, desarrollaba otra de carácter humanistico, principalmente en el campo de la Filología y la Lingüística. Tradujo del quechua al español al drama Ollantay. Sus estudios lingüísticos publicados en la Gaceta Científica, en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, de la que fué Miembro, en la Revista de Ciencias etc., han sido considerados como precursores de la investigación científica en esta materia. Perteneció al grupo de Patrón, Villar, Anchorena y Lobato. Como éllos, tuvo la obsesión de descubrir las relaciones del quechua con idiomas extraños a nuestro continente, como el súmero. En el periódico El Siglo publicó el primer estudio exploratorio de la lengua kauki, todavía en 1876.

En 1902 presentó un informe arqueológico acerca de un vaso de oro hallado en la hacienda Monterrico Grande.

A la edad de setentinueve años, el día 4 de diciembre de 1909, dejó de existir en Lima. Su vida fué de extraordinaria actividad intelectual. Gran parte de su producción ha quedado inédita o dispersa. Más de mil libretas de apuntes ha dejado.

Barranca fué Miembro Fundador del Instituto Histórico del Perú.

L. E. V.

Nota. Todos los datos consignados fueron obtenidos de la importante obra publicada por el señor Francisco E. Ruiz Alarco sobre la vida y la obra de Barranca.

MODESTO BASADRE

(1816-1905)

Nació en Tacna en 1816, hijo legítimo de José Santiago Basadre y de Angela Chocano Cornejo. Nieto, del último Administrador de las Cajas Reales, bajo los años últimos del Virreinato: Don Francisco Basadre, casado con Irene Belaunde. Su vida, la conocemos por una memoria autobiográfica, publicada por Félix Denegri Luna, que relata en forma sencilla y agradable los diversos sucesos y eventualidades de su Targa existencia, de donde extractamos el presente esbozo.

Las relaciones comerciales de su padre, muy vinculado con la plaza de Londres e insinuaciones de Bolívar cuando se alojó en la casa de aquél, indujeron a que el hijo fuese educado en Inglaterra y en 1826, se resolvió su alejamiento de la familia y el viaje rumbo a Liverpool. Ocho años permaneció en Europa, adquiriendo cultura académica y entre sus recuerdos, le impresionaron la visión de algunas celebridades del siglo, como el Príncipe Talleyrand, el Duque de Wellington, el hijo del rey de Francia, el Duque de Orleans y, el destacado Daniel O'Connell, campeón de las libertadas católicas de Irlanda.

Al cumplir los diez y ocho años retorna a la patria en el velero Rímac. Reside algún tiempo en Chile, en esos días bajo la égida del ilustre Diego Portales y arriba al Perú, en momentos en que el General Salaverry se pronunciaba contra el régimen del Presidente Orbegoso.

Deseando el padre que cursara la carrera de leyes, intentó seguirla en La Paz, en el acreditado colegio que regentaba José Joaquín de Mora; mas éste descuidando al plantel por ambiciones políticas, redujo a sus pupilos a la necesidad de retornar a sus casas. Defraudado en estas aspiraciones, comenzó sus empeños de comerciante, en cuyas andanzas que fueron muchas, halló asidero para tratar a decenas de los hombres más influyentes de la época, de mezclarse a su pesar, en política y de intervenir en escaramuzas y choques guerreros, entre otros: en el combate de Yntiorco.

Motivos de orden caballeresco, lo comprometieron a plegarse en defensa del gobierno del general José Rufino Echenique y su actitud fue causa, de verse enredado en los agravios y venganzas que siguieron a la derrota sufrida en Las Palmas. En 1855, está proscrito en Santiago de Chile, luego se suma a Vivanco en su empeño revolucionario de abatir a Castilla en 1857. Sigue en el extranjero hasta que en 1860 ingresa de nuevo al Perú. Trabaja en redacción del Diario de los Debates, en la administración de los ferrocarriles del Callao a Lima y en 1864 sale diputado por la provincia de Tacna.

En 1875, el Banco Nacional lo nombra su comisionado para el arreglo y dirección de sus asuntos y negocios salitreros en Tarapacá y de ahí pasó a gerente de la sucursal en Iquique de aquel banco. En 1899

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