Imágenes de página
PDF
ePub

jo de Polo fue objeto de varias observaciones de parte del historiador don Mariano Cateriano, las que también se insertan en la ya dicha obra de Odriozola, lo que permite seguir con todo interés los apuntes que se consignan en las mencionadas páginas.

También publicó Polo en la citada Colección de Odriozola un estudio que versó sobre Momias de los Incas, muy útil para conocer los enterramientos de los antiguos monarcas del Perú.

En 1891, Polo publicó un folleto que tituló Historia Nacional. Crítica del Diccionario histórico-biográfico del Perú del señor General Mendiburu, constante de 65 páginas, en que su autor señaló los errores y omisiones en que incurriera el erudito General en la confección de algunas de sus biografías y proporcionara motivo para la respuesta que le dió a Polo levantando los cargos.

Por esta misma época, Polo se prodigó sobre manera. Aparte de los artículos de índole histórica que escribió, suscribió muy interesantes estudios relacionadas con el pasado del Perú.

El 10 de octubre de 1891 apareció en la capital un quincenario ilustrado, Revista Americana, a cuyo frente se puso como Director don José Toribio Polo, corriendo la parte artística a cargo de don Evaristo San Cristóval. En esta publicación se registraron los siguientes trabajos de Polo: Melgar, Francisco Drake y La piedra de Chavín, trabajo este último, en que se puso una vez más de relieve la indiscutida sabiduría de Polo. Publicó igualmente este distinguido historiador y en la propia Revista, la sección Efemérides, muy interesante por cierto.

Entre la copiosa producción de Polo, aparte de la ya anotada, cabe señalar el opúsculo que dió a la publicidad conteniendo las Memorias de los Virreyes Marqués de Mancera y Conde de Salvatierra, a las que precedieron dos magníficas biografías de estos representantes de la Co

rona.

En el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, Institución a la que Polo ingresó el año 1888 como socio fundador, se publicaron también diversos trabajos suyos, lo propio que ocurrió en la Revista Histórica, órgano del Instituto Histórico del Perú, del que Polo fué uno de los fundadores y su primer secretario. En esta Revista se registraron los siguientes trabajo de Polo por orden cronológico: Un quechuita, El Inca Garcilaso, Un convento franciscano, Luis Jerónimo de Oré, Los restos de Pizarro, Blas Valera, Un teólogo célebre, La América y Colón, Apuntes sobre las epidemias en el Perú y Centenario de la inmolación de Pumacahua.

Tal es a grandes rasgos la obra fecunda de don José Toribio Polo, que según uno de sus biógrafos dió a la estampa su primera producción el año 1864, publicando en El Tiempo unos Apuntes biográficos del doctor don Toribio Rodríguez de Mendoza, a los que siguió el Parnaso Peruano, que sensiblemente no llegó a prosperar.

Consciente de su deber para con la patria, don José Toribio Polo

se comportó como debía cuando el conflicto con España y durante la guerra con Chile, abandonando la capital al ser ocupada por el ejército invasor y dirigiéndose a Panamá de donde regresó en el mes de enero de 1884.

Por sus merecimientos debidamente acreditados, don José Toribio Polo perteneció a la Academia de la Historia de Colombia y a otras Instituciones igualmente respetables del extranjero, siendo también entre nosotros, miembro connotado del extinguido Club Literario y del Ateneo de Lima.

Fue don José Toribio Polo un historiador erudito como lo revelan sus inúmeros trabajos dados a la publicidad en los que descuella la investigación minuciosa en documentos de gran valía, por él debidamente compulsados y anotados. En el extranjero se le reputaba como un publicista acreditado, al que debía recurrirse para esclarecer datos todavía obscuros o enrevesados. Polo en este aspecto era el consultor obligado. Durante cincuenta años había hurgado en todos los archivos oficiales acumulando innúmeras noticias sobre sucesos olvidados o mal interpretados que era necesario diiucidar.

Formó parte Polo de aquella legión de historiadores de mediados del siglo pasado. A su época pertenecen, y entre otros, el General Mendiburu, don Mariano Felipe Paz Soldán, don Sebastián Lorente, el Coronel Odriozola, don Enrique Torres Saldamando, don Manuel Gonzales de la Rosa, don Pablo Patrón y don Eugenio Larrabure y Unanue, prominentes historiadores todos ellos, que tanto enaltecieron el nombre del Perú.

Dejó don José Toribio Polo abundante material inédito con el que había empezado a confeccionar un Diccionario de peruanos ilustres. Todavía en su venerable ancianidad solía concurrir diariamente a la Sociedad Geográfica a fin de consultar los libros y papeles raros y curioAhí tuvimos oportunidad de conocerlo y tratarlo, admirando su mentalidad poderosa y su memoria privilegiada al señalar las guías y derroteros a los estudiosos que a él se acercaban en demanda del consejo eficaz y oportuno.

[ocr errors]

Cargado de merecimientos, falleció en Lima en 1919 don José Toribio Polo a los 78 años de edad. En sendos artículos necrológicos se exaltó su obra valiosa, repitiéndose los homenajes al conmemorarse el centenario de su nacimiento el 4 de mayo de 1941.

E. S. C.

JORGE POLAR

(1856-1932)

Arequipa, la bella ciudad mistiana, fué la cuna de Jorge Polar. Nació el 21 de abril de 1856. Su progenitor, el doctor don Juan Manuel

Polar, una de las mentalidades consagradas de la época, lo llevó a Chile en 1860, de donde regresó a los tres años, para continuar su instrucción en el Colegio de la Independencia de su ciudad natal, en la que hizo notables progresos. Demostrando gran facilidad para el estudio de las lenguas muertas, Polar cultivó con asiduidad el latín, siendo uno de los discípulos más aprovechados del reputado maestro don José María Arana. Habiendo ingresado a la Universidad del Gran Padre San Agustín, se distinguió como un aprovechado alumno de la Facultad de Jurisprudencia, en cuyas aulas, y tras lucidas pruebas, optó el grado de doctor en 1874. En 1876 abrió su bufete de abogado y empezó a ejercer su profesión, sin que por ello dejase de dedicarse a la enseñanza, dictando cursos de historia en el Colegio de San Francisco y en el ya dicho de la Independencia, cuya secretaría ejerció por algún tiempo. En 1878 llegó a Lima, graduándose de doctor en Letras, mereciendo los más calurosos elogios de parte del Decano de aquella Facultad doctor Sebastián Lorente y del catedrático de la misma doctor Leopoldo Contzen.

De regreso a Arequipa formó parte de su Ayuntamiento, y cuando se produjo la guerra con Chile, se puso al frente del periódico Eco del Misti, y libró noble y patriótica lucha defendiendo los sagrados derechos de la patria invadida. Al término de aquel conflicto, volvió a servir en la administración pública desde la Secretaría del Ministerio de Hacienda y en la de la Prefectura de Arequipa, sin por ello abandonar su cátedra de Estética en la Universidad del Gran Padre San Agustín y que venía regentando desde 1882.

Escritor de nota, el doctor Polar cultivó por igual la crítica, la poe sía y la literatura, lo mismo que la historia, la filosofía y el arte, en sus más avanzadas teorías. Desde 1886 empezó su tarea infatigable puesta de relieve en la tribuna, en el periodismo y en el libro, llamando mucho la atención su Historia del Perú, la Biografía del doctor don Juan Manuel Polar, los Estudios literarios sobre el romanticismo y Algunas notas, colección de versos éstas que mereciera muy elogiosos comentarios en el país y en el exranjero, como lo expresara la Ilustración Española y Americana, que se editaba en Madrid. También reunió el doctor Polar en un tomo muchos de sus artículos aparecidos en revistas y periódicos, y no fué extraño al cultivo de la novela como lo acreditara con la titulada Blanca, que mereció unánimemente el juicio laudatorio de la prensa en general. Fruto de su privilegiado talento fué su obra sobre Arequipa y el curso de Estética que redactó, y en cuyas páginas demostró el profundo conocimiento de la materia de que trataba. Y es que el doctor Polar había nutrido su inteligencia con la lectura y la consu!ta frecuente de los grandes maestros a quienes leía con fruicción durante horas en la Biblioteca de Arequipa, cuya dirección ejerció con lucimiento notorio.

Como conferencista, el doctor Polar se destacó inmensamente, bastándonos para corroborar el aserto, señalar las que pronunciara en el

aula agustiniana de Arequipa en 1901, 1902 y 1903, que versaron respectivamente sobre La ciencia al concluir el siglo XIX, Para la sociología peruana y La intelectualidad contemporánea y la juventud.

En la vida parlamentaria, el doctor Polar dejó muy bien puesto su nombre. Fué diputado por su ciudad natal en 1895 y continuó ocupando su curul por sucesivas reelecciones hasta el año 1907 en que fué nombrado Vocal de la Corte Superior de Lima. La rectitud de su carácter y la austeridad de su vida, fueron puestas a prueba en los grandes debates en que intervino, donde se reveló como un orador persuasivo y convincente..

En 1904 fué nombrado Ministro de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia, por el gobierno de aquella época que ejercía el doctor José Pardo y Barreda. La labor que acometió el doctor Polar desde este portafolio fué inmensa. Se modernizaron los métodos de enseñanza, se fundó la Escuela Normal de Varones, se aseguraron mejores y más provechosas rentas para el sostenimiento de la instrucción, se veló por la capacidad del profesorado, se colocó la instrucción primaria bajo la dirección inmediata del Estado, se renovaron los textos de enseñanza, y en una palabra, se difundió, y en forma debida, la cultura en el país. Para completar tan fructífera labor, se creó el Museo Nacional, que se puso bajo la dirección del sabio alemán Max Uhle y por decreto supremo de 18 de febrero de 1905 se fundó el Instituto Histórico del Perú,

Vuelto a Arequipa el doctor Polar, después de renunciar la Vocalía que servía en Lima, se dedicó nuevamente a sus actividades docentes, ocupando el Rectorado de la Universidad del Gran Padre San Agustín con el beneplácito de su cuerpo docente, y al que llevó un amplio espíritu de reforma, como lo comprobó en el tiempo que estuvo al frente de esa casa de estudios.

En el ramo diplomático, el doctor Polar prestó igualmente sus servicios al país, habiendo desempeñado en 1916 el elevado cargo de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante el Gobierno de Cuba. La labor inteligente que desarrolló durante el tiempo que se prolongó su misión, acreditó al doctor Polar como un internacionalista que dignificó la carrera que servía con inteligencia y discreción.

Fué el doctor Polar miembro del Ateneo de Lima, del Instituto Histórico del Perú y de otras instituciones igualmente respetables del extranjero. En la Ilustración Peruana, revista ilustrada que se editaba en Lima en 1891, se registran algunas colaboraciones del doctor Polar, mereciendo destacarse entre ellas la muy interesante en que enjuició con verdadero conocimiento de la materia, la obra literaria de Mariano Melgar.

Falleció el doctor Polar en Arequipa en junio de 1932, habiéndosele tributado en el diarismo de aquella localidad, los más devotos homenajes en reconocimiento a su meritísima labor llevada a cabo por más de 30 años. La Cámara de Diputados a que perteneció el ilustre extinto,

se asoció al duelo, rindiendo así su tributo merecido a tan esclarecido ciudadano.

E. S. C.

JAVIER PRADO Y UGARTECHE

(1871-1921)

El doctor Javier Prado y Ugarteche, una de las más robustas mentalidades con que ha contado el Perú, nació en Lima, el 3 de diciembre de 1871. Fueron sus padres el General Mariano Ignacio Prado, Presidente de la República en dos oportunidades y vencedor el Dos de Mayo, y la respetable matrona, doña Magdalena Ugarteche.

Cursó el doctor Prado su instrucción primaria y media con notorio aprovechamiento, e ingresó seguidamente a la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos, donde se distinguió por su vocarión en todo lo relacionado con las disciplinas literarias, históricas y filosóficas. Obtuvo los grados de bachiller y de doctor en la mencionada Facultad, presentando al efecto dos importantes tesis, que merecieron la aprobación entusiasta de los más destacados maestros de los claustros.

Poco a poco fueron dándose a conocer las ideas del doctor Prado, siendo por ello que la Facultad en la que había sido alumno tan sobresaliente, lo honró con el cargo de catedrático de Historia de la Filosofía Moderna, cuya asignatura dictó por espacio de algunos lustros con maestría sin igual.

En las Facultades de Ciencias Políticas y Administrativas, y en la de Jurisprudencia, también alcanzó éxitos notorios. En 4 de agosto de 1890 obtuvo el grado de bachiller en la segunda de estas Facultades, presentando una tesis que versó sobre El método positivo en el Derecho Penal, y en 10 de setiembre de 1894 alcanzó el grado de doctor con la tesis El proyecto legislativo de reforma del juicio ejecutivo. En ambos trabajos puso de manifiesto su capacidad y versación en el estudio comparado de las legislaciones antiguas y modernas. En su profesión de abogado, el doctor Prado hizo honor a la carrera forense. Aún se recuerdan como modelos de literatura judicial, la magnífica defensa que hizo del homicida Enrique Rojas y Cañas condenado a la pena de muerte por tres sentencias conformes y que influyó enormemente en la conmutación de dicha pena que votó el Congreso de 1895 por la de penitenciaría en 4o grado término máximo. No menos interesante resultaron sus intervenciones en el juicio sobre posesión de bienes de la herencia de don Juan Elizalde, en el de la sucesión de la testamentaría Sancho Dávila, y en el pleito sobre la propiedad del fundo Huayto del General Canevaro, que Prado defendió ante la Corte Suprema el año 1921, frente a las alegaciones de la parte contraria que controvertía aquel derecho, por órgano

« AnteriorContinuar »