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ción (58). Aparte de la correspondencia oficial conducida por el detenido, se le encontró la carta del Teniente Coronel Cárdenas dirigida al Capitán Echevarría con fecha 11 de agosto. En ella le expresaba su satisfacción por el fracaso de la conspiración tramada en Arequipa y al mismo tiempo lo censuraba por su actitud sospechosa al lado de los enemigos de la patria. También le advirtió que la decisión de los jefes de Arequipa era mantener a todo trance la seguridad del país (59). La misión llevada por Iraola, en realidad no concluía con la simple entrega de la correspondencia a sus destinatarios. Se le habían dado instrucciones terminantes para amarrar a Macedo y Hernández a fin de remitirlos al departamento de Arequipa.

Apresado "El Romano" Francisco Valdez de Velasco no se le remitió inmediatamente a Lima, por consideración al mal estado de su salud. Pero tan pronto como convaleció se le trasladó al puerto de Islay, desde donde fué embarcado con destino al Callao el 17 de agosto. Partió a bordo de la fragata "Isabel" de nacionalidad francesa, rodeado de las mismas garantías a sus compañeros (60).

Mientras tanto el Deán Manuel Fernández Córdova, se encontraba sufriendo las consecuencias de su abominable colaboración. Se había escondido en una de las chacras de los alrededores de la ciudad para no caer en manos de sus adversarios. A fin de no continuar en esa triste situación y alcanzar la protección del General Gutiérrez de La Fuente, le escribió el 19 de agosto lamentándose por su persecución y exponiéndole su mala suerte.

En el deseo de conseguir penas severas para los presos remitidos a Lima, el Teniente Coronel Castilla resolvió escribir al General Gutiérrez de La Fuente con fecha 20 de agosto, solicitándole no perder de vista el proceder indigno del Prefecto de Puno y de sus seis cómplices de Arequipa. Le recalcó una vez más que éstos tenían la intención de traicionar los intereses de la Patria. Recomendó no guardarles ninguna consideración ni tenerlos en el país un solo día. Sostuvo que el plan en que estaban comprometidos con Santa Cruz era muy basto. En otro de los párrafos le dió cuenta del retorno del Capitán Iraola, después de haber sido víctima de la prisión y atropellos por parte de Macedo. Al retornar le dijo que éste había traído la noticia de que "Coriolano" se retiraba rumbo a Bolivia (61), sin duda atolondrado por los sucesos de Arequipa. Por su parte el Teniente Coronel Cárdenas escribió el mismo 20 al General Gutiérrez de La Fuente para comunicarle la llegada de

58 Manuel de Odriozola. Mariano Felipe Paz Período. 1827-1833.

59 Archivo Paz Soldán. 60 Archivo Paz Soldán. 61 Archivo Paz Soldán.

85

"Documentos históricos del Perú". Tomo IX. Pág. 100.
Soldán. "Historia del Perú Independiente". Tercer
Lima, 1829. Pág. 116.

"Epistolario" V. 1829. (A). Pág. 99.
"Epistolario" V 1829 (A).
"Epistolario" V 1829 (A).

Págs. 101-102.

Pág. 107.

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un bando y una proclama procedente de Puno, en los cuales se les llenaba de una serie de insultos.

La intervención franca de Santa Cruz en los asuntos del Perú se hizo presente en cada uno de aquellos días. Como ya no pudo contener su participación oficial, escribió el 22 de agosto desde Cochabamba a su compadre el General Gutiérrez de La Fuente, expresándole su desagrado completo por las ocurrencias del 9 de agosto, de las cuales creyó habían nacido de la suspicacia del grupo de militares encabezados por Amat y León, a quienes calificó de ligeros y estúpidos (62). El Presidente boliviano adoptó un temperamento iracundo, explicable solo en un sujeto que parecía perder la última copa con la cual embriagaría su trunfo duradero.

Pero eso no fué todo, llegó al escándalo de ordenar a su Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores dirigiera una nota al Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores del Perú, expresándole que su país no podía quedar indiferente a los sucesos del Perú, motivo por el cual su Excelencia el Presidente boliviano había tenido una inquietud mortal al conocer las ocurrencias de Arequipa, porque éstas no solo alarmaban al departamento de Puno, sinó también amagaban muy de cerca la tranquilidad en general. Sin ningún derecho ni razón, el diplomático boliviano advirtió a nombre de su Gobierno estar resuelto a garantizar a los puneños contra cualquier violencia que partiera desde Arequipa (63).

Efectivamente cuando la nota se suscribió, ya las tropas bolivianas se encontraban en las márgenes del Desaguadero, expeditas para cruzar las fronteras con el Perú. Querían atropellar el territorio del vecino a

manera de los bárbaros.

VERIFICACION DE LA CORRESPONDENCIA

Realizado el recuento de los papeles obtenidos en las casas de los apresados. Se comprobó que la mayoría de estos estaban escritos con signos taquigráficos. El objeto había sido ocultar el contenido verdadero. Para conocer el contenido exacto de ese conglomerado, el Coronel Estrada ofició al Presidente del Colegio de la Independencia Dr. Juan Gualberto Valdivia, solicitándole la designación de un traductor de taquigrafía, encargado de revelar todas las ideas. Resultó nombrado para la labor el alumno Manuel Toribio Ureta, quien comenzó a traducir en la oficina del propio Estrada. La lectura minuciosa de los papeles, arrojó pruebas concluyentes de las ambiciones de Santta Cruz, de desmembrar el Sur del Perú con intensión de extender las fronteras del

62 Archivo Paz Soldán. "Carta y documentos oficiales" V. 1825-1829. Pág. 132. Archivo Paz Soldán. "Cartas y documentos oficiales" VI. 1827-1829.

63

Págs. 166-168.

Nor-Oeste del país del altiplano hasta el río Pampas y "hacer de Bolivia la nueva Macedonia de América".

LLEGADA DE LOS PRESOS A LIMA

El bergantín Roselle arribó al Callao con los presos. Tan pronto como ancló en el puerto se procedió a desembarcarlos. El público esperó para ellos sanciones drásticas y ejemplares, pero no sucedió así, por el contrario fueron tratados con tolerancia. En contra de estos las pruebas eran abundantes. En Arequipa se les seguía el sumario correspondiente. Pero el Gobierno no tomó ninguna represalia contra ellos, buscó el camino del acercamiento, para salvar la situación complicada del país.

Por entonces la capital era escenario de un agitado movimiento político, el cual se fué intensificando con el ingreso del Mariscal Gamarra. Este había llegado de Piura para poner la solución al problema presidencial. Un gran sector se inclinó en legalizar su situación transitoria. Para conseguir el objeto, la Cámara de Diputados se reunió el 27 de agosto, la de Senadores hizo lo propio el 29, y ambas formaron el Congreso del 31 de ese mes, en cuya sesión nombraron Presidente Provisorio al Mariscal Agustín Gamarra y Vicepresidente al General Antonio Gutiérrez de La Fuente.

Pero esto no puso fin a la situación embarazosa del país. Para abordar había otro problema sumamente delicado, era la cuestión con Colombia. Si bien es cierto que las hostilidades con este país habían cesado, no se llegó a establecer ninguna medida terminante para evitar la reanudación de las mismas. Como el Presidente no se encontró en condiciones de estar en todos los lugares, para salvar la situación prefirió regresar al Norte antes de marchar al Sur.

A los ojos de un razonamiento desapasionado, la actitud del Gobierno con los detenidos de Arequipa no se puede juzgar como tolerante. Las circunstancias de aquellos días lo obligaron a tomar ese partido. Arístides buscando sacar provecho al momento, insistió en provocar la guerra sangrienta entre los peruanos, para por medio de ella ascender a la Presidencia.

JUICIO SUMARIO

Para juzgar a los complotistas se les abrió el juicio correspondiente. A fin de iniciar la secuela del proceso, el Coronel Estrada nombró de Fiscal al Sargento Mayor José Palma, del Batallón de Reserva. Este a su vez el 14 de agosto, designó como Secretario al cadete José María Melendez, perteneciente a la Quinta Compañía del mismo batallón. Antes de iniciar la labor ambos firmaron la constancia de sus

nombramientos el mismo 14 (64). Las declaraciones las tomaron unas tras de otras todos los días. Pero Palma no pudo continuar la instrucción, porque fué víctima de una enfermedad que lo postró en cama. Para no paralizar el juicio se encargó continuar al Teniente Coronel Castilla, quien empezó a dirigir la instrucción, cuando el expediente contaba con veintinueve fojas útiles y trece en blanco (65). El 24 de agosto Castilla designó nuevo Secretario. El cargo recayó en manos del Subteniente Juan Domingo Medina (66). Poco a poco las declaraciones fueron probando la complicidad de una serie de personas.

Los dirigentes del cambio del domingo en la madrugada, tuvieron que enfrentarse con admirable serenidad a la intriga que se les tendió en uno y en otro sitio, a las ambiciones que se les intentó imputar, a las amenazas diarias del amo de la conspiración, a la ingratitud y a la indiferencia de quienes no abrieron los ojos a las ambiciones del enemigo. Mientras los pocos luchaban hombro a hombro y arriesgaban su propia vida, los otros se colocaban en una situación maliciosa, propia de la mayoría de los espectadores.

Como los comentarios y críticas despiadadas, seguían contra quienes habían hecho fracazar la conspiración, éstos se vieron en el caso de publicar en el periódico Arequipa Libre, varios documentos aclaratorios de su posición. Solo en esta forma contrarrestaron las opiniones de sus adversarios.

Los encargados de instruír el sumario no consiguieron completarlo con la rapidez requerida. Sin embargo, ya se había vencido el mes de agosto. El Comandante Accidental del Departamento Coronel Estrada, a fin de solicitar la entrega inmediata, se dirigió al Fiscal Teniente Coronel Castilla, por medio del oficio de fecha 10 de Septiembre, en el cual le comunicó haber recibido la nota de 18 de agosto del Ministro de Guerra, ordenándole remitir el expediente lo antes posible (67). Castilla tan pronto como recibió el oficio ordenó a su secretario Juan Domingo Medina, poner el expediente compuesto de ochentinueve fojas útiles y diez en blanco, en manos del Coronel Estrada (68). Este a su vez lo remitió a Lima, encomendando la entrega al Mayor Manuel Valdivia. El expediente aunque inconcluso sirvió para fijar mejor las ideas del Gobierno y del público sobre "el crimen del General Aparicio, del Prefecto Reyes y de sus cómplices de entregar los departamentos del Sur del Perú al General Santa Cruz y agregarlos a Bolivia para formar un solo estado" (69).

64 Archivo Paz Soldán. 65 Archivo Paz Soldán. 66 Archivo Paz Soldán. 67 Archivo Paz Soldán. 68 Archivo Paz Soldán. 69 Manuel de Odriozola

"Oficios y papeles varios". VIII. 1829. Pág. 122. "Oficios y papeles varios". VIII. 1829. Págs. 141-142. "Oficios y papeles varios". VIII. 1829. Pág. 146.

"Oficios y papeles varios". VIII. 1829. Pág. 211. "Oficios y Papeles varios" VIII. 1829. Pág. 211. V. “Documentos históricos del Perú". Tomo IX. Pág. 102.

Antes de la llegada del expediente a Lima, Reyes había sido nombrado Prefecto de Puno el 16 de septiembre en remplazo del Coronel Macedo. El Gobierno se apresuró en este nombramiento sin estar persuadido de la complicidad de aquel. Por otra parte se creyó que el nombramiento se había hecho para apagar los últimos tizones que encendieron las llamas en Puno.

Cuando el Mariscal Gamarra y el General Gutiérrez de La Fuente cotejaron las declaraciones evacuadas en el expediente, comprendieron la verdadera magnitud de la conspiración. Ya no les quedó ninguna duda. Sometieron la instrucción a consideración del Congreso. Sus miembros se ocuparon del asunto en sesión secreta. Las declaraciones fueron analizadas con toda minuciosidad. Los representantes concluyeron mostrándose acordes en la culpabilidad de los acusados. En cambio para los oficiales que conjuraron el peligro tuvieron frases lisonjeras y de gratitud. Los llenaron de elogios porque cada cual había cumplido su labor con toda dignidad. El patriotismo ejemplar no se atribuyó solo al Teniente Coronel Castilla, como más tarde intentó hacerlo el General Gutiérrez de La Fuente, en carta escrita a Santiago Távara el 18 de agosto de 1862 (70). Todos habían cumplido un papel importante desde su respectivo puesto. El Coronel Amat y León estuvo a la cabeza como inspirador del movimiento.

La intervención de los militares fué calificada de oportuna. Al Gobierno no quedó otra cosa que darles las gracias por medio de un oficio cursado por el Ministro de Gobierno. Esa nota de gratitud fué llevada a Arequipa por el Mayor Valdivia. Tan pronto como llegó la puso en manos del Coronel Estrada. Este la transcribió al Prefecto de Arequipa, al del Cuzco y a los jefes principales, encargándoles no hacer público el asunto porque así convenía a la delicadeza con que habían actuado. Además les advirtió no ser procedente dar esa censura aprobiosa a los amigos y familiares de los responsables.

La discreción empleada por los jefes no surtió el efecto esperado. Los arequipeños poco a poco se informaron del fallo. Comenzó a correr una ola de repudio por la remoción de Reyes a la Prefectura de Puno. En su deseo de obtener la nulidad del nombramiento, el Coronel Amat y León escribió al General Gutiérrez de La Fuente el 9 de octubre, haciéndole ver la inconveniencia de que Reyes fuera a Puno. Pues lo acusaba no solo de falso y traidor sino también de haber intentado asesinar y envenenar al Coronel de Cívicos Pedro José Gamio. Refiriéndose a sus antecedentes, así como al de los demás dijo no tienen indicios de arrepentimiento (71).

El fallo inexorable de la justicia se acentuaba mientras pasaban los días. Los conspiradores no tuvieron como descargar su culpabilidad.

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70 Santiago Távara "Historia de los Partidos". Lima, 1951. Anexo II. 71 Archivo Paz Soldán. "Epistolario" V. 1829 (A). Págs. 34-35.

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